3.03.13

22.02.13

9.02.13

4.02.13

El ABC de Evangelizar

predicador01a de 12 Están claras las cosas para los católicos: el que no está evangelizando, está siendo “evangelizado” por el mundo.
01b de 12 No hay entonces que formar a la gente sólo para que conozca su fe sino para que pueda defenderla y proponerla.
01c de 12 La palabra clave que hemos perdido los católicos, como comunidad de fe, es “militancia.” Pero se puede recuperar.

02a de 12 La apologética es importante pero no mucho más que para neutralizar ataques y preparar terreno.
02b de 12 Ningún católico debería salir a la calle sin claridad sobre cuáles son los ataques más frecuentes contra su fe
02c de 12 Un buen apologeta ve más allá de las discusiones. Su corazón busca el momento de proclamar el amor que le colma.

03a de 12 La palabra clave del comienzo en la vida cristiana es “encuentro.” Todo bien brota del encuentro con Cristo.
03b de 12 Las ideas claras, los valores altos, la liturgia solemne: todo cae en el vacío si no se puede decir: “Me amó y se entregó por mí.”
03c de 12 A Cristo se le conoce como Señor o sencillamente no se le conoce. No es, ni sabe ser, ni quiere ser otra cosa.

04a de 12 La evangelización que no pasa por el arrepentimiento sincero tampoco pasó nunca por el corazón.
04b de 12 Si el proceso de nueva evangelización no conduce al sacramento de la confesión tampoco conduce a vida nueva.
04c de 12 Al pecado no sólo hay que entenderlo, situarlo o contextualizarlo. Hay que detestarlo y superarlo.

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31.01.13

Ante las manifestaciones tempranas de comportamiento homosexual

Hace unos días recibí esta difícil consulta:

Estimado Fray Nelson: Tengo dos casos muy cercanos, tanto en amistades como en la familia, de jóvenes que desde pequeños han sentido atracción por el mismo sexo y que hoy en día llevan un peso sobre ellos. En ambos casos se trata de gente que ha crecido en familias profundamente católicas, uno de ellos ha tenido la valentía de expresarlo a su familia, lo cual trajo mucho dolor para los padres y para el mismo joven ante la incomprensión de sus seres más queridos. La familia ha intentado negar el hecho y olvidarlo, pero eso no ha hecho más que traer problemas. En el otro caso, yo soy uno de los pocos que sabe sobre ese tema en su vida, he visto el sufrimiento, las lágrimas, el no comprender esa diferencia en cuanto al gusto, una vivencia que escapa a la razón, escapa al control. En este caso él se ha mantenido al margen de cualquier tipo de relaciones sentimentales, se ha vuelto muy tímido con el tiempo, ha tenido muchos conflictos con la vivencia de fe, en comprender y sentirse amado por Dios, en muchas ocasiones ha sentido que no puede ser parte de la iglesia, yo he intentado siempre de estar cercano y mostrarle la gracia de Dios, mostrarle que es un hijo de Dios y que él lo ama. Ahora bien, es dificil para él muchas veces aceptar esto.

En ambos casos, de no ser por la fuerte presencia de Dios en su vida, yo creo que ellos habrían tomado los rumbos del mundo. Por lo que yo he podido ver, esto no ha nacido como proceso de rebeldía o algo por el estilo, esto (el gusto por personas del mismo sexo) ellos lo han identificado desde pequeños y han tenido que confrontar una realidad compleja, luchando para parecer “normales” ante sus compañeros de escuela, la familia, etc. Yo no sé si debería referirme a ellos como homosexuales, ya que no practican la sexualidad con personas del mismo sexo. Esto más que una pregunta, es la petición de un consejo para poder ser luz para ellos, para poder alumbrarlos con la luz de Cristo. Yo no sé que deben hacer, ambos han estado con sicólogos pero los frutos parecen ser nulos, yo sé que antes que nada necesitan a Cristo.

PreguntasHay casos de manifestación tan temprana de la tendencia homosexual que uno estaría tentado de ver el hecho como algo congénito o connatural a la persona. El dilema moral que se plantea es: ¿por qué condenar a alguien que no escogió ser así? Incluso si no se toma una actitud agresiva contra la persona que tiene esa tendencia, se puede argumentar que se la está violentando al no permitirle desarrollar su mundo afectivo de la manera que le resultaría más plena y gratificante. El ejemplo que se da suele ser este: “Si Ud. siendo una persona heterosexual, estuviera en un país o región donde se le impidiera desarrollar su gusto por el sexo opuesto, Ud. se sentiría reprimido y violentado: así se sienten los homosexuales en una sociedad que rechaza o no acepta su tendencia.”

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