(17) De un pequeño lugar del mundo

La enfermería, el claustro, la lavandería, el pequeño jardín de castaños… un diminuto, pobre lugar del mundo. A muchos hundiría en la rutina. Los malos modos de algunas hermanas, las manchas de humedad que hay que limpiar, los mismos trabajos de todos los días… La pobreza del mundo físico donde vivía Santa Teresa del Niño Jesús sorprende por su poquedad. Pero en este espacio gris lo que se despliega ante nuestros ojos no es una vida rutinaria y gris. Es una vida abierta a horizontes infinitos, derramada en torrentes de Gracia y abismos de Amor de Dios, una vida inmensa como un océano de luz, pletórica de gozo interior y luminosa plenitud.

Sorprende el heroísmo sobrenatural que el Espíritu Santo ha hecho madurar en esta  muchacha. Camina entre paredes pequeñas como un gran guerrero entre los muros de una ciudad medieval, dispuesta a conquistar nuevos espacios para Cristo, allende los mares.

En un nervioso jardín conventual, entre las plantas humildes de verde rutinario, se expanden  al cielo grandes motañas de Misterio, movidas por Dios en una muchacha que traslada, con su santidad, grandes moles de caridad de un corazón a otro, por todo el Cuerpo de la Iglesia, y entre todos sus miembros vivos.

En su muy provechoso libro sobre “La libertad interior”, Jacques Philippe incide precisamente en resaltar la pequeñez del mundo que rodeaba a Santa Teresa del Niño Jesús. Recordemos algunos bellos pasajes.

Tras visitar la clausura de las carmelitas de Lisieux y contemplar gozoso y emocionado los mismos lugares que habitó Santa Teresita, escribe:

“Para mí lo más sorprendente fue encontrar todo aquello mucho más pequeño de lo que me había imaginado. Así, por ejemplo, hacia el final de su vida, Teresa recuerda divertida las parrafadas que intercambiaba con las hermanas cuando éstas pasaban camino de la siega hacia un prado que, en realidad, no es más grande que un pañuelo de bolsillo.”

“Este hecho anodino –la estrechez de los lugares donde vivió Teresita- me hizo reflexionar mucho y darme cuenta de hasta qué punto la vida de la santa transcurrió en un mundo humanamente muy reducido: un pequeño Carmelo provinciano de vulgar arquitectura, un jardín minúsculo, una pequeña comunidad compuesta por religiosas cuya educación, cultura y costumbres serían seguramente básicas, un clima en el cual el sol suele brillar por su ausencia…¡Y tan corto espacio de tiempo –diez años- vivido en ese convento! Y, sin embargo, -y esto es lo sorprendente-, cuando se leen los escritos de Santa Teresita, la impresión que queda no es en absoluto la de una vida pasada en un mundo estrecho, sino muy al contrario. Salvando ciertas limitaciones de estilo, emana de su modo de expresarse y de su sensibilidad espiritual una maravillosa sensación de amplitud, de expansión. Teresa vive inmersa en grandes horizontes: los de la misericordia infinita de Dios, y su ilimitado deseo de amor. Se siente como una reina con el mundo a sus pies, porque todo lo puede conseguir de Dios, y a través del amor, llegar a cualquier punto del universo en el que un misionero necesite de su oración y su sacrificio”

“Se podría elaborar todo un estudio filológico acerca de la importancia de los términos con que Teresa expresa la ilimitada dimensión del universo espiritual en el que se mueve: “horizontes sin fin”, “inmensos deseos”, “océanos de gracia”, “abismos de amor”, “torrentes de misericordia” y muchos más .En concreto, el manuscrito B, que recoge el relato del descubrimiento de su vocación al corazón de la Iglesia, es muy revelador. Sin duda, Teresa padeció también el sufrimiento y la monotonía del sacrificio; pero todo se vio superado y transformado por la intensidad de su vida interior”. “La libertad interior”, edit Rialp, Patmos, 22, 23.

La estrechez del mundo en que se mueve no afecta a la libertad de espíritu de Teresa, porque, como dice la Escritura,

“Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Cor 3, 17)

Hay mucho que aprender de esta Doctora de la Iglesia. No es un sabio catedrático de teología, ni un erudito políglota, ni un sabio de los que el mundo honra en las actas de los Congresos y las Academias. Es una simple muchacha que lava la ropa en un pequeño lugar del mundo.

Pero es santa y Doctora de la Iglesia, porque el Señor hizo maravillas en ella.

En la finitud del espacio que nos rodea. Aquí es donde el Espíritu Santo nos guía a una pletórica vida interior. Nos conduce a horizontes infinitamente dilatados, urgidos por Cristo a lanzarnos más allá de las fronteras de los números y los tonos grises. Allá donde se conciertan todos los acordes, en el abismo de Amor del corazón de Cristo.

Si creyéramos más en la eficacia de la gracia… Nuestros propios pequeños lugares del mundo se dilatarían a la medida del don de Cristo.

No nos damos cuenta de que cualquier cosa que hacemos adquiere un valor infinito, -como decía el buen Padre Loring- si estamos en gracia: fregar los platos, enseñar a nuestro hijo a montar en bicicleta, plantar lentejas en un vaso de plástico.

Y es que por los canales misteriosos de la Comunión de los Santos se reparten los bienes de nuestras obras pequeñas, grandes y meritorias por los méritos de Cristo.

La estrechez del mundo que nos rodea, la ridiculez, tal vez, de nuestras cavilaciones,  los quehaceres y ajetreos de nuestra vida temporal, atravesada de costuras que sólo Cristo hace desaparecer y refulgir, como líneas abiertas en que sembrar…. todo puede ser transfigurado por la gracia. Es la santidad del Señor, que anhela dar fruto.en todo cuanto hagamos, porque quiere ser comunicada, participada, como una unción que puede hacer fructificar todos los huertos del mundo.

Tal vez son cosas pequeñas las que el Señor tiene destinadas para ti. Creíste estar llamado a cosas grandes y heroicas, pero era otro el camino que ideó para ti. Pero no te desanimes. Todo es tuyo en Cristo.

A lo mejor, es escuchar la voz que en la mañana se despide de ti con ternura; esa voz quería el Señor para ti. O la insignificante semilla que plantó tu hija en un pequeño vaso y que brota: esa flor quería el Señor para ti. Las largas esperas de nueve meses, y los largos sueños del bebé que duerme. O las suaves palabras de una madre, que en su corazón todo lo tiene y se abre. Esas palabras, esas esperas quería el Señor para ti.

Creíste estar destinado a cosas grandes y heroicas, y ¡así ha sido! Sus cosas, las cosas del Señor, grandes o pequeñas, grandes porque son Suyas, son tuyas, porque todo es tuyo en Cristo, y la medida de su grandeza es la medida de todo cuanto hagas. Con ellas te ha complacido, grandes cosas te ha dado. Y con su gracia, te ha embarcado en una empresa muy grande, ¡grandiosa!

Sigue al Señor, que te ha dado el quererle y el seguirle. Adonde tú vayas Él va contigo. Otros irán tal vez delante de ti, más cerca de Él. Pero no te desanimes, confía en su auxilio. Yo me conformo con seguirle, a paso lento, que es mi paso, enredado en estas cosas, pequeñas, difíciles, heroicas. No puedo aspirar a otras. A lo mejor, en un descuido, me regala alcanzar a tocarle, a rozar sus sandalias y a mirarle, o a decirle: aquí estoy, mira, Señor, he intentado realizar tus cosas aquí, siempre detrás de Ti, en esta casa y a esta hora. Cosas pequeñas que tú conviertes en heroicas, Señor, cosas que hago contigo, por Ti y en Ti. ¡Teselas de tu mosaico infinito, inconmensurable, sin fin!

Aparentemente, seremos como todos. Estaremos en las mismas colas de los supermercados, los mismos atascos del centro de la ciudad, los mismos escenarios del mundo prosaico. Pero en todos los espacios del gris de este mundo, nuestra voluntad estará movida y orientada por la gracia: unidos a Él, allá donde estemos habrá un puente hacia lo Absoluto. Allá donde estemos se abrirán todos los mares a nuestro paso hacia el Costado de Cristo. Y nada será igual. Porque así se cumplirá la Escritura 2 Cor 5, 20:

“somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros”

7 comentarios

  
María Arratíbel
Bellísimo. Para rezarlo. Muchísimas gracias.
__________
A.G.- Gracias a ti por leerlo, María.
26/08/14 12:23 PM
  
Maricruz Tasies
Más que bello.
26/08/14 2:02 PM
  
Javier Sánchez Martínez
Perfecto y maravilloso.

El dinamismo de la gracia, del sobrenatural, se realiza en multitud de ocasiones en espacios estrechísimos, es decir, en lo cotidiano y hasta rutinario y tedioso de nuestra vida. Pero es ahí donde la gracia lo transforma todo transformándonos.

Al leerle, he recordado una frase de Edith Stein -mi queridísima Sta. Teresa Benedicta de la Cruz- en una de sus obras menores (creo que en "Cómo llegué al Carmelo"), que dice algo así: "En el Carmelo, los muros son estrechos y el espacio pequeño; hay que que edificar el alma hacia lo alto..." y también: "sólo la que valore su lugar en el coro delante del Tabernáculo más que cualquier otro lugar..."

No me paro a buscar las citas exactas, pero reflejan su pensamiento fielmente.
__________
A.G.- Me alegra mucho la cita de memoria de Edith Stein: hay que edificar el alma hacia lo alto. Qué gran verdad, y que hermoso. Muy cierto, la gracia lo transforma todo transformándonos. Así es. Qué grande que ese dinamismo de la gracia, que vd bien dice, se realice en espacios estrechísimos. Nos da esperanza, tanto, que 1 Pedro 1, 13 dice que pongamos en ella toda nuestra esperanza.

Gracias por el comentario.
26/08/14 2:26 PM
  
Haddock.
Cómo nos cuesta entender que debemos de dejar de ser niños para serlo de forma diferente...

Y cómo la voz de la pequeña Thérèse Martin nos sigue interpelando con su exigencia de terciopelo.



__________
A.G.- Así es, buena observación, debemos dejar de lado la inmadurez, para ser niños a la manera de la gracia, naciendo de nuevo.
Gracias por el bello comentario.
26/08/14 8:38 PM
  
M.Virginia
Muy, muy bello texto Alonso, que nos recuerda la necesidad de redescubrir cada día los lejanos horizontes de nuestro pequeño mundo, cuando al alma se le permite desplegar las alas.
¡¡Muchas gracias por compartirlo!!
__________
A.G.- En verdad, nuestro pequeño mundo puede ser dilatado por Cristo.
Gracias por el comentario.
28/08/14 2:11 AM
  
rastri
Cuando el Espíritu Santo se apodera de uno, y mientras así es, el límite dimensional de la morada terrenal deja de existir. Solo Él cuenta.

Y qué vació cuando Él se va.


__________
A.G.- Desde luego, eso sí que es un vacío, la ausencia de Dios.
28/08/14 9:36 AM
  
Gloria
Gracias por tanta belleza. Ha sido la paz lo que me ha llenado y lo he contemplado con admiración y alegría como a un hermoso paisaje.
__________
A.G.-Gracias por leerlo.
29/08/14 4:11 AM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.