Olvido y Sustitución (por lo eclesial)

Cuanto más pasa el tiempo, y más evidentes se nos aparecen los girones de Iglesia que sangran -y hacen sangrar-, más evidentes se hacen los peligros que se empezaron a gestar en su Seno, engendrados por algunos en/por el Concilio Vaticano II.

Porque según algunos el Concilio sembró y, por tanto, cosechó -con el debido tiempo y cuidados-, lo que hoy es la Iglesia: un “ente” que ya no se sabe si sube o baja, si gira a un lado u otro, si vive o muere: ha perdido su Ser y, en consecuencia, su Mision. Salva sea siempre la Providencia Amorosisima del Señor, por Ella y por cada uno de nosotros.

Una de las directrices que tomó, a sabiendas, fue NO condenar nada, ni a nadie: “todo por la pastoral"; sino dejar que “la lógica de la verdad y del bien", que ambas poseen con carácter específico, se impusieran por sí mismas a las mentes y a las conciencias del personal, dada su proverbial y NUNCA probada madurez: se le suponía y, por tanto, se le concedía en todo su esplendor.

De ahí que todo el peso “pastoral” -es un decir: y así fue determinado-, quedó reducido y limitado al DIÁLOGO: la Gran Panacea… que lo ha liado todo. Y también agravado, qué duda cabe. Porque el tiempo, lo mismo que puede mejorar una cosa, puede, por lo mismo, empeorarla.

Como, según ellos, no se podía Condenar, había que Aceptar todo de todos. Y se aceptó. Aunque tirando más hacia lo que llamo la “progrez eclesial” para entendernos.

Me da que suena a lo que se ha montado, ya oficialmente y con carácter de absoluta normalidad en la Iglesia, en/con el Sínodo de la Sinodalidad.

Para aceptar “todo de todos” había que hacer tabla rasa de todo el hacer de la Iglesia, desde su nacimiento, en Jerusalén, hasta los días del Concilio. No fuese que se notase demasiado el contraste, por no decir la imposición de/con “lo nuevo".

Y se pusieron manos a la obra.

Como no se podía hacer de golpe, lo han ido “cocinando” con los años, sí; pero con toda una “tecnica", que ya no iba a ser “la pedagogía del anuncio” - la repetición intencionada e intencional de las Palabras y de los Hechos obrados por Cristo, relatados y recogidos de los mismos testigos -"lo que hemos visto y oído, lo que recibimos…, os lo transmitimos"-, sino “la novedad” -’una nueva primavera’, ‘una nueva iglesia’- que pretendían que nacía con el Vaticano II.

De este modo, se fueron callando las Verdades Fundamentales de nuestra Fé. Y el Callar, como es lógico, trajo el OLVIDO. Mejor habría que decir: se impuso el olvido.

Junto a ésto, se cambiaron Ritos, Lturgias, Disciplina de los Sacramentos, traducciones de los Textos Sagrados…

Y se abolieron Prácticas de Piedad, que habían alimentado, generación tras generación a los pueblos, dejando en la casi absoluta pobreza espiritual a las almas.

Las Catequesis, en tantos sitios, se quedaron en colorear a Jesús, en el mejor de los casos; cuando no se enseñaba que ‘Jesús es la luz’ hablando de la Resurrección.

A la vez que esa misma ‘catequesis’ perdido el “oremus", se mostraba incapaz de entrar a los temas importantes y urgentes, dejando desamparados a niños, jóvenes y adultos, cuando más necesitaban fortalecer su Fé, y fundamentar su Vida de Fe, y no se les llevase la corriente… que es lo que ha pasado.

Se corrompieron las conciencias del modo más eficaz: que no confiesen; y, a la vez y para rematar muy bien la faena, que comulguen en Pecado.

A este ocultamiento y corrupción de almas y conciencias, a nivel de naciones enteras, se unió -porque todo es poco; o todo es bueno para el convento- la tarea de rellenar el vacío haciendo hincapié en lo secundario, en lo accidental…, o en lo que aportaba la kultur rojelia del mundo civil, sin discernir: “lo dicen los políticos, lo cacarean los ‘intelectuales’, pues no podemos quedarnos fuera": hay que subirse al carro.

El último ejemplo de Sustitución, de momento pero calentito, nos lo ha dado el ínclito representante del Vaticano ante la ONU, el arzobispo Gallagher, manifestando que la Santa Sede apoya, de la A a la Z, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Se borra a Cristo y su Misión, y se sustituye el hacer de la Iglesia con los ODS como único horizonte válido, eclesial y católicamente hablando.

Podría aportar más cosas y casos, pero creo que ha quedado suficientemente claro el proceso.

Y los frutos, ahí están también: países enteros en los que la Iglesia ha desaparecido, o está casi en las últimas.

Por desaparecer, han desaparecido hasta los peregrinos en la Plaza de San Pedro… que ya es desaparecer…

Vamos a rezar, porque esto sólo lo arregla Dios.