La Iglesia se pegó un tiro en el pie. Y se le gangrenó. II
No tengo más remedio que continuar con mi post anterior; que, como muy bien dice uno de los comentaristas, ha sido el más breve de lo que se estila y lleva en este blog, “Non mea voluntas”; que ya va llevando unos añitos a cuestas: o sea, creciendo adecuadamente.
Me explico. Una vez que había escrito la entradilla -lo que ha salido en el anterior artículo-, como se me echaba encima el tiempo de ir a cenar con todos, le dí a “guardar"; y se guardó, claro. Pero se guardó para PUBLICAR; cosa con la que no contaba. Y se publicó, como es notorio.
Como hasta esta tarde (miércoles 21-X) no he abierto el ordenador, no me ha dado cuenta del tema; así que, al ver lo que habia pasado, he colgado los comentarios, menos uno que, tambien por error, en lugar de pulsar “editar", pulsé “desaprobar: y desapareció. Si su autor me lo vuelve a enviar, lo publicaré con gusto.
¿A qué quería referirme, en concreto, con lo de “pegarse un tiro en el pie, y se le gangrenó"? Pretendía denunciar, una vez más, la apuesta que hicieron algunos en la Iglesia Católica, sí o sí, y por conveniencias meramente políticas y, por tanto, circunstanciales y caducas en sí mismas, por las “democracias liberales” que se estaban implantando en el mundo occidental.
Más lo que ha traído, empezando para la misma Iglesia, la gran perdedora. Con su terrorífica y “obligada” repercusión en las almas y en la sociedad.
En 1968/69, un corresponsal español en Roma había escrito que había personas en el Vaticano que tenían por objetivo socavar los cimientos del Gobierno español… abriendo, de ese modo y aquí, las compuertas a una revolución socializante si no socialista, que fuese la antesala de la introducción a un régimen comunistoide, si no comunista total.
La afirmación sonaba, entonces, no solo audaz, sino simple y escandalosamente descabellada. De hecho, al Cardenal Benelli, de la Secretaría de Estado, le faltó tiempo para manifestar al embajador Garrigues, con quien tenía una habitual, cordial y sincera comunicación, el malestar que habían provocado tales “acusaciones"; y lo hizo con estas palabras:
“¡Cómo se puede pensar así de nosotros y de mí mismo! ¿Cuándo la Iglesia Católica en su larga historia se ha empeñado en una accion corrosiva y deletérea de esta naturaleza? ¿Y por qué lo iba a hacer ahora? ¿Es que los que estamos ahora al frente de la Iglesia estamos tan faltos de sentido de la responsabilidad e incluso de la propia conservación para proceder con esa ligereza y con esa inconsistencia?”.
Sin comentarios. Pero, como la Historia es la que es, y como las cosas son como son, ahora en España hay un “régimen” social-comunista en pleno auge. Y, desde Roma, la Iglesia Católica, a través de algunos mandamases encumbrados, está por la Amazonia, por el pacto secreto con China, y por lo de que las parejitas homosexs como “derecho” a ser “familia". ¡Toma nísperos, Ramona! Y en España quedan cuatro católicos: a los obispos no los he contado.
Porque la Historia, que no sabe de bla, bla bla, ni de “enfaditos” o postureos, siempre pone a cada uno, persona o institución, en su sitio. ¡Al tiempo! Y el tiempo ha llegado.
A pesar de sus protestas y de sus reiteradas manifestaciones de agradecimiento por el Movimiento Nacional que salvó a la Iglesia y a Europa del comunismo, la Santa Sede seguía, erre que erre, contra el modus español, que tenía que acabar, sí o sí. Y era un régimen cien por cien “católico".
A la vez, y como chocante contraste, se pusieron las bases, y se fue abriendo cauce a la “ostpolitik vaticana"; se estaba dado cancha, y protegiendo, a los “curas subversivos", tanto en Vascongadas como en Cataluña, acogiéndose “a Concordato": que para eso sí lo querían desde Roma.
Una anécdota reveladora: a unos cuantos de estos curas, la legítima autoridad civil, de acuerdo con los obispos correspondientes, o sea, con el Concordato en la mano, se les llevó al convento de Dueñas para que cumpliesen condena por sus fechorías, que las habían hechos; nada apostólicas, por cierto, sino en la línea -que algunos dicen que se inició en España- de lo que más tarde se llamaría “teología de la liberación".
Fue tal el pitote que montaron en el Convento, que los frailes, al cabo de unos poquitos meses, dijeron a las autoridades civiles y religiosas que no podían hacerse cargo del tema: no solo montaban bullas que les impedían su vida religiosa, sino que llegaban hasta “no querer celebrar Misa". Retrataos oigan: ¡la progrez es la progrez, por lo civil y lo eclesiástico, se vista de negro o de arco iris!
Pero desde el Vaticano, a la vez que se callaban las voces de los obispos que no estaban de acuerdo con el asunto, se seguía insistiendo en que el Gobierno tenía que acabar. Por contra, con la democracia occidental -materialista y atea, anticatólica y cruelmente inhumana, destructora del orden social por arrasadora del orden intelectual y moral-, con la “democracia", insisto, ¡a muerte! ¡sí y sí!
Pero claro, eso suponía TRAGAR, aunque no se tuviera ni apetito, con lo que la tal democracia “aportaba". Lo vieran o no, las cosas son como son. ¿Y, qué traía?
Lo que ha traído y que hoy sufrimos dia tras día: el rechazo de TODA VERDAD, sustituida por la mentira y la corrupción que genera como SISTEMA de gobierno; la sañuda e incomprensible persecución de la persona humana hasta aniquilarla de la faz de la tierra, en cuanto pueda: para ello, el trágala de la “ingeniería social” con la destrucción necesaria de la familia, la “ideología de género” como deconstrucción de las señas de identidad de la persona, la perversión moral con el rechazo y la perversión de los primeros principios intelectuales y morales y de la doctrina de siempre de la Iglesia Católica; más el sistema de votaciones que, en la mayorá de los países, es un paripé que parece mentira que personas con capacidad intelectual y moral -se les supone- se avengan a ello, vez tras vez.
Nos mienten, nos roban, nos matan, y lo que les haga falta o lo que se les ocurra.
Pero es que, simplemente con el tema de que NO HAY VERDAD, rematado con el de la TOLERANCIA modus rojelio, la Iglesia ya no tenía nada que hacer. Es que no tenía ya ni sitio. Y es lo que ha pasado, con la excepción de san Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Lógicamente, la democracia -las personas que siempre están detrás de las cosas que pasan, porque las generan-, ha hecho todo esto poco a poco. Lo empezó, pues estaba bien abonado el terreno, en los países no-católicos -o sea, en el mundillo protestante y anglicano-; pero que luego, por ósmosis, por complejo de inferioridad, por nueva bajada eclesiástica de pantalones por parte de los mandos eclesiásticos, altos e intermedios, o porque ya “de perdidos al rio", se ha admitido, si o sí, en el mundillo “católico".
Bien que se han emperrado los señores obispos y demás en decirnos, a la hora de las votaciones, que habia que votar “en conciencia"; es decir, pretendiendo, bien a las claras o como de tapadillo, que “para un católico era una obligación moral el ir a votar". Cosa que no es así, ni de lejos.
Solo más tarde, cuando vieron la deriva del sistema, algunos de esos jerarcas, poquitos, empezaron a “recordar” las “líneas rojas” -nunca mejor dicho, lo de “rojas", porque son los que las marcan- que un católico no puede aceptar a la hora de votar a partidos o personas que las pretendan.:
Por poner un poner: no me imagino a los polacos, en los años cincuenta y siguientes, ir a votar, sí o sí, en unas elecciones dominadas y amañadas por el partido y el gobierno comunistas. Mucho menos empezando por sus obispos, que fueron de los primeros que metieron en la cárcel los gobernantes, ennpezando por el Primado, Cardenal Wyszynski: tres años por una homilía en su catedral, poniendo las cosas en su sitio… CATÓLICO, que era donde debían estar. Y estuvieron: a pesar y en contra del marxismo imperante.
Y claro: todo el pueblo cerró filas durante mas de treinta años en torno a sus Pastores, obispos y sacerdotes; y las familias se comprometieron a ser “iglesias domésticas"; entre todos, por supuesto, abarrotaron las iglesias… y después de cuarenta años ganaron a/sobre los déspotas ateos: porque ¡el Señor no pierde batallas!
Igualito que por aquí. Igualito, porque los gobiernos de turno democráticos -la PARTITOCRACIA que nos okupa, tan indigna y tan corrosiva si no más, que los marxismos al uso-, hacen y deshacen con los votos lo mismo que los rojelios de “profesión y fe” cuasi religiosa. Y “chupan del bote” al modo de la más moderna Nomenklatura.
De hecho, y no deja de ser sorprendente, es lo que se está dilucidando en EEUU con las próximas elecciones presidenciales: moral sí o no; religión sí o no; libertad sí o no. Las declaraciones de algunos de los obispos usa no dejan lugar a dudas; y de paso ponen al “católico oficial” Biden en su sitio: fuera de “lo católico".
Pero, entonces, ¿no puedo ir a votar porque no hay ningún partido que no esté más allá de esas “líneas rojas"? Desde luego, como católico, NO. Porque no podemos ofrecer incienso a los “dioses políticos o de la política", que son tan ídolos como los escarabajos egipcios de tiempos pasador.
Por descontado que no pasa absolutamente nada por eso: todo lo contrario. De entrada, porque has salvado tu conciencia, de la que todos daremos cuentas a Dios, SÍ o SÍ. Y habrás hecho un gran bien a todos los demás.
Ciertamente, ser católico hoy es salir de la comodidad en la que hemos estado istalados tantísimos años. Ser católico hoy es ser heroico, con la grandeza de la heroicidad de aprovechar las circunstancias que permite el Señor para que vivamos con auténticos hijos suyos. Ser católico hoy, frente y en medio de todo este panorama, es buscar seriamente la santidad, mirando a Cristo de hito en hito para saber cómo parecerme a Él, pisando donde Él ha pisado mucho antes que nosotros: esas son sus huellas. Y esas han de ser nuestros pasos en este mundo.
19 comentarios
Si todos lo aceptan totalmente, desde luego yo no voto. ¿Pero no se podría votar al menos malo si hay un partido que, por poner un ejemplo, se opone a la eutanasia pero acepta el aborto (por decir algo)?
Estás d coña?
Gracias Padre José Luis, por hablar en cristiano.
Los pueblos cerrraban filas en torno a sus pastores.
Qué tiempos aquellos!!!
Que Dios se compadezca de nosotros que andamos buscando pastores como usted.
Nos tratan con desprecio, nos insultan en sus predicaciones, nos hablan de un Dios sin Biblia y sin tradición, ellos mismos se faltan el respeto, la música no es sacra, son como burócratas sin resonancia celestial...
Cuándo acabará esto?
Gracias Padre, mi consuelo es su lectura..
Aquí encuentro nuevamente mi norte....
Dios lo conserve muchos años. Su presencia es una luz en las tinieblas..
Por ello, no es nada raro que por la red se extienda la creencia que Francisco es el jefe de la Iglesia profunda, en conexión con los Estados profundos más importantes, sobre todo de los EEUU y China, para destruir el patriotismo y las identidades e imponer una Dictadura Globalista con la Agenda Internacional del Nuevo Orden Mundial: gobierno mundial, ética universal, naciones reducidas a regiones, economía mixta de oligarcas y élites políticas, destrucción de la clase media, religión única ecumenica y sincrética, grandes infraestructura a internacionales, educación única estatal sin participación de los padres, ideología de género, cultura de la muerte, emigracionismo global libre y masivo, ecologismo panteista, socialcomunismo, sin críticas a Cuba, Venezuela y China...
Así se labora uno la mala fama...
Pienso que Francisco debe dimitir, no da más de sí, pero a ver a quién escogen, hoy o mañana...
Y con frecuencia votar el mal menor a la larga puede desembocar en contemporizar con el mal mayor.
También puede tocar NO VOTAR, no te olvides.
Podemos criticar a Tarancón, Franco, Pablo VI, el Concilio Vaticano II, la Constitución española, la transición política, la democracia..........hay pocas cosas en este mundo que no sean opinables ; pocas verdades absolutas existen salvo los dogmas de fe.
Pero entonces ¿que? ¿volvemos al pasado? ¿pero que pasado? ¿al de las catacumbas y las persecuciones? ¿al nacionalcatolicismo? ¿a la edad media con las cruzadas y la inquisición? ¿a estados teocráticos con la unión del trono y el altar?
¿Qué queremos realmente?
Porque quejarnos de la actual situación echándole la culpa al pasado, podemos hacerlo, todo el mundo puede opinar lo que quiera, claro está, pero soluciones reales quizá precisen el caminar, buscando en un mundo complejo y pluralista como el que tenemos, y no siendo nostálgicos de pasados que no volverán.
"El que no agarra el arado tirando hacia adelante sin mirar atrás........"algo así creo que dice el Evangelio.
Algo así, sí. Es lo que pasa, que vamos a impulsos de lo que sentimos u "opinamos" y pasa lo que pasa.
Mira Roberto. En la Iglesia no hay ningún sitio al que ir que no sea Jesucristo. No hay ninguna nueva meta que alcanzar que no sea Jesucristo. No hay ningún medio nuevo que inventar que no sea Jesucristo y los que Él nos ha dado.
Todo es "seguimiento" e "imitación" de Cristo. A esto se llama VOCACIÓN CRISTIANA o SANTIDAD.
O sea: no es un problema de "nostalgias", o de "retornos": es un problema de no salirse de la Fe recibida, de lo enseñado por Cristo, de no creernos con derecho a pisar sobre otras huellas o de tergiversar o rechazar sus mandatos...
Nada más, ni nada menos.
De todas formas relato estremecedor, en el que se vislumbra como los judas infiltraron la Iglesia española y de Roma.
Ahora tenemos un Papa que parece que en vez de corroborar la fe católica,
difunde su ideologia.
Porque quien es el para juzgar si no es a los franciscanos de la Inmaculada o a los partidarios de la Misa tradicional, verdad?
En fin, contadores de rosarios, rezadores como loros, conejas... y demas epitetos descalificativos, que no recuerdo en ningun Papa anterior.
Y la jerarquia, mas o menos igual. Nos quedan los sacerdotes como usted, sin cargos y sin miedo.
Que hay que votar
Sí, es lo que dicen, y lo recojo en el post. Luego, pongo en su sitio católico lo de ir a votar; y, a continuación, expongo las razones en católico para aquilatar que hemos de hacer exactamente lo contrario mientras el patio esté como está. Y está imposible.
Al menos, es lo que he pretendido, Oli.
Estas líneas nos deben recordar siempre los cuatro principios no negociables que nos recuerda Benedicto XVI en Sacramentum Charitatis.
Muchas gracias por estas bocanadas de esperanza y fe sólida y firme para no perder el rumbo.
DIOS NS le bendiga siempre y Nuestra Señora de Guadalupe le proteja siempre.
PD: Tiene mucho parecido físico con un sacerdote acá en Guadalajara, Mexico que se llama igual que Usted y fue formado en la misma institución.
Es un gran amigo y muy fiel a su ministerio.
Dale un abrazo de mi parte. Y rezad por mi.
"No votar" no es "simple indiferencia", aunque puede haber casos así. Es una toma de posición, en la que se defiende -porque se tiene: nadie está obligado a hacer y a contribuir al MAL- el derecho, intelectual y moral, de rechazar radicalmente el no participar, EN CONCIENCIA, en una estructura de maldad y de pecado. Es el mejor servicio que podemos hacer a la sociedad, haciéndonoslo en primer lugar a uno mismo. Y además, tiene sus efectos. De hecho, ¿por qué todos los partidos nos empujan a votar sí o sí? ¿Porque no necesitan nuestros votos? Los necesitan para legitimarse.
Sería pecado de omisión no hacer lo que es preceptivo según la Ley de Dios, como por ejemplo no honrar padre y madre, pero el voto no está incluido en esa ley.
En eso el Cardenal Müller ha dado en el clavo diciendo: in dubio pro Deo que es una muy buena norma.
Nos quejamos pero no cambiamos
Tal y como está todo... Tendríamos que decir *¡Que paren el mundo, que me apeo!* ( Lo decía Mafalda en en chiste de Quino).
Tanto proclamar que tienen todos derecho a esto y lo otro, pero si no dan trabajo, evangelización, atención médica, etc. No hay derechos porque se administran mal los medios y la gente sufre carencias.
Los cristianos tendríamos que hacer más para mejorar el mundo, batallar más y no simular una paz ficticia. La Iglesia no es la alternativa porque no practica todas y cada una de las enseñanzas de Cristo.
Nuestra queja es nuestro pecado
YO REZO EL STO. ROSARIO EN FAMILIA TODOS LOS DÍAS
En cuanto ciudadanos de españoles, creo que, sin duda alguna, los católicos tenemos el derecho y el deber de participar en la política en la medida de nuestras posibilidades y, en igualdad de condiciones con cualquier otro ciudadano, votar en conciencia, según nuestro leal saber y entender, a favor de opciones políticas que resulten más conformes con nuestro ideal humano y cristiano.
Entiendo perfectamente el hastío que embarga nuestras conciencias, y comparto también el sentimiento del bienintencionado ciudadano católico español, para quien las líneas rojas resultan determinantes para enjuiciar las opciones políticas en curso, que puede sentirse totalmente decepcionado y frustrado por la experiencia ciudadana de las pasadas décadas, cuando llega al convencimiento de haber sido burlado y utilizado por haber dado su voto a “opciones conservadoras” supuestamente representadas por políticos mendaces que se nos presentaban como interesados por el bien común y por los valores de la ética cristiana para tener secuestrado el voto de los católicos bienintencionados, pero que, en la práctica, sólo atienden a sus intereses políticos partidistas y, en muchos casos, además, a intereses particulares, así como a mantener y no enmendar las fechorías institucionalizadas por sus colegas políticos “progresistas”, partidarios, como sabemos, del gasto público como herramienta partidista de permanencia en el poder y para la implementación de procesos de ingeniería social que utilizan descaradamente para el aprovechamiento partidista de las instituciones públicas, cuando no para el enriquecimiento particular de muchos de sus componentes.
El sistema “democrático”, que hemos llegado a aborrecer, empezó a hacer aguas de forma ostentosa a finales de la pasada década, víctima de sus contradicciones y de la corrupción institucionalizada por los partidos dominantes, y ello ha propiciado el nacimiento de nuevas opciones políticas más ideologizadas en ambos lados del espectro que, a la altura de los tiempos que vivimos, parecen ya claramente consolidadas social y políticamente.
En esta nueva situación, los católicos españoles, entendiendo como tales al sector formado por los que mantienen los valores y principios de la ética católica tradicional, tenemos ahora una nueva opción política, liderada por personas honestas y no comprometidas con las tropelías del partido Popular, que sí presenta una gran afinidad con sus valores y principios, incluidas por supuesto gran parte de sus líneas rojas no negociables.
Ante esta nueva situación, los católicos españoles no podemos quedarnos indiferentes, so pena de perder definitivamente la influencia social que nos corresponde tener de acuerdo con nuestra aportación a la sociedad y de conformidad con nuestra tradición y nuestra historia. Si los católicos españoles no nos manifestamos a favor de esta nueva opción política regeneradora, seremos co-causantes del ninguneo de nuestros intereses y del olvido social de los valores y principios que decimos defender.
El "buenismo" al poder, o cómo no entender nada y liarlo todo. Para que lo entiendas: votar "en católico" no es lo mismo que "ser votante, incluso bautizado, pero sin hacer caso al compromiso RADICAL que eso supone". ¿Te acuerdas de aquello de "no podéis servir a dos señores"? Pues eso. Precisamente porque que sé que muchos se dicen católicos pero actúan no solo de espaldas a ello, sino además, en contra, he escrito lo que he escrito. Y lo mantengo. Lo siento por tu discursito.
Dejar un comentario