Lo 1º en la Iglesia: el Sacerdote/el Sacerdocio.
O el Sacerdocio/el Sacerdote, que tanto monta. Y digo lo 1º en orden a RESTAURAR. Porque es lo que está más machacado, deconstruido y arrasado en Ella. Y así no hay forma. Es que vamos al precipicio, si no es que ya estamos en él… La trágica ausencia de Sacerdotes en la Iglesia, al menos en el mundo Occidental, es tan notoria que se ha hecho incapaz de ser ocultada: y necesita remedio ¡YA!
Porque mientras no se recomponga el Sacerdote y el Sacerdocio que lo constituye como tal, aquél no pasará de ser un remedo del funcionario por lo civil. Y el Sacerdocio un funcionariado -una carrera-, igual que en la sociedad civil.
Sin el Sacerdote, en la Iglesia no está Cristo. Ni se le espera.
De entrada, al Sacerdote se le ha arrancado -inmisericordemente- su Seña de Identidad más genuina: Sacerdos, alter Christus. Expresión y realidad a un tiempo que no es un invento de la Iglesia: lo dice el mismo Jesucristo en la Última Cena, el Jueves Santo y ante los suyos, a lo largo de su extensa e intensa Oración Sacerdotal: El que recibe al que Yo envío, a Mí me recibe; y el que me recibe, recibe al que me ha enviado. La identificación que Él mismo establece no puede ser más clara y absoluta. Y lo hace también en otros momentos y circunstancias.
Oración Sacerdotal de Cristo, que recoge detenidamente y al por menor san Juan, testigo de visu de tales hechos y de tales palabras, en los cc. 13-17 del Cuarto Evangelio. Unos capitulos de obligada maduración, en la oracion personal de los Sacerdotes, a lo largo de toda su vida ministerial. Y también de los muy próximos a serlo.
En todos esos capítulos Jesucristo nos abre su Corazón Sacerdotal: el mismo Corazón presente en la Eucaristía -su Corazón Eucarístico, permanentemente abierto por nosotros, sin pretensión alguna de querer cauterizarlo: Jesucristo quiere estar y presentarse de este modo ante todos nosotros-, que vive y late encendido de Amor por todos sus hijos en su Iglesia; muy en especial por sus hijos Sacerdotes.
Aquí es donde el Sacerdote ha de empapar su propio corazón si quiere ser lo que debe ser: lo que es Sacramentalmente: El mismo Cristo -Os he dado ejemplo, para que hagáís como Yo he hecho-, en favor de sus hermanos los hombres: Id por todo el mundo.
Siempre con la confianza puesta en Él y en sus Promesas: No os turbéis: creed en Dios, y creed también en Mí. Porque: fiel es Dios, que ha comenzado una obra buena en vosotros, y la llevará a cabo. Así nos confirma en nuestra Fe y en nuestra Esperanza el mismo Jesús.
Todo este aniquilamiento, ab interno de la Iglesia Católica, ha venido impuesto desde arriba, como no ha podido ser de otra manera. Y a conciencia. Un desastre de conciencia, por cierto.
Porque, en primer lugar, se le ha destituido de su especificidad más suya, como acabamos de referir: su identidad con Cristo. Su Esencia.
Pero, además y para mayor destrozo, se le ha alejado -rebajado, desposeído-, directa o indirectamente, de su misión más específica: la Salvación de las almas. Su única Función.
Todo lo demás, o está en línea con estas sus dos Verdades, o no valdrá para NADA. Y el propio Sacerdote se quedará en nada.
En esta su más precisa unidad de Esencia y Función: porque sólo desde su reconocimiento e identificación con Cristo podrá el Sacerdote, como Él, buscar a las ovejas, rescatarlas y volverlas al redil. Y así se santifica a sí mismo: este es el unum necessarium de todo hijo de Dios en su Iglesia en medio del mundo.
Como todo se ha impuesto desde arriba, sólo desde arriba podrá venir la solución a toda la Iglesia.
Siempre habrá, porque la Gracia de Dios non est abbreviata, sacerdotes singulares, muy tocados por el Corazón Divino, que estarán muy por encima de “lo oficial” y “del oficialismo", impuesto hasta con penas canónicas si hace falta. Pero no es lo normal: es lo Extraordinario de la Acción Divina.
Y, ¿qué le toca a la Jerarquía en esta papeleta, tan ardua como urgentísima; tan espiritual como fiel al mandato recibido de Cristo?
De entrada, le toca TODO, pues es Ella quien lo ha trastocado todo; y, por tanto y en la mejor lógica -también en cuanto a su responsabilidad moral-, lo debe hacer. O rehacer. O re-construir de nuevo.
Porque así no podemos seguir por más tiempo. O sí: pero, en este caso se va todo al garete. Ciega, irracional e inexorablemente. Sería el principio del fin: la Gran Apostasía estaría ya perfectamente montada.
¿Lo está? Porque hay personas que piensan que sí. Y no son ni visionarios, ni engendradores de catástrofes, ni anunciadores de calamidades…
Podemos preguntarnos, y respondernos valientemente, con absoluta sinceridad ante Cristo que nos Preside desde el Sagrario: ¿Cuántos planes para suscitar vocaciones sacerdotales se han montado en las Diócesis desde el año 1965? No voy a decir que infinitas…, pero se le acercan bastante. ¿Cuáles han sido los resultados?
Hay Diócesis que ya no tienen ni Seminario. Y en la mayoría de las que aún lo mantienen, es porque han juntado en uno a los contados seminaristas de varias de ellas.
Obvio, por supuesto, la desbadada de los años setenta y primeros de los ochenta. Como no hago alusión detallada de la tragedia de los abusos de todo tipo por parte del clero.
Pero sí me pregunto: ¿Es siquiera racional mantener los mismos estándares en orden a suscitar firmes y fecundas vocaciones sacerdotales, cuando los resultados, tercos, son los que son?
Y si nos vamos a calibrar el “éxito” en la selección y formación de los futuros sacerdotes, ¿qué frutos se han cosechado? ¿Cuál ha sido su índice de perseverancia, para los primeros tres/cinco/diez años, por ejemplo? ¿Cuáles los motivos por los que no han perseverado en el sacerdocio?
Los responsables de este tema, ¿se arremangan los brazos hasta arriba, bien dispuestos a meterse en harina, sin miedo a mancharse hasta las cejas? ¿Podremos saber algún día de qué van?
¿Es “normal” que el cambio de obispo al frente de una Diócesis, no haya supuesto el menor cambio, a mejor, en este tema? A peor, sí, por supuesto. ¿Es casualidad o es causalidad la tenaz y errada perseverancia en este asunto clave para la Iglesia y para las almas?
¿Estamos autorizados a preguntarnos si esto es querido así por algunos de los miembros de la Jerarquía?
Porque, reunirse y reunirse para cambiarlo todo de modo que nada cambie, es un sin sentido. “Marear la perdíz” es no ganarse ni el sueldo.
Pero lo cierto y verdad es que mientras no se arregle el tema del Sacerdocio y qué es y para qué está el Sacerdote nada cambiará en la Iglesia, excepto para peor.
Creo que habrá que seguir con el tema, pues da para mucho más.
PS.
Oración del papa Benedicto XVI para pedir por los Sacerdotes, ante el Santisimo Expuesto:
“Señor Jesús, presente en el Santisimo Sacramento, que quisiste perpetuarte entre nosotros por medio de tus Sacerdotes: haz que sus palabras sean sólo las tuyas, que sus gestos sean los tuyos, que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del Eterno en nuestro tiempo, caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso, y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su Vocación y de su Entrega, claros espejos de la propia identidad y que vivan con la alegría del Don recibido.
Te lo pido por tu Madre Santa Maria: Ella, que estuvo presente en tu Vida estará siempre presente en la vida de tus Sacerdotes. Amén".
Animaos a rezarla, por amor de Dios y de sus Sacerdotes. Con toda la Fe y la Esperanza de que seáis capaces. El Señor Jesus cuenta con ello. Ayer lo recogía el Santo Evangelio: Pedid al Dueño de la mies, que envíe operarios a su mies…
20 comentarios
Bien lo podría ser. Un tema más, que se desgaja directamente de lo analizado y denunciado en el post. En mi opinión, por supuesto.
Gracias por este artículo. Dios lo guarde.
Gracias a ti, Maru. Reza por la Iglesia, y por mí.
"Sin el Sacerdote, en la Iglesia no está Cristo. Ni se le espera": también dice que dónde 2 o más estéis en mi nombre, allí estoy yo.
Los cristianos todos, por el bautismo somos SACERDOTE, profeta y rey. No es el mismo sacerdocio: no podemos dar los sacramentos, a excepción del bautismo, aunque no todos los ritos, y la confesión en condiciones muy concretas y determinadas. Sólo apuntar que en Japón estuvieron alrededor de 3 siglos, 300 años, sin sacerdotes y transmitieron la fe a las generaciones siguientes.
Por último, el envío de la ascensión, final del Evangelio de Mateo, ¿sólo aplica a los sacerdotes? Si es así, ¿para qué hacen falta catequistas? Y sobre todo en los lugares donde hay escasez de Sacerdotes.
Bien es cierto que ahora hay una severa crisis de vocaciones, y que muchos de los que hay dejan mucho que desear (valga la redundancia). Y esta crisis, ¿no puede ser una palabra de Dios para que surjan SACERDOTES SANTOS?
Muchas gracias por el post y por la atención.
Rezo habitualmente por varias cosas, y una de ellas es por la santidad de los cristianos, especialmente de los SACERDOTES.
Quede con Dios.
Sin el Sacerdote Ordenado no hay Eucaristía: luego no está Cristo verdadera, real y sustancialmente presente.
Eso no quita para q pueda haber, y haya, otros modos de Presencia, como el ejemplo q citas d los dos o tres reunidos en mi Nombre; pero no es la Presencia Eucarística.
Ni el sacerdocio común sustituye al Sacerdote; tampoco los catequistas, x muy necesarios q sean en tantísimos sitios y en diversas funciones: pero no son funciones sacerdotales.
La transmisión de la Fe en Japón fue una Gracia Extraordinaria, fruto de la sangre derramada tan cruelmente por los primeros cristianos de allí: pero solo transmitieron una piedad muy rudimentaria y una doctrina en consonancia: a Jesucristo le bastó y le sobró con eso. Pero nunca fue una sustitución, x otro lado imposible.
Unos por una muy deficiente formación de partida, otros por dejarse despistar con los fuegos artificiales del mundo, otros por falta de oración y de sujeción a sus deberes sacerdotales, otros porque prostituyen su vocación con el relativismo, otros por cobardía.... Quizás a esta alturas no importa ya. Lo único que debe de importar es que mientras haya vida, hay oportunidad para volver a comenzar. Porque Dios hace todas las cosas nuevas.
Y para empezar de nuevo, como los primeros apóstoles, es imprescindible que supliquen, junto a María Santísima, la efusión del ESPÍRITU SANTO. Una efusión del Espíritu Santo que los enamore, que los santifique, que prenda de fuego sus corazones con tal ardor, que los posea y los transforme radicalmente en otros Cristos en la tierra. Lo decía proféticamente la beata Conchita Cabrera y yo estoy convencida de que es así.
Todos necesitamos (porque todos somos sacerdotes, profetas y reyes) conocer y frecuentar al Espíritu Santo. Y pedir con gemidos inefables sus dones (y sus frutos). Pero, caramba, qué poco nos hablan los sacerdotes de la tercera Persona de la Santísima Trinidad y de las maravillas que puede hacer en nosotros! (sospecho que es porque muchos tampoco están muy familiarizados con ella). Bastaría detenerse a meditar las maravillas que hizo Dios en María como para caer en la cuenta de lo desaprovechadit@s que estamos...
Le ruego me disculpe la vehemencia, pero estoy persuadida -y de ese burro no me apea nadie- de que Jesús está deseando darnos su Santo Espíritu... ¡muy especialmente a los sacerdotes, a quienes Él ha escogido personalmente, y ha dado el poder y a la autoridad para puedan continuar desempeñando Su ministerio sacerdotal!
Será, con esa promesa abstracta y a veces manida de ese "Nuevo Pentecostés", que quizás estemos esperando que nos caiga el ES como un meteorito, y que nos sacuda de forma colectiva... Pero no, la que entabla el Espíritu Santo con cada uno de nosotros es una historia de amor personal, íntima y única. Perfecta. Nunca podrá haber dos iguales.
En algunos sitios de internet se han colgado algunos extractos de libro: www.catolico.org/santos/conchita/concepcion_cabrera_amissacerdotes.htm
Rezo por Ud. Padre
Muchísimas gracias por tus oraciones. Las necesito.
Los sacerdotes en propiedad participan del único sacerdocio de Nuestro Señor. Por eso son otros Cristos, porque son los únicos aptos para ofrecer el Santo Sacrificio, transubstanciando las especies e in persona Christi. Es decir, en el momento que consagran y ofrecen el Santo Sacrificio a la Santísima Trinidad es Cristo mismo, mediante ellos, que se ofrece como víctima.
El sacerdocio laical es simplemente la aptitud para recibir los bienes espirituales de la Iglesia, particularmente la aptitud para participar (en el sentifo merafísico) de la Santa Misa con fruición espiritual.
Clericalizar a los laicos: laicos haciendo lecturas y moniciones en el santuario, laicos repartiendo la sagrada comunión etcétera ... y laicos y laiquesas.
Secularizar a los sacerdotes: fuera las sotanas, fuera el sacerdote ofreciendo el sacrificio de la Misa coram Deo, y en su lugar animadores de la celebración eucarística cara al pueblo.
Le tengo presente diariamente en mis 🙏.
Dios le bendiga
Pd: me encanta que vuelva a escribir
Muchísimas gracias por tus oraciones. Lo conseguiréis.
Sí y no: por supuesto que es persona humana, pero tiene el misterioso privilegio de con sus sacralizadas manos perdonar los pecados y hacer que Cristo descienda hasta la Eucaristía, entre otras cosas.
Puede que él sepa hacer unas cazuelitas riquísimas, como yo, pero esa no es su labor específica.
No se puede definir a una madre como "la persona que me pone la merienda con chorizo de Pamplona".
No. Eso se da por hecho pero es algo muyyyyy secundario.
Que yo recuerde, los laicos no tienen q presentar nada: con presentarse ellos irían bien servidos...
Ser santos es lo q Dios nos pide a todos. Ser Sacerdote está en otro orden d cosas.
Esto es completamente falso. Se lo ha inventado camiando. El Santo Sacrificio de la Misa requiere para su validez única y exclusivamente del sacerdote.
Un sacerdote bueno y de recta conciencia es una gracia de Dios y es representante de Jesús en la tierra.
Pero, ¿cómo no se van a despoblar los Seminarios y las Misas dominicales, si se le dijo al pueblo que era lo mismo la Iglesia Católica que todos los demás credos y ocurrencias heréticas? Y ésto se le dijo con la venia del V II a la libertad de culto, a la cual la IC entronizó con este concilio de debacle.
Lo común hoy día son sacerdotes que son psicólogos amateurs en la Confesión, que ya no es un sacramento, sino una charla, en cualquier lugar, menos un duro y áspero confesionario. Y donde nadie se acusa de nada, porque en todo hay «buena intención», o «tuvo miedo», o tuvo «una fragilidad», pero nunca un pecado. Menos hay penitencia, que acto de maldad para el modernismo. Ni que decir.
En las Misas, hay un dúo. Porque además de estar presididas por el sacerdote, en representación de Cristo, también está la locutora, esa persona que coordina y que avisa lo que se sabe, pero con tal de hacer ruido y pisar la sacralidad de la Misa, bienvenido sea.
El Sacerdote no preside nada: DICE o Celebra la Santa Misa. Los demás fieles asisten. Y los frutos q en sí mismos son infinitos, se nos aplican a todos según nuestras disposiciones.
Pues resulta que soy testigo de que en las fiestas del un pueblito peruano, perdido en el altiplano andino, la comision de festejos pudo conseguir sacerdote. Este, dio por supuesto que en la iglesia habría pan y vino... Pues resultó que ni él ni nadie del pueblo pudo conseguir unas gotas de vino. Se pudo conseguir pan. Pero ni una gota de vino. Habia sacerdote... Pero no pudo haber Santo Sacrificio de la Misa, ni válida ni inválida.... Qué cosas, verdad?
Veo q t gusta "coger el rábano por las hojas", como decimos en España. Para q haya Misa, basta q haya sacerdote: no se necesita del pueblo fiel para q haya Misa. Estábamos hablando en este horizonte.
Si ahora, para demostrar q tenías razón m sacas a relucir q tb hace falta "pan ácimo y vino d uva", estás hablando en otro horizonte, q no tiene nada q ver con el anterior. Aunq x mucho pan y vino, sigue siendo necesario del todo q haya Sacerdote para poder Consagrar: sin él, sigue sin haber Santa Misa.
La trágica ausencia de Sacerdotes en la Iglesia, al menos en el mundo Occidental, es tan notoria que se ha hecho incapaz de ser ocultada
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Estimado sacerdote; me gustaría que analizara estos datos objetivos y los contraste con su afirmación anterior.
– Europa: 1,746 católicos por sacerdote
– África: 5,089 católicos por sacerdote
En Europa disminuyen los nuevos bautizados y en África aumentan exponencialmente.
Fuente.- Zenit.org
https://es.zenit.org/2022/02/11/cuantos-catolicos-hay-en-el-mundo-cuantos-sacerdotes-o-vocaciones-la-iglesia-catolica-en-numeros-2022/
No son comparables esas 2 cifras, xq faltan muchos más componentes. X ej : siglos d la Iglesia en Europa y en África;
O ratio d sacerdotes en Europa hace 50 años y ahora, o parroquias x sacerdote en Europa hace 50 años y ahora, incluida Alemania, Bélgica, Holanda y Suiza...
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