(415) Centrarse en lo esencial
1.- Saber digerir.— Tenga el católico de hoy, en esta hora de confusión, estómago para digerir reveses. Pida el auxilio necesario, el sano socorro de una digestión rápida, sin intoxicarse. Pase por encima del error. No coma novedades. Digiera el plomo de la nada, con decisión, y valentía. No está el ambiente para dispépticos, ni para creyentes delicados, que tan pronto se les indigesta la confusión doctrinal circundante; que en unas horas se autodiluyen y acaso no estaban en gracia, o han perdido la fe.
Sepa digerir el mal entendimiento general, y resistir la mala corriente, centrándose fijamente en lo esencial, que es salvarse. Para que el elemento humano no distraiga fatalmente; excluya todo lo secundario, pida la gracia de la perseverancia, reoriéntese a Cristo que salva y que vence. Getsemaní es un deber. No nos ha tocado en vano esta Era de Subjetivismo. Nos ha tocado el Mundo del Dolor para rehacer por gracia en nosotros la hechura del Crucificado. Iluminemos tinieblas con el socorro de Dios, que todo lo puede.
2.- De peso pero espeso.— Sea el varón cristiano dechado de doctrina. No de la espesa, sino de la que pesa, y no como losa, sino como piedra de tropiezo, «piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios» (1 Pe, 2, 4).
Sea por eso católico grave, no gravoso; de pensamiento sólido, recio y fundamental. No pretenda, para ganarse a los líquidos, para convertir a los gaseosos, distraer de la verdad de tropiezo con mentirijillas de mercadeo global, que tanto embrollan y prolijean.
3.- «Más obran quintas esencias que fárragos», enseña Gracián en su Oráculo manual. No hay mayor imprudencia, en esta crisis doctrinal, como en todas, que acudir a los manieristas, a los neotéricos, a los neoteólogos, a los humanistas de tres al cuarto, para obtener verdades. Céntrese en estar en gracia, con el auxilio de Dios, que ha de pedirse siempre, y no tema. Acto de contrición, y a confesarse en cuanto se pueda. Recurra el católico a lo que, por verdadero, por claro, por nítido, por tradicional, por católico, tiene el peso de los tesoros heredados, y no la liviandad de la nada, por más nueva que parezca.
6 comentarios
Esta época es buena para ello, para los retos:para dejarse hacer.Nadas contracorriente, yo diría, siempre. Esto lo notamos todos, y en aumento progresivo.
"Ver el mundo con los ojos de Dios, no con los del hombre". Es la única manera de permanecer firmes, de ver el sentido de TODO.
De saber cuáles son nuestros medios. Los de siempre, pues el hombre de hoy, es el de ayer.
"Señor, a quien iremos?, solo Tú tienes palabras de vida eterna." Jn6, 68
Hemos abandonado esos medios, retorcido el mensaje evangélico para adecuarlo a nosotros, creer que nuestra voluntad todo lo puede,el sentimiento a tomado el poder, la razón es desechada y el error abrazado cuando eso agrada a nuestras apetencias. Y eso no hay que buscarlo fuera de la Iglesia, está dentro. Y así andamos: como pollo sin cabeza.
¡Olé! Así se habla, hermano. Ese es el centro. Sin eso, todo lo demás es puro cuento. Eso, además, es simplicidad. Y la simplicidad es precedida por la humildad y seguida por la alabanza.
Un abrazo en Cristo y María
Jaime Astudillo
Cuenca Ecuador
__________
A.G.:
Muchas gracias Jaime Astudillo, por sus palabras, me animan a seguir en la lucha. Continuaré escribiendo, no le quepa duda.
Dejar un comentario