(6) Que Dios es Celoso fuego devorador
1. Al voluntarismo nominalista y semipelagiano, que tanto ha perjudicado a los católicos desde la pérdida de la Escolástica y la victoria del empuje antropocentrista del Renacimiento, le conviene tener un Dios indiferente que espere y espere eternamente a que el hombre supuestamente haga eficaz la gracia con su voluntad, y se convierta en protagonista de la vida cristiana y la Liturgia misma. Es la visión de un cristianismo moralista como pesada losa imperativa, que denunciaba Benedicto XVI en “Elogio de la conciencia".
2. Para curarnos de este supermolinismo terminista que nos aqueja desde hace mucho tiempo, y que tanto daño ha hecho, es importante conocer bien a Dios, bíblicotradicionalmente, y en la medida de lo posible a la recta razón auxiliada por la fe y desofuscada por la gracia. Es necesario recordar que Dios castiga, que su misericordia no es injusta ni indiferente al pecado, que su gracia es nuestra única esperanza (1 Pe 1, 13) y que Cristo y no el hombre es el centro de todo.
3. Deut 4, 24: “Porque el Señor, tu Dios, es un fuego devorador, un Dios celoso.” -Impresiona cómo lo expresa la Vulgata: quia Dominus Deus tuus ignis consumens est Deus aemulator.
4. Dios es fuego devorador, Dios es Celoso. Dios ama y es misericordioso, de una manera que es locura y escándalo al mundo. La Escritura nos enseña que Dios no es indiferente a nuestras acciones, ni que de tan bueno, renuncie a su providencia, ni a su fuerte brazo.
5. Falsa misericordia sería la suya, si no le importara ni irritara el pecado, ni enviara la gracia que necesitamos para amarle como Él desea: por encima de todas las cosas. Dios castiga porque es Padre, porque es celoso. Porque su misericordia no minusvalora el pecado. Y si nos pone boca en tierra para humillarnos, es para reorientarnos hacia su Hijo, en Quien se complace su amor celoso por los seres humanos, rehechos a imagen de su Primogénito.
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6. En “El Espíritu de la Filosofía medieval", el tomista Étienne Gilson nos recuerda con palabras precisas que Dios es celoso: “nos hallamos en presencia de un Dios que, habiendo creado el Universo, lo posee. Y lo posee celosamente. No deja de proclamar y de recordar al mundo su derecho de autor, y en ese derecho se funda siempre en la Escritura el poder que Dios reivindica de conducir a su agrado los asuntos humanos. (…) la omnipotencia de Dios, manifestada en sus obras, es la que le autoriza a promulgar lo que seguirá siendo hasta en el Evangelio el primero y el mayor de los mandamientos: amarás al Señor tu Dios, y le servirás de todo corazón y con toda el alma. Este Dios celoso a quien todo pertenece es también el Dios a quien nada escapa, sondea los riñones y los corazones y los más secretos pensamientos de los hombres son suyos, como la plenitudo universi de que forman parte. (…) desdichado quien pretenda rebelarse contra Él". (cap VIII, pág 159).
7. Dios es celoso (Éx 34, 14). Como dice la Vulgata: Deus est aemulator. No duda en competir (aemulor, competir, rivalizar) en nuestro corazón con todo cuanto pueda hacerle sombra. No quiere que amemos nada por encima de Él. Porque sabe muy bien que, tras la Caída, nuestro corazón se va detrás de cualquier bien visible, sea nuestro propio yo, una cosa, un gusto, una afición, cualquier apariencia del mundo.
8. Sólo amándole por encima de todas las cosas podremos amar verdaderamente al prójimo, a uno mismo, a sus criaturas… tener aficiones buenas y loables, goces y alegrías razonables… El amor más grande a Dios Todopoderoso en su Hijo Jesucristo. Para que el Espíritu Santo active en nosotros un verdadero amor de nueva criatura. Pero si ve que amamos algo más que a Él…
9. …entonces no duda en quitárnoslo, si quiere, y hacernos dentro el vacío de la cosa malamente amada, castigar nuestro egoísmo, purgar nuestra voluntad de detenernos y deleitarnos en algo que no sea Él. A Él y sólo a Él toda la Gloria y todo el amor. En Cristo. Y por Cristo al prójimo y a todo lo que es amable y verdadero, bueno y bello.
10. El Espíritu Santo nos mueve a abandonar todo voluntarismo buenista que provoque celos al Señor. Amigo, despréndete de todo lo que te estorba, principalmente de tu vana pretensión de salvarte a ti mismo y de querer hacer tú mismo eficaz la gracia. No olvides que en el quehacer diario el Señor es posesivo, quiere todo tu amor-, y que con la fuerza de su Espíritu quiere quemar en ti todo cuanto pueda hacerle sombra. Piensa que el Padre todo lo hace pensando en su Hijo, y si te configura con su Primogénito, es para hacerlo todo pensando en su Hijo en ti. Y si hasta el amor del Padre es cristocéntrico, el amor que te da para amarle también ha de serlo. ¡Mala cosa es provocar los celos del Señor amando a algo o alguien más que a su Hijo!
19 comentarios
Dios quiere alimentarnos con SU Amor,porque es SU Amor el que mortifica nuestras pasiones deordenadas.
Realmente si EL nos soltara,caeriamos presto en la naturaleza carnal,que siempre trata de tirar de nosotros hacia abajo,hacia los apegos terrenales.
"Sin Mi no podeis hacer nada"
Y que los digas Dios mio,y que lo digas...
pd;Doy gracias a Dios por sus reflexiones espirituales.
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A.G.--Como bien dice, los celos de Dios son en bien nuestra. Me alegro que cite Juan 15, 5, porque esta frase del Evangelio es la clave de la vida cristiana.
Gracias Luiscar, y saludos cordiales
Saludos cordiales.
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A.G.--
Néstor:
Me alegra que cites ese texto del gran Garrigou-Lagrange. "La predestinación de los santos" es una obra extraordinaria. A mí me ha servido para ver claro, para confirmarme en algunas cosas, y para comprender bien el tema de la gracia eficaz, la premoción física o la predestinación. Un texto fundamental.
Respecto a lo que dices de San Agustín, completamente de acuerdo.
Un saludo muy cordial
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A.G.- Así es, es un autor con una claridad y precisión extraordinarias, doctrina tomista de la buena. A mí me ha ayudado mucho.
Uy, como te lea uno que yo me sé, :D
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A.G. Jeje, pues no sólo es que Dios castiga, sino que es un Dios celoso
No se como empezar, porque ... me da como la sensacion de venir a fastidiar, bueno normalmente casi siempre la tengo cuando posteo algo por iC aunque hoy ... es como si fuera todavia mas consciente de ello. Y si fuera la primera vez que escribia en el site, me sentiria directamente como un troll (y en ese caso no postearia pues no soporto a los trolls).
Disculpas Alfonso, de hecho si es la primera vez que participo en tu blog, en dos lineas; soy no-creyente (no atea) me interesa la religion en caso que pueda proporcionar respuestas que yo (de momento) no he encontrado.
Despues de leer la entrada ... de verdad que no puedo mas que preguntar, ni siquiera a vosotros sino a mi misma: pero, esto que escribe el blogger, realmente lo cree? los comentaristas (y nada menos que pesos pesados de iC) realmente lo creen?
Asisto a coversaciones y discusiones donde no falta la erudicion y hasta brillantes razonamientos y pensamientos .. para ... ? ejem sacar la conclusion que Dios es celoso?
De verdad, y no es para fastidiar, me parece absurdo y surrealista, de hecho la religion, la catolica en particular, cada vez me parece mas surrealista, al menos en algunos aspectos. Hace pocos meses me lei el libro del exorcista Fortea, la "summa demoniaca" y ... bueno es que no se que decir, me parecio increible. En toda la dimension que la palabra pueda decir y mostrar.
Y ahora leo que Dios es celoso. Pero celoso de verdad.
Yo no puedo dejar de preguntarme si realmente lo creeis. Si es asi ... bueno .. so fair enough.
Entro poco a iC ultimamente y veo que hay firmas nuevas entre ellas la tuya. Buenaventura para tu blog.
Y si piensas que no debes publicar el mensaje, a discrecion. Se que estoy de invitada.
Saludo,
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-Pues no, Dios no castiga. El ser por Dios creado en la medida que éste libre y responsablemente se separa de Dios pierde condición y calidad de vida. Y aquí su castigo.
El ser por Dios creado en la medida que éste se separa, se rebela contra su Dios creador se castiga él a sí mismo.
Dios, ciertamente, no es indiferente ante el pecado que siempre es la rebeldía de su ser creado hacia Él;
más no por el mal que éste pueda hacer a su Dios, sino por el mal que el pecador se hace a sí mismo.
Sino porque Él sabe que para su obra, como tal así creada, nada hay mejor razón de existir que el ser y estar al lado de su Dios creador.
Todo lo que implique imperfección, tristeza, conmoción, pasión, carencia, necesidad de algo, no puede ser afirmado propiamente de Dios, que es la Perfección suma.
Pero así como en la ira divina hay que afirmar propiamente en Dios la absoluta oposición de su voluntad al pecado de la creatura y la disposición a castigarlo justamente, así en los celos divinos hay que afirmar propiamente en Dios, entiendo, la absoluta primacía sobre todo otro amor, que Dios reclama para el amor que debemos tenerle.
Y lo hace en atención a su misma dignidad como Bien supremo e infinito, Creador y Señor nuestro, y en definitiva, e atención a nuestro propio bien, pues hemos sido creados para Él y no podemos encontrar la felicidad en otro que no sea Él.
El pecado que se opone directamente a esto, entiendo, es la idolatría, por la que ponemos a una creatura en el lugar propio del Creador.
Y por eso en la Biblia Dios califica al pueblo elegido que se ha vuelto idólatra de "adúltero".
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.
Creo que Néstor lo ha explicado muy bien: "Pero así como en la ira divina hay que afirmar propiamente en Dios la absoluta oposición de su voluntad al pecado de la creatura y la disposición a castigarlo justamente, así en los celos divinos hay que afirmar propiamente en Dios, entiendo, la absoluta primacía sobre todo otro amor, que Dios reclama para el amor que debemos tenerle. "
En la Escritura, abundan los textos en que se hablan de los celos de Dios, relacionados con la idolatría, y de su Nombre Celoso:
Éxodo 34, 14: "No te postrarás delante de ningún otro dios, porque el Señor se llama “Celoso”: él es un Dios celoso. "
Éxodo 20, 5 "No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad"
Deuteronomio 4:24 "Porque el Señor tu Dios es fuego devorador, Dios celoso"
El apóstol Pablo se siente celoso con el celo de Dios: 2 Corintios 11,2 "Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios"
Y en 1 Cor 10, 22, el Apóstol advierte de no provocar los celos de Dios: ""22 ¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que él?"
"21 Provocaron mis celos con algo que no es Dios,
me irritaron con sus ídolos vanos;
yo provocaré sus celos con algo que no es un pueblo,
los irritaré con una nación insensata.
22 Porque se ha encendidoel fuego de mi ira
y arderá hasta el fondo del abismo;
consumirá la tierra y sus cosechas
y abrasará los cimientos de las montañas."
Y Nahúm 1, 2 afirma tajantemente: " 2 El señor es un Dios celoso "
58 "Lo afligieron con sus lugares de culto,
le provocaron celos con sus ídolos"
El verdadero Amor tiene pesar("celos")de que lo amado se pierda en el engaño de lo que no es Amor.A El nada le quita porque es Amor en si mismo,es el amado el que pierde la llenura de la Verdad,que es el Amor,que es Dios.
La Paz de Cristo.
Sonia: lo que has escrito podía haberlo escrito yo misma hace unos años, antes de mi conversión. Es muy difícil entender la fe desde la increencia. Cuenta con mi oración.
Todo lo que leo sobre el voluntarismo, sobre la primacía de la gracia es perfectamente comprensible y verdadero pero...¿cómo hacerlo vida?
Es decir, ¿cómo se encuentra el punto de equilibrio espiritual para no caer ni en el voluntarismo ni en el quietismo? ¿Cómo discernir en cada momento si una acción que vamos a emprender es movida por la gracia y está en el querer de Dios o es un voluntarismo nuestro? ¿Cómo vivir en la presencia de Dios, buscando su voluntad, sin acciones movidas por nuestra voluntad como la oración diaria, las jaculatorias, el rosario u otras prácticas de piedad que nos ayuden a estar en Su presencia para mejor atender a los dictados de Su voluntad?
Entiendo que todo acto bueno está previamente movido por la gracia de Dios pero es muy fácil caer en ese semipelagianismo del que tanto y tan bien habla el P. Iraburu por el que es el hombre el que busca un bien elegido por él esperando que, siendo un bien, la gracia de Dios le ayude a alcanzarlo. Por ejemplo: sabiendo que es un bien orar, yo decido que voy a rezar todos los días un tiempo determinado y me organizo la vida para poder realizar este bien y así recibiré los frutos que Dios quiera darme en esta oración...
En la vida de un cristiano que sinceramente quiere buscar a Dios en todo, agradarle en todo y vivir conforme a Su voluntad amorosa, ¿cómo distinguir un deseo de bien semipelagiano de un deseo de bien movido por la gracia de Dios?
Ni siquiera sé si acierto a explicarme, pero estas son cuestiones que considero extremadamente difíciles de resolver, si acaso pidiendo a Dios paz y una enorme capacidad de abandono para vivir sin comprender, como a tientas, con la humildad de saber que nos equivocamos continuamente y al mismo tiempo confiando en que Su misericordia infinita sabrá perdonarnos...
Me permito citar la carta de Dom Columba Marmión que nos ha regalado Schola Veritatis: "Nunca glorificaremos más a Dios que cuando, a pesar de tener conciencia de nuestros pecados y de nuestra indignidad, estamos llenos de confianza en su misericordia y en los méritos infinitos de Jesucristo, y nos arrojamos con amoroso abandono en su seno, con la firme convicción de que no sabrá rechazarnos: «Oh Dios, Vos no despreciáis a un corazón humillado y contrito»."
Contemplación, acción, oración, abandono, fe traducida en obras...¿cómo hallar el equilibrio?
Gracias por su paciencia.
Comprendo perfectamente lo que plantea. Pienso que la clave está en la oración, no en el rezo, que es bueno, claro; sino en la oración personal, íntima, constante, y en la escucha. Oración continua.
Hay que darse cuenta de nuestra absoluta incapacidad para santificarnos, hay que liberarse de la pretensión de ser nosotros los protagonistas de nuestra vida cristiana, y abandonarse en la manos del Señor, estando atentos, por la oración, a las mociones de la gracia, que pueden movernos a grandes esfuerzos o a determinadas obras, o no, depende de lo que el Señor quiera.
El quietismo desoye la moción de la gracia, y no realiza la obra que el Padre nos ha preparado. El voluntarismo, hace la obra propia, no la obra que Dios nos da hacer.
Pienso que este discernimiento que vd busca, lo proporciona ese sexto sentido que nos da la oración, cuando ésta ocupa nuestra vida de forma totalizante. Tratando al Señor, conocemos al Señor y lo que Él nos va dando para ponerlo por obra. Mi consejo es intensificar la oración personal, suelta, muy íntima, en todas partes y a todas horas, imaginando que el Señor está en Humanidad a su lado y que la acompaña a todas partes.
Espero haberle aclarado la cuestión.
Negar el celo de Dios es negar su Amor ardiente, que lo ha llevado a dar hasta su Sangre por nosotros.
Muchas gracias por este post!
Con respecto al P. Fortea, muchos de sus escritos son poco ortodoxos con la doctrina Católica.
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