Preguntas y Respuestas sobre Fratelli Tutti
Fray Nelson: el Papa Francisco ha publicado, con fecha 4 de Octubre de 2020, su tercera encíclica, Fratelli Tutti (FT). Una vez más, sus palabras levantan polémica en muchos sectores de la Iglesia, particularmente sectores que suelen considerarse “conservadores.” ¿Por qué cree Ud. que resulta tan polémico este Papa?
Creo que hay dos motivos principales. Primero, que el Papa toca temas de actualidad, temas que interesan a mucha gente y en los que hay muchos intereses involucrados. Y segundo, porque, también en FT, su lenguaje y sus posturas resultan ambiguas o insuficientes en temas esenciales.
¿Qué temas, concretamente, en el caso de FT?
Bueno, son varios. Primero, y lo más importante: el modo mismo de entender la “fraternidad.” Es una palabra que tiene gran atractivo; es un ideal por el que muchas personas apuestan, pero es también un concepto que tiene interpretaciones distintas y a veces contradictorias. No todo lo que lleve el título de “fraternidad” es, por ello mismo, automáticamente compatible con nuestra fe.
¿Está diciendo que hay una fraternidad que no es cristiana?
Estoy diciendo que hay modos de entender la fraternidad que no son compatibles con nuestra fe. Y también hay sentidos “débiles” y sentidos “fuertes” de fraternidad, según la fe que hemos recibido de los Apóstoles.
¿Puede explicarse mejor sobre la debilidad o la fortaleza de la fraternidad?
Claro. Según la Escritura hay una fraternidad “básica", elemental, que es la que se da por el solo hecho de ser humanos. La podemos llamar: fraternidad “en Adán.” Y luego hay otra fraternidad, infinitamente superior, mejor y más fuerte, que es la que se da “en Cristo.” Si uno lee la Escritura, no puede dudar de que cuál es el ideal de fraternidad al que somos llamados.
¿Cuando Ud. dice “somos llamados” se refiere solamente a los cristianos o a todos los hombres?
¡Todos somos llamados a ser hermanos en Jesucristo!
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre fraternidad en Adán y fraternidad en Cristo?
La fraternidad en Adán es algo que nos viene dado por el solo hecho de ser de la raza de Adán, es decir, se corresponde con la dignidad, los derechos y los deberes del ser humano, simplemente por ser humano. La fraternidad en Cristo brota del Evangelio: requiere los pasos propios de la predicación, la conversión y la fe. Es en la comunidad cristiana donde auténticamente podemos llamarnos “hermanos” porque reconocemos un mismo Padre, Dios Padre, que nos ha re-engendrado en su Hijo, por la gracia del Espíritu. Acogiendo a Cristo como Señor y recibiendo el Espíritu de adopción llegamos a ser en plenitud hijos de Dios.
¿Y los que no acogen ese Evangelio, por ignorancia o porque simplemente no quieren?
Esas personas conservan intacta su dignidad de seres humanos. merecen nuestro respeto, afecto, servicio, y sobre todo, nuestra oración y predicación.
¿No le parece que su mensaje es un poco elitista: como si hubiera hijos de primera e hijos de segunda clase?
Si fuera mérito humano, Ud. tendría razón. O si el ser hijo “de primera clase” estuviera reservado a unos pocos. Pero no es así. El ofrecimiento de Cristo es para todos. Como dice la Escritura: “¿Soy yo un Dios de cerca —declara el Señor— y no un Dios de lejos?” (Jeremías 23,23). Y en otra parte dice: “También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse” (1 Corintios 1,28-29). Según este último texto, queda claro que no hay privilegio alguno, sino casi lo contrario: descubrir a Cristo como Señor y rendirse por la fe a su gloria es el “privilegio” de quienes reconocemos nuestra nada, nuestra indigencia y pecado. No hay fraternidad más amplia que esta.
Volvamos a FT. ¿Acaso esta encíclica de Francisco niega esa fraternidad nueva, la que se da en Cristo?
No la niega pero tampoco le da el lugar que le corresponde.
¿Por qué lo afirma tan categóricamente?
Porque cuando se habla de la fraternidad universal o de la amistad social, que es en la casi totalidad del texto, se presenta como fundamentada en la sola dignidad humana (es decir: “en Adán"). No aparece una invitación, que sería apenas natural, a ver esa fraternidad como un paso previo, provisorio, insuficiente, que mira a la verdadera y gran fraternidad, la que se da en Cristo.
Es decir, ¿Ud. esperaría que la encíclica dijera algo como: “Aprendamos a convivir y abramos las puertas a algo mejor y mayor que la simple convivencia"?
Exactamente. Yo no lo hubiera dicho mejor. Sus palabras me hacen recordar el gran lema y consigna del Papa San Juan Pablo II al inaugurar su pontificado: hablando a todos los pueblos, a todas las razas, a todas las culturas, dice: “¡Abrid las puertas al Redentor!” Por ahí empieza todo, desde la perspectiva cristiana.
¿Es decir que un cristiano no tiene espacio para una fraternidad si no es con gente que comparta su fe?
Me remito a las palabras que Ud. dijo antes. La fraternidad que un cristiano puede y debe tener con todo tipo de personas es esta: “Aprendamos a convivir y abramos las puertas a algo mejor y mayor que la simple convivencia.” Un cristiano sólo puede ser una invitación viva, permanente, convincente de que en Cristo “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2,3). Si el cristiano–cualquier cristiano–no convoca así, con todo su amor hacia Cristo, de algún modo está fallando en su ser de cristiano. por algo dijo San Pablo: “¡Ay de mí si no evangelizare!” (1 Corintios 9,16). Los cristianos podemos aportar mucho al mundo pero nada podemos dar que sea de mayor valor que el mensaje de salvación en Cristo.
Su visión tan crítica de FT me obliga a preguntarle: ¿Hay algo bueno en esta encíclica de Francisco?
¡Por supuesto! Y antes de responder más directamente a su pregunta quiero decirle que el lenguaje y estilo de FT es de lo mejor que yo he visto en documentos pontificios.
No esperaba que dijera ese elogio. ¿A qué se refiere en concreto?
Lo explicaré de este modo. Siendo yo un adolescente tuve tiempos de bastante interés por la Iglesia. Pero al acercarme a los documentos “oficiales” de la Iglesia, encontré un vocabulario y estilo profuso y difícil de seguir. FT, en cambio, es muy legible. Parece una conversación con alguien lleno de sensatez. El pesar que siento es que no se haya aprovechado esta encíclica para dar el otro paso, que es indispensable, desde el punto de vista de nuestra fe, o sea, el paso a anunciar la fraternidad en Cristo, como por otra parte ya lo hemos comentado en esta misma entrevista.
Quedemos en los aspectos positivos. ¿Puede destacar algunos?
Con gusto destaco unos tres: (1) La afirmación clara de cómo, en el mundo actual, hay una mutua interdependencia entre países y culturas, en muchos niveles: político, económico, social (n. 96). (2) La denuncia del egoísmo neoliberal que aprueba el crecimiento indiscriminado de los bienes de los más ricos, bajo excusa de que, de alguna manera, esos bienes, por ejemplo tecnológicos, llegarán por “goteo” al resto de la población (n. 168). (3) La reafirmación de este planeta como nuestra “casa común” que por lo tanto está bajo cuidado y para el servicio de todos, incluyendo los más pobres y excluidos (n. 117).
¿Considera Ud. entonces que sería interesante hacer una especie de “segunda edición,” corregida y aumentada, de FT?
Con humildad, considero que sí, y creo que sería algo muy provechoso para la Iglesia y el mundo: plantear las necesidades y decisiones propias de la hora presente sin perder en dónde está lo propiamente cristiano, ya que, como he dicho, es nuestro deber, anunciar al mundo el tesoro de gracia que está en Cristo y sólo en Cristo. Quizás eso que Ud. llama “segunda edición” no lo hará el Papa Francisco pero ya sabemos que la vida de la Iglesia trasciende las particularidades de los Papas. Al final, habrá que gradecer a Francisco el bien que hizo y quiso hacer, y nuevos Pontífices sabrán usar adecuadamente esos bienes de enseñanza en favor de todos.
Gracias, fray Nelson.
Gracias a Ud. Dios nos bendiga a todos.
46 comentarios
Cristo jamas hablo de fraternidad sino de conversion. Por eso es un documento poco válido para un cristiano. Hubiera sido mucho más útil dedicar esas 150 páginas a hablar de la necesidad urgente para todos de convertirnos al único nombre por el que podemos ser salvados, al nombre de Jesús. Y si ya estamos convertidos, a vivir en la santidad que dicha conversión nos exige ineludiblemente, lo que lleva hasta amar a quienes nos odian.
A partir de ahí la fraternidad universal se nos dará por añadidura.
En estos días de cumplen 70 años de la guerra de Corea. Si no fuese por esa guerra absolutamente justa, una de las comunidades católicas más florecientes del mundo (Fray Nelson la conoce muy bien) estaría bajo el dominio de un tirano demente y ni siquiera podría practicar la fe.
Por no ir a innumerables ejemplos del pasado. Roma misma hubiera sido arrasada y San Pedro sería otra mezquita como Santa Sofía.
Nota de fray Nelson: en la verdadera fraternidad, sí.
Cuando uno prepara una alocución, piensa en el público que le escuchará para enhebrar las ideas, poner los ejemplos o modular su lenguaje. Esto es de primero de oratoria. Y parece que nuestro papa siempre calibra que sus pensamientos van dirigidos al mundo, no a sus creyentes.
Si pensara en cristiano y para cristianos (sabiendo, eso sí también, que van a oírle fuera), confirmaría en la fe a sus hermanos y daría ejemplo de evangelización a los extraños.
Por no comentar que tanto en el estilo como en las construcciones como en el vocabulario como en la ideología parecen coexistir dos plumas que a veces se complementan y a veces se superponen. Y no puede uno dejar de pensar en la sombra alargada del señor ese de los besos...
Nota de fray Nelson: Sin el reconocimiento de la paternidad de Dios hay una especie de sombra disminuida, que es el mero reconocimiento de que pertenecemos a la misma especie (es decir, que somos hermanos "en Adán"). Aunque esto es poco, no debe equipararse a la nada porque es el fundamento de la proclamación de la dignidad radicalmente igual de todos los seres humanos.
“En el Nuevo Testamento resuena con fuerza el llamado al amor fraterno: «Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve» (1 Jn 4,20)” (FT 61).
“Para los cristianos, las palabras de Jesús tienen también otra dimensión trascendente; implican reconocer al mismo Cristo en cada hermano abandonado o excluido (cf. Mt 25,40.45). En realidad, la fe colma de motivaciones inauditas el reconocimiento del otro, porque quien cree puede llegar a reconocer que Dios ama a cada ser humano con un amor infinito y que «con ello le confiere una dignidad infinita». A esto se agrega que creemos que Cristo derramó su sangre por todos y cada uno, por lo cual nadie queda fuera de su amor universal. Y si vamos a la fuente última, que es la vida íntima de Dios, nos encontramos con una comunidad de tres Personas, origen y modelo perfecto de toda vida en común” (FT 85).
“Para orientar adecuadamente los actos de las distintas virtudes morales, es necesario considerar también en qué medida estos realizan un dinamismo de apertura y unión hacia otras personas. Ese dinamismo es la caridad que Dios infunde. De otro modo, quizás tendremos sólo apariencia de virtudes, que serán incapaces de construir la vida en común. Por ello decía santo Tomás de Aquino —citando a san Agustín— que la templanza de una persona avara ni siquiera es virtuosa[69]. San Buenaventura, con otras palabras, explicaba que las otras virtudes, sin la caridad, estrictamente no cumplen los mandamientos «como Dios los entiende»” (FT 91).
“La experiencia de amar que Dios hace posible con su gracia, santo Tomás de Aquino la explicaba como un movimiento que centra la atención en el otro «considerándolo como uno consigo». La atención afectiva que se presta al otro, provoca una orientación a buscar su bien gratuitamente. Todo esto parte de un aprecio, de una valoración, que en definitiva es lo que está detrás de la palabra “caridad”: el ser amado es “caro” para mí, es decir, «es estimado como de alto valor». Y «del amor por el cual a uno le es grata la otra persona depende que le dé algo gratis»” (FT 93).
“En el Nuevo Testamento se menciona un fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22), expresado con la palabra griega agazosúne. Indica el apego a lo bueno, la búsqueda de lo bueno” (FT 112).
“En los primeros siglos de la fe cristiana, varios sabios desarrollaron un sentido universal en su reflexión sobre el destino común de los bienes creados. Esto llevaba a pensar que si alguien no tiene lo suficiente para vivir con dignidad se debe a que otro se lo está quedando. Lo resume san Juan Crisóstomo al decir que «no compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos»; o también en palabras de san Gregorio Magno: «Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo». Vuelvo a hacer mías y a proponer a todos unas palabras de san Juan Pablo II cuya contundencia quizás no ha sido advertida: «Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno». En esta línea recuerdo que «la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada». El principio del uso común de los bienes creados para todos es el «primer principio de todo el ordenamiento ético-social» (San Juan Pablo II, CA 94) es un derecho natural, originario y prioritario” (FT 119-120).
“Dios nos promueve, espera que desarrollemos las capacidades que nos dio y llenó el universo de potencialidades. En sus designios cada hombre está llamado a promover su propio progreso” (FT 123).
“Dios, en cambio, da gratis, hasta el punto de que ayuda aun a los que no son fieles, y «hace salir el sol sobre malos y buenos» (Mt 5,45). Por algo Jesús recomienda: «Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en secreto» (Mt 6,3-4). Hemos recibido la vida gratis, no hemos pagado por ella. Entonces todos podemos dar sin esperar algo, hacer el bien sin exigirle tanto a esa persona que uno ayuda. Es lo que Jesús decía a sus discípulos: «Lo que han recibido gratis, entréguenlo también gratis» (Mt 10,8)” (FT 140).
“San Pablo mencionaba un fruto del Espíritu Santo con la palabra griega jrestótes (Ga 5,22), que expresa un estado de ánimo que no es áspero, rudo, duro, sino afable, suave, que sostiene y conforta. La persona que tiene esta cualidad ayuda a los demás a que su existencia sea más soportable, sobre todo cuando cargan con el peso de sus problemas, urgencias y angustias” (FT 223).
“Jesucristo nunca invitó a fomentar la violencia o la intolerancia. Él mismo condenaba abiertamente el uso de la fuerza para imponerse a los demás: «Ustedes saben que los jefes de las naciones las someten y los poderosos las dominan. Entre ustedes no debe ser así» (Mt 20,25-26). Por otra parte, el Evangelio pide perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) y pone el ejemplo del servidor despiadado, que fue perdonado pero él a su vez no fue capaz de perdonar a otros (cf. Mt 18,23-35)” (FT 238).
“Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que «sólo con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros»” (FT 272).
“ La identidad cristiana… Los cristianos no podemos esconder que «si la música del Evangelio deja de vibrar en nuestras entrañas, habremos perdido la alegría que brota de la compasión, la ternura que nace de la confianza, la capacidad de reconciliación que encuentra su fuente en sabernos siempre perdonados‒enviados. Si la música del Evangelio deja de sonar en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía, habremos apagado la melodía que nos desafiaba a luchar por la dignidad de todo hombre y mujer». Otros beben de otras fuentes. Para nosotros, ese manantial de dignidad humana y de fraternidad está en el Evangelio de Jesucristo. De él surge «para el pensamiento cristiano y para la acción de la Iglesia el primado que se da a la relación, al encuentro con el misterio sagrado del otro, a la comunión universal con la humanidad entera como vocación de todos». Llamada a encarnarse en todos los rincones, y presente durante siglos en cada lugar de la tierra —eso significa “católica”— la Iglesia puede comprender desde su experiencia de gracia y de pecado, la belleza de la invitación al amor universal. Porque «todo lo que es humano tiene que ver con nosotros. […] Dondequiera que se reúnen los pueblos para establecer los derechos y deberes del hombre, nos sentimos honrados cuando nos permiten sentarnos junto a ellos». Para muchos cristianos, este camino de fraternidad tiene también una Madre, llamada María. Ella recibió ante la Cruz esta maternidad universal (cf. Jn 19,26) y está atenta no sólo a Jesús sino también «al resto de sus descendientes» (Ap 12,17). Ella, con el poder del Resucitado, quiere parir un mundo nuevo, donde todos seamos hermanos, donde haya lugar para cada descartado de nuestras sociedades, donde resplandezcan la justicia y la paz” (FT 277-278).
Nota de fray Nelson: Gracias por esta antología de citas de FT. Precisamente sirve para demostrar lo que he dicho en mi artículo: en FT lo propio de la fraternidad específicamente cristiana queda al servicio de la fraternidad general, humana, "en Adán," y no lo contrario, como debería ser y como quiere la Escritura. ¿O puedes mostrar en FT algún texto en el que la fraternidad humana sea preámbulo, paso previo, etapa inicial pero insuficiente, hacia la fraternidad propia del Nuevo testamento?
Para mi, esta bastante claro.
Nota de fray Nelson: Así es: queda claro qué está en función de qué. Y queda clara la nivelación de creencias y religiones en función de un ideal, que es la fraternidad puramente humana, la que hemos llamado "en Adán." Y queda claro que lo que reclama nuestra fe es otra cosa.
Nota de fray Nelson: Es anterior al pecado original y no se destruye con el pecado original, en la medida en que seguimos siendo seres humanos: afectados, heridos, cargados por el pecado, pero seres humano con dignidad de tales.
Nota de fray Nelson: La humanidad que recibimos de Adán ha recibido, ella misma, el beneficio de la redención, pero no de un modo "automático" sino a través de la predicación, la conversión y la fe.
Creo que en muchos casos se trata de minimizar a Jesucristo sacándolo de todo, o pretendiendo con palabras minimizar su grandeza, muchas veces de manera torpe otras veces sutil, por ejemplo lo presentan solo como un maestro "Jesús nos ensena" "nos dice" (lo cual es cierto) PERO no se menciona su papel de Señor que nos da vida eterna. Pero el dijo "Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy". Si se predica una fraternidad mencionando a Dios como Padre pero sacando a Jesucristo de su dimensión de Señor en sentido Yahvé (por que es Dios Unigénito Jn 1,18), me parece un lenguaje falso e hipócrita que utiliza la palabra "Dios" para quitar la palabra "Jesucristo". Y eso parece ya conforta a muchos, para mi no ven la falsedad de eso. En la primera carta a los corintios dice "ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios". Los seres humanos le pertenecemos a Cristo y El al Padre, entonces por que querer sacarlo de en medio?, a mi no me conforta que se diga una cosa frente a las multitudes y otra a los creyentes.
Nota de Fray Nelson: Observa qué está en función de qué, en FT. El Nuevo Testamento no viene a enseñarnos qué podemos aportar, desde nuestra especificidad cristiana, a una especie de "fondo común" de fraternidad, sino a mostrar cómo todo lo humano, rectamente entendido y debidamente purificado por la Pascua del Señor, es gloria de Cristo. Bien lo dice Gaudium et Spes, 39:
Pues los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad; en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y trasfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal: "reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia, de amor y de paz". El reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor, se consumará su perfección.
En todo caso, vuelvo a agradecer tu esfuerzo de recopilación aunque estoy convencido de que demuestra exactamente lo contrario de lo que tú piensas que demuestra.
Tal como afirma San Juan Pablo II, “por esto la Iglesia tiene una palabra que decir, tanto hoy como hace veinte años, así como en el futuro, sobre la naturaleza, condiciones exigencias y finalidades del verdadero desarrollo y sobre los obstáculos que se oponen a él. Al hacerlo así, cumple su misión evangelizadora, ya que da su primera contribución a la solución del problema urgente del desarrollo cuando proclama la verdad sobre Cristo, sobre sí misma y sobre el hombre, aplicándola a una situación concreta” (SRS 41). Creo que lo que tú remarcas no se contrapone a lo que el Papa enseña y muestro con al magisterio de la iglesia, se complementan más bien. Bueno, lo dejo ahí…Si quieres podemos organizar un debate sobre ello, mejor, en un cara a cara teológico, contigo o con quien quiera, sobre estas cuestiones u otras.
Nota de fray Nelson: No, Oscar. Gaudium et Spes 39 muestra que la fraternidad humana está en función y mira a la gloria de Cristo. FT presenta lo cristiano como un ingrediente opcional para construir una fraternidad humana. Por favor, ya no insistas más en este punto porque los textos te contradicen.
Nota de fray Nelson: Eso NO es lo que dice Vaticano II, por ejemplo en Gaudium et Spes 39. En el texto conciliar, no es lo cristiano un elemento de la fraternidad universal, sino la convivencia social, una vez purificada, parte de la gloria de Cristo. Hasta luego.
Y la fraternidad que propone es la misma que propone Jesucristo: la del buen samaritano. A veces cuando se recuerda que el amor a Dios pasa por el amor al hermano (que eso y no otra cosa es la fraternidad) enseguida sale alguien tachando de comunista al que lo hace. Pero el evangelio está bien claro: " porque tuve hambre y me disteis de comer..."
Lo demás son zarandajas teológicas que desvirtuan lo principal.
Nota de fray Nelson: Lo que tú llamas "lo demás" no es otra cosa que el don de la redención y la donación del Espíritu de adopción. Si eso es "zarandaja" para ti, y algo que cabe en el gran cajón de "lo demás" pues... me queda claro qué entiendes tú por fe católica.
Es muy descorazonador constatar que aun los que nos llamamos Catolicos critiquemos las iniciativas e intenciones del Papa.
Nota de fray Nelson: Bueno, hay modos de ver las cosas. Para mí, lo descorazonador es que el núcleo mismo del Evangelio no sólo se omite, sino que ni siquiera se propone, y tanta gente se queda tan tranquila. Y no: el núcleo del Evangelio no es la ayuda al necesitado. La ayuda al necesitado es el fruto segundo o tercero de lo primero, que es la acogida de la gracia, por la fe en Jesucristo.
Los llamados y los elegidos, por muchos o todos, situaciones distorsionadas lingüísticamente con grave efectos doctrinarios.
Sia lodato Gesú Cristo.
Por otro lado veo que muchos de lo que están en el barco, parece que necesitan que el Papa les recuerde permanentemente las bondades del estar encima, como el hermano que permanecía con el Padre, que reclaman más la condena que la confirmación teniendolo todo a disposición. Ya hemos tenido muchos Pedro que han realizado la confirmación, ya está todo escrito. Teología impecable, catecismo concreto, todo eso ya está, no han sido sacadas esas tablas de la barca.
Ahora dentro de los comandantes encontramos algunos que tapan sus narices al ver las manos sucias y las caídas de Pedro, permaneciendo atornillados a la barca como un "geto selecto", intentan seguir poniendo clavos sin parar, no previendo que la llenan de agujeros. Y otros comandantes al ver a Pedro con las manos sucias y metidas en el agua, dicen a viva luz, ves que el agua esta buenísima, si el Papa la esta tocando!!!, y se tiran por la borda llevando a los que puedan generando monstruosas confusiones y pérdidas de almas.
Ya todo está dicho, escrito, cientos de encíclicas, todo está a un alcance de un click. Mi pregunta es cuales de los comandantes quedrán copar la capitanía? Podrá FT atraer a un hermano menor masón que esta desparramando la herencia ó ahuyentará a un hermano mayor católico que siempre ha estado al lado del padre? O ninguna de la 2?
Nota de fray Nelson: Me atrevo a decir que tienes talento de escritor. En mi opinión, sin embargo, las cosas son un poco más sencillas, por lo menos en sus líneas generales: Una encíclica es en primer lugar un documento que expone la fe y la "confirma" (ministerio propio del Sucesor de Pedro). Ahora bien, dentro de nuestra fe hay dos modos básicos de hablar de fraternidad, quedando claro que es el segundo y definitivo (fraternidad en Cristo) el que es propio nuestro y el que es nuestro gran don para el mundo. Una encíclica que omite esto último ha omitido algo sencillamente esencial.
Nota de fray Nelson: Yo también siento dolor por esos católicos que consideran que el magisterio de los Papas es solo para los católicos! ¡El magisterio de los Papas es para decirle a todo el mundo que Jesús es el Señor, que no hay otro punto final ni focal que no sea Él! Crear un malentendido en este sentido no es cosa para celebrar ni para pasar por alto. En el Magisterio del Papa y los obispos, la misma palabra que alienta y confirma al católico, ha de invitar y acercar al que no lo eso al que dejó de serlo.
La hermandad verdadera la da el Espíritu de Jesucristo, que es el Espíritu de Dios Padre Todopoderoso.
Esto dicen las escrituras y lo dicen muy claro:
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su NOMBRE, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios"
"pues los hijos de este mundo son en su generación más sagaces que los hijos de luz".
"El que no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo."
"Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre".
Y no me estoy poniendo a mi como justo, simplemente estoy transcribiendo algo tan claro.
Y fíjate bien lo que te voy a decir, una fraternidad sin Jesucristo como Señor es una falsedad. Y es preciso mencionar su Nombre J E S Ú S, explitcitamente.
Una invitación a la "Fraternidad universal" sin Jesucristo como Señor y Dueño para gloria de Dios Padre no es bíblica, lo que es esto:
Falsedad, hipocresía y cinismo.
Y no es culpa de los que no conocen a Jesucristo por diferentes circunstancias. Pero parece hay quienes lo rechazan conociéndolo e impulsan a otros a ignorarlo.
Para discursos de fraternidad universal sin Jesucristo en cualquier pagina de masonería.
La encíclica en sus primeras páginas ofrece una posición sobre cómo concibe la fraternidad. Además no es la primer encíclica social, donde no se explicita en sus enunciados que todo se dirige hacía Cristo, para gloria del Padre, véase Rerum novarum.
Aunque no es cierto que Francisco haga referencia solo al hombre caído. todo el capítulo 2 hace una reflexión sobre la doctrina de Cristo y la fraternidad. Si se trata de tirarle por tirarle a Francisco infocatolica es un paladín por excelencia.
Nota de fray Nelson: Vayamos punto por punto. Creo que este comentario lo amerita. Las cursivas son de quien firma como Antonio.
1. La encíclica en sus primeras páginas ofrece una posición sobre cómo concibe la fraternidad. -> En teología y en general en la exposición de nuestra fe los conceptos no son de libre definición. Eso vale aquí en particular para la "fraternidad."
2. no es la primer encíclica social, donde no se explicita en sus enunciados que todo se dirige hacía Cristo, para gloria del Padre, véase Rerum novarum -> No es cierto lo que dices sobre Rerum novarum. Ya en el segundo párrafo del n. 1 dice:
Así, pues, debiendo Nos velar por la causa de la Iglesia y por la salvación común, creemos oportuno, venerables hermanos, y por las mismas razones, hacer, respecto de la situación de los obreros, lo que hemos acostumbrado, dirigiéndoos cartas sobre el poder político, sobre la libertad humana, sobre la cristiana constitución de los Estados y otras parecidas, que estimamos oportunas para refutar los sofismas de algunas opiniones.
En el n. 5 dice:
el hombre, abarcando con su razón cosas innumerables, enlazando y relacionando las cosas futuras con las presentes y siendo dueño de sus actos, se gobierna a sí mismo con la previsión de su inteligencia, sometido además a la ley eterna y bajo el poder de Dios
En el segundo párrafo del n. 16:
Jesucristo no suprimió en modo alguno con su copiosa redención las tribulaciones diversas de que está tejida casi por completo la vida mortal, sino que hizo de ellas estímulo de virtudes y materia de merecimientos, hasta el punto de que ningún mortal podrá alcanzar los premios eternos si no sigue las huellas ensangrentadas de Cristo.
Podrían citarse muchos otros pasajes.
3. todo el capítulo 2 hace una reflexión sobre la doctrina de Cristo y la fraternidad -> La parábola del samaritano no condensa TODO lo que puede y debe decirse sobre la fraternidad. Es un error frecuente en estos últimos años pensarlo así. El mismo evangelio nos dice, en palabras de Cristo: "Si tu hermano peca, corrígelo" (ver Mateo 18.15-20). Es un texto clave de fraternidad, que NO está incluido en la hermosa parábola del capítulo II de FT. La afirmación de que "la madre y los hermanos de Cristo" son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen (véase Marcos 3,31ss) TAMPOCO está incluida en la parábola del buen samaritano. En general, es mala idea pretender definir algo tan grande como la fraternidad cristiana a partir de un grupo reducido de versículos.
Le damos gracias a Dios por haberle tocado..., y que usted jamás se suelte de esa mano, para lo que ha sido llamado.
si me permite orare por usted..
Oh! Santo Domingo de Guzmán, Oh! Santo Tomás de Aquino, Oh! Virgen bondadosa, Alcancen- para Fray Nelson las gracias necesarias para que siga con esa alegría y carisma, ese amor, empuje y luminosidad que resalte el esplendor de la Verdad de Cristo para que en nosotros brille la gloria de nuestro Señor Jesucristo quien nos a dado la dignidad querida desde la eternidad.
amen
Nota de fray Nelson: La fraternidad franciscana, como tú la llamas, ha sido bien analizado por Bruno Moreno en su artículo Fratelli tutti: una misión imposible. Citaré extensamente aquí lo de Bruno porque merece ser mucho más conocido y divulgado--en honor de San Francisco, además:
Para apoyar esta fraternidad universal transreligiosa, se pretende contar con el apoyo de San Francisco, o al menos de esa imagen suya tan extendida de santo pacifista. De hecho, se toma una expresión suya como título de la encíclica, Fratelli Tutti (hermanos todos), para hablar de una utópica fraternidad mundial al margen de la fe. La realidad, sin embargo, es que esa expresión de San Francisco iba dirigida a sus hermanos los frailes franciscanos, unidos como hijos de Dios en el bautismo y en el seguimiento de Cristo en la orden franciscana, no a unos supuestos “hermanos” de todas las religiones o sin religión alguna, unidos en una fraternidad puramente mundana. Es más, la frase concreta de donde ha sido tomada la expresión dice “contemplemos, hermanos todos, al buen Pastor, que sufrió la pasión de la cruz para salvar a sus ovejas” (Admonitiones 6). Esa es la fuente de la única fraternidad que vale la pena: Cristo crucificado, el Buen Pastor que derramó su sangre por las ovejas.
También se alega en la encíclica que San Francisco pedía a sus discípulos que, en tierras de sarracenos, “sin negar su identidad”, no promovieran “disputas ni controversias”. Es decir, se da a entender que San Francisco fue el primer promotor de la alergia actual al proselitismo e iba por el mundo intentando evitar toda “contienda” y sustituyéndola por el “sometimiento” ante quienes no compartían su fe, en una especie de protofraternidad universal. Es muy difícil cuadrar esta imagen distorsionada de San Francisco, basada en una cita incompleta y fuera de contexto, con el verdadero San Francisco, que, estando a merced del Sultán, sin ningún miedo, empezó diciendo: “Somos embajadores de nuestro Señor Jesucristo y traemos un mensaje de su parte, para ti y tu pueblo: que creáis en el Evangelio”. Y, por si eso era poco, continuó: “Cuando invades las tierras que has usurpado, los cristianos actúan con justicia, porque blasfemas del Nombre de Cristo y te esfuerzas por alejar de la verdadera Religión a tantas personas como puedes. Si, por el contrario, quisieras conocer, confesar y adorar al Creador y Redentor del mundo, los cristianos te amarían como a ellos mismos”. Desde luego, tenía muy claro que el verdadero amor fraterno solo podía encontrarse en Cristo y en la conversión a Él.
O sea que no es tan "difícil de entender."
Por lo demás, yo no estoy desdeñando al capítulo II sino diciendo que ese estudio, como fundamento de lo que es fraternidad, se queda muy corto. Si miras la entrevista que he publicado, yo he dicho, y ahora repito, que hay cosas muy valiosas. Quizás en una segunda edición se podría rescatar mucho de eso valioso que tiene.
Y por favor, ahórrate los calificativos como "mala fe" o esas cosas. No añaden ideas. Son ruido.
Nota de fray Nelson: Mi respuesta a tu última pregunta: No. Si una ética natural bastara para la fraternidad universal , no hubiera sido necesaria la muerte redentora de Cristo.
Ahora bien, yo veo esta encíclica en continuidad, casi como una ampliación, de la encíclica Populorum Progressio, que tocaba también el tema de la fraternidad universal. Encuentro varios paralelismos, incluso el ejemplo de Carlos de Foucauld propuesto aquella vez por san Pablo VI como "hermano universal" también es recogido por el papa Francisco. En ese sentido, también se le podrían hacer las mismas críticas a la Populorum Progressio, porque habla en los mismos términos sobre la fraternidad humana, "en Adán". No sé si en su tiempo fueron tan críticos como veo que muchos lo están haciendo ahora con el papa Francisco. Lo que sí sé es que muchos que están ahora al acecho para "buscarle la caída" al papa, no juzgan con igual severidad a las mismas cosas dichas por sus antecesores. Afortunadamente no es su caso padre, sé que sus comentarios los hace con mucha objetividad. Pero tristemente otros sacerdotes y obispos parece que no tuvieran otra misión sino la de darle palo al Santo Padre.
Gracias y bendiciones.
Nota de fray Nelson: Proponer fraternidad "en Adán" es necesario. Ahí se fundamenta el derecho internacional, y en general, el lenguaje entero de Derechos Humanos, al que tenemos bastante que agradecer como puente entre culturas y regímenes políticos. No; el problema no es ese.
El problema está en que cuando hablas de un "sueño," meta, fin, objetivo, propósito, o similares, estás diciendo en qué crees y qué sería satisfactorio según tus convicciones. Desde la enseñanza cristiana, la fraternidad puramente humana es un paso sólo inicial, incompleto, incierto, provisorio, destinado a fracasar a largo plazo.
Eso hay que decirlo porque, si lo callas, bien parece que tu fe queda contenta y satisfecha con la fraternidad "en Adán." Y yo pregunto: ¿En qué parte de FT se hace ver que la fraternidad puramente humana, la del simple convivir como sociedad pluralista, es solamente un comienzo; algo incompleto, incierto, provisorio, que sólo lejanamente anuncia la verdadera fraternidad, don de Dios dado en Cristo? ¿No es necesario recordar eso una y otra vez a los católicos, y decirlo honesta y gozosamente a los que no lo son?
Ahora mira el cambio de lenguaje cuando llegamos a Populorum progressio. En el n. 12:
Fiel a las enseñanzas y al ejemplo de su divino Fundador, que dio como señal de su misión el anuncio de la Buena Nueva a los pobres (cf. Lc 7, 22), la Iglesia nunca ha dejado de promover la elevación humana de los pueblos, a los cuales llevaba la fe en Jesucristo.
En el n. 16:
De la misma manera que la creación entera está ordenada a su Creador, la criatura espiritual está obligada a orientar espontáneamente su vida hacia Dios, verdad primera y bien soberano. Resulta así que el crecimiento humano constituye como un resumen de nuestros deberes. Más aun, esta armonía de la naturaleza, enriquecida por el esfuerzo personal y responsable, está llamada a superarse a sí misma. Por su inserción en el Cristo vivo, el hombre tiene el camino abierto hacia un progreso nuevo, hacia un humanismo trascendental que le da su mayor plenitud; tal es la finalidad suprema del desarrollo personal.
Mira la manera como San Pablo VI describe el desarrollo y el ideal al que hay que tender (nn. 20 y 21):
20. Si para llevar a cabo el desarrollo se necesitan técnicos, cada vez en mayor número, para este mismo desarrollo se exige más todavía pensadores de reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, el cual permita al hombre moderno hallarse a sí mismo, asumiendo los valores superiores del amor, de la amistad, de la oración y de la contemplación[15]. Así podrá realizar en toda su plenitud el verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas.
21. Menos humanas: las carencias materiales de los que están privados del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo. Menos humanas: las estructuras opresoras, que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. Más humanas: el remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. Más humanas también: el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza (cf. Mt 5, 3), la cooperación en el bien común, la voluntad de paz. Más humanas todavía: el reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin. Más humanas, por fin y especialmente: la fe, don de Dios acogido por la buena voluntad de los hombres, y la unidad en la caridad de Cristo, que nos llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres.
Pues eso es lo que hay. Oremos, oremos, oremos.
francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, discreto, armónico, selectivo, jerárquico, internacional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de fraternidad.
Os dejo algún enlace de interés de lo que León XIII dice en su encíclica Humanum Genus de 1884, para definir los principios naturalistas de la masonería. Cada cual que saque sus propias conclusiones:
https://youtu.be/aL1dDgCq60w
Viva Cristo REY!
Nota de fray Nelson: Aunque he sido claro en mi insatisfacción con aspectos esenciales de FT, no puedo compartir tu veredicto, que ha sido expresado también por otras personas, es decir, no comparto que la fraternidad propuesta por el Papa Francisco sea equiparable, sin más, con la propuesta masónica. De hecho, la enumeración que haces de los rasgos masónicos típicos nos facilita ver en qué se parece y en qué se diferencia FT de los masones. Tomemos cada uno de los adjetivos que has citado:
Iniciática: FT no propone nada semejante sino algo abierto a todos.
Filantrópica: coincide en buena parte con FT
Simbólica: No tiene que ver con FT
Filosófica: No tiene que ver con FT
Discreta: No tiene que ver con FT
Armónica: Es adjetivo tan amplio, que se puede aplicar casi a cualquier cosa
Selectiva: No tiene que ver con FT
Jerárquica: No tiene que ver con FT
Internacional: coincide con FT
Humanista: coincide con FT casi completamente
Estructura federal: se puede comparar con algunas frases de FT
Basada en sentimiento de fraternidad: coincide con FT
De los doce elementos que mencionas, hay cinco que coinciden con FT (demasiadas, para mi criterio); seis que no coinciden; y una que es completamente general y se puede aplicar a casi todo.
En ese sentido, creo que la comparación con la masonería si acaso puede servir como advertencia, y en ese caso es útil, pero no puede presentarse como un hecho.
En tiempos de la revolución francesa un masón le dijo a Napoleón que había inventado una nueva religión y, Napoleón le dijo, pero primero tienes que morir crucificado y después resucitar para creerla esto demuestra que sólo hay una religión que salva
¿Como piensa usted defender al papa en esta ocasión?
Esto ya no tiene mas vuelta de hoja no intente argumentar ni hacer malavares hermeneuticos; nos cambiaron la doctrina la moral y la liturgia en la iglesia y asistimos al desplome de la santa iglesia.
Ah pero eso si con todo respeto hacia el papa.
Nota de fray Nelson: No hago malabares (ni menos "malavares"). Ni acusar por acusar; ni defender por defender. Mira los argumentos.
- se da una relación familiar,
- que no sustituye, sino que queda "afiliada"
- en la Fraternidad universal de los descendientes de Adán y Eva.
De esta sensata verdad de don Pero Grullo, se pueden deducir algunas consecuencias, al estilo sensatamente perogullesco de que:
- Pepito, Pepita y Pepe, con todos sus antepasados -o felizmente antepresentes aún- padres, abuelos, recontratatarabuelos, y sus respectivos vecinos con sus correspondientes "sagas" y ancestros también, son tan humanos unos como otros:
- como individuos, todos somos iguales en Fraternidad Universal.
- si contemplamos a Pepito exclusivamente desde la Fraternidad Universal, existe el riesgo de verlo simplemente como uno más -aspecto cuantitativo-.
Si decimos a Pepita y a Pepe que Pepito es además de su hijo, un miembro de la sociedad humana, y como tal es también su "hermano", lo pueden aceptar sin problema. ¡Peeeero!... digamos a Pepita y a Pepe, que como todos los nacidos, son universalmente fraternos, que intercambien a Pepito con el hijo de cualesquiera vecinos... algo falla al contemplar a cada individuo desde la Fraternidad Universal. Esa idea de Fraternidad Universal, capta una verdad del individuo, pero no toda la verdad, y si se acomoda bien a verlo como ciudadano, por ejemplo, tiene el riesgo de "conformarse" con captar esa verdad como "unilateral", "acomodaticia", "ideologizable", y puede ocurrir a quién diga que "todos somos iguales", que su misma madre, la que lo parió, le diga: "de eso nada: tú eres mi hijo, como tal irrepetible, como tal distinguible..."
¿Será -tal vez- la precariedad del intelecto humano, que parece rebelde para "adensar" el concepto de "Fraternidad Universal" con los "datos" con que Pepita y Pepe perciben su Fraternidad Universal con Pepito?...
A don Pero Grullo, se le ocurre que una forma de "adensar" el significado del concepto de "Fraternidad Universal", puede encontrarse cayendo en la cuenta de que lo mismo que Pepita y Pepe, pueden percibir a Pepito como "hermano" también, ¡caramba!, resulta que igualmente, todos los seres humanos, podemos percibir en "fraternidad universal" a Adán y a Eva como "hermanos", ambos forman parte de la "Fraternidad Universal", con lo cual, nos hemos quedado huérfanos en la tal "Fraternidad Universal", salvo que un ancestro común, algo así como un "Primer motor" pusiera en marcha nuestra "Fraternidad Universal", ¿o no?.
Con ello, nuestro pobre concepto de "fraternidad universal", podría "adensarse" si fuéramos capaces de percibirlo con cierta elevación de miras, que nos acercase a la idea de "Fraternidad Universal" del "Primer motor"...
La Fe nos insinúa un posible dato para "adensar" nuestra idea de fraternidad universal con la idea que Dios tiene de "Fraternidad Universal", pues tal vez -corríjaseme si yerro- sea legítimo interpretar las palabras del Génesis "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza", en el sentido de "hagamos una Fraternidad Universal a nuestra imagen y semejanza". Si hubiera dicho "hagamos a Adán -o a Adán y a Eva- a nuestra imagen y semejanza", la cosa cambiaría, pero no, las palabras del Génesis parecen más directamente dirigidas al género Homo, aunque la puesta en marcha de la operación creadora, comience por la especificación en Adán.
Si con la Creación del hombre, de Adán, de la "Fraternidad Universal", nuestra "fraternidad universal" cobra una mayor densidad, y podemos ver al Creador como "padre" de alguna manera, en sentido estricto no es nuestro padre, dado que no somos de su misma naturaleza, cuestión esta, necesaria para una efectiva paterno-filiación, que don Pero Grullo percibiría diciendo que todo bicho engendra un hijo como él, y si no es de su misma naturaleza, no es hijo.
Ahora bien, en la Encarnación, revela Dios otro dato que puede adensar más nuestra idea de "fraternidad universal": Dios se ha hecho hombre, de la estirpe de Adán.
Y esto con todas las consecuencias, inclusas las "antecedencias", pues si por un lado, la asunción de la naturaleza humana en Dios, tal como la lleva a cabo Cristo, abre la posibilidad a todo ser humano pasado, presente o futuro, a afiliarse en Cristo a Dios como "Padre nuestro"; "nuestro", pero de todos nosotros en Cristo, que si es quién lo dice, nos lo dice, y enseña, y también ejerce como Notario que detenta nuestro "derecho" a llamar Padre a Su Padre, en otras palabras, no tiene nuestra naturaleza humana "derecho" a llamar Padre a Dios, sino por comunión con Cristo. Una de las consecuencias de esto es que Cristo "se hizo pecado" con nosotros para redimirnos; una de las "antecedencias" es que Cristo sabe -y quiere- que seamos libres, no nos impone la Comunión en la Paternidad con Su Padre, y cualquier ser humano puede rechazar la oferta y propuesta. En el caso de que la desconozca, Dios sigue reservándose en su Misericordia las vías que considere oportunas, al tiempo que debe preocuparnos, e incluso atemorizarnos el hecho de que si por nuestra culpa u omisión no ha llegado a alguien esta "Buena nueva" esperanzadora, los que aparentemente hemos sido privilegiados con ella, vamos a tener dificultades de exoneración, pues a "quién mucho se le dió, mucho se le exigirá".
Le agradezco su análisis y más que todo, su verdadero respeto por el Santo Padre.
Me parece sin embargo que ha quedado fuera de ese análisis la pregunta principal: el por qué de la encíclica.
Cuando un Papa habla, al pueblo cristiano o al mundo entero debe ante todo, tener una razón referida a la oportunidad y a la causa. Esto tiene que ver con la interpretación de los signos de los tiempos.
Creo que los acontecimientos que se vislumbran para este mundo darán nueva luz sobre la urgencia de nuestro Santo Padre de proclamar que todo acto de caridad humana hunde sus raíces en la acción del Espíritu Santo, y de que la verdadera piedad y religiosidad nunca es causa de odio o división.
Ni que la guerra pueda imputarse a la verdadera Fe.
Si Dios aún le dá vida, el Papá atacará aún otro frente que le preocupa: la homogeneización del pensamiento único que barrerá las culturas de los pueblos.
Me temo que está sabia lucha contra las banderas del Anticristo, se entenderá muy tarde.
Mientras tanto creo que Francisco ya ha aceptado su cruz.
Muchas bendiciones.
Nota de fray Nelson: Hubiera sido estupendo que en FT el Papa hubiera dicho que todo acto de [genuina] caridad humana hunde sus raíces en la acción del Espíritu Santo. Pero no lo dijo.
Y esto por que es simplemente una frase mia que interpreta y recapitula el mensaje evidente de la enciclica.
Padre relea los puntos 61, 85 o 93.
Usted reclama que a su juicio faltaría una mención expresa y clarísima que diferencie la fraternidad humana, de la fraternidad en Cristo y que además establezca la clara superioridad y perfección de esta última. Es imptrscindible a los fines específicos de esta encíclica? Es muy discutible. Nunca pretende ser un tratado teológico exhaustivo y agotador sobre la fraternidad.El incluirlo hubiera sido más completo y rico? Sin duda que sí! Justamente por que siempre habrá quien reclame, aun en lo evidente, más claridad. Por aquello de que a buen entendedor sobran las palabras...
De todos modos por su cortés corrección, no parece preocuparle el por qué ni el para qué de la encíclica.
Con todo respeto, creo que hoy el bosque le impide ver el árbol.
Bendiciones!
Nota de fray Nelson: Los fines específicos de una encíclica no pueden velar los fines específicos de la Iglesia misma, que es anunciar el Evangelio de Cristo.
Entiendo perfectamente la necesidad de hablar de la fraternidad "en Adán" y lo que de allí se deriva, que es importantísimo: Derechos Humanos, y por consiguiente, dignidad de toda persona humana; posibilidades de colaboración y cooperación en una sociedad pluralista; empeño en tareas que nos atañen a todos, como es el cuidado del planeta; etc. ¡Eso es importante!
Pero ¿cuál es la razón para no ofrecer, más allá de eso, los bienes mayores, perdurables, firmes, eternos, que nadie sino la Iglesia puede ofrecer? ¿Y cuál es la razón para, no sólo no ofrecerlos, sino presentar lo cristiano como "un aporte más" dentro de un objetivo que se presenta como superior y último en el texto? Realmente estamos ante una oportunidad perdida y es simplemente honesto reconocerlo.
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