(114) Que tu oficio, cristiano, es ser santo, y volar hacia lo alto
Si no iluminamos la oscuridad con la luz que se nos ha dado, ¿qué será del mundo?
Sucumbirá en su inquietud, en su movimiento sin reposo, en su sombra de muerte y su duda sin fin.
¡Hay que iluminar la oscuridad!
Por eso, cristiano, tu oficio es ser santo. Para que el Verbo ilumine a través de ti. Y orar por ello. Orar constantemente, sin detener tu vuelo hacia lo alto. No le des más vueltas. Todo lo demás te sobra.