¡Olé Olegario!
Uno, que no es teólogo, asiste atónito a ciertas polémicas que se las sirven en bandeja para decir algo al respecto.
En este portal religioso ya se ha escrito e, incluso, hecho humor (véase E.O) sobre el tema. Por lo tanto, otras personas más autorizadas (y con más gracia) que yo han dicho lo que tenían que decir e, incluso, uno de los aludidos (el P. Iraburu, más conocido como uno de los conspiradores contra don Olegario, teólogo) ha dicho lo que tenía que decir… pero, a pesar de eso, no voy a quedarme yo sin decir nada. Faltaría más.
Es más, es casi seguro que alguno haya pensado que el que esto escribe estaba bastante callado al respecto.
Pues se acabó el silencio.
Antes de nada tengo que decir que no diré nada de don José Antonio Sayés porque ya ha tenido bastante con que se equivocara don Olegario al citar obras suyas y atribuírselas al P. Iraburu. Además, me parece bien lo que dice y, aunque no he leído los libros citados, por equivocación por don Olegario, sí escucho en Radio María sus conferencias y leo lo que puedo de él y creo que ya tiene bastante con ser el aludido en la polémica.
Pues, como repito, no soy teólogo sino, como máximo, un simple estudiante de tal conocimiento divino y, por eso mismo, humano. Por eso me voy a limitar a poner aquí lo dicho por uno (P. Iraburu) al respecto de lo escrito por otro (Olegario Gónzalez de Cardedal). Será, creo yo, suficiente porque mi simpleza intelectual me dice que lo mejor es ver qué dice cada uno y, seguramente, todo saldrá a la luz. Yo no doy más de sí; vamos, de mí.