(354) Boca en tierra
Tal vez habiten los demonios donde no hay botánicas, en el puro desierto artificial; sobre las grandes colinas de hormigón, donde no hay nada; bajo las dunas oscuras del pecado.
Habitan el canto entusiasta de Nietzsche, cuando proclama: ¡avanza el desierto!
Qué ridículo todo cuanto se opone a Dios, afirma el Antinietzsche, o sea Bloy.
Las aguas sacramentales y la doctrina. Para que huyan los giróvagos basta la Iglesia, que tiene ambas.
A veces hay que poner boca en tierra (Lam 3, 29) y callar, para escuchar al que sabe.
Para que quiera libremente, la gracia a veces hiere la voluntad causándole quebranto, y así se cumpla la Escritura: «regnum caelorum vim patitur et violenti rapiunt illud», el reino de los cielos padece violencia, y los violentos lo arrebatan (Mt 11, 12).
El Defensor deja el querer muy seco, para que no sacien las propias obras; y que apetezcan las suyas, ¡y no otras!, sino «quae praeparavit Deus ut in illis ambulemus» (Ef 2, 10), aquellas que el Padre preparó para que andemos en ellas.
La Sangre del Cordero riega la tierra.
San Isidoro de Sevilla, Etimologías, LX: «Humilis (humilde), como si dijéramos inclinado a la tierra (humus)». Y en el Corominas: humilde, h. 1400, «deriva de humus, suelo, tierra.»
Puede el socorro divino dar manos con que horadar la roca, y que el venero irrumpa de la tierra. Porque la fuente existe y mana sin detenerse.
San Antonio María Claret, en su Autobiografía, 680:
“1859. En el día 6 de enero del año 1859, el Señor me dio a conocer que yo soy como la tierra; en efecto, tierra soy. La tierra es pisada y calla; yo debo ser pisado y debo callar. La tierra sufre el cultivo: yo debo sufrir la mortificación. La tierra, finalmente, necesita Agua para producir, yo necesito la gracia para hacer obras buenas”.
4 comentarios
Qué gran explicación de lo que es la gracia. Sencillamente magnífica
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A.G.:
Sí, magnífica. San Antonio María Claret tiene, en su Autobiografía, este tipo de pasajes de una luz enorme.
Muchos nos vemos reflejados en estas palabras, yo diría que todos. Ponemos tanto esfuerzo humano, vacío, cuando se trata de dejar hacer, con humildad (boca abajo).
Y Dios actúa como un magistral escultor, jardinero. A veces con golpes, como el primero. Otras con delicadeza como el segundo y vamos tomando forma.
Le leo todos los artículos, pero este es sencillamente magistral, o quizás el adecuado para mi.
Te esfuerzas, haces lo que debes, planificas, tratas de controlar tu vida y el futuro, que no sabes si llegará. A veces todo se trunca, sale al revés o no llegas. Miras para atrás y solo adquiere valor lo pequeño, las cosas que has hecho por amor de Dios.El negocio es realmente ruinoso.
El libro de tu vida es escrito al unísono con Dios, pero el lleva la dirección, el timón. Efectivamente "la gracia hiere la voluntad produciendo quebranto". Unos doblan la rodilla y otros elevan su soberbia, y después todo es un viene y va, un caminar sin norte.Cuántas veces actuamos de esta segunda forma!!, cuanto sufrimiento inútil por el descamino.
Todo por no aceptar nuestra fragilidad y no dejar que la gracia actúe en nosotros.
Que grande es la Bondad de Dios, en la fortuna o el lamento, en el éxito o el fracaso, en lo que nos da y en lo que nos quita.
Que amor el de Nuestro Señor Jesucristo que nos dejó su Sta Iglesia y los Sacramentos,por donde fluye la Verdad y su Gracia.
Me entristece pensar que hoy los pastores no nos llevan a estos verdes pastos. Cuanto hay que rezar por ellos y por la Iglesia.
Esto no es una crítica, es una constatacion objetiva.
Gracias de nuevo y una vez más.
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A.G.:
Gracias Soledad. Como muy bien dice, Nuestro Señor lleva el timón, Él tiene el mando en nuestras buenas obras, aunque nos permite que lo llevemos nosotros en las malas.
No le publico el comentario, porque no guarda relación con el post, pero me quedo con la idea. Hacer un juramento de tradicionalidad sería bueno, justo y necesario.Pero, la verdad, hay que pulirlo mucho para hacer algo convincente. Lo dejo en barbecho.
A ver si entendí... Aquel que desea voluntariamente (libremente) en obtener la gracia de Dios, le causa quebranto. Es decir, ¿semipelagianismo?
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A.G.:
La gracia mueve la voluntad, a veces, contrariando su camino equivocado, moviéndola con eficacia contra la mala inclinación, para que quiera el bien.
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