(210) Puerta de ratonera
«—dije yo entre mí—. Al infierno vamos.
Y fue así, porque al punto nos hallamos dentro por una puerta como de ratonera, fácil de entrar e imposible de salir. Y fue de ver que nadie en todo el camino dijo “al infierno vamos"; y todos, en estando en él, dijeron muy espantados: “en el infierno estamos"» (Francisco de Quevedo, Los sueños)
En numerosos artículos de este blog hemos ido comprobando los muchos males que puede producir en el Cuerpo de Cristo la ambigüedad teológica de Amoris lӕtitia. Por eso hemos calificado el momento actual de crisis de fe generalizada.
La tragedia está a la vista, y sólo a base de un obstinado espíritu avestrúcico podríamos pensar que todo va bien.
En realidad, la situación actual no deja de ser dramática. Porque, no es sólo que conferencias episcopales y obispos se estén sumando al principio heteropráctico que emerge de la mencionada ambigüedad; sino que justifican sus acciones como si fueran actos de obediencia al magisterio. Y esto es una trampa letal, en la que no debemos caer.
Hermanos, la ambigüedad no es magisterio, como la cavilación personal tampoco lo es; no es magisterio el sí pero no también, ni la indefinición entre el estado de pecado y el estado de gracia. No es magisterio una teología privada, no es magisterio un no magisterio; no es magisterio una suspensión de claridad en contra de un clarísimo magisterio. Puede ser una reflexión pastoral, abierta y personal, pero no más que eso.
No faltan tampoco intelectuales, filósofos y teólogos, que defienden las tesis conflictivas de Amoris lӕtitia por medio de viejas heterodoxias, disimuladas de subjetivismo personalista; o utilizando filosofías postizas, elaboradas ad hoc para la justificación de lo injustificable.
Podemos contemplar lo peligroso de esta situación mediante una imagen: la puerta de ratonera. Por ella es fácil entrar, pero casi imposible salir. Una vez dentro se puede morir de sed, de asfixia, de angustia, atacado por serpientes, por inanición, o simplemente de nihilismo, de apostasía, de nada. Plantear excepciones a los actos intrinsecamente malos no es magisterio, sino un camino que conduce a una trampa. De la que será difícil salir, si no reaccionamos.
En definitiva, nos estamos metiendo en una ratonera, de la que será muy complicado liberarse. Desde luego, IMPOSIBLE sin la ayuda de Dios, y grandes sacrificios, ayuno, limosna, oración… Costará revertir la situación de crisis. Costará corregir la mala teología difundida, las excepciones —institucionalmente permitidas— a los actos intrínsecamente malos; costará darle la vuelta a la mala formación y a los prejuicios y tópicos situacionistas. Costará darle la vuelta a la crisis y reconsiderar Veritatis splendor, la gran ausente, como síntesis de lo que siempre se ha creído y observado.
Lo dramático del caso, además, no es sólo la dificultad de revertir el proceso, sino la inadvertencia de la crisis. Como dice el pasaje de Quevedo, fue de ver que nadie en todo el camino dijo “al infierno vamos". Señores pastores, tengamos celo por las almas. Si no ponen perros que ladren y muerdan, muchas ovejas caerán.
Sólo queda una solución: no entrar por la puerta ancha de la ratonera. Retroceder, corregir el rumbo, advertir el infierno, atricionar las almas, predicar la fe, la ley moral, los mandamientos; fajarse virilmente y cancelar, sin miedo al martirio, una a una, todas las medidas ratoniles, y decir bien alto, como San Pío X en la Pascendi: guardar silencio ya no es decoroso. La gracia no habrá de faltar.
NO entremos en la ratonera.
13 comentarios
Como sabéis, tengo por norma no publicar alusiones personales al Papa. Mejor ceñirse a las ideas, con asepsia emocional.
Trolls no se molesten, porque ni siquiera leo sus comentarios.
Por lo tanto yo voy a decir algo más que señalar la ambigüedad no-magisterial de AL, que también por supuesto. Se trata de lo siguiente: el no-magisterio, la ambigüedad, la no-claridad, el "quién soy yo para juzgar", el poner en entredicho la enseñanza tradicional, etc., etc., etc., pueden llegar a tener una consecuencia gravísima y quizás impensada: la liquidación del papado.
Es que la esencia del papado es la "confirmación en la fe" del rebaño militante. Confirmación que podrá ser más o menos enérgica y clara, que podrá tener sus más y sus menos pero manteniendo siempre su esencia, su finalidad.
Si en cambio se diera -como pareciera que se está dando- una "des-confirmación" en la fe vía la ambigüedad deliberada y el cuestionamiento del acervo tradicional de la Iglesia, entonces la institución papal habría quedado huera de contenido y se precipitaría por lógica consecuencia, hacia su liquidación.
Si esto sucediera, el rebaño de la Iglesia - la cual jamás perecerá por haber promesas divinas de por medio- deberá buscar confirmarse en la fe en otras fuentes alternativas.
El encuentro de nuestra bajeza frente a la "verdad suprema" no solo nos lleva a cambiar el modo de vida, sino también a no descansar, no titubear, a custodiarla con decoro ( al martirio que toque), llevarla a los confines de la conciencia turbada. Sabe tambien que silenciarla es negarla la oportunidad a otros de que pueden en Cristo resucitar y sin El morir y caminar al abismo en inmensa oscuridad con la incertidumbre de compañera. Ya con Jesús no es posible vivir desconsolado siguiendo a la muerte sin control y consintiendo el Error
Como dice el Hermano y amigo Don Alonso y muchos otros: la iglesia de hoy nos exigirá mas, por eso le doy gracias a Dios porque se puede contar con estos medios para ayudarnos unos a otros e ir por el camino sabiendo que no estamos solos.
Hay muchos quienes no quieren abrir los ojos para ver la realidad. Lejos de Cristo, buscan maestros conforme a los deseos de este mundo. Se sirven de Cristo, sin amor, añadiendo una engañosa trampa disfrazada de misericordia.
• «Porque vendrá un tiempo que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos y de los que le gustan oír; y apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas. » (2Tm 4,4), precisamente, las golosinas que ponen en la ratonera. Y los que viven sin Dios, las almas tibias, los mundanos, creen cualquier cosa, que encuentra en esa ratonera, mortal.
Hablar sin temor, aunque la gente no quiera escuchar, pero San Pablo predicaba a tiempo y a destiempo, es claro que también lo hacían todos los Apóstoles, y todos los Santos. Es necesario, pues si el Señor nos lo ha pedido, que debemos anunciar el camino de la fe, cada cual como el Señor le ha pedido, siguiendo el ejemplo manso y humilde de Jesús.
Pero no siempre será posible, porque aunque le advirtamos. "No te metas en esa ratonera, porque puede sucederte una desgracia de la que no tienes por donde salir, y morirás sin remedio", si no nos hace case, y se mete en esa ratonera, "nos advirtieron y no quisimos hacer caso", sucederá siempre así, en unos, pero en otros, que reflexionan, y no se meten en esa ratonera, terrible, mortal.
Es posible que permita la coexistencia -dentro del mismo cuerpo eclesial- de una Santa Iglesia muy minoritaria y de una Falsa Iglesia mayoritaria, mundana y triunfalista, formada por renegados apóstatas y herejes. Ocupando incluso altísimas jerarquías.
Es hasta posible que el número de los elegidos -las vacantes de salvados antes de que termine el mundo- sean escasas y que tales escaños, los merezcan sólo quienes arrostren la peor de las persecuciones: la interna.
Y de hecho vemos que una inmensa mayoría de bautizados se pliega a los desvaríos de los guías ciegos, llegando incluso a perseguir a sus hermanos observantes.
Si esto fuera efectivamente así, entonces a respirar hondo y a perseverar a toda costa, que el premio valdrá la pena.
No has podido expresar mejor y más gráficamente lo que estamos viviendo.
Que Dios te bendiga.
Me gustaría saber su opinión sobre lo que hicieron para sobrevivir los del accidente de avión en los Andes. ¿Estaba justificado alimentarse de carne humana en esas circunstancias? ¿O quizá lo que estamos discutiendo tiene que ver con la reincidencia en un acto pecaminoso? Porque el problema está ahí, en los actos moralmente reprobables de los que uno difícilmente pueda desligarse.
Es posible que ese volver al pecado tenga una causa que no sea la maldad de cometerlo aunque, por otro lado, cualquier pecado es pernicioso de por sí aun sin ser conscientes de ello. ¿Hubiesen sobrevivido los del equipo de rugby sin alimentarse de otros cuerpos? No es un problema moral lo que se está discutiendo sino un problema de fe. La moral cristiana se funda sobre la fe y, no tanto, sobre la ley natural.
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