(426) La reducción existencialista
Fe es «virtud con la cual asentimos firmemente a las cosas que Dios ha revelado […] nadie puede con razón dudar que esta fe es necesaria para conseguir la salvación» (Catecismo Romano, cap. I)
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En los párrafos anteriores hemos delineado por encima, informalmente, algunas mutaciones doctrinales con que el moderantismo católico ha transformado la virtud de la fe en la vivencia de un valor religioso. El motivo de esta transmutación de esencias es acomodar la religión revelada a los principios existenciales del mundo moderno, tal y como eclosionaron en la Revolución Francesa; pero corregidos por el moderantismo cristiano, para que no lleguen a ser radicales, y pueda seguirse siendo, a la vez, moderno y cristiano.
Porque los moderados católicos, como buenos conservadores que son, no quieren desorden sino orden. Pero no el orden tradicional, en que el conocimiento tiene la primacía; sino el orden nuevo, en que los sentimientos y las experiencias subjetivas se han apoderado del entendimiento.
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Para la mente católica tradicional, la fe es «principio de la salvación del hombre, fundamento y raíz de toda justificación, y sin la cual es imposible hacerse agradables a Dios, ni llegar a participar de la suerte de hijos suyos» (Trento, ses. 6ª, cap. VIII). Por eso la fe, para el pensamiento tradicional, «es la primera virtud cristiana, en cuanto fundamento positivo de todas las demás» (ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid, 1958, pág. 435).
Fundamento, ni más ni menos, como el cimiento de un edificio; pues aunque la caridad es más excelente, sin fe es imposible esperar y confiar, sin fe es imposible amar sobrenaturalmente. Y es también raíz, «porque de ella, informada por la caridad, arrancan y viven todas las demás (virtudes)» (Ibid., pág 436).
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Tras decenios de predicación existencialista y no menos existencialista catequesis, las clásicas distinciones sobre la fe han quedado oscurecidas y difuminadas en la ambigüedad. Porque al minusvalorarse el entendimiento, se minusvaloran también las distinciones con que se clarifica la verdad. El error, entonces, se hace fuerte y se difunde.
De manera que, siguiendo los axiomas del pensamiento neoteológico y personalista, se confunde sujeto con objeto, y ya no se distingue el sujeto que cree del objeto que es creído; ya no se distingue la fe subjetiva de la fe objetiva. Se habla, como alternativa, de una experiencia personal unificante en que se difumina lo objetivo y lo subjetivo: un encuentro vital entre dos sujetos: Jesús y la persona humana, (ya ni siquiera el creyente, sino todo hombre). Es el pensamiento “relacional” y dialógico, en que la fe es definida como una relación interpersonal vital, en la que no es necesario creer sino sentir.
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Era un paso lógico desenfocar las distinciones con que la doctrina clásica precisaba la fe subjetiva. Porque, tradicionalmente, se hablaba de fe divina (con la cual se cree todo lo revelado por Dios); de fe católica (con la cual se cree todo lo que la Iglesia jerárquica propone como revelado por Dios); de fe habitual (hábito sobrenatural que Dios mismo infunde con el bautismo); de fe actual (el acto sobrenatural propio del hábito antes dicho).
Tambien de fe formada (perfeccionada por la caridad en el estado de gracia); de fe informe (no perfeccionada por la caridad, en estado de pecado); de fe explícita (con la cual se cree tal o cual misterio concreto revelado por Dios); de fe implícita (con la cual se cree todo, aunque se ignoren misterios concretos); de fe interna (si está dentro de nuestra alma); de fe externa (sacada afuera mediante palabras, figuras o señales) (Ver, para todas estas distinciones, Royo Marín, Ibid., pág. 436, que he seguido casi al pie de la letra).
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Respecto de la fe objetiva, también la doctrina tradicional realizaba precisas y preciosas distinciones. De nuevo siguiendo la Teología de la perfección cristiana, (págs. 436-437), hablamos de fe católica, (conjunto de verdades reveladas que Dios comunica a todos los hombres para que creyéndolas puedan salvarse por gracia, contenidas en Escritura y Tradición explícita o implícitamente); de fe privada (conjunto de verdades manifestadas por Dios en privado a una persona concreta); de fe definida (propuestas explícitamente por la Iglesia bajo pecado de herejía y pena de excomunión); de fe definible (que pueden ser propuestas explícitamente).
También de fe necesaria con necesidad de medio (aquellas verdades cuya ignorancia, aun inculpable, impide absolutamente la salvación, como la existencia de Dios remunerador de buenos y castigador de malos, la Santísima Trinidad o Cristo redentor, al menos implícitamente); de fe necesaria con necesidad de precepto (aquellas verdades cuya ignorancia inculpable no impide la salvación, como pueden ser algunos dogmas concretos).
La fe, tanto subjetiva como objetiva, puede aumentar hasta un grado eminente, para que el justo pueda vivir de la fe (Rm 1, 17). Pedir a Dios que la haga crecer es petición necesaria.
El católico moderno, sin embargo, desconfia de todas estas distinciones, porque, a hechura del hombre moderno, sólo confía en sus emociones y sentimientos. Que aumente la fe o disminuya, para él, no es otra cosa que aumenten o disminuyan sus experiencias espirituales.
De esta forma, se ha extendido entre las mentes católicas, como una enfermedad mortal para la fe, la minusvaloración moderna del entendimiento. Al rechazar la primacía del conocer se rechaza la necesidad salvífica de la verdad. Al suprimir el entendimiento de la virtud de la fe, convertida en experiencia espiritual, se deja la esperanza y la caridad sin asidero cognitivo, flotando en la indefinición existencial, abandonadas al mero acontecer inmanente y al mundo autónomo de los valores.
Es así como la perspectiva existencialista, como una máquina de vacío, deja hueca de verdades la fe. La vida cristiana se convierte en experiencialismo subjetivista. La fe, entonces, ya no consiste en creer, sino en experimentar, sentir, confiar, tener un encuentro espiritual. Las clásicas distinciones dejan de tener sentido.
31 comentarios
Ante eso, la alternativa "existencialista" no tiene por qué ser tan mala y el "encuentro con Jesús" no es exclusivamente emocionalista, se puede entender como la dicotomía escucha-obediencia.
A lo mejor la alternativa es minimizar el contenido doctrinal de la "Fe" y potenciar un conocimiento de Dios como el del Salmista, basado en el conocimiento y adhesión a su voluntad.
Cuando san Pablo habla de la Fe que justifica ciertamente no habla del contenido intelectual del dogma solamente.
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A.G.:
No minusvalore Ud a la Iglesia, que columna y fundamento de la verdad (1Tim 3, 15)
Los tres elementos que nombra, los ha generado la Iglesia precisamente para aclarar. No puede ser de otro modo, porque el contenido de la Fe trata de realidades y éstas siempre suscitan dificultades a nuestro modo de conocer. Será así mientras no gocemos de la visión.
Además, tenemos la obligación de profundizar la Fe, conforme a nuestra capacidad.
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A.G.:
Sin duda Luis Fernando es mucho más dañino.
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Alonso Gracián tiene toda la razón. A ello añado que eso es típico de protestantes pentecostales
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A.G.:
Así es, y del moderantismo católico, inspirado en ellos vía pensamiento moderno.
Francisco dice una cosa muy sensata: "no se puede alimentar a los fieles con disputas". Y yo añado: ni con opiniones, ni con un magisterio ordinario desbordado y asfixiante, ni con discusiones teológicas sino con claridad y simplicidad.
Yáñez: el problema que yo apunto es que se presenten como de fe aspectos que NO son de Fe, no que haya que profundizar en la Fe, lo cual es cierto. Y eso pasa mucho, tanto que llega a ser difícil discriminar.
Prueba de que digo la verdad, un hecho: mirar Hispanoamérica vuelta a la herejía y apóstata.
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A.G.:
La delimitación de los contenidos de la fe es tema que no se trata en este post. Como tampoco se trata de los problemas de los actuales textos docentes de la Iglesia.
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A.G.:
La doctrina cristiana no pretende reducir la fe a entendimiento, sino que enseña que la fe consiste en creer, y creer se hace con el entendimiento. Lo cual no quiere decir que el acto y hábito de creer no tenga implicaciones para la vida entera del hombre, como tantas veces se ha dicho en este blog.
Se trata de que Dios quiere que conozcamos sobrenaturalmente una serie de verdades necesarias para salvarse, y conocer es algo que se hace con el entendimiento. Por mucho que pese a los personalistas, que pretenden que conocer se hace con la voluntad.
Reglas de la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, redactadas por el siervo de Dios Miguel Mañara (1627-1679).
Si no, no sé de qué está hablando.
Saludos cordiales
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A.G.:
Una de las tres potencias, entendimiento, memoria y voluntad. Ver RAE: Potencia del alma, en virtud de la cual concibe las cosas, las compara, las juzga, e induce y deduce otras de las que ya conoce.
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A.G.:
No he estudiado la discapacidades cognitivas, no puedo ayudarle en este tema.
"creer es inmediatamente acto del entendimiento, pues su objeto es la verdad, acto propio de aquél. Por eso es necesario que el principio de ese acto radique en el entendimiento."
Santo Tomás, Suma, II-IIae, c4, a. 2
Sin ser ningún experto, tampoco, en discapacidades; creo la Palabra cuando dice:
1 Cor 1, 27 "Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte."
Después de decir que hay mucha gente sencilla en la Iglesia, pocos sabios según el mundo.
Una persona sencilla, o simple, puede asentir las verdades de la fe en cuanto Dios le permite conocerlas, abriendo su entendimiento. Y en muchas cosas pueden ser más sensatos que los sabios del mundo.
Si los niños pueden ser Santos, ¿por qué no alguien que sigue siendo "como un niño"?
El entendimiento es una potencia del alma, en virtud de la cual concibe las cosas, las compara, las juzga, e induce y deduce otras de las que ya conoce.
Lo que habría que precisar es si esas operaciones que realiza el entendimiento son exclusivamente de naturaleza lógico-racionales, o también interviene la dimensión afectiva: "solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos" (Saint Exupery).
Finalmente aclarar que yo no pienso que la doctrina cristiana pretende reducir la fe a entendimiento, todo lo contrario; además lo que yo digo es que el entendimiento que nos proporciona la fe está potenciado por los dones del Espíritu Santo, que es la "Llama de Amor Viva".
Con ese entendimiento potenciado por el Espíritu Santo la doctrina cristiana se hace connatural al ser humano.
Hacerse connatural significa que la verdad de la fe inunda todas las dimensiones de la persona: intelectuales y afectivas, las que nos permiten conocer de forma objetiva y también de forma subjetiva.
Si consideramos que el modelo más acabado de verdad es el que viene dado por el conocimiento objetivo, estático, exacto e inequívoco; siendo este modelo el de la fe; entonces las personas con discapacidad intelectual estarían abocadas a permanecer inexorablemente en la increencia.
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A.G.:
El mundo de los afectos, las emociones y los sentimientos no pertenecen al entendimiento en sí mismo, sino a la voluntad, la sensibilidad, las pasiones, etc. Con el entendimiento no se siente, eso es con la voluntad.
Respecto a lo demás que plantea, se lo he explicado ya en numerosas ocasiones, por lo que no voy a volver a incidir en ello.
Respecto al tema de las discapacidades cognitivas, vuelvo a decirle que no puedo opinar, porque no lo he estudiado lo suficiente y escapa a mi competencia. Tal vez un neorólogo, o un psiquiatra, podrían aportar más luz.
Creer se afirma no sólo en sentido extensivo, sino principalmente intensivo, es decir volitivo. Se tiene mayor Fe no porque se conozcan más aspectos de la doctrina, sino por el grado de adhesión con que el intelecto, movido por la voluntad, cree lo revelado por Dios.
Además, es un conocimiento sobrenatural. Alguien puede ser doctor en teología católica y no tener la Fe.
Tener la Fe es tenerla toda, porque significa adherir a cuanto enseña la Iglesia, aunque no lo conozcamos exhaustivamente. Por consiguiente, como afirma Natanael, si un niño sin uso de razón o un deficiente mental son bautizados reciben exactamente la misma Fe, la única que existe.
Estoy de acuerdo con usted. Gracias al Bautismo se nos regala el don de la fe, luego con el paso de los años ese don debe crecer intensiva y extensivamente.
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A.G.:
No es talmente un regalo, en este sentido: porque Cristo ha tenido que satisfacer por nuestros pecados con muerte de cruz, para reconciliarnos con el Padre. Estábamos en estado de enemistad, y ha sido por el sacrificio de Nuestro Señor que el Padre nos hace amigos e hijos adoptivos, tras aplicarnos los méritos de su Hijo. Es gratuito (regalo) en el sentido que el Padre no nos debía nada, aunque nosotros sí le debíamos a Él. Las gracias que el Padre nos da, es en virtud de la reconciliación obrada por su Hijo a través de su Pasión.
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Es preciso ante todo aclarar que cuando se afirma que sin fe es imposible agradar a Dios, se hace referencia justamente a la fe necesaria con necesidad de medio.
Sobre la persona con discapacidad intelectual es aplicable la misma situación que en la ignorancia invencible.
Por lo demás aquí se plantea una falsa dicotomía entre conocimiento y experiencia, como si diseccionáramos al hombre durante el acto de fe.
Cuando el hombre realiza un acto de fe, no sólo adhiere con su inteligencia, sino con todo su ser como lo expresa el Catecismo de la Iglesia Católica.
Y no adhiere precisamente a un conocimiento o doctrina, sino a Dios, que es Persona. Por lo tanto es inevitable una experiencia personal.
Cuando creo, no creo en algo, creo primeramente en "Alguien", el absolutamente "Otro", que se me revela por Gracia, y que es el objeto de mi fe.
Y luego, por creer en Él, creo en su Palabra.
Además, los mayores actos de fe implican frecuentemente una rendición del cómo o del por qué, (pensemos en Abraham, Job, Isaias, Pedro, y tantísimos hombres y mujeres de Dios, pero principalmente en María, maestra de la fe)
Por supuesto que no debemos caer en un existencialismo sensiblero de corte fideísta, pues la razón y el entendimiento nos ayudan a explicar la fe más perfectamente, a decir de Agustín, "la fe buscando entendimiento".
Pero tampoco acercarnos peligrosamente a un reduccionismo intelectual cuasi gnosticista.
Bendiciones
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A.G.:
No es cierto que se esté planteando que las demás facetas del ser humano no estén implicadas en la vida de fe, lo que se dice es que la fe consiste en creer, y que esto tiene consecuencias para toda la persona. Lo que se dice es que la fe no consiste en sentir o experimentar, sino en creer. Y creer se hace con el entendimiento, movido por la voluntad movida por la gracia, fiados de la autoridad de Dios. Lo he explicado muchas veces. Lo que se afirma en el post es la primacía el conocimiento, no que el ser humano tenga sólo conocimiento.
Bendiciones
En la relación con el Dios que se me revela por pura Gracia y Bondad, descubro con el conocimiento a aquel que es en Sí mismo Verdad, que no puede engañarse ni engañarme. Y por eso todo mi ser adhiere a Él, haciendo completo el acto de fe.
Luego, al fin, poniendo mi confianza en Él, creo en su Palabra, espero en Él, y lo amo.
Por eso, el conocimiento de Dios conlleva un desfondamiento Radical de nuestra propensión a apropiarnos de objetos de conocimiento.
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A.G.:
Sigue Ud. en la misma confusión personalista, de la que no quiere salir.
Expongo la doctrina de la Iglesia una vez más.
"La fe es una virtud teologal infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinamente reveladas por la autoridad o testimonio de Dios que revela " (ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, pág. 434).
Que la fe consista en asentimiento intelectual, a diferencia de la esperanza y de la caridad, indica su diferencia específica.
La voluntad movida por la gracia impone ese asentimiento al entendimiento, imperándolo con prontitud, devoción y confianza, por eso, como he explicado repetidas veces, la fe es acto del entendimiento movido por la voluntad movida por la gracia. Es en este sentido que se dice que en la fe está implicado el ser humano entero, todo su ser, etc., porque la voluntad impera al entendimiento, (y la gracia a la voluntad) a creer, fiado de la autoridad de Dios. Pero el que cree verdades es el entendimiento, aunque el movimiento proceda de la voluntad en cuanto fuerza que impera el asentimiento movida por la gracia.
Lo decisivo es la autoridad divina, que no engaña, en la cual se sustenta el asentimiento intelectual.
Que se pretenda poner el sentimiento como criterio de verdad, o con prelacía por delante del entendimiento -en cuestiones de fe, obvio, ya que a nadie se le ocurriría hacer lo propio en la vida práctica, en las matemáticas o en la ingeniería o en las leyes de tránsito, por ejemplo - es peligroso para el alma, ya que se dificulta la percepción del pecado (plaga más difundida que el covid) y hace casi imposible el arrepentimiento: "yo no me arrepiento de nada", ¿suena?.
Porque con el pecado nos sentimos bien. O nos sentimos mal, pero peor nos sentimos no pecando, y me refiero no a al "sentido" espiritual propio de los santos, sino al sentido carnal que experimentamos todos los mortales las 24 horas del día.
Es que el subjetivismo mata. Al alma la mata, porque muchas veces seguir la voluntad de Dios produce rechazo, sequedad y hasta horror: piénsese en los mártires, ¿a quien no le produciría horror la perspectiva inmediata y concreta de padecer hasta morir?. El mártir vence ese horror con la gracia que le da Dios, porque discierne Su voluntad ("Hágase Tu voluntad y no la mía") y la acepta.
El subjetivista está incapacitado para el martirio. Que es casi como decir que está incapacitado para la santidad.
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A.G.:
El subjetivismo es una lacra. Imposibilita la fe verdadera.
Ahora bien, si la fe no está profundamente arraigada en la verdad, si está corrompida por la herejía o debilitada por la falta de formación, los sentimientos y las emociones resultarán absolutamente equívocos. Y, de hecho, aun profesando la fe, es peligroso poner un énfasis desmedido en ellos pues, como dice la Escritura, "engañoso es el corazón, más que todas las cosas".
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A.G.:
No se trata de reducir la fe a un acto intelectual, porque la fe implica toda la persona, sino de comprender que la fe consiste en creer y que es una virtud que Dios infunde en el entendimiento, porque la fe es asentimiento intelectual aunque implique toda la persona.
Como las verdades reveladas permanecen para nosotros oscuras y no evidentes, la voluntad, (el corazón, todo nuestro ser), como queráis llamarlo, debe intervenir movida por la gracia, para imponerle al entendimiento que crea, que asienta a todo, como un bloque, a lo que entiende y a lo que no entiende. Porque la certeza de que todo es verdad se basa en la autoridad divina.
Con respecto a la otra frase que he puesto, me parece que es evidente que no nos podemos apropiar de Dios, ya que es más grande que nosotros y rompe nuestros esquemas.
Ese apropiamiento se puede realizar, como usted bien dice, por entender a Dios como un sentimiento subjetivo.
Pero también nos podemos apropiar de Dios reduciéndolo a esquemas intelectuales.
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A.G.:
La Escritura no contradice la doctrina cristiana, antes bien la refuerza, y si la entiende Ud. bien, comprobará que no da una visión diferente de lo que es la fe de la que estoy exponiendo.
No he hablado de apropiación de Dios, pone Ud. en mi boca asuntos que no trato.
El sustentarse en la autoridad divina para creer no es en modo alguno reducirla a nuestros esquemas intelectuales. Es, simplemente, fiarse de Dios, que no nos va a engañar.
Manu, lleva Ud. ya muchos comentarios, ha quedado expuesta su postura suficientemente, y como el debate no conduce a nada, corto aquí. No publico más comentarios suyos que redunden en lo mismo.
La fe es inamovible mientras esté presente. Si no, no hay fe. O se tiene o no se tiene. Los sentimientos y emociones vienen y van,
En el pto. 17 ha dado en una de las diferencias específicas del conservadurismo. Se agradece.
Los conservadores quieren la "paz" que es la tranquilidad de un falso orden, desquiciado de toda referencia a Dios. Por algo son defensores a ultranza de la democracia, dd.hh. y de la separación Iglesia-Estado.
"No es cierto que se esté planteando que las demás facetas del ser humano no estén implicadas en la vida de fe, lo que se dice es que la fe consiste en creer, y que esto tiene consecuencias para toda la persona. Lo que se dice es que la fe no consiste en sentir o experimentar, sino en creer. Y creer se hace con el entendimiento, movido por la voluntad movida por la gracia, fiados de la autoridad de Dios. Lo he explicado muchas veces. Lo que se afirma en el post es la primacía el conocimiento, no que el ser humano tenga sólo conocimiento."....y en esto, también.
Es que en algunos puntos su post parecía no dejar lugar a la experiencia, a la Fe vivida,
Le sugiero tener cuidado con la etiquetas (conservador/ tradicional/tradicionalista/moderantismo...) son categorías muy imprecisas, exportadas de conflictos socio políticos, político eclesiásticos, etc... y por ahí hay alguno que desliza el punto rápidamente a lo político
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A.G.:
En resaltar lo que es verdad, es decir, que la diferencia específica de la fe es asentimiento intelectual, no hay ningún tipo de intelectualismo.Esa es la tipica acusación que a la doctrina tradicional endosa la mentalidad personalista.
Respecto a lo que dice de las etiquetas. Lo que estoy exponiendo es la visión de la fe propia del liberalismo moderado, por lo cual es necesario que hable de ello.
"La virtud de la fe consiste en creer, es decir, asentir firmísimamente a las verdades que Dios comunica. Pero no porque las comprendamos, o nos parezcan bien, o porque sean deducidas, sino porque nuestra inteligencia se sostiene en la autoridad de Dios".
¿Esta forma de entender a Dios no es similar a la del nominalista Guillermo de Ockham?
Como usted sabe el nominalismo negaba las esencias y consideraba la creación una especie de capricho divino.
De esta manera Dios era Todopoderoso pero poco menos que incognoscible.
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A.G.
Nada tiene que ver con el nominalismo. Es la doctrina católica sobre la fe. A Dios se le puede conocer con la razón y por la fe. Pero la fe, al ser su objeto verdades sobrenaturales suprarracionales, se apoya en la autoridad divina, no en evidencias. Por eso la Iglesia enseña:
864. ¿Qué es Fe? - Fe es una virtud sobrenatural, infundida por Dios en nuestra alma, y por la cual, apoyados en la autoridad del mismo Dios, creemos ser verdad cuanto Él ha revelado y por medio de la Iglesia nos propone para creerlo. (Catecismo de San Pío X)
La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado.
Plinio Correa de Oliveira
Revolución y Contra Revolución
...quien al revés lo entienda que pase a las filas revolucionarias...
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