(322) El Siglo de Oro y 1789. Recuperar nuestra identidad
1.- Dos almas moran en mi pecho.— Que diría el Fausto de Goethe. No congeniaba don Miguel de Unamuno, tan fáustico en su obra como en su vida, con su propia alma hispánica, cuando, dejándose llevar de quijotismo, exclamaba : «¡Lo objetivo! Esa palabra que tanto odio». Cierto es que su pensamiento iba alternando, como saltando de un extremo a otro, en permanente lucha y desazón internas —de ahí lo del cristianismo como agonía—. Pero, en general, su entendimiento agónico del Quijote es más unamuniano que cervantino, más kierkegaardiano que católico. Quiero decir: la tradición local hispánica es realista, es objetiva, es romano-aristotélico-tomista, y su lema no puede ser otro que el contrario: ¡Lo subjetivo! Esa palabra que tanto odio.
—Pero acertaba plenamente don Miguel, en Del sentimiento trágico de la vida, al reclamar como nuestro un cristianismo de carne y hueso, sediento y hambriento de eternidad. Cierto es que el de la triste figura no tiene nada de realista, no tiene los pies en el suelo, y por eso es objeto de la crítica del Manco glorioso. Don Quijote es caballero de la fe, pero idealista al modo de Kierkegaard, necesita un Sancho Panza de contrapeso. Pero que todo lo contempla sub specie aeternitatis, de eso no hay duda, y por eso despierta nuestras simpatías. Yerra, a nuestro juicio, don Miguel, cuando caracteriza —o así parece— lo idealista-quijotesco como propiamente hispánico. Don Quijote es comedia, no tragedia. El Quijote delira, no acierta. La fe católica de nuestra Hispanidad no es idealista, no es quijotesca, es cervantina, que es cosa muy distinta. Como también es propiamente nuestra la entrañable y cristiana compasión que suscita en nosotros el de la triste figura.
2.- La escuela hispana es realista, tan realista como la mística de Tomás Luis de Victoria, o la piedad mariana de Francisco Guerrero. La objetividad que pretende, con ser de carne y hueso, es también profundamente mística. Es mística a secas, sólida, palpable como una imagen de Martínez Montañez, a la que no le falta ni el color. Sabe que el camino es la naturaleza de las cosas.
No empatiza con filosofías que tachan al tomismo de demasiado objetivista, como hace Wojtyla y el personalismo en general. Del axiologismo dice don Ramiro de Maeztu en su Defensa de la Hispanidad: «La filosofía de los valores, que ahora prevalece, viene a ser una forma eufemística de la teología». La mística española no procede de la teoría de los valores, ni del estructuralismo espiritualista, a lo Guardini; ni de encuentros sobrenaturales de carácter meramente privados, al margen del bien común social; sino de la inmersión objetiva en una traditio.
3.- Te ipsum, de te ipso, a ti mismo, desde ti mismo.— Enseña Hernando de Soto, contador y veedor de la casa de Castilla de su Majestad, en el emblema 37 de sus Empresas Moralizadas de 1599.
Y es que para vivir rectamente, conforme a su fin último, debe el hombre conocerse a sí mismo, saber qué es, de qué madera está hecho, qué le constituye y define. Ha de alcanzar la debida inteligencia de sí.
La pictura de las Moralizadas representa, de manera elocuente, de qué forma ha de realizarse, y con qué orientación, hacia lo alto: en la sabiduría de Dios encontrará claridad acerca de sí mismo, porque será reafirmado en la verdad que Dios ha impreso en su propia naturaleza.
La imagen representa un águila enseñando a sus polluelos a no resistirse al Sol de la verdad, sino a encontrarse con él y no evitarle, para conocerse y saber a qué atenerse. Sólo negando a Dios la mirada, sólo mostrando intolerancia a la verdad que le constituye, el polluelo sucumbe y cae rodando por la falda del monte hacia su ruina.
4.- Beber del Siglo de Oro, no de 1789.— El error de los errores, que aún padece el catolicismo de estos lares, es haber prestado una excesiva atención al pensamiento extranjero, dándolo por institucional, como si a él nos debiéramos. La mentalidad del catolicismo postconstitucional, en líneas generales, ha adoptado, por oficiosa, la cosmovisión de 1789, y ha entrado en crisis al intentar catolizarla; es la cosmovisión de la filosofía y teología francoalemanas, contra la que nos adviritió, aunque sin mencionarla, la Humani generis.
Ha sustituido a los juristas hispanos por Maritain, la metafísica de Báñez por la de Heidegger, a los místicos de nuestra tierra por Mounier y Marcel. Ha sustituido el perfecto, majestuoso y luminoso Cristo hispánico, que es el de Velázquez, por el oscuro y atormentado Cristo de Grünewald, que de tan humano, demasiado humano, parece nihilista. Y sólo digo parece.
Quedarnos con lo bueno de otros sistemas es sensato. Pero abandonar el nuestro para adoptar el ajeno, no lo es.
Ramiro de Maeztu, en su memorable Defensa de la Hispanidad, resume con precisión el mal que ha afectado a España desde el siglo XVIII, y la nueva esperanza con que el Señor nos habrá de liberar:
«Saturados de lecturas extranjeras, volvemos a mirar con ojos nuevos la obra de la Hispanidad, y apenas conseguimos abarcar su grandeza».
No colapsa el modo hispánico sino que está por reinstaurar. Tendremos que recuperarlo y reaprenderlo, para recuperar la identidad que nos habrá de desligar de esta crisis; no colapsa nuestra traditio local, sino el paradigma de la nueva cristiandad laica, constitucionalista y aconfesional, institucionalmente agnóstica; el del naturalismo eudemónico, que piensa que el fin último absoluto es la felicidad terrenal; el del infierno vacío, que Dios nos quiere como somos; el del derecho subjetivo que mendigar al Estado; el del positivismo y la laicidad de tercer grado, el del método de inmanencia de Blondel; el de Dios es bueno y no castiga; el que confunde la ley universal con las norma generales, y las pretensiones individuales con el derecho natural; este es el catolicismo que está en crisis; el que ha desembocado en Amoris laetitia; el que, en un alarde de teología administrativa, considera el adulterio una mera situación irregular.
Creo que interesa mucho, por todo ello, aplicarnos la bella enseñanza de Hernando de Soto a nuestra condición de católicos, pero no en abstracto. Descubramos nuestra cultura, quiénes somos, nuestra fe murillesca, cervantina, teresiana y velazqueña. No nos refiramos a nuestra condición de católicos en abstracto, como idea, como huérfanos de tradición. Redescubramos que nuestra metanoia no se produjo en el aire, sino sobre el suelo de Santiago y de la Virgen del Pilar; que somos herederos de la cultura de Quevedo, de Bernal Díaz del Castillo o de Santa Teresa de Jesús, y de tantos otros de nuestros mayores.
Debemos re-conocernos a nosotros mismos partiendo de nosotros mismos, de la naturaleza de lo que somos y de los dones que hemos recibido; o más bien de lo que fuimos, que es pictura, también, de lo que seremos, si con la merced de Dios nos lo proponemos.
David Glez.-Alonso Gracián
25 comentarios
Acaso no hemos sido sometidos, no sólo a ese desconocimiento de lo propio, sino a infravalorarlo?.
Hace unos años, en relación a otro tema:Historia del Arte, compré un tratado. En el España representaba prácticamente nada, Italia un poco más, pero era abrumadora la aportación, que según el autor, representaban otro a países de Europa.
Recorrer España, conocer Italia me ha demostrado que el libro era sesgado.
Pienso eso ocurre en la filosofía y la Teologia.
Ya Le he dicho que su blog para mi es un descubrimiento.
Parece que todo empezó con la Revolución Francesa!.
La opción es nuestra: o cabeza de ratón, o cola de león. O hispánicos cuando cultural y políticamente la Hispanidad está devaluada, o modernos cuando la Modernidad parece arrasarlo todo, a Dios incluso.
Como católicos, la opción está clarísima.
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A.G.:
Así es, Ricardo, la opción es clara: Cristiandad superviviente, o sea la Hispanidad.
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A.G.:
Gracias Rafa, gloria a Dios.
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A.G.:
Gracias Juan Andrés. Jeje, es verdad que suena raro lo de teología administrativa. Pero es que eso, una trasposición del derecho administrativo a la teología. Al sustituir ley por norma, se sustituye pena por sanción, en sentido convencional.
Que Dios le bendiga e ilumine siempre.
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A.G.:
Gracias, me alegro le sirva lo escrito. La inmensa obra de la Hispanidad puede conocerla, en su faceta evangelizadora, en la serie de postes que el P. Iraburu está escribiendo sobre América. Indispensable, además, leer a Caturelli, Rafael Gambra, Leopoldo Eulogio Palacios, Álvaro D'Ors y tantos otros.
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"Como decían nuestros liberales del XIX, al margen de la ley nada, por encima de la ley nadie"
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Esto es positivismo recalcitrante. (Además de ser una muestra de que liberales e izquierdistas están íntimamente imbricados)
Primero, porque si la ley es inicua deviene ilícita y puede, y en ciertos casos debe, ser desobedecida.
Segundo, porque por encima de la ley humana está Dios.
Fue justamente un autor de finales del Siglo de Oro español, Calderón de la Barca, quien puso en boca del Alcalde de Zalamea:
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"Al rey la hacienda y la vida se ha de dar
pero el honor es patrimonio del alma
y el alma sólo es de Dios."
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Señalando así los límites de la ley humana (el rey) ante la jurisdicción divina.
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A.G.:
Gracias por mencionar al gran Calderón. En efecto, Ricardo, este que mencionas es un tema muy hispano, que deja claros los límites. Que por cierto, el estado moderno, postrevolucionario, pretende traspasar. De hecho, todo el empeño del Leviatán es traspasarlos.
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A.G.:
Pues eso, apetezcamos lo nuestro, seamos lo que somos y no pretendamos el ser de otros. ¿Qué hacer? Pues reinstaurar nuestra traditio.
Hay multitud de pensamientos importados de otras culturas y la belleza de cada uno ver en lo que sirve al bien común ,pero lo intelectual y abstracto requiere que se encarne en lo bello que es la naturaleza ,la humana y la creación ,para desde las familias dar lo mejor y vivir en sociedades plurales de ideas y de respeto y convivencia ,el cristiano encarna y trasciende ya no hay judio ,ni griego.....hay humanidad redimida por Cristo y nosotros los cristianos tenemos que convivir con ateos ,paganos, etc y amar sabiendo que Jesucristo está en las personas y acontecimientos y llegar al Sumo Bien.
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A.G:
Deben tenerse en cuenta las tradiciones locales legítimas, que son movidas por la providencia divina y son un reflejo de la gran Tradición. Constituyen la identidad propia, son mediaciones de gran valor queridas por Dios, que no quiere sociedades huérfanas, ni sociedades atomizadas en individuos.
El final es espectacular ¿Conocen ustedes a Vicente Gaos?
Eso si, el sonido no es muy bueno pero la conferencia merece mucho la pena.
youtube.com/watch?v=KiH7rMTJ3IE
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A.G.:
Me gustó mucho cómo lo expresó:
Como lo católico crea una tradición, se infunde en el tuétano de una cultura, o mejor: la funda.
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A.G.:
Gloria a Dios.
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A.G.:
Se trata de valorar lo nuestro, que es fruto glorioso de la gran Tradición. Porque no somos huérfanos ni vivimos en el aire. Nosotros debemos ser nosotros, recibir y aprovechar los dones que el Señor nos ha dado, no rechazarlos para ir en pos de lo ajeno.
Personalmente creo que lo que caracteriza el catolicismo hispano es el realismo y el objetivismo. Eso es Trento. Y por eso combate a muerte el idealismo protestante.
Pero hay también en el tuétano de la Hispanidad un mirar lejos, un plus ultra que busca hazañas y epopeyas como ningún otro pueblo. La diferencia es que este heroísmo, esta grandeur, nosotros la perseguimos y, con la gracia, la conseguimos. Mientras que el idealismo y el subjetivismo protestante y modernista no buscan cumplirlo, primero, porque al no creer en la gracia piensan que esos ideales son inalcanzables. Y segundo, porque al considerar que les basta la fe para salvarse reniegan de cualquier hazaña, por inútil e innecesaria.
Por eso los españoles concebimos la "locura" de evangelizar un continente entero y de crear una cultura mestiza con sus propias Universidades, Escuelas y Derecho. Y los ingleses y holandeses no.
Y por eso D. Quijote luchaba contra los gigantes.
Fuerte abrazo
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A.G.:
Interesante comentario, muchas gracias. De acuerdo con la locura de evangelizar, es distintivo de nuestro espíritu.
"Qui n'a pas vécu dans les années voisines de 1789 ne sait pas ce que c'est le plaisir de vivre".
"Quien no ha vivido en los años anteriores a 1789, no sabe qué es el placer de vivir".
No puedo defender al personaje, pero se encuentran muchas sentencias juiciosas en personas radicalmente equivocadas en lo fundamental.
Y don Quijote es idealista, sí, pero es hombre de acción. En cuanto no puede salir, muere. Idealismo e ideología se contraponen como patriotismo y nacionalismo y tantas nociones tantas veces confundidas
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A.G.:
Tiene tanta riqueza el Quijote, que admite muchas lecturas, desde luego. Yo creo que, también, resume defectos de este país, que vienen de lejos.
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A.G.:
Veritatis splendor es una gran síntesis de la teología moral tradicional, de gran valor. Pero se debe separar cuidadosamente lo que pertenece a la filosofía privada del autor, de la cual podemos disentir libremente, porque es eso, una filosofía privada; del magisterio petrino. Son cosas muy diferentes, como sabes.
No se le debe atribuir a Veritatis splendor un valor de "logro privado", sino eclesial, de oficio, del ministerio petrino, de la Tradición. Es la obra de un Pontífice, que ejercita, en este caso eficazmente, su ministerio. Es voz de la iglesia, no de una filosofía propia.
Desde entonces, desde la declaración de los derechos del hombre dejamos de ser hombres como lo éramos antes para ser ahora ciudadanos
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A.G.:
Desde luego la filosofía del derecho hispana es de enorme valor, y puede iluminar hoy, profundamente, el catolicismo y las sociedades.
Esta misma idea aparece al menos dos veces en el Quijote cervantino, Cap. XXV, y el III de la Segunda parte.
Y es que D. Quijote es un personaje que "vive en poesía", por eso ve, espera, exige... lo mejor de todo lo que encuentra en su entorno, y lo mejor de todos los que se cruzan en su camino: Lo vemos llamando Castillo a la venta, creyendo que Haldudo es un caballero que cumplirá su palabra, que los molinos se sobreeleven sobre su condición de meras apariencias inertes, y ya que mueven sus aspas como brazos, se conviertan en gigantes, los borregos y carneros, sean ejércitos en campaña, y los condenados a galeras, sean tan caballeros como para postrarse, por requeriemiento de su libertador, a los pies de Dulcinea rindiéndole la cadena, o que los Duques son algo más que título y riquezas... Sí, Don Quijote veía lo que "se debía ser", lo que "se podía llegar a ser", lo que "se esperaba que fuese", lo que "tenía capacidad, o esperanza de ser", y todo más allá de la realidad o apariencia.
Y curiosamente, en un esfuerzo de imaginación, quizá quijotesca, si la Venta no era "Castillo", es porque no merecía serlo, porque se había degradado desde lo que debiera ser el Castellano-ventero que regentaba el lugar, como el palacio de los duques era un antro hedonista; si Haldudo no cumple su palabra, es porque no se eleva a lo que "debería y estaría llamado a ser", si los molinos y carneros son lo que son y los trata como cree que "debieran ser", es para decirnos que todas las cosas merecen ser miradas como algo más de lo que aparentan...
Y ¿qué habría ocurrido si los condenados a galeras hubiesen cumplido el deber impuesto por D. Quijote?, o dicho de otra forma, ¿cómo se hubieran redimido más exaltadamente de su condición de delincuentes, arriesgándose a ser capturados otra vez por homenajear a Dulcinea, o huyendo desagradecidos?.
Incluso la prostitutilla y socarrona Maritornes, al ser tratada como encumbrada dama, parece que se redime con la caridad que ejerce con Sancho llevándole vino en vez de agua tras el vapuleo de la manta...
La mirada poética de D. Quijote, mirando siempre hacia lo mejor, le hace cristiano -insensato a veces- pero cristiano al fin.
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A.G.:
Muy interesante su comentario. Desde luego la riqueza del Quijote da para su análisis y para mucho más.
Yo prefiero interpretarlo en clave del Siglo de Oro, como una amable crítica, cómica y sana, del irrealismo, de la imprudencia y del idealismo romántico, antes, jeje, de que llegara el Romanticismo. Me parece profético. Me declaro cervantino, pero no quijotesco.
Muchas gracias por su magisterio.
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A.G.:
Así es, javierdeaba, lo sensato es ser cervantino. Yo lo soy, sobre todo del Persiles, esa gran maravilla.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Dulce Corazón de María, sed nuestra Salvación.
A. G., un fuerte abrazo y Feliz y Santa Navidad. El Señor y María Inmaculada le bendigan. Disculpe que últimamente no participe en su blog. Voy leyendo sus entradas con cierto retraso. Una niña recién nacida, otro niño y jornadas interminables de trabajo no me permiten lo que yo quisiera para aportar a este sensacional blog.
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A.G.:
Es una alegría recibir sus comentarios. Gracias por las citas y autores. Enhorabuena por la recién nacida. Dios le guarde a Ud. y a su familia.
La tradición local hispánica, surgida de la gran Tradición y en su defensa, tiene mucho que aportar para salir de esta crisis.
Viva la Inmaculada Concepción.
Alonso Quijano....
Alonso Gracian....
Si la América hispana puede celebrar estas fiestas de Navidad es gracias
a la Madre Patria...
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