El catolicismo, cuando no está aguado, da alegría, frescura, tranquilidad, como en los cuadros de Bellini, temperada armonía.
El azul ultramar es su color: perfecto, costoso, litúrgico, indescifrable por misterioso, a la vez profundamente racional.
Es el azul del Logos viviente, como del Agua de la Vida; es el azul atesorado por el arte, azul por el que el gran Claudio de Lorena pagaba lo que hubiera que pagar, para que ninguno de sus cielos sufriera miseria, o perdiera sacralidad.
1.- Utilizar el lenguaje de manera vacía es una perversión cuando se trata de la Palabra de Dios.
2.- Parece distintivo de la democracia relativista y liberal la autodestrucción de todo fundamento de identidad, y la acogida ciega y buenista de todo enemigo que pretenda devorarla. Occidente se suicida alegre y dulcemente.
Alonso Gracián Casado y padre de tres hijas. Diplomado en Magisterio y Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Le apasiona la pintura y la polifonía, y todo lo que es bello y eleva.
Tiene la curiosa costumbre de releer a Tolkien y a Bloy cada cierto tiempo. Sabe que sin Cristo todo es triste, feo y aburrido hasta la muerte, y que nosotros sin Él no podemos hacer nada (Jn 15, 5), salvo meter la pata. Por eso cree no perder el tiempo escribiendo diariamente algunas líneas en la red, con esta sola perspectiva: contemplar a Cristo como centro del universo y de la historia.