5.06.08

Muchos casos de lesbianismo se pueden prevenir (4 de 4)

Buscando raíces, y caminos de verdadera paz

Cuando se habla de homosexualismo–lo hemos comprobado una vez más–las reacciones suelen ser viscerales. Hubo una época en que la sola mención de la palabra despertaba burlas y amargo desprecio; hoy, por lo menos en Europa, la tendencia es juzgar todo lo que digas con el siguiente rasero: si no afirmas que da exactamente lo mismo la preferencia sexual de la gente eres un retrógrado- machista- patriarcalista- hipócrita- reprimido- homófobo- intolerante.

La defensa de los derechos de los homosexuales tiene ribetes tan emocionales en algunas personas heterosexuales que uno termina preguntándose si todo ello sucede simplemente por amor a la democracia. El trato pastoral amistoso y franco con personas homosexuales me ha abierto los ojos a una realidad: muchos afectos y relaciones hombre-mujer tienen una estructura completamente paralela a la de las relaciones homosexuales. No es ilógico suponer que cuando tantos en nuestra sociedad defienden la plenitud de derechos para los gays están quizá inconscientemente defendiendo algo que también sienten suyo, a saber, su propia manera de relacionarse, buscar afecto y tener gratificación sexual.

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4.06.08

Muchos casos de lesbianismo se pueden prevenir (3 de 4)

La tentación de “dejar en paz”

Siglos enteros de clara discriminación y agresividad contra la población homosexual hacen que una proporción notable de gente de nuestro tiempo se sienta con complejo de culpa a la hora de hablar del asunto. Algunos comentarios recibidos en entregas anteriores sobre este mismo tema así lo reflejan. Van en la línea de : “Oye, ya los hemos maltratado bastante, ya déjalos en paz…”

Dejarlos en paz equivaldría, en la práctica, a garantizar para ellos y ellas una convivencia pacífica y una integración plena dentro del aparato jurídico del Estado, así como en el desarrollo de la vida laboral, familiar, afectiva, etc. En otros términos: este “dejar en paz” no es quedarse tranquilo sino luchar por la extensión de unos mismos derechos civiles, incluyendo por supuesto el reconocimiento del matrimonio gay, su adopción de niños, y todo aquello que, por ejemplo en España, ha sido bandera del Partido Socialista.

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3.06.08

Muchos casos de lesbianismo se pueden prevenir (2 de 4)

El rol paterno es crítico

El amor de un papá es una de esas maravillas que está por convertirse en “especie en vía de extinción.” Los que critican el patriarcalismo y el machismo (que no son inventos, porque sí que se dan) corren el riesgo de engañarse o de engañar a otros haciendo creer que el amor masculino es siempre dominación, egoísmo, uso del otro. Precisamente lo hermoso de un papá, de un verdadero papá, es que ama sin aplastar y ama sin utilizar.

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2.06.08

Muchos casos de lesbianismo se pueden prevenir (1 de 4)

En una sociedad de la soledad se multiplican los experimentos afectivos

Hace poco cumplí 16 años de ordenación sacerdotal. En estos casi 6000 días, el Señor me ha permitido recorrer realidades tan distintas como Paraguay y Canadá, Guatemala y Alemania, Irlanda y Ecuador. En la mayor parte de los sitios ha donde he ido, usualmente en misión, he celebrado la eucaristía y he escuchado personas en confesión. No digo que sea un experto; digo que mis palabras no van a ser especulación y que se refieren a una realidad que seguramente es más amplia que la que suele tener un sacerdote en circunstancias diferentes a las mías.

Voy a hablar sobre lesbianismo y su relación con el recurso mental llamado “idealización.” Y bien me sé yo lo que va a suceder en la zona de los comentarios. Ya me parece estar leyendo: “Ah, pues yo conozco una niña, que ya desde bebita (o desde feto) mostraba total y absoluta inclinación a las mujeres…” Otro querrá que aquí se discuta el celibato y empezará a psicoanalizarme. Otro aludirá a la violencia doméstica…

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28.05.08

Nacionalismo y Límites del Lenguaje

Mi post anterior sobre el Nacionalismo recibió un número apreciable de comentarios, de los cuales la mayor parte han expresado incomodidad o rechazo al estilo nacionalista catalán. A lo largo de la vida he descubierto que cuando se condena demasiado alguna cosa, hay siempre el riesgo de evitar esta pregunta: ¿Y había algo de bueno en ella? Con mucha frecuencia Jesús nos enseñó poniendo como modelo a los que podían ser más rechazados. Los samaritanos, los extranjeros, las mujeres, los niños, los publicanos… la lista no es corta y revela algo fundamental: Dios gusta de revelarse allí donde la opinión pública se ha consolidado en contra o en desprecio de algo. Según eso, cabe preguntarse por el bien, por el lado bueno del nacionalismo también cuando se da al estilo de Cataluña. Es lo que hago aquí, y mi primera conjetura es que el solo hecho de ayudarnos a recordar la diferencia entre nación, país y estado es un bien en sí mismo.

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