(5) En que se dan varios Avisos de vida espiritual, para centrarse en Cristo, II
I.- El Espíritu Santo te hace preferir a Cristo.
II.- No siempre es momento de hablar con el Señor, que a veces toca poner boca en tierra (Lam 3, 29) y callar para escucharle.
III.- Mira cómo hablar con Cristo va haciendo que tengas tus cosas en nada, para que Él y Sus cosas sean todo.
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IV.- Cuanto más se ora, el Espíritu Santo va dejando tu voluntad más seca, para que te hastíen tus propias obras, y sólo encuentres agua fresca en las obras que el Padre preparó para ti, desde toda la eternidad.
V.- La gracia herirá tu voluntad y le causará quebranto, la deleitará, la castigará, la corregirá y agasajará, para cambiarla de mala en buena. Y así la hará salir de sí misma y apercibirse de gracia, para que no quiera con su mero querer natural, sino con el querer de Cristo.
VI.- No temas anunciar al Señor de la Vida, porque el mismo Señor te ha dicho que, para que le anuncies sin miedo y vivas, “en tus labios la gracia se ha derramado” (Sal 45,3)
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VII.- El voluntarista siempre anda como juez de la gracia, analizando si es conveniente o no aceptarla, y haciendo esperar a Cristo.
VIII.- El Señor a menudo acrecienta el poder de nuestros enemigos como castigo medicinal, para purificarnos de nuestra vana autoconfianza, y demostrarnos que la victoria siempre es Suya.
IX.- Dios retira su calor del corazón de muchos, para que esos muchos humillen a los elegidos, que así son rehechos a imagen del Hijo del Hombre, humillado y escarnecido.
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X.- El Espíritu Santo te mueve a desvivirte por Cristo, para que sientas que nunca es bastante.
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Cuesta mucho practicar esa negación constante del propio yo que nos exige Cristo: "El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su Cruz diaria y sígame."
Duro camino, pero no hay otro que el de la negación de nuestra voluntad egoista e interesada para hacer desinteresadamente la voluntad de Dios sin más fin que Su mayor honra y gloria.
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A.G.- Pepito, es verdad que es duro, pero con la gracia, se vuelve suave y ligero el camino. La oración es la clave, para que Dios, y no nosotros, sea el protagonista de nuestra vida cristiana, y entonces es fácil. Saludos cordiales.
Quien en cambio se guía del consejo de sabios, puede aspirar a la sabiduría.
Pero quien se fía en Dios sobre por sobre todos, puede aspirar a la santidad.
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A.G.-Así es, Ricardo, no hemos de fiarnos de nosotros mismos, sino del Señor, que nunca miente.
Y creo que la misma gracia nos inspira que oremos para alcanzar de Dios la fuerzas espirituales necesarias y que la carga no nos resulte demasiado pesada para nuestras solas fuerzas humanas.
Pero si no oramos en todo tiempo y especialmente en los momentos duros, nos quedamos solos con nuestras propias fuerzas y entonces sucumbimos a nuestro desordenado yo pecador.
Creo que a veces, aunque nosotros no oremos, el mismo Espíritu Santo ora por nosotros ante al Padre con gemidos inenarrables para que obtengamos incluso lo que no sabemos ni nos atrevemos a pedir.
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A.G.--En efecto, con nuestras solas fuerzas, la vida cristiana es una losa. Pero si tenemos oración, la santidad es fácil, sólo consiste en dejarse modelar a hechura del Hijo. Saludos cordiales.
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