(169) Traumatología doctrinal, con una aclaración añadida
2.- Tal vez algún día, cuando las moscas sean criaturas racionales, será posible al hombre adámico, posmodernamente ético, salvarse con sus solas fuerzas naturales y un libro de educación en valores en la mano.
3.- Parece imposible que, con los productos que existen hoy día, no pueda borrarse la marca de la Bestia en la frente y en la mano. ¿Acaso no están las tiendas del antilegalismo bien provistas de maquillajes y coloretes? ¿Será que es necesaria la gracia, y ser de Cristo, para limpiar la huella del maligno cumpliendo los mandamientos?
4.- Los bellos proyectos de la teología progresista: “hacemos iglesia en comunión, sin eticismos religantes, como un servicio pluralista y nouménico a la conciencia resiliente y bla bla bla bla bla…”
5.- Al cristiano ultravoluntarista que pretenda estatua y placa en la Ciudad Celeste, habrá que recordarle la doctrina católica sobre el auxilio divino.
6.- Érase una voluntad superlativa, érase una voluntad presuntuosa y altiva, érase una voluntad tan altanera… que ser su propia redentora quisiera.
7.- La aurora de la anticoncepción ha deshumanizado la fe de muchos católicos, volviendo sus mentes de piedra, como trolls al amanecer.
9.- El Lobo Feroz soplará y soplará, y los cristianos que no hayan edificado su casa sobre roca, y con piedra de tropiezo, morirán devorados, como cerditos perezosos y comemargaritas.
ACLARACIÓN
A petición de nuestro apreciado amigo Fray Nelson Medina, añado a este post un anexo explicando, o mejor dicho, definiendo brevemente, en qué consistiría la dicha disciplina de Traumatología Doctrinal.
La traumatología doctrinal sería la rama de la teología (y de la filosofía) que se dedicaría al estudio de las lesiones infligidas a la doctrina de la Iglesia. Sería una especialidad médico-quirúrgica.Su pretensión es sanar la mente católica robusteciendo la doctrina, curando los huesos rotos de la mente católica. También será quirúrgica, porque habrá de usar el bisturí para des-herniar la columna vertebral de la mente católica, que es la doctrina; para examinarla y saber cómo operarla, para que sane.
Sería ejercida por filósofos y teólogos a los que no les temblara el pulso; su ámbito se extendería más allá del campo de las lesiones eventuales o circunstanciales, o las deformaciones motoras del pensamiento teológico de la época; abarcaría el tratamiento de las enfermedades crónicas del aparato locomotor de la fe, que son la teología y la filosofía; y las dolencias adquiridas a través de los años, por silencio u omisión de verdades. Y su dimensión preventiva sería fundamental.
9 comentarios
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A.G.:
Sería lo más sensato. El sensus fidei lo reclama.
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A.G.:
Posdata añadida. Espero sea de su agrado.
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A.G..
Gracias por leerme, por agradarle, y por usar el diccionario, jeje.
Por ejemplo, ¿no habría que aplicar tratamientos reanimadores más de una vez, para que no se nos muera una parroquia o diócesis enferma? Ya después vendrían los ejercicios de rehabilitación a largo plazo.
En fin... gracias por el artículo.
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A.G.:
Buenas cuestiones las que planteas, amigo Manuel. Desde luego, para reflexionarlo: un servicio de urgencias doctrinal: muy necesario. Reanimación: lo mismo. Rehabilitación: lo más importante, toda una pastoral debería encauzarse hacia ello. Hay que pensar en todo ello. Sobre todo nuestros pastores.
Gracias amigo.
Me parece una equivocación meter a los molinistas en el mismo saco con los pelagianos o semipelagianos voluntariastas.
P.S: El experto en esto es el cura Iraburu, voy a revisar su blog.
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A.G.:
El molinismo fue simplemente permitido de forma condicional, y el caso demorado para más adelante.
Que haya sido permitido en modo alguno implica que haya de ser considerado una interpretación válida. Permitir no es lo mismo que considerar una interpretación válida. Es solamente dejar existir, no condenar, no impedir.
RAE: PERMITIR
Dicho de quien tiene autoridad competente: Dar su consentimiento para que otros hagan o dejen de hacer algo.
No impedir lo que se pudiera y debiera evitar.
Dicho de Dios: No impedir algo malo, aunque sin voluntad directa de ello. Dios permite los pecados.
Dios permite el mal, y la permisión del mal no lo hace bueno.
Asimismo, como digo, la permisión es condicional: siempre y cuando se enseñe la verdad católica. Y se refiere no al molinismo en cuanto tal, sino al molinismo mitigado.
Que el molinismo no haya sido condenado, sino dejado existir, condicionalmente, no implica que sea bueno, ni recomendable, antes bien es torpe, defectuoso y mueve a gran confusión.
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