12.05.11

Hoy no tengo nada de lo que escribir

A veces pasa esto.

Aunque no quieras que pase acaba llegando el día en el que no tienes tema sobre el que escribir. Y buscas para encontrar alguien que haya metido la extremidad hasta el corvejón y ponerle las peras al cuarto.

Hoy es uno de esos días. Por mucho que busco y rebusco no encuentro nada de lo que escribir. Y es triste porque, seguramente, muchos asuntos se han perdido sin poder hincarles el diente internáutico y se quedarán, para siempre, alejados de la actualidad que, como están los tiempos, corre que se las pela.

A lo mejor es que no se ha levantado algún teólogo progre con ganas de enmendar la plana a Benedicto XVI sobre cualquier asunto que se le pueda ocurrir al perseguidor de turno. Y si hay se me ha escapado.

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11.05.11

Lo que un ignorante puede llegar a decir

Alguno puede estar pensando que el que esto escribe está volviendo a faltar a la caridad cristiana y no ha atendido a lo que dijo el beato Juan XXIII en el Discurso de inauguración del Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962 acerca de que “la Esposa de Cristo prefiere usar de la medicina de la misericordia más que de la severidad. Piensa que hay que remediar a los necesitados mostrándoles la validez de su doctrina sagrada más que condenándolos”.

Pues no, no se trata de eso sino de hacer patente que hay ocasiones en los que una persona manifiesta un desconocimiento total de lo que dice. De ahí lo de la ignorancia de ciertas personas.

Cuando el que esto escribe estudió su carrera de Derecho aprendió a distinguir entre lo que es el “error” y lo que es la “ignorancia”. Así, en el primero incurre quien tiene un desconocimiento, digamos, salvable de una determinada realidad; en la segunda quien manifiesta un total desconocimiento de lo que se esté tratando. Y eso, como es obvio, lo incapacita para, siquiera, plantear algo que pueda parecerse a una idea.

Entonces se cae en el lugar común que es lo mismo que decir que se refrenda la ignorancia con un exceso de labia y de sacar a pasear a la sinhueso, vulgo lengua.

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10.05.11

Tristes hechos que se dan en la Santa Misa

Leer “Síntesis de la Eucaristía” del P. Iraburu para escribir el artículo de su serie ha supuesto descubrir lo que ya era de temer. Sin embargo, si lo confirma una persona como José María Iraburu, la realidad adquiere una consistencia que no puede soslayarse.

Con tristeza digo que lo que pasa, en muchas ocasiones, en la Santa Misa, es reflejo de una situación espiritualmente peligrosa.

Por eso el que esto escribe ha tenido que hacer lo mismo que hace hoy al respecto de algún que otro hecho sucedido en la celebración de la Eucaristía.

A veces resulta triste ver lo que se puede hacer durante la celebración de la Santa Misa. Son casos puntuales pero que, en general, determinan que algunos creyentes tienen una consideración de la Eucaristía que dista mucho de ser, simplemente, espiritualmente razonable.

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9.05.11

¿Sacerdocio femenino?

Resulta curioso que la técnica, de vez en cuando, responda a ciertas preguntas. Por ejemplo, al intentar guardar este artículo en el ordenador no sé la razón de que pase tal cosa pero el caso es que no deja hacerlo con signos de interrogación. Así la pregunta ¿Sacerdocio femenino? queda convertida, para ser guardado el texto, en “Sacerdocio femenino” convirtiendo, por arte de birlibirloque, en afirmación lo que era pregunta.

Pues eso es lo que muchos hacen en casos, por ejemplo y precisamente, como el de sacerdocio femenino: de preguntarse si es posible pasan, sin solución de continuidad, a afirmarlo y, acto seguido, quedarse tan panchos. Y a otra cosa, mariposa.

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8.05.11

La Palabra del Domingo - 8 de mayo de 2011- Al partir el pan

Biblia

Lc 24, 13-35. Lo reconocieron al partir el pan.

13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 17 El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.
18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» 19 El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo;20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó.22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23 y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. 24 Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.»
25 El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» 27 Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28 Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante.
29 Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. 30 Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31 Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33 Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» 35 Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

COMENTARIO

La Fe vista en persona

Los discípulos de Emaús eran, por eso mismo, discípulos y, además, de su pueblo. Y esto no es un trabalenguas ni se trata de ningún acertijo, según veremos.

Como discípulos habían vivido, junto al Maestro, unos momentos espirituales que tenían en su corazón y que les daban a entender que Jesús era quien decían muchos que era: el Mesías enviado por Dios para salvar al mundo. Tenían una fe que se sostenía en la presencia de la persona que le daba forma. Por eso dice que los que fueron al sepulcro “no le vieron”. Y lo dicen, seguro, con tristeza pero con demasiado apego a lo terreno.

Como seres humanos tenían una vida ajena a lo espiritual y, en cuanto ven que a Jesús lo acusan y lo matan, se van a seguir con sus vidas como si nada hubiera pasado. Por eso dicen que tienen como pasado lo que, en efecto, había pasado (vida de Jesús, crucifixión y muerte) pero que, en verdad, lo tenían casi como no puesto, es decir, como lo que nunca fue. Ellos no veían nada de nada.

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7.05.11

Serie José María Iraburu - 6- Elogio del pudor

“Y un aspecto de la castidad es el pudor…
ordena más bien las miradas, los gestos,
los vestidos, las conversaciones, es decir,
todo un conjunto de circunstancias que está
más o menos en relación con aquel impulso sexual”

Elogio del pudor (E.-del p.)
José María Iraburu

Aviso previo

Elogio del pudor

El artículo, éste, que va a referirse al libro del P. Iraburu titulado “Elogio del pudor”, puede levantar más de una ampolla en aquellas mentalidades cristianas, aquí católicas, que, habiéndose hecho al mundo y, por tanto, alejándose de Cristo, puedan pensar que sobre el sentido del pudor lo tienen todo claro y, en definitiva, que no van con ellas. Pues se van a equivocar gravemente.

Así están las cosas

El P. Iraburu empieza su libro de la siguiente manera:

“Hace poco tiempo, en un retiro que yo daba a un grupo de jóvenes seglares sobre la santificación de los laicos en el mundo, señalé la profunda mundanización que hoy padecen muchos bautizados, incluidos también a veces los más fieles, y cómo en buena parte la sufren sin advertirlo. Y para que se dieran buena cuenta de esa realidad, quise ilustrar el tema con varios ejemplos. Uno de ellos se refería al impudor, hoy tan generalizado entre los cristianos:

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6.05.11

Eppur si muove - ¿Existe un cisma tácito en la Iglesia católica?

Si atendemos a lo que la palabra “cisma” significa estaremos de acuerdo en que viene a suponer no sólo una separación o división, digamos, en la Iglesia católica, sino, además, una “escisión, discordia, desavenencia”.

Por lo tanto, lo que se plantea es si existe, en el seno de la Iglesia católica, una situación tal de la que se pueda entender que existe una que lo sea cismática y si la misma se produce no de forma expresa (lo cual clarificaría muchas cosas) sino, al contrario, tácita que es lo mismo que decir que existe una desavenencia tal que no puede haber acuerdo pero no se da el paso siguiente a tal situación.

Son muchas las personas que, dentro de la Iglesia católica manifiestan, por activa y por pasiva, una crítica a lo que se hace desde la misma a nivel doctrinal y a niveles, simplemente, de funcionamiento de la misma. Así, son muchos teólogos los que, en reiteradas ocasiones hacen de su capa un sayo y exponen doctrinas contrarias a la católica relacionadas con los más diversos temas como, por ejemplo, el valor de la Última Cena o, en general, todo lo que tiene que ver con la figura de Jesucristo, lo que hizo, cómo lo hizo y la intención que tuvo al hacerlo.

Tales doctrinas siembran no sólo cizaña sino que, con toda seguridad, pueden inducir a error a los creyentes que se acercan a ellas, a lo mejor, con buena fe y buenas intenciones. Actúan, así, como las personas de las que decía Jesús que tendrían que colgarles una rueda de molino al cuello y echarlas al mar (“Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar” (Mc 9, 42) dijo, en concreto) por violar, de tal forma, la inocencia de tales creyentes, pues no pocas veces lo que escriben, dicen y transmiten es un escándalo.

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5.05.11

Ben Laden: escrúpulos ante el Mal

Según sabemos hasta ahora, por lo dicho por quien tiene que decirlo, el terrorista más buscado, el acaudalado Ben Laden, murió en poco extrañas circunstancias hace unos días. Tal es la noticia de la que, repito, se pueden sacar las conclusiones evidentes: ha muerto quien a hierro mata (“Dícele entonces Jesús: Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán” según recoge el evangelista Mateo en 26, 52)

Aquí no se va entrar en motivaciones políticas o, lo que es lo mismo, al que esto escribe le importa un verdadero rábano lo que los supuestos líderes políticos (o mindundis de la política) puedan decir al respecto porque ni le interesa lo más mínimo ni creo que a nadie le interese mucho.

Sin embargo, sí es importante conocer qué dicen los que, desde un punto de vista religioso, miran la noticia. Eso es lo que nos interesa.

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4.05.11

!El que faltaba¡: ahora Hans Küng

Da la impresión de que la beatificación ha sido lo mejor que ha podido hacer Benedicto XVI y, también, lo mejor que le ha podido suceder a la Iglesia católica.

Cualquiera diría que esto lo diga alguien como el que esto escribe no es nada nuevo. Y así es.

Esto lo digo porque si han sido algunos los que han despotricado en contra de la beatificación del Papa polaco y estos son los que se dicen católicos siéndolo, tan sólo, por haber recibido algún que otro Sacramento pero demostrando que están muy lejos de poder ser considerados de tal forma, que ahora salga el díscolo Hans Küng confirma, por si no era ya suficiente que, como dijo Pilato, lo hecho, hecho está. Y requetebién hecho.

¡Esto es una fiesta! Los anfitriones de la misma son individuos que se caracterizan por meter el dedo en el ojo de la Iglesia católica y hacer todo lo posible para sembrar cizaña y, si eso es posible, recoger alguna nuez después de haber sido ellos mismos los que han movido el árbol, zarandeándolo pero apartándose para que no les caiga ningún fruto en su dura cabeza.

Por otra parte, ni es pesado ni duro ni nada que se le parezca estar ojo avizor para ver quién mete la extremidad hasta el corbejón sin intención de sacarla y disimular mirando para otro lado como si la cosa no hubiera sido con ellos. Tiran la piedra pero, para su desgracia, no esconden la mano. Esto no lo hacen por valentía sino porque saben que poco pueden hacer con su actitud sino, en todo caso, que alguna vez se les devuelva la pedrada en forma de amonestación y, ¡Quién sabe!, de excomunión.

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3.05.11

¡Tamayazo!

En su nido preferido donde lo acogen (“El País”) como a un hijo, el pseudocatólico y supuestamente creyente Juan José Tamayo ha tenido que volver a meter la extremidad el día más inoportuno: el de la celebración de la Vigilia de la Beatificación de Juan Pablo II. Y esto es lógico, porque lo odia a muerte y así realizaba su particular vigilia negra.

Hay que reconocer que la disidencia en la Iglesia católica es, además de patética y quiero-pero-no-puedo, poco graciosa. Dan pena porque, al fin y al cabo, son como los que saben que nada pueden hacer para imponer lo que creen pero hay están, dando sosa al mundo.

Da la impresión de que no son capaces de entender las señales que los creyentes les enviamos. Cuando en el funeral por el ya beato Juan Pablo II Papa se mostraron pancartas con aquel “Santo Súbito” quedaba meridianamente claro lo que querían los allí presentes y, con ellos, muchos millones de católicos que en el mundo somos. No había duda alguna.

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