(336) Restaurar el derecho y la justicia, también en teología moral
1ª.- El derecho es lo que es justo, id quod iustum est, como recalca Vallet de Goytisolo, la cosa justa, res iusta.
Contra la moda convencionalista actual en teología moral, el derecho no son las normas generales, como da a entender, confusa y desdeñosamente, Amoris laetitia. No es ni se funda en la normatividad kantiana, ni en el acto personal de autodeterminación (Wojtyla) ni en la autoposesión y la automoción (Guardini) individual del sujeto reclamante y contrarreclamante (diría Turgot). Porque el derecho no es un poder subjetivo ni un querer personal, sino lo que es justo.
2ª.- El orden del derecho, en sentido clásico, sólo es propiamente jurídico en cuanto es orden justo. Porque, contra el personalismo, el derecho se determina respecto a lo justo, no respecto a la norma. Y no hablamos de lo justo como ideal, en la línea de Amoris laetitia. Sino de lo justo determinado y concreto, de carne y hueso, por así decir; hablamos de la naturaleza de las cosas y de la cosa considerada en sí misma.
Bajo este punto de vista, la misericordia se mal entiende si se considera mera dispensación de la ley (entendida, para ello, como mera norma convencional). También se deforma su sentido si es presentada como alternativa evangélica a la justicia, (pero no a la justicia objeto del derecho, sino a la justicia que es un constructo, la “justicia elaborada” de las reglas de un juego. Por eso, al no tener un concepto objetivo de lo justo, la misericordia desjuridizada se presenta como excepción a una norma, concedida por quien tiene autoridad, en una perspectiva hobbesiana del bien moral y de la ley.
3ª.- Para comprender la relación de lo justo con la cosa considerada, hay que entender que la realidad no es algo indefinido, que las cosas son lo que son, que no está en manos del hombre autodefinirse, como pretende Pico de la Mirandola, ni alterar el ser de las cosas, sino contemplarlo; no transmutarlo, como pretende la moderna goecia (magia negra positivista) del demoliberalismo.