El ABUSO de PODER (por lo eclesiástico).

Me refiero a esa ansia -incontrolable a lo que se ve y oye-, que les ha entrado a los mandos, a los altos mandos de la Iglesia Católica. Se les ve que están deseando manejarse como políticos al uso: es que se derriten en sus ansias de poder.

Pero políticos de los de la infame progrez; la más inhumana, por supuesto, porque otra no existe en el mundo mundial. Pero, ahora y en estos, con un toque pseudo-religioso: vamos, que “al revés te lo digo para que me entiendas”.

En estas, y como último ejemplar -por el momento-, ha aparecido el “jefe” de los jefes de la jerarquía católica europea: ¡Será por organigramas y cargos! Como por lo civil, vamos. El nada menos que el flamante y flamenco cardenal Hollerich, arzobispo que lo es de Luxemburgo.

Y se ha largado lo siguiente, para que todos tomemos nota; en especial sus compis de la Europa más descristianizada desde el siglo X: que hay que remontarse a la Europa pagana, de antes de su conversión al catolicismo, para encontrar algo semejante, que no peor:

“Durante esta fase en que la pandemia resurge, debemos salvar vidas, y el ‘pase verde’ debería servir para acoger a la gente a Misa”.

Y, para dar ejemplo -“el borrico delante, pa’ que no se espante“, dicen en Aragón; y no en plan elogioso precisamente-, el buen cardenal ha predicado con el ejemplo, al modus evangélico puro:

“Desde Navidad hay en Luxemburgo una ley que solo permite a los vacunados participar en las liturgias, salvo en ceremonias de menos de veinte fieles. Algunos sacerdotes han objetado, pero eso no ayuda en la búsqueda de una solución”.

Y vamos a entrarle al sr. cardenal. Porque no podemos callar. Ellos sí: callar y agachar las orejas, como buenísimos ciudadanos de la ciudad de los hombres…, que no de la de Dios. Los que se acogen a la bandera del mundo y de los mundanos…, que no a la de Cristo, como diría san Ignacio: porque lo ha dicho.

En primer lugar, supongo que esa ley a la que hace referencia, como sujeción inapelable, la habrán establecido los mandos civiles. Supongo. Si no es así, peor me lo pone este sr. cardenal, que se supone católico; quizá “a lo biden", lógicamente, que ya se sabe “de qué pie cojea” este género o especie.

Para aclarar. RAE: “metáfora de vicio o defecto, inconveniente, carencia, falta, insuficiencia o anomalía"; “locución verbal para significar que ya se conocen sobradamente los vicios o defectos morales de los que adolece una persona”. Pues eso.

En segundo lugar: alude y se apoya con autoridad, en eso tan socorrido y tan noble de “salvar vidas”. Intención más que loable… si viniese de Sánchez, que no es el caso: creería que ha tenido una pesadilla.

Siendo un sr. cardenal, no estaría de más que se hubiese acordado de que “salvar vidas” es la finalidad de la Iglesia Católica, por mandato expreso del Señor Jesús… que no salvó NINGUNA en los términos y horizontes en que se expresa este buen señor, con cargo y nómina en la Iglesia Católica. 

El Señor Jesús vino, única y exclusivamente para SALVARNOS: es decir, para llevarnos al Cielo… si le dejamos que nos lleve; y para eso, hay que dejarle que lo haga. Exactamente vino para que TODOS se salven.

Porque, según este buen sr., resulta que hasta ahora, en la Iglesia, parece como que nunca se hubiesen dado estas circunstacias de contagios, peligros para la salud de fieles y jerarcas, guerras, persecuciones, etc., etc., etc.

Y claro, ante esta “NOVEDAD” -que NO lo ES-, no les ha quedado sino doblarse por la cintura, y a calzón bajado… Al no tener referencias -deben pensar-, no han podido echar mano de esas experiencias tan enriquecedoras y tan iluminadoras, y no han tenido más remedio que IMPROVISAR, y a todo correr: que las pandemias no esperan.

Y, de este modo, teniendo toda la Luz del Evangelio, se han convertido, porque han querido, en ciegos que guían a otros ciegos. En mercenarios que se apacientan a sí mismos. Y cosas así: gentes que no ven, no oyen, no entienden…l

El ejemplo lo ponen ellos: han pasado de “salvar vidas"  como sinónimo de “llevarlas al Cielo” , de “salvar almas", a “salvar vidas” materialmente, clínicamente, sanitariamente. No cabe mayor bajonazo.

¡Es que ni pretenden acordarse del Evangelio para nada! Y repiten la Historia Sagrada: son los Sumos Sacerdotes y los oficialistas de turno -fariseos, escribas-, los que entregan a Jesús al poder político. No les cabe mayor servilismo a todos estos muchachos tan bien intencionados. Y nada los retrata mejor en su verdadera figura que esta instantánea.

Y, por tanto, se repite la escena, por parte de los jerarcas de turno. Con toda iniquidad, con total conocimiento, con la misma ceguera y la misma soberbia que entonces… 

Para rematar la faena, y para que sepamos de qué va todo esto y qué es lo que nos espera en un futuro que ya está presente, no podía dejarse en el tintero aquello de que “algunos sacerdotes han objetado”: nada más lógico, porque incluso entre los sacerdotes aún queda un RESTO FIEL. Claro que tampoco se moja en “cuántos"; cifra que igual era relevante… él sabrá, y su conciencia. Y Dios, también.

Eso sí: no se priva de señalar, pues debe entender que para eso cobra de la Iglesia: “eso no ayuda en la búsqueda de una solución”. O sea: “¡Como si callaran!".

Solo es aceptable el servilismo al poder político; poder -sus modos y maneras-, que se hace propio para MANDAR, abusando de ese mismo poder, en la propia Iglesia.

Y todo, “para acoger a la gente a Misa”. Esto, además de “ser de traca”, es de un cinismo escalofriante.

Que debe ser que, como ya la Palabra de Dios no se usa, ya no recuerdan que Jesús nunca acogió a leprosos, a ciegos, a cojos, a paralíticos, a mudos, a endemoniados… Todos a los que Jesús acogió estaban sanos, sanísimos; además, llevaban el ‘pase verde’ en la boca, naturalmente; y sin ese requisito, que pedía Pedro -perdona, que ya sabes que es una ironía-, nadie podía acercarse a menos de cincuenta metros: y con mascarilla, y test de antígenos negativo.

Estos aún no se han enterado, o no quieren ni enterarse, que NO HAY PODER en la IGLESIA para prohibir a los fieles la recepción de los Sacramentos, si están en condiciones de recibirlos: estar en Gracia para los Sacramentos de Vivos, y reunir las condiciones de arrepentimiento y propósito de enmienda para los Sacramentos de Muertos.

Tal actuación despótica, grava fuertemente su conciencia. Es que no cabe mayor despotismo eclesial -clericalismo abyecto, abuso de poder-, pues se declaran IRREGULARES, canónicamente hablando, a todo el que no tiene el ‘pase verde’. Es que quedan directamente EXCOMULGADOS.

Se creen los ‘dueños y señores’ de las almas y de las conciencias. Y esto es un error tan grave como si las ‘ovejas’ pensasemos que nos debemos a estos ‘pastores’ antes que a Jesús, nuestro Dios y Señor.

A este propósito, san Josemaría Escrivá de Balaguer pone “los puntos sobre las íes": “Salvarán a este mundo nuestro de hoy, no los que pretenden narcotizar la vida del espíritu y reducirlo todo a cuestiones económicas o de bienestar material, sino los que saben que la norma moral están en función del destino eterno del hombre: los que tienen fe en Dios y arrostran generosamente las exigencias de esa fe, difundiendo en quienes les rodean un sentido trascendente de nuestra vida en la tierra". (El subrayado es mío).

La “salud” como tal, y menos con ocasión de una pandemia, no es NINGUNA condición válida para impedir, por parte de la Jerarquía, la recepción de los Sacramentos. Menos aún, echar el cerrojo en un nuevo “plante patronal": se ve que le han cogido afición al tema del “ordeno y mando". 

Por cierto: el que piense que todo esto es “inocente", “casual", “circunstancial", o así, tiene un grave problema de percepción de las cosas de la Iglesia Católica: y que Santa Hildegarda le conserve la inocencia de infante, que conserva íntegra.

Al no tirarles lo eclesial les tira, y muy mucho, lo civil. Y en eso están. Lo eclesial ya ni lo huelen. Ya solo se deben vestir de clérigos para las foticos…

¿Y las ovejas? ¿¿¿Qué ovejas??? ¿Y la Iglesia? ¿¿¿Qué Iglesia???