Las tres grandes intenciones para el 2015
Se abre ante nuestros ojos un año nuevo. Quiero presentarte las tres grandes intenciones que considero indispensables en nuestro corazón, si somos creyentes y católicos convencidos.
(1) Hay que orar mucho por la Iglesia perseguida con la violencia y buscar caminos de expresar nuestra solidaridad con los hombres y mujeres que arriesgan su vida y su todo por permanecer fieles a Jesús. Hablo de muchos de nuestros hermanos en África (Nigeria, por ejemplo, y en parte, Egipto), o en Asia (Siria, Iraq, por ejemplo, y en partes de la India y otros lugares).
(2) Hay que orar por la Iglesia perseguida por la seducción de la mundanidad, y pedir a Dios que se levanten voces claras y vigorosas que sepan tapar la boca a los sacerdotes, obispos y cardenales irresponsables, o en complicidad de pecado, que proponen barbaridades, como los que hablan de reconocimiento de matrimonio gay o de dar la sagrada comunión a los divorciados. Ese tipo de personas hacen mucho daño y van a presionar mucho para que en la segunda parte del Sínodo de la Familia, a celebrarse en este 2015, se imponga su punto de vista y la Iglesia produzca un documento traidor a Cristo y al Evangelio. Si algo así sucede, pasarán siglos antes de que el daño se repare, aunque por supuesto la Iglesia no se acabará. Esta intención implica interceder fervientemente por el Papa aunque sabemos que un error suyo en esto no termina la autoridad de la Iglesia ni del papado mismo. Pero sería un daño espantoso y hay que suplicar que Francisco sea claro en sus palabras y firme con la firmeza de Cristo en lo que hay que defender en cuanto al matrimonio y la familia.
(3) Hay que orar por las graves tensiones internacionales, que no cesan, sobre todo con Corea del Norte y con Rusia. En esto no se trata de creer que nosotros los de Occidente somos “buenos” porque hay grandes valores morales en esos países, sobre todo en Rusia, que están siendo despreciados y prostituidos en nuestros países, sobre todo en el Atlántico Norte, o sea Estados Unidos, Canadá y Europa, donde pareciera haber una guerra contra la familia y un afán tenebroso de imponer lo que San Juan Pablo II llamaba la cultura de la muerte. Muchos temen que la situación de Ucrania y la simultánea presión económica sobre Rusia desencadenen desastres irreversibles.
Así que hay que orar. Todos. Con amor. Con perseverancia. Con la mirada puesta en Cristo, Hijo de Dios vivo y Rey de Reyes.
6 comentarios
Sobre las intenciones 1 y 3 no veo como podemos influir más que con la oración y el sacrificio.
Pero sobre la intención 2 me parece que nos falta desarrollar modos apostólicos de decir, explicar y hacer que sirvan para "integrar" a los divorciados vueltos a casar y para animar a los que se consideran excluidos-por ejemplo los homosexuales- a conocer mejor a Jesucristo, a fin de que lleguen a desear y pedir la gracia de la conversión como nosotros también la pedimos .Podría Ud. orientarnos al respecto?
"Hay que suplicar que Francisco sea claro en sus palabras y firme con la firmeza de Cristo en lo que hay que defender en cuanto al matrimonio y la familia". Jesucristo nos dijo: "Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no", que lo que pasa de aquí viene del Maligno" (Mt 5,37).
"Hay que... pedir a Dios que se levanten voces claras y vigorosas que sepan tapar la boca a los sacerdotes, obispos y cardenales irresponsables, o en complicidad de pecado, que proponen barbaridades, como los que hablan de reconocimiento de matrimonio gay o de dar la sagrada comunión a los divorciados".
"Jesús les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.» (Mt 15,13-14).
A mí me ha sucedido varias veces en la Iglesia que vengan personas a preguntarme: "¿Con qué Padre puedo hablar que sea "amplio"?". Y por supuesto que "amplio" significaba que le permitiera cualquier cosa. Yo, como buena desgraciada que soy, me decía en mi interior: ¿"Amplio"? Ya te voy a dar "amplio", y los mandaba a mi director espiritual, que era el más exigente de todos.
¿Por qué tanto problema? Desde siempre hemos sabido que no se puede comulgar sino se está en gracia de Dios, es decir, si se está en pecado mortal, y que el adulterio y el mantener relaciones homosexuales son pecado mortal. No veo dónde está la dificultad en entender esto.
Recemos sin cesar por las personas que se encuentran en esa situación, para que, siguiendo la inspiración divina, abandonen el estado en que se encuentran y puedan retornar a una relación amorosa con Dios.
Todos, en mayor o menor medida, tenemos que vencer tentaciones y dificultades que "la seducción de la mundanidad" nos presenta. En unos, de una forma; y en otros, de otra. Y Jesucristo nos dijo: "Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil." (Mt 26,41). Pero la tentación está en todos y hay que resistirla mediante la oración.
Eduardo: Una forma directa de colaborar con ellos podría ser el ayudarlos en su formación religiosa y en motivarlos a iniciar una vida de oración. Que del resto se ocupa Dios. Que el Espíritu Santo te ilumine.
Muchísimas gracias Fray Nelson por ser una de esas voces claras y vigorosas que tanta falta están haciendo en este momento en que el Maligno se encuentra como en su propia salsa. Que Dios lo bendiga y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
Dejar un comentario