(263) Quintas justas, II: modernidad y catolicidad, una amistad imposible
1ª.- Modernidad contra catolicidad.- No hay manera de congeniarlas. Cuando se intenta la simbiosis, la mente católica percibe ese conato como una tensión infructuosa, problemática, sin resolución posible; como una fragmentación interna que deviene en crisis.
Porque siempre que el pensamiento católico adhiere elementos ideológicos esenciales de la Modernidad, se posiciona contra su propia catolicidad, y perjudica al catolicismo. La asimilación católica de principios constitutivos del numen moderno siempre es autodestructiva y problemática, tensiona por dentro el numen bíblicotradicional hasta desfigurarlo, y genera confusión y división.
3ª.- La Modernidad comienza con Lutero y con Pico de la Mirandola (figura de los humanistas italianos del Renacimiento). De un lado, surge el protestantismo. De otro, ese humanismo de modernidad incorporada, que en el fondo no es más que antropocentrismo de idiosincrasia católica. Pero idiosincrasia y fe no son lo mismo.
y 5ª.- Los cinco principios de la Modernidad, que la mente católica no ha de asumir, son: I) Subjetivismo anómico y equívoco, II) libertad negativa, III) Indefinición antimetafísica, IV) primacía de la voluntad sobre entendimiento, y V) Autonomismo cognitivo. Es urgente hacer autoexamen al respecto, en todos los ámbitos. Discernir en qué medida estos principios han permeado la mente católica produciendo su descatolización. Porque secularizarse, descristianizarse, no es otra cosa que autodemolerse en nombre de Ánomos y Anfíbolos, no es otra cosa que descatolizarse, no es otra cosa que hacerse modernista.
15 comentarios
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A.G.:
Si es que Erasmo, a pesar de los aspectos positivos de su obra, en realidad es un promotor de las ideas protestantes, una avanzadilla no revolucionaria de la revolución luterana.
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A.G.:
jeje bien por Max Estrella y por el que lo cita.
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¡Qué bueno que lo has mencionado! Porque el dualismo Erasmo (supuesto bueno) contra Lutero (manifiesto malo) es un calco de la falsa oposición entre derechas e izquierdas, ambas tributarias del revolucionario Iluminismo.
De las derechas bien se puede decir que son en realidad promotores de las ideas liberales, una avanzadilla no revolucionaria de la revolución iluminista que obsesiona a la izquierda.
No sirve enfrentar a la Revolución apoyando a revolucionarios de marcha lenta, porque éstos son los precursores de aquélla.
¿Cuándo lo entenderemos?
(En Argentina hubo muchos católicos que votaron a Macri, ¡ay con los católicos "de derecha"!)
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A.G.:
Ricardo, no me habia detenido a pensar esa dualismo en clave política, izquierda/derecha, pero entiendo que tiene mucho de verdadero.
La oposición Lutero/Erasmo es una falsa oposición protestantismo/catolicismo verdadero. Erasmo fue uno de los que prepararon la dimensión conceptual de la mal llamada reforma, junto a otros humanistas, como Reuchlin. Aunque no se pasaron al bando luterano, fueron profetas de sus ideas.
es que el cancer se vende lindo y bueno..
saludos bue. fin de semana...
exelente post..
salud!!!!!
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A.G.:
Gracias carmelo. En eso estamos, en extirpar las células cancerosas, al menos a nivel filosófico.
,QDLB
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A.G.:
No crea que le llevará toda la vida. Comience por leer a los clásicos cristianos, y verá qué pronto se va desintoxicando. Yo comencé por Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Granada; bajé un poco, a la cultura católica, y continué con Cervantes, Calderón y la polifonía española. Y luego me centré en Santo Tomás. Creo que la modernidad fue poco a poco mostrándome su rostro.
Ahora en serio sus pots me ayudan mucho
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A.G.:
Me alegro le sirva. El choque será brutal, no lo dudo, pero alguien tiene que poner luz, y eso puede hacerlo Ud., en la medida en que el Señor se lo conceda. Pídale gracia para iluminar tinieblas.
Xavier De bouillon
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A.G.:
Respecto a la monarquía tradicional hispánica, decir que no es un estado moderno, sino que responde a la idea de comunidad política católica tradicional, antagónica precisamente del estado moderno.
Hoy en día muchos católicos, aunque con buena intención, se equivocan al tomar por buenas cosas que no lo son, y por buenas en sí mismas cosas que pueden tener algún beneficio accidental o prudencial, pero poco más. O por meramente cronológicas cosas que contienen elementos ideológicos, aunque no lo parezca, como es el caso del personalismo, las democracias liberales, la globalización ética o la "sana" laicidad.
No todo lo que ocurre en el tiempo de la modernidad es moderno. Por eso entiendo la modernidad en sentido axiológico e ideológico. Pero es un hecho que muchas de las cosas que surgen en la modernidad cronológica, aunque no hayan sido condenadas, son modernas, contienen su esencia tóxica, y por ello son perjudiciales para la fe católica, para el orden natural y divino y para el catolicismo en general; y dificultan, en lugar de favorecer, los deberes que todas las sociedades tienen para con Dios. Es el caso del concepto equívoco y confuso de sana laicidad.
Hay cosas que menciona que, a pesar de tener elementos positivos, tienen procedencia moderna, con cuya esencia congenian. Es el caso del humanismo cristiano, o sea el personalismo, que de cristocéntrico me parece tiene poco, y contiene elementos negativos que yo critico en este blog. Es el caso de la sana laicidad, como decía antes, que es concepto moderno y problemático; es el caso de la usura despiadada, tan presente en el sistema capitalista; es el caso de la técnica, a menudo convertida en absolutismo y tecnocracia, etc. Como ve, no son conceptos puramente cronológicos y neutros y aprovechables sin más, antes bien son problemáticos.
Los católicos debemos concienciarnos de que la modernidad no es aprovechable, ni sus elementos secundarios positivos se pueden incorporar sin arrastrar con ellos su esencia.
Pero Moro tenía algo de lo que Erasmo carecía, no solo virtudes teologales sino también cardinales, entre ellas la fortaleza. En la tribulación se decantó por un martirio que hubiera podido evitar y eso le salvó de otras posibles equivocaciones. Erasmo, en cambio, como relata Stepan Zweig en su biografía, se las pasó de aquí para allí evitando tanto a católicos tradicionales como a protestantes y se colocó de perfil cuando Moro lo hizo de frente. En su martirio es donde Thomas More se convirtió en santo demostró que no era tan humanista porque con su sangre dio testimonio de Cristo y de su legítima Esposa, la Santa Madre Iglesia, por encima de cualquier otra consideración.
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A.G.:
Coincido en su juicio sobre Erasmo. Y también coincido con su juicio sobre Santo Tomás Moro, cuya utopía nunca me ha gustado, de hecho, no es propiamente hablando una utopía cristiana, sino literatura humanista de estilo neopaganizante, como era pasatiempo intelectual propio de la época.
Ha señalado Ud. bien la diferencia: la vida virtuosa, la vida teologal, que dio fruto en el martirio e hizo de Moro un santo.
El magisterio antimodernsta es hoy más necesario que nunca, pero gran parte de la Iglesia sigue en la necia idea de que se puede pactar con ese Satanás que ahora se disfraza de democracia liberal.
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A.G.:
Desde luego, la sana laicidad en su sentido moderno no es sana. Y es que no tiene otro sentido, por más que se la quiera proporcionar otro.
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¡Exacto!
Por eso el Iluminismo llama "Viejo Régimen" (ancient régime) a la monarquía tradicional.
(Una apostilla al pasar: obsérvese que en la literatura periodística al uso -de raíz iluminista-, se llama "régimen" a todo gobierno que se quiere denostar o menospreciar. ¿O acaso alguien recuerda alguna mención mediática al "régimen americano", al "régimen británico", al "régimen israelí" o al "régimen galo"?)
Volviendo: la monarquía tradicional tenía como base a la familia, al hogar. Su ejemplo era la Sagrada Familia y su meta, la Divina Familia. El iluminismo rompió eso porque su modelo es el Antiguo Egipto: multitudes de esclavos para producir mucho y así hacer obras faraónicas nunca antes vistas.... Y cuando los esclavos se reproducen demasiado, al igual que a Moisés se los quiere matar, ahora con el aborto. (En las sectas masónicas se usa muchísimo la simbología egipcia, ¿será casualidad?)
Como la Tradición Católica impide todo esto, ahí vienen presto las falsas doctrinas a corroerla.
Y hay que reconocer que no lo han hecho tan mal, pues han ganado para su vil propósito aún a católicos encumbrados.
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A.G.:
Así es, la monarquía tradicional, en definitiva, no es un artefacto de potencia absoluta, ni un Leviatán.
Me ha parecido muy interesante la referencia al antiguo Egipto. Es otro indicio de esa combinación de gnosticismo y maquinismo que es propio del espíritu moderno.
Destacaría, también, el papel de la Hispanidad tradicional como antídoto.
Ni en Lutero ni en Erasmo se aprecian mucho, en Santo Tomás Moro, en cambio, son más que evidentes y por eso lo he estudiado mucho. Debido a la gran cantidad de información que poseemos podemos saber cómo se comportaba y a las tres teologales se unen las cuatro cardinales en grado de excelencia. Santo Tomás Moro fue prudente, justo, fuerte y templado en todas las manifestaciones de su vida y eso lo hace radicalmente distinto a Erasmo. Puede que Erasmo compartiese con Lutero ciertos aspectos de la Reforma, en cambio Santo Tomás Moro no compartió ninguno. Si la amistad entre Lutero y Erasmo fue imposible porque el primero exigía seguimiento incondicional y el otro no le siguió, la de Moro con Lutero fue un enfrentamiento y la de éste con Erasmo indica que fue Erasmo, que tenía el mal de San Vito por su movimiento continuo, el que visitó a Moro en su casa y no al revés. Santo Tomás Moro, como hombre virtuoso que era, fue mucho más estable que Erasmo y, cuando las cosas se le pusieron mal en la Corte de Enrique VIII, no huyó. La tentación humanista, es decir el giro copernicano, que hizo pasar de poner el foco en Jesucristo a ponerlo en la Humanidad, puede asomar quizás en algunos escritos de Santo Tomás, como la Utopía, pero nunca perdió el sentido de la fe, en cambio en Erasmo la mundanidad me parece muy manifiesta.
En cuanto a Lutero, me avergüenza decir que le conozco muy poco por enemistad personal. Antes de que pudiera analizar nada, es decir en mis mocedades, los principios de la sola fe y la sola escritura me producían rechazo. Me doy cuenta, por el amplio conocimiento que algunos blogueros de Infocatólica tienen del protestantismo, que quizás debiera haber prestado más atención pero no fue así y ahora tengo menos ganas que en mi juventud de meterme en ese berenjenal.
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A.G.:
Palas Atenea, dice Ud.:
"Digamos que la extinción entre los católicos modernistas del conocimiento y práctica de las virtudes me duele y mucho. Suelo rastrear tanto las teologales como las cardinales en todas las personas que conozco y veo que, por la misma existencia de Dios, las virtudes, ignoradas y ninguneadas, también relucen como diamantes en algunas personas, pero su brillo no se percibe."
Muy ciertamente. Añado: la vida virtuosa, moral y sobrenatural, ha desaparecido de la predicación misma de la Iglesia. ¿Alguien ha escuchado en las homilías dominicales hablar de las virtudes? Como mucho de la fe y de la esperanza. De la caridad no, pues se habla del amor fraterno. Y de las morales, como si no existieran, sobre todo de la justicia, y en concreto de la virtud de la religión, que es la gran despreciada, en estos tiempos de encuentros personales y experiencias internas.
Coincido con lo que dice de Santo Tomás Moro y de Erasmo.
Respecto a Lutero, en numerosos posts de este blog, desde hace años, he explicado la relación que existe entre nominalismo y luteranismo, y entre ambos y la modernidad, el nihilismo y la crisis de fe que padece la Iglesia. Es un tema fundamental.
AG., un abrazo y que el Señor Resucitado y María Inmaculada le bendigan
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A.G.:
Apreciado José Díaz:
Estoy muy de acuerdo con lo que dice: El pensamiento de Erasmo anticipa y prepara a Lutero, es una avanzadilla de la Modernidad
A mí no me cabe duda, sobre todo, diría yo, en lo que tiene el luteranismo de antitradicional, de antilutúrgico. Erasmo, pienso, ante todo relativizó el orden de las mediaciones.
Coincido con su comentario.
Coincido en que los elementos neutros de la Modernidad cronológica tienen problemas. Pero de suyo no se oponen a la Fe católica aunque tampoco se desprendan de ella. Así la democracia republicana, la economía de mercado, la sana laicidad, el constitucionalismo, la división de poderes, etc., no necesariamente están unidos al relativismo, el individualismo, el laicismo, el naturalismo, el racionalismo, el subjetibismo o el inmanentismo. Igual dejo está hipótesis para que la analicen los defensores de dichas instituciones. Por lo demás, yo entiendo que "formaliter" la Modernidad se opone a la Cristiandad y a la Fe Católica. Ese es el sentido perenne del Syllabus. Gaudium et spes y Spe Salvi son importantes para moderar y equilibrar algunos juicios, pero no para dar por erróneos a Quanta Cura o el Syllabus, como sostienen los liberales católicos y los modernistas. Además yo no escribí en sentido positivo del personalismo, al menos el de Mounier y Maritain. De hecho en esos temas sigo a Meinvielle, Leopoldo Eulogio Palacios, Charles de Koninck y Carlos Cardona. Creo que la innovación de Vaticano II no es eliminar la tesis del Estado catolico sino incorporarle una noción no liberal de libertad religiosa, mejor analizada por el Catecismo de la Iglesia Catolica. Por último y en temas más opinables, teniendo en cuenta la historia y las costumbres de mi país, yo defiendo una república católica, tradicional, aristocratica, social, presidencialista, federal, con representación corporativa ante el poder político y dotada de mandato imperativo; una organizacion profesional de la economia, dentro de un sistema de libre mercado pero con una prudente proteccion a ciertas industrias nacionales y garantia para los derechos tanto individuales como sociales; un constitucionalismo de raiz historico- tradicional; y una sana laicidad (la expresion es de Pio XII) en el marco de un Estado catolico con libertad religiosa, siempre que no se afecten derechos de terceros, el bien comun, el orden y la moral pública, entendidas todas desde el derecho natural clasico- cristiano y no desde una concepcion positivista o naturalista
Xavier De Bouillon
Lo que a partir de la Francesada se ha vendido como república, ha sido en realidad una oligarquía clandestina, por lo general masónica.
Cuando la influencia masónica se filtraba por el ejecutivo, los regímenes resultantes han sido presidencialistas. Si la influencia masónica iba vía el Parlamento, tenemos un régimen parlamentarista.
Es imposible que haya un gobierno con tres cabezas, pues necesariamente debe de haber una subordinación. Y cuando esa subordinación no está explicitada en los papeles, es que hay alguien que bajo cuerda se encarga de juntar a las tres cabezas y "bajarle la línea".
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