¿Por dónde empezar?

La necesidad de reconstruir o volver a edificar la Iglesia es tan terroríficamente llamativa como necesaria, urgente e inaplazable. Cada uno de los hijos de Dios en su Iglesia deberíamos oír, como dirigidas personalmente, estas palabras de Jesús a Pedro, en  la Última CenaSimón, Simón, (…) Yo he rogado por tí para que tu Fe no desfallezca. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos(Lc 22, 31-32). Porque nos las dice a todos, generación tras generación. Y cada uno las debe llevar a la práctica en su vida, desde su situación personal, en la misma Iglesia en la que ha nacido para Dios.

Ahora bien, esta responsabilidad, que es común para todos, no tiene en todos -lógicamente- las mismas implicaciones. No es lo mismo ser pastor que oveja, por ejemplo. No es lo mismo tener una misión jerárquica, que carecer de ella. Como no es la misma la formación recibida por unos o por otros, ni los carismas personales son los mismos. La responsabilidad es de todos; pero para cada uno, en su sitiio y desde su sitio.

Ya sé que esto es elemental; pero, tal como están las cosas, me parece que no está de más explicitarlo.

Por tanto, la pregunta -inevitable e ineludible- que todos nos hemos de hacer -"¿Por dónde empezar?"-, no tiene la misma respuesta en cada uno: el “igualitarismo” solo está “presente” -no lo está nunca, en realidad- en el ámbito de las ideologías, que son capaces de llamar “matrimonio” al “casamiento” de una tía con un perro, o de dos tíos; o pretender que hay “niñas” con pene y “niños” con vulva.

¡Me encantaría conocer a alguien así, un auténtico “monstruo de la naturaleza"! De los que paseaban por las ferias, cuando yo era chaval, y pagabas un par de pesetas por entrar a verlos. “¡La mujer barbuda!” “¡El ternero de dos cabezas!” “¡La cabra con cinco patas!", pregonaban a voces…

Todo un “mundo” de disparates que ahora se está resucitando; porque aquello se acabó, por respeto a las personas. Cuando aún había respeto a las personas, claro. Ahora ya no: por eso vuelve el exibicionismo malévolo, infame e inmoral, con su “normalización de la transexualidad", por poner otro ejemplo, cercano en el tiempo, pagado por nuestros gobernantes…, con “nuestro” dinero, por supuesto.

¿Por dónde empezar, pues? Siempre por arriba: porque son las cumbres nevadas las que hacen fecundo todo lo que está materialmente por debajo de ellas. Por eso Jesús se dirige a Pedro, a Cefas, a la Cabeza, a la Piedra sobre la que Él va a edificar a su Iglesia, para que luego él, Pedro, pueda confirmar a sus hermanos, y con ellos y desde ellos a toda la Iglesia que acababa de nacer ese mismo día, e iba a echar a andar por el mundo -hasta llenarlo todo, como vemos hoy- al cabo de unas semanas, justo en Pentecostés.

Lógicamente, la clave para empezar es la FORMACIÓN. Y la formación de los que van a ser sacedotes, en un primer momento; luego serán obispos -los que lo vayan a ser- y más tarde Cadenales, de donde se elige al Papa. Porque la Iglesia es el alma de la sociedad, como se ha demostrado y se demuestra a lo largo de la Historia, lejana y cercana.

En los seminarios, tras el Concilio, se jugó con fuego. En 24 horas, como quien dice, se desmantelaron de arriba abajo, tal como estaban concebidos: se sustituyeron profesores, “formadores” -(des)informadores, más bien-, programas de estudio, manuales, rituales, liturgia -se decía Misa, y se sigue diciendo en algunos de los sitios donde aún queda algún seminarista, como si la Santa Misa fuera un fuego de campamento-; se sofocó la piedad de los futuros sacerdotes -hay sitios donde, por ejemplo, ni se les daba ni se les enseñaba a rezar el Breviario: oración oficial y obligatoria, en conciencia, de todo sacerdote-, se les hurtó la iniciación a la vida de oración; se descuidó la atención de sus conciencias -en primer lugar-, lo mismo que no se les enseñó a cuidar las de los demás; se puso el acento en la psicología, en la sociología, en los errores doctrinales -las herejías de toda la vida- como si tuviesen razón de ser -su “punto” de verdad- y formasen parte de la vida “normal” de la Iglesia; se entregaron a los alumnos a autores no solo poco ortodoxos, sino claramente heréticos, como el tiempo ha confirmado, sin necesidad de haber sido un especialista en aquel momento; aunque los había, y buenos, en tantos seminarios: pero los habían despedido…

En definitiva, se quiso perder de vista al sacerdote de toda la vida -piadoso, celoso-, preocupado por su tarea sacerdotal de cara a Jesús, su Maestro, que lo había escogido desde siempre en orden a la Salvación de las almas todas; y se substituyó por un “sacerdote” que era mejor visto por los superiores del seminario cuanto más “animador social” se manifestara.

Y, ¡vaya si se manifestó! A la falta de contenido filosófico y teológico -a la falta de sustancia doctrinal- se unió la carencia total de vida interior; las dos cosas juntas engendraron inevitablemente una inmudurez tan grande -humana y espiritualmenta hablando- que hizo que muchos dejaran el sacerdocio, un sacerdocio para el que, realmente, no se les había preparado; y otros, que se quedaron, pasaron de quitarse de encima cualquier manifestación externa de ser sacerdotes…, hasta llegar -algunos, los menos, indudablemente- a enfangarse en actuaciones deleznables que, a día de hoy, escandalizan a todo el mundo, y con razón: desde abusos de menores, a vivir “amancebados"… con “novio” oficial. Nada de esto ha sido y es casual. Es la fruta madura.

San Juan Pablo II entró al tema. Y escribió una vez y otra. “Pastores dabo vobis", por ejemplo. Y ordenó cambios…, que no se llevaron a cabo, porque ningún Papa gobierna solo, ni puede gobernar solo. Simplemente, no le hicieron caso. Entre otras cosas, porque los mismos que deberían haberle obedecido, y puesto en practica sus orientaciones y disciplina, se habían formado en la situación descrita anteriormente y, o no supieron, o no quisieron, saber nada del tema. Solo en algún seminario se hicieron las reformas oportunas, y son los mismos que hoy están bastante boyantes: habas contadas, en España.

La situación de los Religiosos, a los que expresamente no he nombrado, no solo no ha sido mejor que la de los seminarios diocesanos, sino clara y objetivamente peor. Y las cifras de falta de vocaciones en sus insituciones está muchísimos peor, en su conjunto, que en el conjunto de los Seminarios, como es fácilmente constatable.

A partir de aquí se puede empezar a formar a todo el conjunto de los fieles de la Iglesia. Formar en todos sus horizontes: humano, intelectual y sobrenatural. Se puede enpezar a construir o reconstruir, porque en Occidente y en términos generales, solo queda visible la osamenta.

Y sin atender esto. como la primera de las prioridades de la Iglesia Católica en Ocidente, no se arregla nada de nada; aunque se acojan, por supuesto, a mil inmigrantes. O tres mil, que hoy estoy espléndido.

Sitio vacío hay, desde luego. Y dinero para eso, también.

14 comentarios

  
Palas Atenea
Desde luego yo he leído muchísimas historias de conversos, desde la de André Frossard hasta la de Joseph Pearce, pero no me he encontrado ningún caso en los que dicha conversión procediera de la acogida a los pobres ni a los necesitados. Parece que las necesidades espirituales son otras y este capítulo, que está muy bien, no es decisivo. Así que la labor de los apologetas no va por ahí, ni el mantenimiento de la fe tampoco.
12/01/17 10:32 PM
  
Menka
Por rezar sin parar, mortificarse, hacer penitenciarias a, trabajar bien y ofrecerlo... por tener un Papa, y además santo.
12/01/17 10:35 PM
  
Néstor
Tal cual. Esas barbaridades no se hacen gratis, y se hicieron por décadas.

Saludos cordiales.
12/01/17 10:50 PM
  
Estefanía
Largo me lo fiáis , padre.
En el supuesto de que se reformaran los seminarios y fueran como usted dice, en el supuesto de que los sacerdotes allí formados fueran cumpliendo años y ordenados obispos, nombrados cardenales y, alguno de ellos, elegido Papa, estamos hablando de algo que ocurriría dentro de... Cincuenta años ?
Pero es que no tenemos cincuenta años. Ni siquiera aunque mañana eligieran como Papa a un ángel del cielo cambiarían las cosas porque es demasiado tarde ; nadie le haría caso.
Hay quien dice que vamos de cabeza a un cisma. Ojalá . Ojalá que hubiera uno solo quiero decir.
La Iglesia católica es una amalgama de iglesias protestantes y ya sabe lo que ocurre con los reinos divididos.
Arreglo humano ya no hay. Así que nos toca resistir hasta que el Señor vuelva.




Para Estefanía:

No sé si largo o corto, porque el tiempo es de Dios, y sus caminos no son nuestros caminos, y Él sabe más, y puede hacer de las piedras hijos de Abrahán. Lo que no es católico es la desesperanza: incluso si no llegásemos a verlo personalmente, no hay motivo para la desesperanza. Y siempre hay motivo para actuar, empezando por rezar que es siempre el mejor camino, porque es Dios -y con Él de la mano- como se hacen y arreglan las cosas.
Y el cisma nunca es solución.
12/01/17 11:25 PM
  
Ángel Salmerón
A Palas de Atenea, ¿qué me dices de la conversión de San Francisco al abrazar a un leproso? El servicio es una ocasión muy favorable a la conversión, negar esto me parece una torpeza.

Y luego, por si a alguien le sirve: si creemos profundamente en la libertad de cada hombre por la acción de la gracia, y en la posibilidad real de redención para todo hombre, creemos también en la posibilidad real de transformación de cualquier sociedad por muy podrida que esté: y esto incluye a la Iglesia (y a España, por cierto; y a Europa, y a China ¡y a Corea del Norte!). No lo olvidemos -lo digo por mí sobre todo-: para un cristiano nada justifica la desesperanza.
13/01/17 12:20 PM
  
Eduardo Chafer
La formació del clero .. está muy bien .
Si me permitís una sugerencia, intuyo que lo más urgentes es la recuperación de la sacralidad de la liturgia. Si no volvemos al sentido de lo sagrado, somos un club benéfico social, pero no faciltamos la apertura a la trascendencia, donde está Dios que nos salva. No sólo... pero muy urgente



De Aberasturi:
En la FORMACION DEL CLERO es claro que está incluida la formación en lo sagrado, que es el "nicho" en el que se mueve constantemente el sacerdote.
13/01/17 3:37 PM
  
Rafael
Es lo que está haciendo el Papa Francisco, la reforma de la Iglesia, Ecclesia semper reformanda est, encontrando muchísima oposición. “Francisco, reforma mi Iglesia”. Y hay que empezar por donde siempre, por volver una y otra vez al Evangelio. Que es lo que hace el Papa Francisco.





De Aberasturi:
Sin comentarios.
13/01/17 4:02 PM
  
Javier Ejias
Podría comenzar por jubilarse a rezar a un monasterio.
Alejado de todo.
Así cumpliría el undécimo mandamiento qye es no estorbar
13/01/17 6:03 PM
  
Palas Atenea
San Francisco no se convirtió por abrazar a un leproso sino que abrazó al leproso porque se convirtió, que es muy distinto. El que alguien se convierta por ver en otra persona el rostro de Cristo no tiene que ver con la otra persona sino con Cristo. El servicio jamás precede a la conversión sino que es una consecuencia de ésta, lo contrario no es cristiano y está al alcance de cualquiera.
13/01/17 8:42 PM
  
Fruela
A Rafael:
Qué estás, ¿de coña?
Hablando en serio: Estamos en un Adviento de la Historia en el que los fieles anhelamos una nueva manifestación de la Mano divina que impida que la Barca De la Iglesia se hunda. Tenemos que rogar al Altísimo para que acorte el tiempo de la prueba: "Rorate caeli desuper et nubes pluant Justum..."
13/01/17 10:53 PM
  
Notung
Pues de cara al próximo sínodo sobre jóvenes y discernimiento vocacional ya nos van anunciando que los jóvenes quieren una Iglesia "menos rígida", "más abierta a discusiones, debates y encuentros"... (!!!) Véase Radiovaticana en inglés (en la versión en español no me aparece la noticia).
14/01/17 4:41 PM
  
Francisco Javier
Mi percepcion cada vez que abro las lamentables noticias acerca de la Iglesia dia a dia es: la barca de Pedro se esta hundiendo, ha chocado contra las rocas del modernismo y quienes estan conduciendola no les importa. Si yo no tuviera fe en la Iglesia en estos momentos seria uno mas de los millones que se han ido a integrar las sectas de todo tipo o a seguir ideologias mundanas creyendo que en esto esta la salvación del ser humano.
14/01/17 7:36 PM
  
francisco de malaga
Si antes lo primordial era la formacion de sacerdotes santos desde hace muchos años me da la impresion de que se forman funcionarios que encima ni siquiera cumplen como tales.En mi pueblo hay varias parroquias y al sacerdote solo se le ve en el templo en la mayoria de ellas a la hora de Misa
15/01/17 10:20 AM
  
pedro de madrid
Gracias eternas, monseñor. A mi modesto entender habría que empezar por fomentar que los matrimonios tuviesen más hijos, como antes, para ello prestando ayuda y a continuación, la dificilísima formación cristiana, digo dificilísima porque si me asomo a los degenerados medios de comunicación lo que fomentan es el ateismo y la indiferencia hacia los valores humanos y cristianos, como se puede ver, le sigue una buena formación a los seminaristas y lo demás se dará por añadidura
15/01/17 5:37 PM

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