(172) Combatiendo el voluntarismo I.- Comencemos con diez aforismos
La importancia de combatir los lugares comunes del voluntarismo es de primer orden. No sólo por los obstáculos que interpone en la vida cristana, sino porque su antropocentrismo radical interfiere en la intercomunicación de gracias de los miembros de la Comunión de los Santos: hace estéril el trabajo apostólico y frustra muchos caminos de santificación.
Por su propia dinámica interna, conduce al pecado mortal por sobrevaloración de las propias capacidades, generando una grande división en la Iglesia, por obcecación de la mente cristiana.
El semipelagianismo es Babel. Son tantos los virus de sistema que introduce, que bloquea la acción de los dones del Espíritu Santo, (que introducen un modo sobrehumano de obrar), y quebranta el desarrollo normal de la gracia santificante.
Glosemos pues, en diez muy breves aforismos, este axioma de la doctrina católica de la gracia:
La gracia divina ilumina el entendimiento e impulsa la voluntad hacia el bien moral, asegurando el obrar libre, es decir: la elección y realización de la obra saludable.
3.- La posibilidad de pecar NO es una libertad.
4.- Dios da a todos un auxilio suficiente para que puedan cumplir los preceptos de su ley, porque Dios no manda lo imposible. Es con su gracia eficaz que los cumplen efectivamente, de forma que “si es dada a este pecador es por misericordia, y si es negada a este otro es por justicia“ (II-II, q. 2, a. 5).
6.- Lugares comunes del semipelagianismo: Dios pone su 99%, pero tú tienes que poner tu 1%.
7.- Semipelagianismo: proporción sumatoria.- Por ejemplo: gracia 50%, voluntad 50%.
8.- Luteranismo: gracia 100%, voluntad 0%. En esto coincide con el quietismo.
10.- La gracia eficaz no se rechaza nunca de hecho. Al rechazarse la gracia suficiente, se rechaza la eficacia misma de la gracia, contenida en ella como promesa de eficacia.
«El Doctor Angélico se ha ocupado con frecuencia de esta cuestión, y de sus exposiciones se puede concluir que la posibilidad de pecar no es una libertad, sino una esclavitud. Sobre las palabras de Cristo, nuestro Señor, el que comete pecado es siervo del pecado, escribe con agudeza: «Todo ser es lo que le conviene ser por su propia naturaleza. Por consiguiente, cuando es movido por un agente exterior, no obra por su propia naturaleza, sino por un impulso ajeno, lo cual es propio de un esclavo. Ahora bien: el hombre, por su propia naturaleza, es un ser racional. Por tanto, cuando obra según la razón, actúa en virtud de un impulso propio y de acuerdo con su naturaleza, en lo cual consiste precisamente la libertad; pero cuando peca, obra al margen de la razón, y actúa entonces lo mismo que si fuese movido por otro y estuviese sometido al dominio ajeno; y por esto, el que comete el pecado es siervo del pecado». Es lo que había visto con bastante claridad la filosofía antigua, especialmente los que enseñaban que sólo el sabio era libre, entendiendo por sabio, como es sabido, aquel que había aprendido a vivir según la naturaleza, es decir, de acuerdo con la moral y la virtud.»
«La gracia sobrenatural
«A esta regla de nuestras acciones, a este freno del pecado, la bondad divina ha añadido ciertos auxilios especiales, aptísimos para dirigir y confirmar la voluntad del hombre. El principal y más eficaz auxilio de todos estos socorros es la gracia divina, la cual, iluminando el entendimiento y robusteciendo e impulsando la voluntad hacia el bien moral, facilita y asegura al mismo tiempo, con saludable constancia, el ejercicio de nuestra libertad natural. Es totalmente errónea la afirmación de que las mociones de la voluntad, a causa de esta intervención divina, son menos libres. Porque la influencia de la gracia divina alcanza las profundidades más íntimas del hombre y se armoniza con las tendencias naturales de éste, porque la gracia nace de aquel que es autor de nuestro entendimiento y de nuestra voluntad y mueve todos los seres de un modo adecuado a la naturaleza de cada uno. Como advierte el Doctor Angélico, la gracia divina, por proceder del Creador de la Naturaleza, está admirablemente capacitada para defender todas las naturalezas individuales y para conservar sus caracteres, sus facultades y su eficacia.»
14 comentarios
¿Por qué será que los Papas ya no escriben de estas cosas como lo hizo León XII?
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A.G..
Jejeje gracias.
Es buscada voluntariamente para mal cuando la aficción a un pecado adictivo es superior al natural deseo de decidir por uno mismo.
Pero también puede ser buscada para bien cuando, queriendo conformar nuestra voluntad con la de Dios, decidimos renunciar a nuestros criterios, gustos y pareceres. La Esclavitud Mariana es un ejemplo. A ese tipo de entrega se refería la Virgen María cuando decía: "He aquí la esclava del Señor".
Varías veces dicen los Evangelios "Ella meditaba esas cosas en su corazón" lo que indica que pensaba, pero pensaba iluminada por el Espíritu Santo. Ya sé que es un misterio pero yo siempre lo he visto así, de ahí que la Santísima Virgen María haya ido adquiriendo mayor relieve a lo largo de mi vida.
Lo de Lewis es la manifestación de una antiquísima verdad católica: la gracia no contraría ni menoscaba a la naturaleza, sino que la eleva.
De tal modo que si renuncias a tus gustos, pareceres y criterios por conformar tu voluntad a la de Dios, no te quedas sin gustos, pareceres ni criterios sino que al contrario, todos ellos se "refuerzan" con el aval de la gracia.
6.- Lugares comunes del semipelagianismo: Dios pone su 99%, pero tú tienes que poner tu 1%.
7.- Semipelagianismo: proporción sumatoria.- Por ejemplo: gracia 50%, voluntad 50%.
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A.G.:
Ambos son semipelagianos.Cualquier sumatorio de partes gracia/libertad es semipelagiano: la parte de Dios más la parte del hombre.
Aunque pretendamos tener tan sólo, en el colmo de nuestra "humildad", un ínfimo 0,00000000001% de parte, caemos en herejía y ofendemos a nuestro Creador.
El Antropocentrismo/Voluntarismo reivindica el 100% de la autoría para el hombre. En los "católicos" del "Dios me pide" (y yo le concedo) ese porcentaje puede bajar un poco, pero no demasiado, no sea cosa que nos pasemos de rosca como esos carcas y ultras de IC...
Cualquiera que acepta los designios de Dios podría repetir esas palabras, pero estoy leyendo "El reino del hombre" de Rémi Brague y veo que hace siglos que, incluso entre los cristianos, resulta difícil poner a Dios en el centro de la Creación y dirigir los ojos hacia Él porque los tenemos dirigidos hacia nosotros mismos.
Es más creo que todo aquel que entienda el Fiat de la Virgen pasa con nota la reválida de Cristiano (entiéndase la metáfora).
Pues si no significa eso, ya me ilustrarás tú qué es lo que significa la aceptación de la voluntad de Dios.
Por supuesto que "esclavitud" tiene otras acepciones, una de las cuales se refiere a ese infame comercio que practicaron las naciones protestantizadas durante casi tres siglos, comprando en las costas a los infelices negros que eran cazados por los traficantes musulmanes en el interior del Africa. Pero es obvio que la esclavitud católica, que es de índole espiritual, nada tiene que ver con esa aberración.
Ni tampoco con otros tipos de esclavitud física, como la esclavitud romana, que se alimentaba básicamente con derrotados en las guerras, o la esclavitud judía, a la que podías acceder por deudas, pero era redimible económicamente. No, la monstruosidad que perpetraron las naciones protestantes en Africa sólo es comparable con la caza de esclavos cristianos que hicieron los piratas musulmanes en el Mediterráneo.
La aceptación de la voluntad de Dios en el caso de la Virgen fue que el misterio descendiese sobre Ella en un acto de Fe, añadir a esto gustos, pareceres y criterios me parece excesivo porque dejas a una persona totalmente vacía, algo de personal quedaría porque no era un robot, ni tampoco fue necesario que vaciara su ser totalmente. La Virgen tuvo que aceptar el misterio porque la Encarnación no había manera de encajarla racionalmente, lo mismo que los milagros. Pero todo esto no altera la racionalidad de las personas o tendríamos que renunciar nosotros también, con lo que Fe y Razón, lema de Benedicto XVI, quedaría cojo y con ser fideístas nos bastaría.
Algunos santos tienen estigmas, lo cual no tiene explicación racional, pero eso no implica que tengan que renunciar a la razón.
Me hubiera gustado mucho saber lo que la Virgen pensaba pero los Evangelios no lo dicen, lo único que podemos saber es cómo reaccionó ante acontecimientos relacionados con su Hijo. De Ella misma no hay nada, se echó a un lado pero que alguien se eche a un lado no implica que la persona de la Virgen no sea otra cosa que la sombra de Jesucristo.
Me alarma ver que has interpretado lo que yo he escrito como un vaciamiento de criterios y pareceres propios. No, la esclavitud divina en general, y la mariana en particular, a la que estoy consagrado, no tiene nada de eso.
Así que no voy a insistir, porque o yo explico mal, o mal me entiendes tú. Si el tema te interesa, un sacerdote te lo explicará mucho mejor que yo.
Lo que yo puedo ofrecerte es un manual de preparación para la consagración a la esclavitud mariana, que si lo quieres me dices y ya me las arreglaré para hacértelo llegar de alguna manera. Allí verás que de vaciamiento, nada de nada.
Te copio una parte de un comentario que le acabo de leer a Feri del Carpio en el blog del P. JAvier, donde hace interesantes alusiones, y muy autorizadas por cierto, al sometimiento de nuestra voluntad a la divina, sin que ello nos menoscabe en lo más mínimo.
"También, como Ricardo, quiero comentar el mismo texto que Luisfer: sólo te recuerdo que no hubo ni habrá sobre la tierra hombre más feliz que nuestro Señor Jesucristo, y durante toda su vida fue el Padre quien le dijo qué tenía que hacer y cómo vivir: «lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.» (Jn 5,30) Y no hubo ni habrá mujer más feliz que nuestra Señora Inmaculada, y también durante toda su vida fue el Señor quien le dijo lo que tenía que hacer y cómo vivir: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.» (Lc 1,38) Por lo demás, quien más extremamente busca vivir sin que nadie le diga qué hacer ni cómo vivir (aunque, obviamente eso es imposible, porque nada escapa a los designios de Dios) es el ser más infeliz de todo el universo visible e invisible: Satanás."
Esto lo había oído y entendido así: Dios lo hace todo, pero siempre que secundemos con el 'Fiat', el 'hágase'. En otras palabras, no que en nosotros esté la fuerza para hacerlo, sino en Dios, y en este sentido, lo entendía que lo hacemos completamente nosotros -100%- y lo hace completamente Dios -100%-
Pero sin dudar, me parece, aún así con esta explicación anterior, un lenguaje que tiende a ser semipelagiano, y en estas cosas, hay que pulir y cuidar muchísimo -con la gracia de Dios- nuestro lenguaje, pues, como en uno de sus post indicaba el Rev. P. Iraburu, hasta hubo santos que tuvieron un lenguaje semipelagiano, aunque su vida de gracia sea, obviamente, completamente católica.
Palas, ¿carece la Virgen Santísima de personalidad, por ser la única personalidad que ha renunciado a tener personalidad? ¿No será esta, la personalidad que tiene renunciada su propia personalidad, una única y peculiar personalidad? ¿Será nuestra Madre Santísima, sin personalidad alguna, una personalidad carente de aporte por estar su personalidad renunciada a ser la personalidad que Dios quiere de Ella? ¿Es verdad, pues, que es ésta, la personalidad renunciada a tener propia personalidad, una personalidad que no aporta nada personalmente de su persona?
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