Cree, el que quiere creer: y solo él. (parte I)
Pedro García Cuartango, columnista de ABC desde hace bastantes años, ha publicado un artículo de opinión (5-V-2020), en el que escribe con total naturalidad su situación personal respecto a Dios. No es la primera vez que lo manifiesta. Lo que sí permanece fijo es su conclusión o pronunciamiento: no puede creer en Él. Nunca dice por qué o, al menos, a mí no me ha llegado.
Lo que sí hace, precisamente en el citado artículo, es un poco de historia personal: que ya con 16 años le rondaban “confusas inquietudes” al respecto; no detalla de qué tipo y/o en qué consistían, pero ahi estaban. Añade que el haber visto la película de Bergmanm titulada El Séptimo Sello, en el colegio de los jesuitas de Burgos donde estudiaba, le confirmó en dichas “confusas inquietudes que yo albergaba sobre Dios y el sentido de la vida”. Vamos, un ataque en toda regla a su Fe católica.
Se entiende que es una persona bautizada; o sea, que ES católico, aunque venido a menos desde hace mucho tiempo. Tan venido a menos que, según confesión propia, ya no cree. Pero la Fe Infusa, la recibió en su día. Y, quizá, incluso hizo la Primer Comunión y hasta pudo Confirmarse.
Por lo que relata se ve que, desde entonces -los 16 años- quedó anclado en esa misma “confusión”: no ha debido experimentar la menor mejoría; al contrario: suponemos que “la vida” y sus personales decisiones le han llevado a quedarse en ella, y llegar a convencerse que “lo de Dios” no va a ninguna parte: solo hay “vacío”, afirma. Y un vacío que “aterra”: es confesión propia, autofundiéndose a la vez con Block, el personaje de la peli, y con Bergman, el director de la misma. Que le impresionaron profundamente.
En esto tiene toda la razón: si solo hay vacío, si venimos del vacío y a él volvemos, tiene razón por estar aterrado: la vida humana, en este horizonte, no solo es un sinsentido: un sin por qué y sin para qué, intelectualmente incomprensible de suyo en este horizonte. Algunos lo califican directamente de una pura “nausea", como dirá Sartre, me parece. En castellano se usaría otra palabra…
A la vez, se mete en un auténtico laberinto: si venimos y volvemos al vacío, que en este caso es “lo normal", porque “es lo único que hay", ¿a qué ese “terror"? Vuelve a no tener sentido intelectual su postura. Es incompatible “lo natural” con el “terror". El terror viene ante una situación REAL, pero que “nos supera", por el motivo que sea. Por ejemplo: el miedo a la muerte, al dolor personal o ajeno, al futuro que no está en nuestras manos, etc.
Siempre me han impresionado estas personas “tan rotundamente convencidas” de esto; o sea, de la NADA, del SIN FUTURO, del SIN DIOS. Porque, ¿cómo se puede creer en la NADA como si fuese “algo” y, además, digno de ser creído? Como dice Chesterton los ateos “nos piden que creamos no en lo visible, sino en lo invisible”…
A la vez, estas personas -y es lo que más me llega a los adentros del alma-, siguen agarrándose al SILENCIO de Dios como “demostración positiva” del “no-ser” divino. Tan convencidos, que no dudan en presentarla al resto de los mortales. Supongo que será por si le sirve de algo a alguno… y/o por buscar compañía.
Pero esa pretendida “demostración” es totalmente falsa, intelectualmente hablando. Y me explico: no puede uno reafirmarse en “el vacío” -y un vacío “que aterra”: ¿por qué? Será por algo, ¿no?-, para luego sacar a colación el “silencio” de ese vacío: que yo sepa el vacío no habla. Luego no se le puede acusar de no hacerlo; mucho menos pretender “razonar” que, como no habla -¡es que es imposible, chati!- afrimar luego que no es más que eso: VACÍO.
Esto, intelectualmente, no se sostiene. Pero hay personas que lo sostienen. ¿Entonces, qué pasa?
Pues pasa que el ATEÍSMO -y el AGNOSTICISMO, que es el ateísmo vergonzante-, el “rechazo radical de Dios” es IRRACIONAL: se afirma “porque se quiere afirmar”. La negación de Dios no es una “conclusión intelectual", no es un “razonamiento” que precipita en esta conclusión: para nada. Es un “postulado de la voluntad", un puro VOLUNTARISMO: se afirma que Dios no-es, no existe, porque se quiere afrimar eso mismo.
Como se afirma, por la misma regla y método -voluntarismo a tope-, que no hay Cielo ni Infierno. O que no hay pecado, ni Vida Eterna. O que un tío es una tía, y viceversa. O que dos personas del mismo sexo, unidas “sentimentalmente", son “matrimonio". Pues es que NO. Se pongan como se pongan.
No hay argumentos intelectuales -ni uno solo: la mera negación no es un argumento, es un acto de la voluntad-, que puedan “demostrar” que Dios no existe, o que es absurda la Fe en Él y, en consecuencia, la Religión.
Por el contrario: sobran argumentos, intelectuales pero también “prácticos", para demostrar que su existencia es obvia -evidente en sí misma-, que la Fe es lo lógico, y que la Religión le es absolutamente necesaria al hombre: y todo, por ser hombre.
De entrada, porque el hombre es un ser moral, y es un ser religioso “por naturaleza”, es decir, por “intelectual” y estar doado de “libertad". Precisamente por eso, se ha podido confirmar y demostrar que, ya desde los mismos inicios de la Humanidad, donde ha habido asentamientos, aparecen también las muestras de religiosidad. El hombre no nace ateo, como afirmaron los enciclopedistas: “nace religioso”. Porque ES HOMBRE.
Denuncia, ya de paso, Pedro García que estamos padeciendo, en última instancia, una “crisis metafísica”. Y tiene toda la razón, aunque no creo que sepa por qué. Ya que no cuadra tampoco -y no se atreve a afirmarlo-, es que los que inventaron la Metafísica, es decir, los primeros que postularon que HAY REALIDAD más allá de la “realidad física", de la phisis: lo que se nos aparece materialmente (de ahí el nombre: meta-fisica: más allá de la física; bueno, y de la química también).
Y “los metafísicos” ya pensaban estas cosas allá por los ss. V-IV antes de Cristo. Platón y Aristóteles, por ejemplo. Y, curiosamente -otro detalle que se le escapa a Pedro- NINGUNO era ATEO: todos tenían, creían y practicaban su religión; algo que les era tan connatural como el ser griegos, y quizá hasta bastante más.
De ahi que llegan a afirmar que, la REALIDAD más ALTA a la que lega la Metasísica es DIOS. Era el tema que “cerraba” la metafísica, porque “daba realidad -sostenía- todo lo demás”. Era la explicación lógica, y la demostración -científica- palpable de la Causa Última de la misma realidad: la causa de las causas.
Para decirlo claramente: sin Dios no podía haber habido nada. Pero, como era evidente que había cosas -la realidad más manifiesta e inmediata cara a nosotros-, necesariamente tenía que exitir Dios. Y no tenían ningún problema en admitirlo.
De hecho, san Pablo, en el Areópago, se apoya en su “religiosidad” para hablarles de Cristo. Y hubo gente que creyo, y otros que no. En concreto: cada uno se agarró a lo que quiso, libremente.
Y santo Tomás de Aquino no tuvo ningún inconveniente en “tomar prestadas” y no solo hacer suyas personalmente las demostraciones prácticas de la existencia de Dios que aporta Aristóteles, sino también traspasarlas a la argumentación católica -añadiendo alguna más, pero en esa misma línea metafísica primigenia-, postulándolas como perfectamente compatibles con la doctrina católica; vamos, que “van a Misa".
Pero claro, si la metafísica a la que se agarra Cuartenango es la de Block, que es a la metafísica -la ciencia última de LO REAL, de TODO LO QUE ES- lo que el ABC a la religión católica, por ejemplo, o lo que el propio Pedro García es al budismo -supongo que no será budista, claro-, no le queda más que reafirmarse, con su “maestro", en “las mismas preguntas que formula a la Muerte: Quiero entender, no creer”; “quiere morir, pero deseo saber qué hay después”; subrayando -está encarnado al caballero del “Séptimo Sello"-, en definitiva, que “quería arrancar a Dios de su corazón, pero no puede”. No deja de ser curiosa esta postura. Amén de lamentable. Y, nuevamente, contradictoria.
Se ve claramente, porque así lo dicen los tales, que RECHAZAN CREER, porque rechazan la PALABRA DE DIOS. De este modo, ¿como van a creer? Ni se intenta: ¡NO QUIEREN CREER!
Lo más hermoso de la Fe es que es un regalo divino coo no hay otro, porque con la Fe Infusa empieza la Vida Divina en nosotros: con el Bautismo re-nacemos a una nueva realidad: la de “hijos de Dios". Y, desde ahí ya podemos creer, ver, oir y entender todo lo demás: desde sus mismos principios -En el principio estaba Dios…-, hasta llegarnos a Dios mismo y alcanzar la Salvacion. Pasando, necesariamente, por: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Él es la piedra angular.
La Fe es recibida de Dios en el seno de su Iglesia. Por tanto, una vez bautizado, SE TIENE FE. Luego, hay que pasar a aceptarla, a conocerla en profundidad -formarse en Ella y para Ella-, y ser coherentes con la Fe profesada; es decir, hay que VIVIR DE FE: “vivir en consonancia con Ella.
Por eso, a la Fe la matan, en primer lugar, las DUDAS “CONSENTIDAS"; no las que pueden venir en un momento dado, incluso aunque duren años; sino las que no se rechazan o no se buscan resolver con y hacia Dios.
Y, en segunod lugar, la mata su “FALTA de EJERCICIO": un católico que, por ejemplo, deja de ir a Misa -¡Sacramento de nuestra Fe!-, la pierde más pronto que tarde. Irremediablemente. Y la Fe solo se recupera por un Milagro.
Milagros que existen, por supuesto. Pero aún así, incluso viéndolos, hay que “querer creer". Porque el Señor, que nos ha dejado libres para poder creer y poder amarle, nos deja el “acto de Fe” en nuestro DEBE: hay que hacerlo. Si queremos creer, tenemos que decírselo y demostrárselo. Y Él no tiene inconveniente en hacer el Milagro.
Él no nos va a sustituir en eso -ni en nada de lo que nos corresponde a nosotros-, porque ya no seríamos LIBRES, con todas las consecuencias: incluida la personal responsabilidad. Eso sí: como Él mismo nos enseña, el que crea se salvará, el que no crea se condenará. Y no hay más historia.
Lo que no existe, ni puede ser es que, “como yo no creo…: ni hay Dios, ni Vida Eterna, ni NADA".
Cuando Block, jugando su partida de ajedrez con la Muerte -el Demonio, más en concreto- poniendo en juego su vida: si gana la partida, seguirá viviendo; si la pierde, morirá; cuando le dice que quiere morir -no tiene problema con eso, piensa, peor no es sincero ni consigo mismo-, “pero deseo saber qué hay después", le contesta la Parca -el demonio, asumiendo y bordando perfectamente su papel-: “tal vez no hya nada…", sabe perfectamente lo que hay, y que se va a llevar el gato al agua.
Porque si se dialoga con la tentación, siempre se pierde. El demonio, en su terreno -sembrar dudas, desconfianza y rechazo respecto a Dios-, es un auténtico “maestro", y nos da cien mil vueltas: nos gana siempre.
NO solo nos roba la cartera: nos roba el alma. Para siempre.
Corto aquí, pero seguiremos, porque el tema da mucho más de sí. Y, además, nos jugamos el alma,
23 comentarios
Asimismo recomiendo Un camino inesperado, de Diego Blanco Álvaro sobre el Señor de los Anillos y desvelando sus parábolas. Éste se lo recomiendo también a todos los católicos.
Respecto a los ateos, a Dios lo tienen delante de sus narices, en todas partes .... pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Creo que el Catecismo define la fe como la respuesta del hombre a Dios que se revela.
Respecto a influencias tipo séptimo sello.
Dios es amor y el amor lo sentimos cotidianamente.
Bueno, son las consecuencias de la abundancia, de las vacas gordas, de la eterna juventud que nos había vendido el modernismo, vamos, del Estado de bienestar que parece que se está desmoronando, de ahí viene el miedo, el terror, la angustia, no de los 16 años físicos, sino de los 16 años mentales de los que nunca parece ser salió.
Hay que ser como niños, no como adolescentes.
Esto lo hemos visto de forma fehaciente en los sanitarios, que han arriesgado su vida en la crisis del coronavirus ( algunos médicos y enfermeras la han perdido). Éstos por amor y no por un salario ni por pundonor profesional han pospuesto a su familia y a su vida. Ahí está el espíritu de Dios. En El vivimos, nos movemos y existimos.
Bendito sea Dios cuyo principal atributo es la Misericordia, para creyentes y para los no creyentes, para que alcancen esta puerta abierta de su misericordia y se salven.
Haces mb en negarlo, xq no lo es. Personalmente, h dicho lo contrario: la negación d D es un acto d voluntarismo, d puro voluntario q es..., s disfrace como s disfrace.
Recuerdo que cuando era adolescente una vez intenté perder la Fe, era una persona religiosa, pero las cosas no me estaban saliendo como yo habia planeado, en la Eucarístia, mire la Sagrada Forma cuando se elevaba y pensé, y si ahora dejo de creer y se acabó, voy por mi cuenta.
En mi caso tuve la suerte, más bien la misericordia de que no pude dejar de creer.
Es curioso, las pocas veces que he tenido que renunciar a algo importante en mi vida ha sido por la Eucarístia, nunca he soportado pensar que no podia comulgar.
El vacio ese se siente, no porque no esté Dios, sino porque al no vaciarse uno de si mismo, no puede entrar El, si esta fuera porque le hemos echado o no le admitimos, a lo mejor entonces puede crear terror.
O morimos a nosotros para que viva El, o vivimos para nosotros y muere El. Nuestra historia con Dios es una historia de amor.
El hombre necesita creer en algo ; en un partido político, en un sindicato , en un equipo de fútbol , o en una " imagen tallada "..... Mucha gente cree en todo a las vez.
La religión cristiana se fundamenta en el Amor de Dios. Cristo se ofrece a Sí Mismo como víctima propiciatoria por nuestros errores y pecados. La Salvación por la Fe en Jesucristo y en su Sacrificio de Rescate. Las obras del redimido son una consecuencia de la Salvación gratuita por la Fe en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Hay mucha religión falsa ; la religión imaginada por el ser humano, a su imagen y semejanza. Un " dios " a su medida ; el " dios de la política".
Muy poca gente cree en el Reino de Dios : Un Gobierno Real y Teocrático ; formado por Tres Personas. La Iglesia ha dado a Luz un " Hijo Varón " ; un Gobierno Teocrático en oposición a los gobiernos paganos y anticristianos ; qué legislan y gobiernan de espaldas a Dios ; contraria a la Voluntad de Dios.
La Humanidad pasará por muchos problemas políticos y virologicos ; hasta que el Reino de Dios sea aceptado por todos los hombres de la tierra.
Un cordial saludo : Paz y Bien.
Si abrimos la puerta al diablo, entra. Y a mí me da la impresión de que ha habido un derribo general de las defensas contra el mal. Estamos en guerra contra el mundo, el demonio y la carne, pero en los últimos 50 o 60 años lo que se dice en muchos ambientes eclesiales, señaladamente en muchos colegios "católicos" es que estamos de picnic. Así nos va.
Ademas, si sólo hay el "vacío", como dice el P. Aberasturi, deberíamos estar locos de contento con ello, y punto.
La fe es un acto de la inteligencia, movida por la voluntad, bajo el auxilio de la gracia.
La incredulidad también, quitando el auxilio de la gracia, y con la diferencia de que en el caso de la incredulidad no hay motivos razonables.
Saludos cordiales.
La Fe la matan las dudas "consentidas" y la falta de ejercicio, sé de casos en que la "falta de ejercicio" de la lengua materna ha llevado a perderla del todo; mi abuelo paterno apenas pudo entenderse con su hermano emigrado a Francia y muy integrado tras treinta años sin regresar a Cataluña (ambos eran analfabetos); era muy fácil conservar la lengua materna rezando unas pocas oraciones a diario, como hacía un pariente mío que era vasco (aún recuerdo "A gur Maria guztiz garbia…"), que no perdió hasta su muerte ni un ápice de euskera, y sin regresar jamás a su tierra ni relacionarse con sus paisanos.
Aunque peca de demasiado tolerante con el error, ya que con el error hay que ser intolerante. La “bendita intransigencia” que decía Escribá de Balaguer. El Papa Gregorio XVI en su encíclica Mirari Vos dijo "la libertad de conciencia es una máxima ridícula y absurda y un error venenosísimo" También Pío IX en su Encíclica Syllabus condenó a la libertad de conciencia.
Y no vamos a saber nosotros más que estos santos.
Como acertadamente dice el padre Aberasturi, Aristóteles demostró científicamente la existencia de Dios. A partir de ahí, quien no quiere creer es por voluntad propia.
Ateos y agnósticos voluntariamente niegan al Dios Padre para poder dar rienda suelta a sus más bajas pasiones, pecar indiscriminadamente y cometer el mal.
La labor de Santa Madre Iglesia es velar por estas almas descarriadas, aunque sea por las malas. El Maligno está manejándolos como marionetas y la cristiandad está en guerra contra el mal.
El Santo Oficio sabía muy bien que hacer con estos enemigos del Dios Verdadero.
Votaría por volver a dar fuerza y poder a la hoy desvaída Congregación para la Doctrina de la Fe, para que pudiera luchar contra el Maligno.
No digo de volver a quemar a herejes, eso sería salvaje en estos tiempos modernos, pero sí algún tipo de severo castigo hasta que renieguen de su error, sean temerosos de Dios y acepten a Cristo como su salvador.
Me despido y agradezco de nuevo este magnífico artículo sin mácula alguna desde el punto de vista de la lógica, aunque un tanto “buenista” y tolerante con los ateos, de los puros y de los vergonzantes.
Bendiciones.
Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus,
nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.
Venía solo para felicitarle padre, me han gustado mucho sus palabras; pero he leído algo en un comentario que me ha sorprendido, un poco: alguien votaría, dice que votaría por volver a cierto orden perdido, cuánto se ha infiltrado el humo del enemigo que hasta votaríamos. Yo con creer tengo bastante, nada podré hacer para agradecer tal regalo. Todo lo mejor para usted padre.
___________________________VINCEMMO, VINCEREMO. ✠
Muy querido D. José Luis:
¡Cristo nos atrae hacia Él irresistiblemente, al menos si buscamos la verdad y si le pedimos humildemente que nos muestre su Rostro! ¡Aleluya!
Un millón de gracias por su artículo y por el importantísimo asunto que aborda.
Por las muchas y buenas razones que usted señala, se comprende que, intelectual y anímicamente, a cualquier verdadero ateo le tiene que resultar muy costoso y doloroso mantener una mínima coherencia en sus ideas.
Un servidor no le conocía a D. Pedro García y comprendo que él haya querido volver a compartir con sus lectores “su situación personal ante Dios”.
Seguramente, lo que D. Pedro habrá buscado en primer lugar es “descargar” de alguna manera el peso que lleva dentro y luego también, como usted bien lo indica, tener una “compañía”, unos compañeros de viaje que, de alguna manera, le hagan más llevadera su dolorosa herida.
El engaño de D. Pedro es “descargar ese peso a medias” y en el lugar equivocado, es decir, no descargarlo a solas ante Dios (siquiera, momentáneamente, ante el “Dios de mis padres”, o el de “mi compañero de trabajo”, o el mi antiguo catequista, o el del “cura de mi pueblo”).
Cuando un servidor cae también en ese engaño (¡como lo hago muchísimas veces!), mi alivio solo es momentáneo y mis compañeros de ruta sólo me acompañan hasta el umbral de la puerta de mi casa, por la sencilla razón de que no pueden ir más allá ni aunque yo les dé permiso ni aunque ellos quieran.
Es decir, como usted lo señala muy bien, nadie puede “ponerse en mi piel” y nadie puede suplirme a la hora de escoger (¡con mis razones provisionales y parciales!) entre creer en Dios y no creer, entre perdonar y no perdonar, trabajar y no trabajar, amar y no amar, mentir y no mentir, comer y no comer, emborracharme y no emborracharme, etc.
Así pues, para el verdadero ateo y para cualquiera de nosotros que mantenga “dos dedos de frente” lo más lógico (¡lo único coherente!) es convertirnos al Dios vivo y verdadero o aceptar lo de Dostoievsky: “Si Dios no existe, todo está permitido”.
O también: convertirnos a Cristo, resucitado para mi salvación y justificación, o aceptar lo de san Pablo: “Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos que mañana moriremos” (1 Corintios 15, 32).
O, todavía más rápida y expeditivamente, aceptar lo de muchos jóvenes: “si nadie me ama y nadie me salva, ahora mismo cojo el coche, cojo las pastillas, y me suicido”.
Pido por D. Pedro García y pido por mí, con la oración de los pastorcillos de Fátima: “Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno; lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia”.
Muchísimas gracias de nuevo, D. José Luis.
Un fuerte abrazo:
José Mari, franciscano
Gracias también a sus comentaristas.
Pero es verdad que no se puede demostrar su inexistencia, así que todos esos que hablan de "vacío" y "nada" hablan así porque quieren, pero no porque tengan argumentos para hacerlo.
Saludos cordiales.
El error, especialmente el empecinamiento en el mismo sin atender a razones, es ININTELIGIBLE de suyo; por tanto, es lógico que no lo entiendas. Solo cabe entenderlo como PECADO: esa capacidad que tenemos de rechazar y ofender a Dios, nuestro Padre. Pero del pecado se puede salir: Dios siempre nos espera.
Surge una tendencia de pretender que los católicos crean en la Biblia íntegramente y literalmente, lo que provoca escepticismo, porque la Biblia no es exacta en todo. Alegar que la Biblia es veraz porque menciona hechos, lugares y personas de historicidad comprobada, sería como concluir que los dioses griegos existen porque las leyendas griegas hablan de Micenas, Troya, Tebas y otros lugares cuya existencia está demostrada.
Las viejas generaciones de católicos, que no leían la Biblia, se ceñían al Credo Católico y el Decálogo, por lo que no tuvieron problemas por dudas metafísicas ni por conflictos éticos.
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