(234) La suspensión teleológica, clave para entender la crisis
La crisis de fe en que se halla sumido el catolicismo actual es real. No es una crisis imaginaria, no es una crisis de algunos, no es una crisis fortuita ni gratuita; es una crisis real, general.
Encontrar la causas de la crisis es tarea urgentísima. A ello nos estamos dedicando, conscientes de la gravedad del momento presente, de la necesidad de nuestra tarea, y de su complejidad. No es labor grata, en este caso, hacer de Scherlock Holmes. Pero seguir la pista, compleja y sutil, de las causas de la crisis, es empresa detectivesca. No otra cosa es la filosofía.
Y digo que no es tarea grata porque derribar mitos, desencajar paradigmas y destronar prejuicios poderosos, siempre es labor de francotiradores y partisanos, por así decir, que han de vivir en guerra contra un enemigo incuestionado.
I.- LAS DOS CAUSAS DE LA CRISIS
1.-Voy a enunciar de nuevo la tesis, para ceñirnos a ella. Distingo como agentes de la crisis de fe actual dos causas, una principal y otra subordinada, una intencional y otra no intencionada, una heterodoxa y otra que no quiere serlo.
Una causa eficiente, que es el modernismo; y una causa dispositiva, que es el personalismo en sus defectos. La herejía modernista en toda su amplitud es la causa que dispone la mente católica para la crisis. El personalismo en toda su amplitud es la causa que predispone en cuanto antiescolástico. El modernismo no adecuaría con tanta facilidad la mente católica para el error, si ésta no estuviera anticipadamente predispuesta por el influjo de unos principios deficientes.
—Es una distinción sutil, pero importante: significa que el modernismo quiere producir una crisis, y que lo puede hacer de forma fenomenológica.
—Pero, ¿puede una cosmovisión que pretende ortodoxia producir una crisis de fe?.- La respuesta es sí. ¿Cómo? Eligiendo un método equivocado de conocimiento: un método que pone en suspensión los saberes heredados, que son la base de la identidad católica. Resumiendo: la manera feneomenológica de pensar la fe es inconsistente. Y por esta inconsistencia, esta debilidad y esta confusión, predispone la mente católica para la heterodoxia, aunque sin pretenderlo. Sus elementos positivos, que los tiene, no tienen la completitud conceptual necesaria para combatir el modernismo.
Es la única manera de explicar que mentes católicas ortodoxas no tengan ningún problema en aceptar el gnosticismo de Teilhard de Chardin, el situacionismo de Bernhard Häring, o el principio de inmanencia de Blondel o de Lubac en Sobrenatural
II.- LA SUSPENSIÓN TELEOLÓGICA DE LA TRADICIÓN. KIERKEGAARD
2.- El personalismo postula una suspensión teleológica de la síntesis escolástica tradicional en orden al método fenomenológico. Ha aprendido de Kierkegaard a hacer suspensiones [justificar excepciones, poner en suspenso, desactivar temporalmente, deshabilitar algo] teleológicas [telos=fin, en función de algo, en orden a un propósito] como principio epistemólogico.
Kierkegaard expone su concepto de suspensión teleológica en Temor y temblor, reinterpretando en clave existencialista el sacrificio de Isaac. Abraham, para responder responsablemente a la voluntad divina, según el autor danés, debe poner en suspenso la ética, deshabilitar temporalmente la ley moral mediante una excepción teleológica, que le permita realizar inculpablemente un acto intrínsecamente malo.
—La suspensión teleológica de la ley moral es un recurso de la moral de situación. Con el fin de responder a la voluntad de Dios, el creyente cree un derecho de su conciencia concederse una excepción a los preceptos negativos del Decálogo, consciente de que es la respuesta que Dios le demanda. Cree, de esta manera, agradar a Dios, como en el caso de Abraham matando a su hijo, incumpliendo un mandamiento.
—El mismo principio se impone en el plano epistemológico. El filósofo o teólogo creyente cree tener derecho a poner en suspenso los saberes heredados, es decir, las tradiciones epistemológicas de la Iglesia, en orden a una elaboración intelectual propia y personal.
III.- UN EJEMPLO DE SUSPENSIÓN TELEOLÓGICA EN EPISTEMOLOGÍA. GUARDINI
3.- Providencialmente llega a mis manos, en una librería de viejo, un importante libro de Romano Guardini, Religión y Revelación, editado por Guadarrama, Madrid 1964. Así que voy a utilizarlo como ejemplo, dejando claro que estimo los muchos elementos positivos y piadosos del pensamiento de este autor, que los tiene.
En la Observación previa, de 1958, explica el autor que para redactar este conjunto de lecciones no ha utilizado fuente bibliográfica alguna; su ensayo ha surgido, dice, del «trato con el fenómeno mismo» de la experiencia religiosa «en cuanto ha podido tenerlo ante sus ojos por experiencia propia o por mediación de otros» (p.13).
Nos encontramos, pues, como puede advertir el lector, ante un conjunto de lecciones sobre la experiencia religiosa, pero escritas, y se nota en todo el libro, sin acudir directamente a los saberes tradicionales heredados al respecto. El autor se limita a su propia observación y la experiencia.
La intención de la obra, por tanto, no es científica, por cuanto no pretende enunciar verdades sobre «hechos y teorías», sino poner al lector «ante los fenómenos, mostrarle su relación mutua y ayudarle a que los comprenda» (p. 14). O sea, que ante un tema tan crucial como la relación entre las religiones naturales y la religión revelada, entre conocimiento natural de Dios y conocimiento de fe; entre idolatría y fe cristiana, el autor prescinde de las enseñanzas heredadas, y se sitúa con independencia de fuentes ("bibliográficas", dice). ¿Es este el proceder de un filósofo cristiano tradicional? No. ¿Es el proceder de un fenomenólogo? Sí.
Comienza el autor sus bellas reflexiones personales con una muy interesante e ilustrativa Introducción (p.17-21).
4.- Hacemos aquí un alto, a modo de aclaración, y a tenor de lo dicho. La sustancia del método fenomenológico exige poner en suspenso teleológico la tradición. Es decir, con el fin de centrarse por uno mismo en lo que muestran los fenómenos, y poder captar esa luz ideal o nouménica o eterna que desprenden, el fenomenólogo debe dejar a un lado los saberes escolásticos heredados para situarse con la debida independencia epistemológica frente a la realidad observada en el aquí y ahora, como dirían los gestálticos.
«No pretendemos incluir el pasado en el presente», dice Maritain acerca de su personal visión del tomismo, «sino mantener en el presente la actualidad de lo eterno».
Esta vision idealista de la Tradición y las tradiciones, que Maritain defiende en El doctor Angélico XI, es responsable de cierta concepción existencialista de la síntesis tomista.
—Hay que decir que la Tradición, como las tradiciones en general de la Iglesia, no consiste en incluir lo ideal o atemporal en el presente, sino en transmitir fielmente el pasado, lo recibido de una vez para siempre; un tesoro cuyo valor es absoluto y eterno, que posee potencialidad vivificadora, y que debe pasar, por ello, de generación en generación. Un tesoro que sucedió, y que debe transmitirse, y cuya transmisión es vivificante. Un tesoro que hace imposible la novedad, porque en sí mismo siempre es nuevo.
El fenomenólogo quiere estar solo ante el fenómeno, sin que el saber que ha recibido perturbe su visión. Sencillamente porque no cree que valga para siempre. Por eso suspende teleológicamente el pasado, para filosofar con independencia en el aquí y ahora.
5.- Volvemos a Guardini. Su vision de la Revelación nos confirma su pensamiento existencial acerca del pasado. Hablando de la investigación de la experiencia religiosa bajo diversos puntos de vista, afirma que «como historia, busca el hecho de la Revelación y su presencia en el transcurso del tiempo»
La expresión es confusa. ¿Quiere decir el autor, que la Revelacion está presente, o sea, se sigue produciendo, a lo largo de la historia? ¿Quiere decir que la Revelación no ha terminado, que sigue abierta? ¿Quiere decir que el hecho de la Revelación está inserto en el devenir, que Dios se sigue revelando? ¿Quiere decir que más que un hecho pasado, con capacidad para vivificar todo presente, es un hecho que continúa sucediendo y por eso está vivo?
Es lo que parece, y lo da a entender en el resto de la obra, analizando la experiencia religiosa en general. ¿No existen verdades heredadas acerca de lo que son las religiones naturales y su relación con la religión revelada? ¿No existen verdades heredadas acerca del conocimiento natural y sobrenatural de Dios y del fin último sobrenatural del hombre? ¿No existen verdades heredadas acerca de las religiones adámicas en cuanto idolatrías? ¿Es propio de una filosofía cristiana poner en suspenso teleológico los conceptos recibidos por tradición, con el fin de situarse independientemente ante los fenómenos? ¿De qué forma, si no, está presente en el tiempo la verdad revelada, sino en la transmisión fiel? ¿Y no es la transmisión fiel dependiente del pasado?
No me agradan las páginas de su obra postuma, La existencia del cristiano, porque me sigue pareciendo confusa la concepción de la Revelación que aporta el autor, y la forma tan poco precisa con que se expresa. Lo mismo con su concepto de existencia, tan vago. Es una larga reflexión apoyada sobre todo en Kierkegaard, Scheller y Heidegger, en que el papel de la gracia santificante está un tanto eclipsado por otro tipo de conceptos, sea el sentido, los valores, el mensaje, la existencia, el mundo, etc. Parece que el autor evita sistemáticamente la doctrina de la justificación de Trento, y se conforma con una reinterpretación existencial de redención. Al menos es la impresión se lleva uno tras leer página tras página tras páginas sin que aparezca con claridad y precisión la doctrina de la justificación tridentina.
La fenomenología necesita suspender teleológicamente la síntesis escolástica para situarse con autonomía ante los fenómenos. Y es lo que hace. Descartando este conjunto de verdades recibidas bajo la etiqueta de abstracciones pasadas, prefiere abrirse a la contemplación axiológica de las realidades de la fe y fundamentar la ética en valores ideales, volviendo no traumática toda suspensión teleológica. Y en ello radica su defecto de fondo fundacional.
Y es que cuando los personalistas se refieren a las verdades abstractas o abstracciones metafísicas como a algo cuyo conocimiento no sirve, casi siempre se están refiriendo al conocimiento de las esencias, a la síntesis escolástica tradicional, a las verdades escolásticas, a las conclusiones científicas del saber metafísico, opuesto al enfoque personalista de las cuestiones religiosas.
Tres ejemplos:
Frankl:
«Dudo que un médico pueda responder a esta pregunta con nociones genéricas, pues el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día a otro y de una hora a otra. Por tanto, lo que importa no es el sentido de la vida en formulaciones abstractas, sino el sentido concreto de la vida de un individuo en un momento determinado» (El hombre en busca de sentido. p. 131)
«resulta imposible definir el sentido de la vida en términos abstractos» (Ib., p.101)
Marcel:
«toda mi actuación está orientada a tantas y tan variadas fuerzas creadoras y críticas que yo quisiera encauzar a la acción, pero sin perder de vista lo que constituye el centro de mis anhelos: contribuir a mejorar un mundo que amenaza perderse en el odio y la abstracción» (G. MARCEL, Dos discursos y un prologo autobiográfico, Herder, Barcelon 1967, p.13)
Guardini:
«Aquí no tratamos de obtener definiciones abstractas. Aquello a que se orienta en definitiva nuestra mirada no es “la religión”, sino el hombre que vive reliiosamente; no el concepto de la “esencia absoluta”» (GUARDINI, Religión y Revelación, Guadarrama p.21)
IV.- VALORES CONTRA ESENCIAS. MÁS CONTRA LA ABSTRACCIÓN
y 6.- Este rechazo del conocimiento metafísico heredado implica una evitación del cristianismo como doctrina de esencias. El tan manido tópico de hoy en día, por el cual ser católico no consiste en profesar doctrinas, sino sólo y ante todo en seguir a Jesús, procede de esta visión. Guardini, en este sentido, afirma en La esencia del cristianismo, 13:
«El cristianismo no es, en último término, ni una doctrina de la verdad ni una interpretación de la vida. Es esto también, pero nada de ello constituye su esencia nuclear. Su esencia está constituida por Jesús de Nazaret, por su existencia, su obra y su destino concretos; es decir, por una personalidad histórica»
Esta minusvaloración de las esencias suscita cierto sabor de convencionalismo, que luego radicalizó Häring: ser cristiano no consiste en guardar mandamientos, la gracia no se da necesariamente para eso. Aunque Guardini es ortodoxo y Häring no lo es. Lo propiamente cristiano, se cree, no consiste en conocer esencias separadas de lo sobrenatural, como si la gracia no supusiera y perfeccionara la naturaleza. Pero el cristianismo, sin embargo, ha asumido el conocimiento natural de las esencias como suyo, lo ha redimido.
Al igual que Viktor Frankl, pero con una intención axiológica, desvincula existencialmente el sentido (concepto que Guardini también utiliza constantemente) de la esencia abstraida del hombre, de su naturaleza creada y elevada por Dios, que lleva inserta la tendencia natural al fin último sobrenatural, y la religa a la esfera superior de los valores de la existencia:
«La sede del sentido de mi vida no está en mí, sino por encima de mí. Vivo de lo que está por encima de mí. En la medida en que me encierro en mí o –lo que viene a ser lo mismo- me encierro en el mundo, me desvío de mi trayectoria (…). Mas esto significa que, con anterioridad, debo aceptar el existir, aunque no se me haya preguntado si lo quiero» (La esencia del cristianismo, 168, 180-181)
Guardini, para evitar el extrinsecismo, insiste en resaltar lo existencial de la ley natural (que él considera “norma ética") frente a la abstracción de la esencia. En este sentido, dice:
«La doctrina moral se ha vuelto excesivamente doctrina de lo prohibido […] Con demasiada frecuencia se ve la norma ética como algo que se impone desde fuera a un hombre rebelde» (Una ética para nuestro tiempo, p.12)
Es su lema: «Atengámonos, no a los conceptos generales, sino a la realidad» (Preocupación por el hombre, Cristiandad, Madrid 1965 p. 126).
Desvincula en su pensamiento existencial la verdad de las esencias (abstraídas por la metafísica) y la pone en dependencia de los valores ideales, como hace Platón:
«existen valores incondicionalmente válidos, que pueden ser conocidos, y, por tanto, existe la verdad» (Una ética para nuestro tiempo, Cristiandad, Madrid 1963 p.11)
CONCLUSIONES
Quede claro que aprecio muchos aspectos de la obra de Guardini. Religión y Revelación tiene pasajes profundos, bellos y agudos, propios de su piadoso autor. Pero que en mi opinión adolecen de una falla transcendental. En la presentación de la experiencia religiosa no parte del dato escolástico, natural ni sobrenatural. Renuncia al conocimiento científico de esencias, renuncia a abstracciones metafísicas ciertas y redunda en la teoría existencialista del valor, de corte platonizante.
El resultado es un conjunto de bellos pensamientos, piadosos y en algunas ocasiones sugestivos, pero en general desenfocados, que no terminan de encajar bien. Y estamos hablando de uno de los mejores filósofos y teólogos del personalismo, cuya obra en general es buena y piadosa.
Tras leer las densas y apretadas páginas de La existencia del cristiano, o Religión y Revelación, o La esencia del cristianismo, uno se pregunta cómo se puede reflexionar sobre redención, justificación o revelación sin basarse directamente en Trento, sino en Kierkegaard. Es el drama de la formación católica hasta hoy. No nos extrañe que nuestro clero en general desconozca la doctrina de la justificación tridentina, o la doctrina sobre la gracia, si es educado ante todo con aproximaciones kierkegaardianas. Que están bien como complemento edificante, como cultivación personal, pero no como formación.
La gran toxina que introduce el pensamiento heterodoxo de Teilhard de Chardin, Rahner, o Häring, o el en general ortodoxo de Congar, Maritain, Marcel, etc., es su principio cognitivo. Lo hemos formulado basándonos en uno de sus iconos, S. Kierkegaard: suspensión teleológica de la síntesis escolástica tradicional. No dudamos, por ello, en calificar la crisis actual como una crisis de los saberes heredados. Una crisis de Tradición y tradiciones.
49 comentarios
A mí como mero creyente de " a pie"
sin formación ni filosófica ni teológica me resulta del todo imposible procesarla, aunque lo he intentado.
Si que es verdad que mientras lo leía he ido intuyendo que la clave parece estar en el hecho de que los hijos han prescindido del Padre, erigiéndose como legales representantes de este, con lo que no han creído necesario ni consultar ni obedecer sus instrucciones,pasando Este, no a un segundo plano, sino al plano del olvido total, con lo que los hijos han terminado creyéndose el papel que han desempeñado, pasando a ser el centro ejecutivo de todo, olvidando el origen de donde mana TODO el sentido de la vida.Han borrado el primer mandamiento, el más importante, del que depende todo lo demás.....eso creo yo entender
Sería necesario completarlo con los agentes o sujetos espirituales: los demonios que tienen los dones o potestades de inteligencia, ciencia, conocimiento y sabiduría del mal, y las personas que prestan su inteligencia al mal, incluyendo cardenales, sacerdotes, obispos, abades, teólogos, religiosos y laicos destacados, los más peligrosos, dado que conocen la estructura teológica y jurídica del catolicismo.
Nos encontramos, pues, como puede advertir el lector, ante un conjunto de lecciones sobre la experiencia religiosa, pero escritas, y se nota en todo el libro, sin acudir directamente a los saberes tradicionales heredados al respecto. El autor se limita a su propia observación y la experiencia.
La intención de la obra, por tanto, no es científica, por cuanto no pretende enunciar verdades sobre «hechos y teorías», sino poner al lector «ante los fenómenos, mostrarle su relación mutua y ayudarle a que los comprenda» (p. 14). O sea, que ante un tema tan crucial como la relación entre las religiones naturales y la religión revelada, entre conocimiento natural de Dios y conocimiento de fe; entre idolatría y fe cristiana, el autor prescinde de las enseñanzas de la Iglesia y de los Doctores, y se sitúa con independencia de fuentes ("bibliográficas", dice). ¿Es este el proceder de un filósofo cristiano tradicional? No. ¿Es el proceder de un fenomenólogo? Sí"
--- Este párrafo lo considero muy importante, pues hoy en día se da, por ejemplo, en las técnicas de meditación budista-zen del sacerdote Pablo D'Ors, que tanto éxito tienen ("Biografía del silencio", 26ª edición, 100.000 ejemplares).
Ignoro la denominación filosófica y teológica de esta manera de pensar, pero consiste en prescindir totalmente de la Palabra, la Tradición, el Magisterio y toda la herencia espiritual de Padres, Doctores, místicos, santos, grandes teólogos, devociones populares y revelaciones privadas autorizadas (Kowalska), y atender a los sólos pensamientos, sentimientos, intuiciones y percepciones personales (o de extrañas "conciencias colectivas" o "maestros interiores").
Quizás sería una mezcla de pelagianismo, gnosticismo, Hermanos del Libre Espíritu, racionalismo y modernismo, con algo de nuevaerismo esoterista, un conjunto bastante extraño que no consigo identificar del todo bien, pues la razón, el corazón y los sentidos les conducen hacia postulados medio racionales-materialistas, medio esotéricos-espiritualistas (fuerzas, energías, "el interior", "experiencias"...).
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A.G.:
En Guardini es un método epistemológico para situarse ante los fenómenos. En otros, desde luego, es lo que ud. dice, sobre todo en los heterodoxos.
Guardini no es heterodoxo, y ese es el problema. Tiene bellas páginas, edificantes y profundas, pero a menudo parte de un método cuya aplicación PREDISPONE al modernismo. Y si lo hace Guardini, que es de lo mejor en el personalismo, imagine uno no tan bueno.
La tradición .es buena y necesaria , pero encierra muchas cosas prescindibles que desorientan y desvirtúan la verdad.
La tarea consiste en ir a los principios del mensaje ,a lo esencial.
O sea, me parece que dice que Guardini en general es ortodoxo, pero tiene algunas proposiciones erróneas, peligrosas o temerarias que no sirven para tener un conocimiento más profundo de la revelación, o para mostrar que una enseñanza está conforme con las verdades de fe, o para rechazar o bien todas las proposiciones incompatibles con estas verdades, o bien todas las opiniones peligrosas que llevan al error.
Pero es que el dios de los protestantes, voluntarista y atávico (como decía Gustavo Bueno) puede hacer ese tipo de cosas: decidir que algo malo es bueno, y punto.
La "suspensión teleológica" es más o menos como decir:"Me paso la Tradición por allí mismo y filosofo 'haciendo camino al andar'"
Ahora yo me pregunto, ignorante de mí: ¿No hemos tenido acaso un gran defensor de la "hermenéutica de la continuidad" en Benedicto XVI?
¿Cómo es que ha omitido advertirnos acerca de estos truhanes que se burlan de la Tradición para vendernos sus elucubraciones de tres al cuarto?
¿Él, cultísimo como es, no los conocía?
Todo lo que "predispone" está "en orden a". No es necesario juzgar las intenciones de Guardini et al para entender que su prédica desbroza el camino para la entrada triunfal del modernismo. De quien se pone a espaldas de la Tradición no puede decirse que "en general es ortodoxo", ¡al contrario!.
Y ponerse de espalda a la Tradición "teleolóficamente", o sea como si el fin justificara los medios, es gravísimo. Católicamente es gravísimo. Dicho lo cual todas las frases piadosas que se le pongan para aderezar el menjunje pueden ser tomadas (y yo creo firmemente que lo son) como un intento de encubrir el embuste.
Ya hemos dejado pasar muchas heterodoxias, muchas "semiheterodoxias", muchas "protoheterodoxias", ¿que tal si probamos con el "NI UNA MÁS"?
Cierto, hay que discernir, eso es bueno y necesario. Puede ocurrir que tu mente es como una botella de agua cristalina, transparente..., pero de repente se agita y el lodo depositado imperceptiblemente en el fondo se suelta y el agua se enturbia...¿qué ha pasado aqui?
Hay que leer la autobiografía de Guardini para comprender y valorar su obra.
Y es que nuestra inteligencia necesita instrumentos intelectuales, herramientas, y la luz del Espíritu Santo, que lo juzga todo.
Hacen falta Tomás, y Cornelio Favro. Guardini y von Hildebrand, Newman y Zubiri, Leonardo Polo y Bernard Lonergan. El único que sobra, para mí, es Rahner porque nada útil para la fe se puede construir desde su filosofía... Quizás se salva Oyente de la Palabra, pero el 'Concepto' de cristianismo (curso de la fe) da la medida de un autismo intelectual que Benedicto XVI lo señaló en su recensión... una gran obra, el problema es el método. Y Rahner y su método si que han hecho daño en la formación de inteligencia cristiana .
... pero Kierkegaard tiene excusa porque era luterano
LF:
Precisamente porque es luterano al que no cabe aplicar lo de la ignorancia invencible, no tiene excusa. Pero menos la tienen los que, siendo católicos, le adoptan como fuente.
Tengo la esperanza y casi la seguridad de que tu diagnóstico, que no voy a entrar a discutir porque ya ha pasado el tiempo para disputas inútiles, no está conectado con el de Radaelli,-disciípulo emérito del tan "tomista" R. Amerio- que ahora mismo acusa a Ratzinger ( a Benedicto XVI para ser exactos), entre otros, de "heresiarca" responsable de la crisis actual. A este personaje...(no quiero "catalogarle") se le ha olvidado, entre mil cosas más, por ejemplo, la autoría por Ratzinger de la Dominus Iesus que liquidó, en base al Vaticano II, las interpretaciones heréticas del ecumenismo.
Estoy seguro de que entiendes la gravedad del momento que atravesamos y la imposibilidad de subsanarlo mediante diagnósticos inoportunos.
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A.G.:
El personalismo en general es ortodoxo, no heterodoxo. Como vengo repitiendo desde hace muchos posts, padece inconsistencias y defectos que, en estos momentos críticos, predisponen la mente católica para el error, no ayudan a combatir la heterodoxia. También tiene elementos positivos. Guardini, por ejemplo, tiene muchas cosas buenas, como digo en el post.
Yo creo que la verdad siempre es oportuna. Y señalar los defectos del personalismo lo es.
De Radaelli no he leído nada, por lo que no tengo opinión sobre él. Amerio, como dije antes, me parece uno de los grandes. Lo cual no implica que comparta todo lo que dice, porque yo no me caso con nadie, sino con la verdad. Ni siquiera comparto todo lo que dice Bloy, y eso que es uno de mis autores de referencia.
He dicho, también, que lo bueno del personalismo ha sido aprovechado por los últimos Papas. Pero sin que implique aceptar las premisas de sus teologías privadas, a las que no estamos obligados.
Quisiero que se entienda mi tesis. No considero heterodoxo el personalismo en general, sino confuso e inconsistente como ortodoxia, y por ello puede ser instrumentalizado por la heterodoxia, porque le falta criterio tradicional para distinguirla con precisión. Es un hecho.
"En el campo católico, el concilio Vaticano II fomentó la adhesión a este movimiento general... El impulso dado por Teilhard de Chardin ejerció una amplia influencia [sobre el Concilio]. Insertaba, con osada visión, el movimiento espiritual del cristianismo en el gran proceso cósmico de la evolución del alfa al omega.... La constitución conciliar sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et Spes) hizo suya aquella señal. La divisa teilhardiana «ser cristiano significa más progreso, más técnica» se convirtió en un impulso en el que los padres conciliares de los países ricos y los países pobres confluían en una esperanza concreta." pg. 401 TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS TEOLÓGICOS, Cardinal Joseph Ratzinger, 1985
«La función del sacerdocio es consagrar el mundo para que se transforme en hostia viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no sea algo paralelo a la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se transforme en hostia viva, que se convierta en liturgia. Es la gran visión que después tuvo también Teilhard de Chardin: al final tendremos una auténtica liturgia cósmica, en la que el cosmos se convierta en hostia viva.» (Benedicto XVI, homilia 24 de julio de 2009)
En el contexto de la visión del mundo evolutivo moderno, Teilhard describió el cosmos como un proceso de ascenso, una serie de uniones. ... Desde aquí Teilhard pasó a dar un nuevo significado al culto cristiano: la Hostia transubstanciada es la anticipación de la transformación y divinización de la materia en la "plenitud" cristológica. En su opinión, la Eucaristía proporcionó el movimiento del cosmos con su dirección; anticipa su objetivo y al mismo tiempo lo impulsa .
El espíritu de la Liturgia, Joseph Ratzinger
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Por otra parte, Gracián da su opinión fundamentada. No es palabra de Dios, pero no tiene otra por el momento. Y se ve que le parece oportuno compartirla.
La desnutrición.
Bueno, el desnutrido acaba muriendo por alguna enfermedad pero esta no se manifestaría si estuviera bien nutrido. Es por eso que en España mueren tan pocos niños pero en otras latitudes muchos más.
La posición que tu adoptas es que tu fe tomista del siglo XIII es una fe adulta. Y por tanto, de lo que se trata es de combatir las enfermedades.
Fue Jesús quien dijo que nos teníamos que hacer como niños para poder entrar en los reinos de los cielos.
Lo de combatir enfermedades es secundario en el cristiano siempre, al igual que la lucha contra el pecado.
Lo primero es nutrirse, lo primero es amar.
Por eso tu metodología es equivocada. Te esfuerzas en combatir heteredoxias en vez de seguir la máxima paulina. Examinado todo y quedaros con lo bueno.
Tu, eso no lo haces. Dices que si estimas a Guardini o Kierkegaard pero no te comes lo bueno que tengan.
La máxima paulina también aplica al tomismo. Hay que examinando y quedarse con lo bueno. Tu eso no lo estás haciendo. Tu lo das todo por bueno.
Es en la tensión entre tu tomismo y cualquier otra visión del mundo lo que ha de servirte para identificar lo verdadero en uno y en otro.
Guardini te está diciendo que la realidad es más rica que la abstracción. O mejor aún, que la realidad es más verdadera que la verdad abstracta.
«El cristianismo no es, en último término, ni una doctrina de la verdad ni una interpretación de la vida. ES ESTO TAMBIÉN, pero nada de ello constituye su esencia nuclear. Su esencia está constituida por Jesús de Nazaret, por su existencia, su obra y su destino concretos; es decir, por una personalidad histórica»
Pero me quieres decir ¿Dónde está Guardini haciendo de menos a las esencias? Te las está poniendo en su sitio. Primero Jesus. Luego lo que se deriva de Él.
Claro que es personalista. Porque empieza por la persona de Jesús.
Claro, si tu el ser lo ves abstracto como lo veía Aristóteles, pues empiezas desde lo abstracto y las esencias.
Si Dios fuera una energía te daría la razón y se la quitaría a Guardini. Jesús habría sido una doctrina esencial.
Pero que culpa tiene Guardini que el Logos sea persona divina y se haya encarnado en Jesùs.
Si Aquino lee a Guardini firma.
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Eso no es la Tradición.
La Tradición no es recibir lo una vez transmitido para siempre. No es un tesoro que sucedió. Tampoco el hecho de transmitirlo es vivificante.
Si así fuera el tomismo nunca hubiera podido existir.
El tomismo corrigió lo que le transmitieron con Aristóteles. No adoptó el agustinismo como algo para siempre.
El tomismo no es un tesoro que sucedió. Sucede ahorita. En presente.
El tomismo por el hecho de transmitirse no es vivificante. Solo vivifica cuando se actualiza. Cuando el que lo recibe vuelve al origen para enfrentarse a las novedades que trae la historia.
La Revelación concluyó. La comprensión de la Revelación aún continua.
Lo que usted dice lo puede aplicar a la Sagrada Escritura pero nunca a la Tradición de la Iglesia.
La escritura sí que se recibió de una vez. La escritura sí que es un tesoro que sucedió. La escritura sí que vivifica por el mero hecho de escucharse, es decir, transmitirse, porque la fe entra por el oído.
Usted ve la Tradición metafísicamente. Lo ve como una esencia cuando es dinámica.
La Tradición es viva. No es nueva. Está viva. Se despliega.
Usted no es nuevo. Usted está vivo.
La Tradición son personas que actualizan doctrinas. No doctrinas que actualizan personas.
Y si lo conoce, me gustaría saber su opinión sobre El
Sentido Religioso de Guiussani, texto de cabecera de C y L. Esto lo pregunto porque fui durante algunos años a las escuelas de comunidad de C y L.
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A.G.:
A mí Newman me gusta mucho, la verdad. Es un autor muy necesario.
Y Guardini también me gusta. Pero es que no se trata de si nos gusta o no. Se trata de que Guardini está bien para disfrutar de su filosofía, o leer algo edificante, pero no para formarse en la doctrina sobre las religiones naturales o el conocimiento natural de Dios y su relación con el fin último. Por ejemplo.
No he leído el libro que menciona de C y L, así que no puedo opinar.
J. Ratzinger es de hecho, uno de los más grandes teólogos de la historia, como se demostrará con el tiempo.
El problema al que nos enfrentamos ahora es la ceguera de quienes atribuyen los desmanes actuales al Vaticano II y a los Papas que lo aplicaron en continuidad con la tradición de la Iglesia. El Vaticano II tiene textos ambiguos, que fueron sembrados deliberadamente, pero tiene otros magníficos que el Espíritu Santo ha utilizado para vencer al mal.
Esa victoria no la aprecian -todavía - quienes han ignorado el marco escatológico por un "tomismo" mal digerido. La realidad es que incluso los tres obispos de Kazjastán citan constantemente el Concilio en su reciente escrito, como habrás visto.
Un ejemplo: Si para denunciar la misericordia falseada (que borra la noción de pecado, de justicia divina y de juicio) nos cargamos la verdadera misericordia -abrazo in extremis de Jesús al hombre actual - tal como le fue revelada a Sta Faustina Kowalska y tal como fue explicada por JP II , le hacemos el juego al enemigo. Un juego catastrófico.
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A mi particular modo, yo esto lo graficaría así:
Un cuerpo de policía que tiene chalecos antibalas de kevlar, recibe de pronto una donación de chalecos antibala de fibra de nylon.
El contador de la administración dice: "Aprovechemos la ventaja de su menor precio"
El encargado de protocolo dice: "Aprovechemos su estética, ¡mirad qué hermosos son!".
Los agentes que lo usarán dicen:"Aprovechemos que son más livianos y facilitan nuestra movilidad"
El jefe del cuerpo dice:"Nadie podrá negar que son una defensa para la integridad física de nuestro personal".
Así que se cambia el modelo y todos contentos, aprovechando las múltiples "ventajas" del nuevo modelo de protección.
Hasta que les toca enfrentarse con una banda de narcos, cuyas balas dejaron los hermosos chalecos como un colador; no se salvó ninguno de aquél batallón.
MORALEJA: Volvamos al kevl... digo a Santo Tomás.
El personalismo fenomenológico "parece" que defiende la fe católica, incluso con ciertas "ventajas", pero cuando las papas queman nos deja a merced del enemigo modernista, sin posibilidad de defensa.
Ya han muerto muchos "batallones" de almas acribillados por el modernismo, así que es llegada la hora de calzarse lo que protege de verdad contra el error: la Philosophia Perennis.
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A.G.:
Ricardo has expuesto con expresividad y claridad la esencia de lo que quiero transmitir.
Y añado. Yo puedo leer con gusto a Guardini, o a von Balthasar. De hecho, el primero me emociona en muchos pasajes, el segundo, estimula mi intelecto. Pero no se me ocurre formar con ellos al clero o al laicado, para eso me remito a buenos manuales de teología y filosofía, al saber perenne que tantos siglos ha costado quintaesenciar.
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Es el proceder de la gente normal. A las cosas mismas.
Ante una experiencia religiosa que es algo vivencial se adopta una perspectiva narrativa y periodística, que es como describe uno lo que le ha pasado. Vamos, lo que hizo Morente en el hecho extraordinario.
¿Qué son los evangelios? La escritura fenomenológica de lo vivido por los apóstoles con Jesús. ¿Hablaba Jesús en parábolas o dictaba tratados sobre el ser y la esencia, la existencia y el devenir, el acto y la potencia?
¿Qué es un testimonio de fe? Lo mismo. Algo fenomenológico.
Pero ¿Qué quiere? ¿Qué lo que une vive existencialmente en su relación con Dios solo se pueda transmitir filosóficamente?
No hay una sola perspectiva ante la que situarse cuando se estudia el hecho religioso. Si solo fuera algo cognoscitivo los idiotas lo tendrían crudo.
Estamos en lo de siempre. O así O asá.
Pues no. Lo católico es así Y asá.
Supongamos que los evangelios no hubieran sido narrados. Supongamos que los apóstoles hubieran sido tomistas y en vez de los evangelios nos ahorran el trabajo y ya nos entregan la Suma Teológica.
Pues hombre, entonces sí tendrían motivos para arrearle a Guardini.
Porque si los apóstoles nos hubieran dado inerrante la Suma Teológica en vez de la vida de Jesús, pues ya estaba todo acabado. Nos habrían dado ya la comprensión de la revelación.
Pero es que no fue asi. Es que nos dejaron su vida. Por eso se puede aplicarle la fenomenología ademas del tomismo.
Pues fenomenal, digo yo. La realidad es poliédrica. Necesitamos herramientas para atacar cada cara de la realidad.
Morente hizo las dos cosas. Fenomenología y tomismo. La pena es que se murió y no tuvo tiempo para dejarnos su visión sobre el tomismo.
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A.G..
Yo no le estoy arreando a Guardini. Es un autor al que leo con respeto, aunque disienta de su método y de su metafísica.
O cambia el tono o no le publico más. Y deje el tema del tomismo, ya ha dejado clara su opinión al respecto en muchos comentarios anteriores.
La expresión es confusa. ¿Quiere decir el autor, que la Revelacion está presente, o sea, se sigue produciendo, a lo largo de la historia? ¿Quiere decir que la Revelación no ha terminado, que sigue abierta? ¿Quiere decir que el hecho de la Revelación está inserto en el devenir, que Dios se sigue revelando? ¿Quiere decir que más que un hecho pasado, con capacidad para vivificar todo presente, es un hecho que continúa sucediendo y por eso está vivo?
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No es confusa. Es bíblica.
La Revelación está por cumplirse. Se cumple en la historia. Se nos viene encima el Apocalipsis.
La investigación religiosa (que es mucho más que el tomismo ) busca en la historia como se va cumpliendo la Revelación.
Es que fue Jesús mismo que dijo que estuviéramos atentos a los signos de los tiempos REVELADOS en la HISTORIA para que no se nos pasen, porque corremos el riesgo de estar entre las vírgenes necias.
¿Quiere decir el autor, que la Revelacion está presente, o sea, se sigue produciendo, a lo largo de la historia? PUES CLARO. ¿No está el cordero degollado y occiso en el Apocalipsis?
¿Quiere decir que la Revelación no ha terminado, que sigue abierta? PUES CLARO. ¿No es el Cordero degollado el único que puede abrir los 7 sellos del Apocalipsis?
¿Quiere decir que el hecho de la Revelación está inserto en el devenir, que Dios se sigue revelando? PUES CLARO. ¿No es el Cordero degollado y occiso quien viene a revelarse al final de la historia?
¿Quiere decir que más que un hecho pasado, con capacidad para vivificar todo presente, es un hecho que continúa sucediendo y por eso está vivo? PUES CLARO. ¿No el Cordero degollado y occiso del Apocalipsis a quien celebramos diariamente en la eucaristía?
Guardini no hace más que teología de la historia, o del la vida, o de la experiencia. Está actualizando a San Agustín.
El Vaticano II tiene textos ambiguos, que fueron sembrados deliberadamente,...
LF:
Cosa que no ocurre, por ejemplo, con Trento.
La Iglesia no puede andar jugando a sembrar ambiguedad. Luego pasa lo que pasa.
y fiel a la fe católica.
Con todo, y respecto a la Tradición,no creo que desbarre
de modo anticatólico en su obra: "La Tradition et les traditions",
donde expone muy claramente los desvíos tan aberrantes de
Lutero y los suyos al respecto, a la vez que demuestra cómo
"Tradición" no equivale a "arqueologismo", "consevación de
momias o piezas de museo". Sino que se trata de algo viviente,
como la describió tan claramente San Vicente de L'erins.
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A.G.:
Ciertamente, Don Miguel Antonio, en ese sentido Congar tiene buenas ideas acerca de la Tradición.
Aunque en Situaciones y tareas pendientes de la teología vuelve a su modo confuso de hablar, y el papel de la Tradición como fuente de la Revelación queda, a mi juicio, desdibujado.
Estoy inclinado a pensar que en determinados casos, la ambigüedad deliberada o consentida puede ser pecado.
Recuerdo que a una monja progre que se había cargado varios dogmas, me vi obligado a enfrentarla porque yo mandaba a esa parroquia a mis hijos. Fui y simplemente, le recordé los Novísimos, a lo que me respondió sinceramente azorada:"¡Pero Ricardo, usted se ha quedado en Trento!"
El espíritu blandengue es proclive a ensalzar toda la obra de un autor apenas descubre que ha escrito algo bueno.
Necesitamos volver a los tiempos recios. Urgentemente.
Un toque de humor sobre el blandenguismo al uso:
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El padre le dice a su hija adolescente:
_Pepita, son las 2 de la mañana, ¿te parece hora para salir de farra?
_Sí me parece, ¿y qué?
_Bueno, pero no regreses demasiado tarde.
_¡Voy a regresar a la hora que me dé la real gana!
_Bueno Pepi, pero no más tarde que eso, ¿eh?
Guardini de metafísica poco o nada. Emprende su camino propio con cierta genialidad, diferente del tomismo o cualquier otro sistema. Pero camina bien, y desde luego aunque dé tropezones en el camino, son leves, nunca hace de la suspensión teleológica de la Tradición parte de su método, todo lo contrario. Como hizo De Lubac con catolicismo, rompe unos moldes, pero no para ir contra esos moldes. Considero que eso es un auténtico carisma creativo. Bueno y válido.
David, creo que no interpretas bien -de acuerdo con la mente del autor- el texto que citas de Guardini en el que afirma que la esencia del cristianismo es la persona de Jesucristo. En este texto Guardini no hace una "negación de esencias", lo que establece, si no recuerdo mal, es la gran diferencia entre las religiones de "doctrinas" (Budismo, etc...) y la revelación cristiana. Repiensa un poco porque considero que Guardini está más en lo cierto que tu en este punto. Además, Guardini escribe teniendo como telón de fondo a Feuerbach y a Harnack, no a Tomás.
copio de un enlace que no se puede publicar en los comentarios
"un celebre libro de Ludwig Feuerbach que tanta significación tuvo a mediados del siglo XIX. Es conocida su poderosa influencia sobre el joven Karl Marx, y sobre toda la izquierda hegeliana.
En ese libro se concebía el cristianismo como la culminación de todas las religiones; en la religión cristiana se mostraba, según Feuerbach, en toda su perfección la esencia misma de lo humano....
Ese famoso libro de Feuerbach fue varias veces replicado en uso del mismo título: primero por el gran teólogo protestante liberal, al comenzar el siglo XX, Adolf von Harnack, que concibió la esencia del cristianismo a través de un alto contenido ético y humanista que, sin embargo, velaba quizás los más importantes aspectos del cristianismo; y ya más cerca nuestro, poco después de acabarse la segunda guerra mundial, por el teólogo católico Romano Guardini, que repitió título y encuesta, orientando su reflexión hacia la figura de Jesús de Nazaret como acontecimiento personificado; en él, según este teólogo, encuentra el cristianismo su verdadera esencia.
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A.G.:
Gracias por el aporte. Sólo decir que a mí me gustan muchos pasajes de las obras de Guardini, tiene muchas virtudes. Lo cual no impide que, por sus defectos metafísicos y su falta de sentido de la tradición como fuente de su teología, no sea aconsejable como manual de formación. Otra cosa es que disfrutemos con su obra, como un complemento enriquecedor.
En Avvenire publico recientemente un artículo que hace reir y llorar por la artificialidad con que trata de encajar su verboso escrito en los topicazos /EDIT/
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A.G.:
Daniel, sabes que no publico alusiones personales al Pontífice. Ruego asepsia al respecto, y limitarnos a ideas.
Sobre el tema que mencionas no puedo opinar, porque no lo conozco bien. Sólo te diré que el realismo cristiano en sí mismo es algo bueno y que da mucho fruto.
Estoy inclinado a pensar que en determinados casos, la ambigüedad deliberada o consentida puede ser pecado.
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Yo juzgo teorías mientras otros juzgan mi persona.
Se me hace un acusación generalista de cargarme los dogmas , y por supuesto, sin entrar al detalle.
Y finalmente, de manera·"gallarda", se insinúa que por escribir lo que escribo soy un pecador.
¡¡¡¡¡ Y todo esto por ejercer de abogado defensor de Guardini !!!!!!
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No solo eso.
Por defender a Guardini también soy progresista, reptiliano, y negador de los novísimos, además de ambiguo y blandengue.
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Solo le faltó insultarme de gallego. Por lo menos ahí sí habría dicho verdad.
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A.G.:
No entiendo que Ricardo se haya referido a Ud. personalmente para insultarle. Ha hecho una alusión en general. A Ud., además, le alude no como causante del mal, sino como víctima de los malos docentes o teólogos. Al menos es lo que yo he entendido.
Por mi parte, creo haberle tratado siempre con educación y respeto. Ud es libre de defender libremente a Guardini en este blog, siempre y cuando no repita los mismos argumentos ni afirme heterodoxias que sea necesario corregirle, como sucedió con uno de sus comentarios. La revelación, se lo recuerdo, terminó con el último apóstol.
Si participo en este debate no es para confrontar con T_Paz, sino para tratar de aprender y si cabe, de aportar en la medida de mis posibilidades al acuciante tema de las causas filosóficas de la actual crisis de la Iglesia.
Si en algún momento he tenido que confrontar con alguna afirmación de T_Paz, se lo he dicho directamente.
T_Paz, es dogma de fe que la Revelación termina en la era apostólica.
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Por favor, Luis Fernando.
Entendamos bien lo que quiere decir el dogma y Guardini que lo profundiza.
Cuando se dice que la Revelación terminó se quiere decir que a la Sagrada Escritura que la Tradición ha canonizado como tal ya no se le puede añadir ningún libro más.
Es la Tradición viva la que dogmáticamente decidió para siempre tal cuestión.
Alonso se equivoca, creo yo, cuando a la Tradición le aplica una serie de notas que son propias de la Sagrada Escritura, y al hacer eso la Tradición deja de ser algo dinámico y vivo. Lea lo que escribí mas arriba y verá como es cierto lo que le digo. Él escrituriza la Tradición cuando ha sido la Tradición la que escrituriza. Es al revés.
En ese sentido la Revelación, en el sentido que ya no puede venir ninguna profeta a añadir nada nuevo, la Revelación concluyó.
Pero ese no es el sentido en el que habla Guardini. Es así desde el sentido de la Sagrada Escritura pero no es así desde el sentido de la Tradición que fijó San Agustin en la Ciudad de Dios con una teología de la historia o de la vida o de la experiencia.
A eso se refiere Guardini. Está diciendo que la Tradición es viva y que la Revelación se da en la historia.
No ha concluido pues hay un Apocalipsis por cumplir en la historia. En ese sentido no está concluida.
¡Jesus no ha abierto los sellos todavía! aunque este Papa, hay que reconocer, que le está poniendo emoción al asunto.
Cuando se dogmatizó la Sagrada Escritura es porque había personas que querían incorporar otros textos a la Sagrada Escritura que no estaban inspirados. Por eso se canonizó aquello y se hizo bien. Hay que leer el dogma en la historia.
Pero no podemos confundirnos. No podemos atacar tesis ciertas de Guardini porque todavía no estuvieran suficientemente acabadas porque la ciencia teológica se expresa mejor con el paso del tiempo.
Le pasó a Tomás cuando murió. Algunos se empeñaron en que había tesis que condenar pero el tiempo dejó claro que lo contrario. Había gente que no lo había entendido pero con el tiempo lo entendieron y no solo se levantó la prohibición sino que se le exaltó.
Lo mismo ocurre con Guardini.
Si ya hubiera pasado el Apocalipsis, Guardini no tendría razón. Pero no ha sucedido así. Si la Biblia tratara de hechos pasados Guardini no tendría razón. Pero es que casi un tercio de la Biblia son profecías. Y de ellas casi 2/3 hablan del fin de los tiempos. Están por revelarse en la historia.
La Revelación se da en la Historia porque hay un Apocalipsis menor en Daniel y mayor en San Juan que se cumplirá.
Como Alonso, creo yo, no tiene suficientemente clara esa cuestión, hizo esas cuatro preguntas. A todas respondí que sí. Ya ve usted que ambiguo soy.
Lo que digo es que el Apocalipsis está para venírsenos en cima, y que no podemos ser vírgenes necias.
Y que si no se ha revelado ni tan siquiera el primer sello no se puede decir que la Revelación haya concluido en el sentido que dice Guardini.
Cada texto en su contexto. Guardini amplió el contexto como Aquino amplió el suyo incorporando el Aristelismo al agustinismo.
¿Que hay de malo que Guardini haga lo mismo con su personalismo ampliando el contexto del tomismo?
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A.G.:
T_Paz no es este el lugar apropiado para comentar aspecto básicos de la doctrina cristiana. Debe ud. formarse bien, porque está afirmando unas cosas que son errores fundamentales. Creo que puede encontrar respuesta en el Catecismo, que explica bien todas estas cuestiones como Tradición, Escritura, Revelación, etc.
Ya no le puedo publicar más. Le aconsejo cordialmente formarse en estos temas, y tenerlos claro.
T_Paz no es este el lugar apropiado para comentar aspecto básicos de la doctrina cristiana. Debe ud. formarse bien, porque está afirmando unas cosas que son errores fundamentales. Creo que puede encontrar respuesta en el Catecismo, que explica bien todas estas cuestiones como Tradición, Escritura, Revelación, etc.
Ya no le puedo publicar más. Le aconsejo cordialmente formarse en estos temas, y tenerlos claro.
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Yo no le aconsejo nada porque usted no es hombre de admitir consejos.
Pero eso sí, rezaré por usted que a todos nos hace falta.
Coincido en que es importante hacer un análisis de lo que ha pasado para no tropezar en las mismas piedras, que es una gran aficion humana a la que todos estamos expuestos.
Me parece que, antes de pensar en grandes causas intelectuales, hay que imaginarse qué tenía en la cabeza y en el corazón tanto cura joven como había en los años sesenta en todas partes. Y de allí se pueden sacar muchas cosas. Pero hace falta más estudio de campo, por así decir.
Desde luego lo que tenían en la cabeza no era el maravilloso libro de Guardini, La esencia del cristianismo, donde dice que no creemos en una idea (una esencia) sino en una persona, Jesucristo nuestro Señor. Tema central, luminoso y auténtico, que no tiene nada que ver con el inmanentismo, a no ser un cierto parecido externo en el uso de las palabras. También Santo Tomás de Aquino pensaba que Dios está por encima de todos los conceptos humanos, incluido el de esencia; pero no era inmanentista. Los matices son relevantes.
Guardini fue un sacerdote ejemplar, que se ocupó mucho de la formación de la juventud. Se acaba de abrir la causa de beatificación en Munich el 16 de diciembre pasado. Y se le puede considerar un testigo auténtico de la tradición cristiana y un maestro de la fe, además de ser un maestro venerado por Benedicto XVI. Esto me parece de justicia.
Guardini murió el 1 de octubre de 1968 y se ahorró con eso muchos sufrimientos. Ya los había pasado antes y de muchos tipos.
Justamente la crisis tuvo mucho que ver con una especie de borrachera de ideas, y un olvido de la persona de Jesucristo, nuestro Señor, que es el centro de nuestro sacerdocio y de nuestra vida cristiana. Adoramos a tres personas y no a tres ideas; y al Dios vivo y no exactamente a una esencia. Aunque esa palabra nos sirva para trabajar y para entender un poco y es legítimo usarla. Pero Dios mismo es "supraesencial", como repite la tradición cristiana desde el Areopagita, pasando por Santo Tomás de Aquino.
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A.G.:
Muchas gracias don Juan Luis por comentar. Me parece muy interesante lo que dice sobre la crisis como olvido de la persona de Nuestro Señor.
Sin lugar a dudas, siempre es necesario orientarlo todo en torno al Señor, centro de la vida y de la historia. Y ser profundamente cristocéntricos, aunque creo que a Guardini no le agradaría esta palabra, pues como Ud. sabe, él prefería contemplar al Señor en cuanto Mediador y no en cuanto centro, como explica al final de La esencia del cristianismo.
Por supuesto no dudo de las cualidades sacerdotales y personales de Guardini. No dudo de la seriedad, como a él le gustaba recalcar, de su existencia cristiana. Mi crítica va en otro plano, en el plano puramente epistemológico y doctrinal.De Guardini por eso no afirmo que él no sea testigo de la Tradición, sino que su método fenomenológico no lo es, por principio. Respecto al inmanentismo, pienso que hay principio de inmanencia, es decir una cierta exigencia de lo sobrenatural por parte de lo existencial. Es común en todo el personalismo.
Es verdad eso que Ud. dice de la borrachera de ideas. Y si esas ideas se convierten en vientos, la confusión está servida.
Respecto a lo que dice de las esencias, yo creo que no hay que mezclar planos, uno propio de la teología espiritual, atendiendo al Dios vivo, y otro plano, fundamental para la razón y para la formación católica en general, que es el metafísico. No me refiero por eso a esencias en cuanto meras ideas o conceptos.
El Aquinate nos muestra el grandioso fresco de la Creación, compuesta de esencias concretas individuales que poseen un ser propio. La razón puede conocer esencias, y este conocimiento de esencias es importantísimo y fundamental para no cometer errores en teología dogmática y, sobre todo, en teología moral.
Errores en metafísica dan lugar a errores en teología, que perjudican gravemente la relación del creyente con el Dios vivo. Primero hay que tener la cabeza bien amueblada, para que el corazón se dedique a amar en la verdad.
La metafísica es un saber muy necesario, porque es conocimiento de la realidad, del orden creado por Dios. Es la base de la contemplación y preámbulo de la fe, como Ud. bien sabe. Razón natural y fe, filosofía y teología, en consonancia armoniosa, nos religan al Dios vivo mejor que por separado.
Gracias de nuevo por su amable comentario.
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A.G.:
Puede ser, desde luego, aunque él intentaba aferrarse a la verdad objetiva. El problema, como digo, es su método, que evita la abstracción de esencias y se proyecta a la esfera de los valores, a la manera platónica.
Cuando ya digerida esta la toxina, no hay quien la detenga, ella va arrasando hasta arropar totalmente la célula receptora y destrosarla.
la mente catolica con toxina es un problema, pero la mente que busca ser receptora, es aun mas grave porque no se pierde sola sino toda una generacion.
Ni una.
Esto es como el que critica a un portero de fútbol porque no para ni una y salen sus defensores a decir:
¡Es un tipo magnifico que quiere mucho a sus hijos y además juega muy bien al tenis!
En fin...
Si eso es asi, logicamente el Guardinismo o para generalizar, el fulanodetal-dismo tienen la misma sustancia y autoridad que el Cristianismo. A saber: Ninguna. Toda la que da la subjetividad.
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A.G.:
Con su permiso quito las alusiones personales y dejo la ironía tal cual.
O sea: Guardini habrá sido un tipo estupendo, un sacerdote ejemplar y un formador sublime.
Pero David tiene más razón que un santo.
T_Paz
"Por eso tu metodología es equivocada. Te esfuerzas en combatir heteredoxias en vez de seguir la máxima paulina. Examinado todo y quedaros con lo bueno."
Ah, ¿combatir una heterodoxia no ha exigido previamente el examinarla? ¿Y el combatila no deja implicito de que queremos quedarnos con lo bueno?
La visión metafisica es importante porque dice explicablemente como se sitúa cada uno ante la realidad. Un fenomenologo puro, como todo filosofo moderno, se coloca a si mismo como centro. Por tanto, de entrada, no puede ser cristiano. Cuanto mas se sitúa en el immanentismo, inherente a cualquier filosofia moderna, mas se aleja del Cristianismo. Entiendes por qué? porque se situa a si mismo, no a la realidad externa. Por tanto Cristo se convierte en una vivencia y la revelación en la transmisión de las vivencias de otros, que tienen la misma realidad y verosimilitud que las vivencias de cualquiera: Ninguna.
La fenomenología empieza con Hussell. El inmanentismo empieza con Descartes Y Occam que les precedió son del siglo XII como máximo. Por tanto Los apostoles no eran ni fenomenólogos ni Cartesianos ni nominalistas. Los apostoles vieron a Jesus hombre delante de ellos. Cosa que ni Congar, ni Guardini, Ni T_Paz ni yo hemos visto ni veremos jamás. Por tanto las experiencias de los Apóstoles tiene un contenido esencialmente diferente al de don Fulano de Tal, afamado teólogo, vivificador de profesión.
Por otro lado Santo Tomás era un filosofo y Santa Teresa una mística. El primero actuaba con un espiritu cientifico. La segunda escribía porque le desbordaba el corazon y porque Dios se lo pedía. Pero ni Santa Teresa pretendió nunca escribir científicamente sobre sus experiencias, con ser mucho mas intensas que el ultimo petardo teologal de éxito, ni Santo Tomás, con ser santo, pretendió darle un tono experiencial a sus conclusiones. ¿Sabes por què? Porque no eran cantamañanas fenomenólogos. Y mucho menos lo eran apostoles. Todos ellos ven desde el cielo, la gradación de personajes que ha producido la filosofia moderna: desde la semi ortodoxia a la mas rabiosa herejía pasando por una amplisima gama de tonteria (Los que repiten lo del encuentro personal con Cristo como papagayos) y estoy seguro de que lo observan con muchísima pena. Yo pido a todos ellos que intercedan por nosotros.
Ah, Y Edith Stein abandonó la Fenomenología del todo. Y abrazó a Santo Tomás y a Santa Teresa del todo y sin reservas.
La metafísica cristiana está inspirada históricamente en la fe cristiana y no al revés, como estudió muy bien y durante muchos años Gilson, y lo puso en El espíritu de la filosofía medieval. Y también Claude Tresmontant en varios de sus libros, sobre el origen de la metafísica cristiana y también en su Ensayo sobre el pensamiento hebreo. Hay muchos otros libros sobre el tema pero estos siguen siendo muy buenos.
La metafísica se forma por abstracción a partir de nuestros conocimientos de cosmología y antropología, principalmente. Por eso, es un conocimiento siempre vivo, que tiene que ser matizado y puesto a punto a medida que se conoce mejor el mundo. Y lo tienen que hacer los que sepan suficientemente de ciencia, filosofía y teología. Es lo que dice Gilson en su libro sobre El filósofo y la teología. El mismo Gilson se quejaba de que muchos que se dicen tomistas manejan una metafísica que no está a la altura de los conocimientos que hoy tenemos de la materia, el tiempo o la vida. Y todo esto necesita mucho tiempo y mucho tacto.
Por otra parte, si se quiere hablar del Dios vivo y no de una idea, es inevitable unir el conocimiento metafísico y teológico sobre Dios a la mística. Tenemos que hablar de un Dios que está fuera de nosotros y al que se llega realmente por el amor, pero mientras estemos en este mundo no lo alcanzamos (tocamos, por así decir) realmente con la inteligencia, como dice el propio Santo Tomás. Está más allá de lo que podemos pensar, mas alla de nuestras ideas. Por eso se usa lo que se llama la triple vía dionisiana que supone tres pasos en el conocimiento de Dios. Primero una afirmación en la que se atribuyen a Dios las perfecciones puras que se encuentran en las criaturas. Después, una negación (apofatismo) en la que se niega que seamos capaces de pensar cómo esa perfección se da en Dios. Y por último, una elevación al máximo, que no somos capaces de imaginar. Por eso, siempre es verdad decir que el Dios verdadero está por encima de cualquier cosa que podamos pensar, aunque somos capaces de decir de Él algo verdadero, como que es bueno o santo o creador. El Dios verdadero está por encima de cualquier idea. Es la idea que inspira el argumento de San Anselmo y lo defiende exactamente así Santo Tomás. Y no es mística, sino también teología y metafísica.
A mí me parece una confusión dolorosa acusar a todo el mundo de inmanentismo y cargar las tintas. Con lo cual Maritain, De Lubac, Blondel, Marcel, Congar, pasan prácticamente a ser herejes y responsables de la crisis. Yo me he dedicado toda la vida a estudiar a estos autores, sinceramente cristianos. Por eso me parece injusto y me siento obligado a defenderles, porque también hay derecho a la fama después de muerto. Y existe una opinión pública en la Iglesia que debe estar bien informada. De Lubac, en concreto, sabía mucho de los Padres de la Iglesia, tiene libros preciosos como Meditacion sobre la Iglesia, o El drama del humanismo ateo. Y se está preparando su proceso de beatificación porque era muy buen sacerdote. Juan Pablo II lo llamó alguna vez su maestro.
Además, sinceramente, no creo que tengan prácticamente nada que ver con la crisis que hemos padecido, yo en directo y paso a paso. Tiene mucho más que ver el ambiente utópico y crítico con lo burgués (y la Iglesia) que creó el marxismo, y la herencia de las críticas ilustradas y liberales al "oscurantismo" de la Iglesia. Quizá en Holanda, donde está estudiado, la crisis tuvo un componente intelectual un poco más importante, por el problema generado alrededor del Catecismo holandés, que acabó en una separación afectiva con Roma. Pero en España la crisis tuvo fundamentalmente otras causas me parece a mí, Y nada que ver ni con De Lubac, Guardini, Marcel, etc. Rahner, entonces tan popular, quizá fue usado de icono teológico progresista (aunque mucho más Küng), pero en realidad, muy poca gente ha leído y mucha menos entiende a Rahner. A mí no me llena la teología de Rahner precisamente porque me parece demasiado abstracta y en algunos puntos incontrolable (en el sentido de que es muy díficil saber hasta dónde llega lo que dice). Gilson bromeaba diciendo que el alemán es muy apto para construir palabras y frases sin que se sepa muy bien que es lo que hay detrás. Pero por eso mismo me parece poco razonable atribuirle un gran papel en la crisis, que fue, en casi todas partes, muy poco intelectual y muy llena de ilusiones utópicas primero, y de manías después, amparadas en una colección de eslóganes. Es la imagen viva que yo tengo.
Aquellas críticas marxistas y liberales que no habían hecho mella en decenios anteriores de repente se asumieron, y se quiso cambiar todo para tener un aspecto más presentable. Y se acabó generando una impaciencia y una animosidad hacia lo "antiguo", que se llevó muchas cosas por delante, aparte de crear una atmósfera de inseguridad e insatisfacción que está en el origen de tantas crisis personales. Lo que era, en parte, un ingenuo y en sí mismo legítimo, impulso juvenil de mejora y de puesta al día, generó un desorden, un enfrentamiento y un despiste descomunal y muy pronto prácticamente incontrolable. Con menos prisa y un poco más de ponderación y de sentido común, y, sobre todo, de piedad y centrándose en el Señor, todo hubiera sido distinto. El propio Congar tiene un libro sobre Verdaderas y falsas Reformas de la Iglesia, que, aunque en su momento resultara un poco chocante, al final acertaba a describir lo que pasó y no debía haber pasado.
De todas maneras lo que piden los tiempos ahora es ponderación y discernimiento para no echar por la borda tanta cosa que pertenece a un genuino pensamiento cristiano y a nuestra tradición viva.
En las alegres y a mi parecer injustas descalificaciones que hacen otros de los que han intervenido no entro. No funciona defender el cristianismo con unos modos que son poco cristianos. La justicia exige mucha ponderación y la caridad más. Aunque esto no sea un ambiente formal y se parezca más a una tertulia, no se puede hablar de la gente de cualquier manera.
Tendré en cuenta sus valoraciones. Decirle que no es mi tesis considerar heterodoxo el personalismo. Hay muchos elementos positivos en estos autores, y han sido aprovechado por últimos Papas. Por tanto el personalismo ya ha realizado su aporte beneficioso. De eso no se trata, porque yo no lo cuestiono.
Lo que sí considero importante es señalar, en orden a superar la crisis de formación católica actual, sus defectos epistemológicos, ante todo, y entre ellos la minusvaloración de la síntesis escolástica, los prejuicios contra la abstracción, la sobrevaloración del método fenomenológico y otros, como la excesiva estima del existencialismo kierkegaardiano o el concepto de existencia heideggeriano, que tanto influyó en Guardini. El personalismo es joven, le falta aquilatarse de metafísica. No podemos considerarlo una filosofía perfecta y acabada. Tiene defectos. Y en estos tiempos de secularización y crisis conviene corregirlos.
Respecto al Principio de Inmanencia, por desgracia es un hecho que afectó al personalismo teológico, en concreto a la Nueva Teología, en especial Blondel, y de Lubac en Sobrenatural. La Humani generis cerró el camino a ese principio.
Meditación sobre la Iglesia es un libro bello y edificante, que he leído a menudo y vale la pena. También Catolicismo está bien, a mi juicio.
En mi opinión la crisis del catolicismo en la sociedad actual es una crisis de fe, como tantas veces ha dicho Joseph Ratzinger, desde el ya lejano Informe sobre la fe. Y esta crisis de fe se ve agravada por una mala metafísica. Es urgente volver a Tomás, a la síntesis escolástica.
Mi tesis no es que los autores personalistas fueran malos católicos, cosa que yo no puedo juzgar ni quiero, porque no me corresponde a mí. Por sus escritos personales, en general, parecen autores piadosos y espirituales. Mi tesis es que su metafísica no era buena, debido a su perspectiva antiescolástica y asistemática, y a su sobrevaloración de la voluntad en detrimento del entendimiento. Una mala metafísica da problemas. Es esta mala metafísica la que predispone en algunos casos y ocasiones a ver de forma positiva una obra heterodoxa como es la de Teilhard de Chardin, Rahner, o la de Bernhard Häring. Intentaré matizarlo mejor y que quede más claro.
En primer lugar, para saber ampliar la metafísica. Hay una metafísica de lo personal que tiene que tener en cuenta los desarrollos legítimos de los autores personalistas del siglo XX, que son muy bonitos y confluyen, por ejemplo, en Juan Pablo II y conecta perfectamente con la idea de la Trinidad de personas y con la idea de que la Iglesia es comunión, y con la idea de que hay una imagen de la Trinidad en la comunión de personas que es la familia. Todo el tema de que el ser humano es relacional y dialogal es también un gran tema metafísico y teológico, que el pasado no puso de relieve, sencillamente porque no se fijó en él, pero estaba allí. Y es que nadie puede verlo todo. El conocimiento también se hace, en parte, entre todos, con la buena voluntad de entenderse y aclararse, también de criticarse cuando hace falta. Pero no hay que enfrentar lo que son enriquecimientos y desarrollos legítimos.
En cuanto a la inmanencia, me parece que es una palabra demasiado grande y que no conviene despachar a media humanidad poniéndole simplemente una etiqueta. Todos somos inmanentistas en el sentido de que, además de la realidad exterior, reconocemos en nosotros mismos una realidad interior, que también es realidad y muy profunda, y que llega a Dios que está presente en el fondo del alma. En cambio, si por inmanentistas se quiere decir que se niega la realidad de las cosas, me parece muy fuera de lugar aplicárselo sin más a estos autores.
Yo creo que no interesa mantener viva una polémica con Blondel o De Lubac, que empezó ya desenfocada. Los buenos dominicos tomistas de Toulouse, que editan la Revue Thomiste, ya lo resolvieron en un congreso hace años. El ataque de algunos tomistas a de Lubac, con motivo del Sobrenatural, se entiende en su época, pero estaba muy desenfocado y en gran parte no era una crítica sincera, sino que solo expresaba la incomodidad y la incomprensión ante el nacimiento de otro modo de hacer teología, que en el fondo era de inspiración profundamente patrística y perfectamente legítima. La teología no ha quedado expresada solo en la escolástica, que es una época de la teología. Antes ha habido una teología patrística y después también. Y en paralelo, una teología monástica. A De Lubac se le puede situar perfectamente en lo que sería una neopatrística. Pero no es necesario enfrentar estas líneas, sino que es mejor sumarlas. Hay muchos estilos de hacer teología, que son legítimos. Se puede decir que la Subida al Monte Carmelo de San Juan de la Cruz es teología, porque es una poesía que piensa la fe, como también lo es la Suma Teológica. No son lo mismo, pero no son opuestos. La fe católica es muy rica y ha tenido muchas expresiones legítimas que tenemos que aprender a sumar e integrar. Lo uno no quita lo otro.
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A.G.:
Desde luego es importante valorar y mantener todos esos aspectos positivos del personalismo. En Guardini, por ejemplo. En concreto, en Religión y revelación. Especialmente querido para mí es von Hildebrandt y por supuesto Pieper, al que recurro con mucha frecuencia, y que tanto ha influido en Ratzinger, por ej. en esa bella obra que es Mirar a Cristo. Las Lecciones sobre Santo Tomás de Pieper son excelentes.
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Padre Lorda, quizás si usted leyera estas obras del P. Fabro: La svolta antropologica di Karl Rahner y L’avventura della teologia progressista (“El viraje antropológico de Karl Rahner” y “La aventura de la teología progresista”), no creo que siguiera pensando que la de Rahner es una obra abstracta y de sentido arcano.
El Instituto del Verbo Encarnado está reimprimiendo la obra completa de ese autor, y tengo entendido que al menos una de ellas ya está disponible en italiano.
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A mí me da la impresión de que el P. Lorda le niega a la síntesis escolástica tomasiana que recomendaron vivamente tantos pontífices, cualquier tipo de primacía por sobre las demás doctrinas filosóficas y teológicas.
A la luz de esto, se entiende lo demás que afirma.
Discrepo con esta afirmación. Una cosa es decir que el ser humano es social por naturaleza, y otra es decir que la sociabilidad es justamente lo que lo especifica como ser humano. En Santo Tomás, la "relación" es un accidente, más claramente una "propiedad", es decir un accidente derivado de su esencia -ser racional-. Colocar un propio o propiedad en la categoría de "forma específica" es suplantar la racionalidad por la relacionalidad. Por tanto, no es verdad que "lo dialogal o relacional" no estuvieran ya tratadas antes. Lo que sucede es que el tratamiento que a esos temas ya tratados se les ha querido dar cambian totalmente la visión antropológica.
"En cambio, si por inmanentistas se quiere decir que se niega la realidad de las cosas, me parece muy fuera de lugar aplicárselo sin más a estos autores."
Ningún filósofo, por osado que sea, admitiría eso porque sería directamente audefinirse "loco". En cambio, es más "suave" y "elegante" decir que la realidad ES lo que yo interpreto de ella. Y a esto se llega, siempre, cuando el punto de partida no es lo conocido sino el cognoscente.
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