(355) Quiere probarnos
Como el perrillo que no hace caso, y su Dueño le llama y él va, y lo festeja acariciándolo:
—¡Buen perro!
Pasa a veces. De tanta anticipación de gloria, no se carbura. Que al perro se da alpiste y un hueso al canario, mientras la hija pregunta:
—¿Qué te pasa, papá?
El Hortelano despistado. Le pedimos fruta y no la encuentra. Le damos nuestras semillas y se olvida de plantarlas. Buscamos la salida del jardín y no sabe dónde está. Hay que callar entonces y sentarse en aquel banco, junto al níspero, a esperar y a esperar; a mantener la confianza en tan gran jardinero, que sin duda quiere probarnos.
Absurda labor del callarranas, como quien va a la charca, con plena ingenuidad, y pide orden y concierto entre los anfibios. De pronto llega el perro y todas callan.
La lluvia escampada y la casa encendida. La unción que gotea, sobre todo apostolado, cuando Dios lo concede. Predicar y hablar de Dios, como decía el Beato Diego José de Cádiz, desde lo alto de una tapia.
Toda obra, cuando está en gracia, es encontradora de perlas.
La tierra seca y pelada en que se vive, cuando se vive con las solas fuerzas.
La mañana está fresca en torno al Sagrario; todas las calles son la calle que va al Sacramento; «hoc enim sentite in vobis quod et in Christo Iesu», tened los mismos sentimientos que Cristo Jesús (Fil 2, 15).
Quebrantamiento unitivo. El perro que ve partir a su Amo. Que quisiera partir con Él, pero todavía no.
David Glez. Alonso Gracián
4 comentarios
Así debemos afrontarla, o sino todo será quejumbre y desaliento.
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A.G.:
Así es, Soledad, la prueba acrisola la virtud, y en este caso es don. También gracias que el Señor envía para superarla lo son.
Dicen que lo perfecto es simplicidad (No simpleza)
Dios le bendiga
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A.G.:
Gracias Óscar. Estoy metido de lleno en un proceso de depuración de cuanto escribo. Cada día me interesa más la austeridad expresiva, la ascesis de la palabra, aprendiendo de la tradición hispánica.
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