(327) Una vuelta de tuerca
2.- La invasión fenomenológica ha tenido lugar como antaño la napoleónica, con la apisonadora de la Revolución y la aquiescencia de los que mandan pero no pastorean. Dejamos de lado nuestro propio genio y nos rendimos a un numen extranjero; que no surgió de la gran Tradición sino de 1789.
3.- Hay que decir adiós a los principios ajenos.— No más Blondeles ni Bergsones ni más Mounieres. No más sospechas contra la traditio, ni más deconstrucción de lo heredado, ni más humanismo integral ni más sobrenaturales desnaturalizados ni métodos de inmanencia ni zarandajas. Tuvieron su hora pero ya pasó. Delubaquistas y maritainianos tuvieron su posconcilio de gloria, pero ya pasó.
—Vamos de naufragio en naufragio, supervivientes pero no cansados. Pero llegó la hora de encauzar el rumbo. Para eso hay que mirar más allá, sobre hombros de gigantes. Pero no miramos atrás con nostalgia sino con veneración, como ha de contemplar el accipiens al tradens.
4.- Una vuelta de tuerca.— Con el socorro de Dios, hay que darle a la crisis un giro inesperado, poniendo en juego un gran poder de reacción; que se corrija el rumbo es prioritario, se evite el descalabro, que ya es mayúsculo; se desenlacen nudos en la autoridad y la potestad; se libere el derecho penal de la Iglesia, su disciplina se fortifique, su función docente se clarifique; se restaure el glorioso culto de dulía, dando un cambio intercedido inesperado hacia mejor, dejando atrás lo peor.
5.- No es nostalgia, sino supervivencia.— Un golpe intelectual de timón, que revierta el rumbo errado. La confusión de la nave se produjo por navegar con instrumentos inadecuados. Sea la vuelta de tuerca, que cambie con temor y temblor las coordenadas, un movimiento de clarificación con siete puntos o posiciones de esplendor.
Y este primer paso compuesto nos enderecerá el camino, con el auxilio de la gracia. Contra el pensamiento tóxico invasor, siete triacas, siete sustituciones que reviertan la Impostura:
I) En lugar del concepto administrativo de sanción, —el concepto tradicional de pena.
II) En lugar del concepto roussoniano-kantiano de dignidad humana, —el concepto tradicional de dignidad ontológica y moral.
III) En lugar de una “metafísica” existencial personalista, —la metafísica aristotélico-tomista. En lugar de valores, virtudes (morales y teologales).
IV) En lugar de normas generales y un ethos global, —la ley natural universal e inmutable; y no sólo para vida privada, también para la vida política y social.
V) En lugar de misericordia sin derecho, —derecho con misericordia, (recuperando el sentido clásico de lo justo, en el derecho natural y cristiano).
VI) En lugar del absolutismo positivista de la persona, —la primacía absoluta del bien común.
VII) En lugar de laicidades fuertes o débiles, insanas o “sanas", —la realeza social de Cristo.
Domus optima, no hay cosa mejor que la propia casa, reza el Emplema 41 de las Empresas Morales de Don Juan de Borja, 1680. No hay cosa mejor para nosotros que nuestra propia traditio local, surgida de la gran Tradición católica.
La imagen de una tortuga sirve al hijo de San Francisco de Borja para expresar una verdad que, por sensata y cabal, ha de hacerse carne y hueso en nuestras entrañas: no estaremos mejor, nosotros, en otro domicilio espiritual que en el de nuestra Hispanidad católica.
Porque por ella, en bien nuestro, llegamos tarde a la Modernidad, como a la Boda de Júpiter la tortuga; y por eso nos perjudicó en menor medida que a otros.
Que por estar tan bien en nuestra propia casa, cual Cristiandad menor, llegamos tarde a casa ajena. Y esta demora nos sirvió, durante mucho tiempo, para evitar muchos males.
La Modernidad posluterana quiso entrar en nuestra casa, pero entró tarde. No llevamos tanto tiempo en decadencia como otros. Por eso, no nos dejemos engañar. No asimilemos como nuestro el mal que descompuso a otros.
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La vuelta de tuerca, en una sola máxima
Es necesario afirmar, hoy más que nunca, esta verdad católica:
las leyes divinas, con el socorro eficaz de la gracia, deben regular la vida y la conducta de los particulares, PERO TAMBIÉN la vida y la conducta del Estado; porque NO es lícito en la vida política y social apartarse de los preceptos de Dios y del orden de la gracia y legislar sin tenerlos en cuenta para nada.
David Glez. Alonso Gracián
12 comentarios
Estamos tirando la virtud de la caridad a la papelera.
Estamos haciendo un ejercicio de egoísmo liberal que clama al cielo.
Es justamente el liberalismo imperante -que padece "teofobia" galopante- el que quiere acallar a la Santa Religión enclaustrándola en las conciencias o en las sacristías. Y es fuerza reconocer que el liberalismo imperante fuera de la Iglesia, asociado al liberalismo imperante dentro de la Iglesia, lo han conseguido en gran medida, de forma que ahora podemos constatar que...:
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“...los ordenamientos políticos y sociales concretos se liberan de la sacralidad inmediata, de la legislación basada en el derecho divino, y se confían a la libertad del hombre…”. (Cita de Ratzinger-Benedicto, traída por el P. Morado en su blog "Puerta de Damasco")
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Las monstruosas consecuencias de esta situación están a la vista en cualquier telediario.
Pero a ver, ¡tenemos que reaccionar! , y ya mismo, porque si nos guardamos para nosotros las verdades que nos da la fe, si consentimos en que los dirigentes de la sociedad lleven a multitudes a vivir "como si Dios no existiera", debemos tener por seguro que Dios nos pedirá cuenta de tamaña felonía.
PD Repito la hermosa frase de Papini donde decía que héroe es un hombre despierto en un mundo de dormidos. Y yo si me permite la engarzaría con otra de William Blake que decía "nunca perdió más tiempo el águila que cuando escuchó las lecciones del cuervo" No digo que no hay que luchar. Pero realmente alguien cree que un Estado se va a someter a la Ley Natural y se arrodillará ante Dios? Este tiempo nuestro y esta Iglesia nuestra nos permiten "sufrirlo y sufrirla". Ese es nuestro legado hoy. Nuestro sufrimiento por la salvación de las almas. Suyo
Señor, Dios Rey omnipotente, en tus manos están puestas Todas las cosas; si Tu quieres salvar a nuestro pueblo, nadie puede resistir a tu Voluntad.
Doblamos rodilla y Reconocemos que Tu puedes hacer ... y
Queremos dejarte hacer Tu Voluntad en La Tierra como en el Cielo.
Porque Sólo Tu Sabes cuándo es necesario:
El Trabajo,
La Palabra,
El Silencio,
y el Reposo, como se lo has dicho a La Sierva de Dios Luisa Piccarreta.
Danos el Don del Querer cumplir Tu Voluntad, ahora y siempre!
Amén- Amén y Amén!
Es lo que hay...
El gremio español de la teología lleva décadas deslumbrado por el oropel de lenguas extrañas desconociendo la propia. /.../
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A.G.:
Scintilla, totalmente de acuerdo, las lenguas extrañas hace tiempo ya que lleva deslumbrando la teología española, por desgracia. Mucho De Lubac, mucho Maritain, mucho Rahner, y poco más.
Comprenda que la alusión personal a otro bloguero no puedo publicársela.
¿Qué nivel de perseverancia tienen los catecúmenos de tu amigo, cuando les toca enfrentarse a un mundo donde Dios se ha erradicado por completo?
Y finalmente te pregunto, para que lo digas explícitamente, puesto que sólo lo insinúas: si tu amigo se atreviese a enseñar la doctrina de la reyecía social de Cristo, y por su testimonio de la verdad fuese separado de su catequesis, ¿eso sería un mal o sería un bien?
He tomado la “manía” de leer primeramente –tras el título y un vistazo-, a comentaristas, como Ricardo de Argentina ; de los que aprendo mucho, que no me han defraudado (ahora tampoco; pero me atrevo a puntualizar, tras lo que escribe): David, es que si no creemos que lo que es mejor para nosotros es también lo mejor para la sociedad, nos estamos cargando el GRAN MANDAMIENTO, nada menos, de "amar al prójimo como a ti mismo".
Puntualizo con: Mt.22.39 Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Pienso que la clave –a la que pocas veces se alude, está en: SEMEJANTE; así como, cuando Dios nos creó a su Imagen y SEMEJANZA –no iguales-. (Idea, que saqué de un artículo que se titulaba algo así como: “Cuando los santos vienen reptando”)
“El desarrollo humano integral es ante todo vocación y, por tanto, comporta que se asuman libre y solidariamente responsabilidades por parte de todos” (Benedicto XVI, CV11; cf. también n. 16).
Ven Señor Jesús!
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