Beato Manuel Lozano Garrido – Amar el sufrimiento (IX) – En el sufrimiento, con Cristo
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.
Amar el sufrimiento (IX) – En el sufrimiento, con Cristo
“Ahora está claro que un hombre se enajene por una calentura, el cilicio, la fatiga, su cáncer, la ‘polio’, porque detrás está Getsemaní, el látigo de huesos, la Vía Dolorosa, el taladro de los miembros y la frondosa inmovilidad de veinte siglos.” (El sillón de ruedas, p. 314)
El Beato Manuel Lozano Garrido da, con este texto, un paso en su comprensión del sufrimiento. Y la cosa no es nada fácil, como se puede entender…
Todo se puede soportar con fe. Eso lo sabemos pero, a la hora de la verdad, nos resulta mucho, y más, difícil hacer eso porque nuestra creencia no suele correr a la par de lo que eso supone y solemos flaquear o, simplemente, ser tibios en tal aspecto.
Pero Lolo, él no, como ni es tibio ni flaquea, puede manifestar lo que sabe, ¡sabe!, sobre el sufrimiento y la relación que tiene el mismo, primero, con nosotros mismos pero, sobre todo, con Aquel que sufrió no lo indecible, porque se dijo y se dice, sino lo insoportable.
Y, claro, teniendo un mártir como fue el Beato de Linares (Jaén, España) porque mártir es quien es testigo del Amor de Dios y lo es, en efecto, nuestro hermano en la fe: testigo en dolor y testigo en respeto a la Voluntad de Dios. Mártir, pues, no de sangre como se entiende son los mártires, los que dan su vida por la fe pero… ¿es que no la dio Lolo por la suya y nuestra?
Bueno. Nosotros creemos que sí. Y, sin embargo, aquel hombre sufriente comprendía muy bien su sufrimiento. Y lo comprendía porque sabía que no estaba solo sino que tenía, junto a sí, a Quien todo lo había dado, como hemos dicho arriba.