(218) En tiempos de prueba
En tiempos de prueba, fácilmente decae la fe. No creamos que depende principalmente de nosotros mantenerla en alto. Hay que pedirla y no dejar de orar.
En tiempos de prueba, fácilmente decae la esperanza. No creamos que depende principalmente de nosotros fortalecerla y reactivarla. Hay que pedirla y no dejar de orar.
En tiempos de prueba, fácilmente se enfría la caridad. No creamos que depende principalmente de nosotros conservarla y aumentarla. Hay que pedirla y no dejar de orar.
Hay que tener vida sacramental, que nutre la oración, y la sustenta. Hay que pedir la fe, y la esperanza y la caridad. Porque la causa segunda, ¿qué puede obtener por sí sola?
La importancia de mantener, en estos tiempos difíciles, el alma tensionada hacia la perfección cristiana, es vital. Creer en la eficacia y primacía de la gracia es más urgente que nunca.
Si confiamos en nuestras solas fuerzas estaremos perdidos. Una vida sacramentalmente intensa, en que la Santa Eucaristía, la confesión frecuente, la oración litúrgica, y la confiada inmersión en el tesoro de la Iglesia y sus sacramentales, es vital.
Nosotros proponemos una renovación de la vida interior, dada la crisis de fe actual. Que nunca decaiga ni nuestro amor al ministerio petrino, ni a la autoridad docente de la Iglesia. Escritura y Tradición y tradiciones, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia (su intérprete auténtico), son los pulmones con que respirar.
Y no olvidemos ser más marianos más que nunca.
10 comentarios
Sin embargo, al meditarlo me doy cuenta que tengo un serio problema con "nunca decaiga ni nuestro amor al ministerio petrino, ni a la autoridad docente de la Iglesia". Por primera vez en mi vida mi conciencia me obliga a separarme de algunas de las enseñanzas del Papa y de sectores de la Iglesia. Esto, obviamente, me causa un profundo desgarro y dolor. Nunca pensé que esto pudiera ocurrir.
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A.G.:
Salmantino,
no está reñido el amor al ministerio de Cefas con la petición filial de corrección y aclaración de ambigüedades, errores y confusiones. Tampoco se trata de un afecto subjetivo, sino de venerar el ministerio petrino en sí mismo más allá de las individualidades, y sin sobredimensionarlo, sin cegueras, sin voluntarismos, sin culto a la persona, que es esencialmente anticatólico. No debemos dejar lugar a la animadversión ni al desánimo. Cristo edifica. Tengámoslo claro: no es Cefas, sino Cristo quien edifica.
Estoy convencido del peligro de sobrevalorar el aspecto personal de los Papas. Es un grave problema que procede sin duda de un sentido nominalista de la autoridad, heredado del personalismo, en mi opinión.
La fe es un inmenso privilegio que tenemos que agradecer, primero a Dios que nos la ha concedido y mantenido, alimentando así nuestra esperanza de contarnos entre sus elegidos. Y después a quienes han sido instrumentos para que nosotros la hubiésemos recibido. Y también mantenido.
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A.G.:
Coincido
Además, Ricardo, me alegra que menciones a los que han sido instrumentos para que otros alcancen la fe. Porque es plenamente católico (y tomista) confiar totalmente en la providencia de Dios, que sirviéndose de mediadores, alcanzará la fe a todo aquel que la necesite para salvarse.
Porque, tengámoslo claro, sin fe nadie se salva, sin fe es IMPOSIBLE agradar a Dios. Y, ¿qué hemos de pensar entonces de aquellos que sin culpa desconocen a Cristo? Pues que, como dices, Dios le enviará instrumentos de transmisión teologal, --les mandará un misionero, un sacramental, una estampa, un mártir, un milagro...
Si a alguien le sirve, la misa vetus Ordo es la que me permite vivir sacramentalmente la fe. Llevaba años necesitándola.
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A.G :
Ciertamente el buen cristiano experimenta, y además cree, la eficacia de la gracia. ¡Cuánto tiempo ésta doctrina ha sido ignorada, tras mucho tiempo de voluntarismo!. Por mi parte, amigo Curro Estévez, fue descubrir "La predestinación de los santos y la gracia" del Padre Garrigou-Lagrange, lo que me lanzó a estudiarla en el tomismo.
Es que hay otra manera???
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A-.G.:
No la hay, no.
PD: nadie piense que es peca y luego cinco segundo antes...No no se trata de eso ni de los perversos, adivinos, adúlteros, asesionos, blasfemos e inhumanos que nos rondan. Si no de aquellos que también ocurre son gente buena pero "no" pueden creer. Quisieran pero no pueden. Hay tantos casos. De estos me apiado pero de jerarcas adoradores de Lutero ni me molesto. Qué Dios los juzgue.
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A.G.:
Amigo DylanBOB, "sin fe es imposible agradar a Dios" (Hb 11, 6). Debemos confiar en la Providencia divina, que hace posible lo imposible, y lleva la fe a quien con la ayuda de la gracia hace lo que puede. Dios no abandona si no es abandonado primero.
Que a nosotros pobres criaturas, nos parezca imposible que Dios lleve la fe a los que no la conocen (que tengan uso de razón), no significa que Dios Todopoderoso no pueda hacerlo por los caminos providenciales que Él conoce. Es algo que los santos tenían muy claro, y la Tradición de la Iglesia también.
A quien con la ayuda de la gracia hace lo que está en su mano, Dios no abandona y manda la fe por caminos providenciales: un misionero, una tormenta, un profeta de demonios, una estampa, un mártir, un milagro.... Dios sabe.
Es muy positivo, un signo de restauración católica, que el Catecismo lo recuerde, recuperando la doctrina tradicional:
CAT 848 Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe, "sin la que es imposible agradarle" (Hb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia.
Por eso, ante todo, la Iglesia tiene el deber de servir de instrumento a la providencia divina y evangelizar. Deber que es también un derecho que toda sociedad y todo estado debe reconocer.
/EDIT/
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A.G.:
Lo de colaboradores del demonio y demás debo editárselo. Con lo que dice anteriormente, de acuerdo, por supuesto.
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Muy buen planteo inicial.
¡Esa es justamente la tensión que anima al afán misionero!
¡Ese impulso de auténtica caridad fue el que impulsó a S. Fco. Javier y a tantísimos santos a abandonarlo todo para que las almas que estaban en riesgo cierto de perderse, pudiesen ganar la vida eterna!.
Pero no, hay una salida más cómoda y simple, la que nos trae Dylanbob: decretamos que Dios no puede condenar al infierno a quienes carecen de fe y nos quedamos tan panchos, escuchando las enseñanzas de Almafuerte...
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A.G.:
Que se refugie en los sacramentos, Eucaristía, confesión. Bien con el modo ordinario, bien con el modo extraordinario.
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