21.08.15

Estos quieren borrar las huellas de los suyos

 

Podemos imaginar que cuando alguien alcanza el poder después de la celebración de unas elecciones se alegra mucho. Han sido muchos los esfuerzos realizados para conseguir tal fin y, ahora, ha llegado el momento de hacer efectivo su programa electoral.

Esto es lógico y, además, no se puede esperar otra cosa. Es lo que hay.

Sin embargo, hay muchas formas de llevar a cabo el supradicho programa electoral: buenas y malas, admisibles e inadmisibles. Es más, según se lleve a cabo no será la primera vez que no se cumpla nada del mismo. Y es que ya dijo un alcalde de Madrid (España), de apellidos Tierno Galván (de mala memoria) los programas electorales están “para no cumplirlos”. De ahí la honradez del susodicho, ya fallecido, personaje.

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20.08.15

Serie “Lo que Cristo quiere de nosotros” – Cristo quiere que le dejemos espacio en nuestro corazón

  

Somos hijos de Dios y, por tanto, nuestra filiación divina, supone mucho. Por ejemplo, que en la misma tenemos a un hermano muy especial. Tan especial es que sin Él nosotros no podríamos salvarnos. Sencillamente moriríamos para siempre. Por eso entregó su vida y, por eso mismo, debemos, al menos, agradecer tan gran manifestación de amor. Y es que nos amó hasta el extremo de dar su vida por todos nosotros, sus amigos.

El Hijo del hombre, llamado así ya desde el profeta Daniel, nos ama. Y nos ama no sólo por ser hermano nuestro sino porque es Dios mismo. Por eso quiere que demos lo mejor que de nosotros mismos puede salir, de nuestro corazón, porque así daremos cuenta de aquel fruto que Cristo espera de sus hermanos los hombres.

Jesús, sin embargo o, mejor aún, porque nos conoce, tiene mucho que decirnos. Lo dijo en lo que está escrito y lo dice cada día. Y mucho de los que nos quiere decir es más que posible que nos duela. Y, también, que no nos guste. Pero Él, que nunca miente y en Quien no hay pecado alguno, sabe que somos capaces de dar lo mejor que llevamos dentro. Y lo sabe porque al ser hijos de Dios conoce que no se nos pide lo que es imposible para nosotros sino lo que, con los dones y gracias que el Padre nos da, podemos alcanzar a llevar a cabo.

Sin embargo, no podemos negar que muchas veces somos torpes en la acción y lentos en la respuesta a Dios Padre.

A tal respecto, en el evangelio de san Juan hace Jesús a las, digamos, generales de la Ley. Lo dice en 15, 16:

“No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda”..

En primer lugar, no nos debemos creer que nosotros escogemos a Cristo. Quizá pudiera parecer eso porque, al fin y al cabo, somos nosotros los que decimos sí al Maestro. Sin embargo, eso sucede con el concurso de la gracia antecedente a todo lo que hacemos. Por eso es el Hijo de Dios el que nos escoge porque antes ha estado en nuestro corazón donde tenemos el templo del Espíritu Santo.

Pero importa saber para qué: para dar fruto. Y tal dar fruto sólo puede acaecer si damos cumplimiento a lo que Jesucristo espera de nosotros. Y que es mucho porque mucho se nos ha dado.

  

Cristo quiere que le dejemos espacio en nuestro corazón

 

 

 

 

Los creyentes y discípulos de Cristo que militamos en la Iglesia católica, aquella que fundó el Hijo de Dios y que es, a tal respecto, la única que es verdadera (alejando de sí herejías existentes) somos conscientes de algo muy importante y que nunca debemos olvidar: el corazón lo podemos llenar con algo crucial o con lo que no tiene importancia.

Quien quiere vivir en el mundo y, siendo católico, sabe que hay cosas que no puede aceptar porque van contra la doctrina de su fe, puede estar de acuerdo con la mundanidad o con su fe. Ciertamente a veces pudiera parecer mejor no contrariar las proposiciones que se hacen desde el siglo porque, de hacerlo así, se puede vivir más que mal. Sin embargo, como hijos de Dios que somos cada uno de nosotros sabemos que no todo se puede aceptar porque no todas las proposiciones de las que hablamos aquí están de acuerdo con la doctrina que llena nuestro corazón de fieles.

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19.08.15

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- ¿De verdad queremos ver?

 
Proceloso viaje de la Esposa de Cristo

La expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

¿Son, pues, otros tiempos?

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

  ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, éstos, otros tiempos para la Iglesia católica?

 

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe - ¿De verdad queremos ver?

 

En el evangelio de san Marcos (10, 46-52) se nos refiere lo sucedido cuando Jesús se acerca a Bartimeo (hijo de Timeo). Aquel hombre era ciego y, como es imaginable pensar, quería ver. Y es que la ceguera, en aquel tiempo, era sinónimo de estar apartado de la sociedad y de extrema pobreza.

El hombre se hace oír por Jesús. Lo llama a gritos porque sabe que es la única persona que puede solucionar su grave problema. Y, al final, Jesús se planta ante él y le pregunta qué es lo que quiere (¡como si no supiera el Hijo de Dios que podía querer un ciego!). Bartimeo no duda: ¡ut videam!, ¡que vea! Aquel hombre le pide ver.

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18.08.15

Un amigo de Lolo – Oración para implorar la protección de Dios

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le inflijían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Oración para implorar la protección de Dios

“Sálvanos, Señor, también, de esas peores culebras íntimas del engreimiento, el deseo impuro, la avaricia, la intransigencia, la irritabilidad y el desprecio. Que no sea un cubil lo que puede ser un nido; un erizo, lo que está predispuesto para ser nardo; carbón, lo que debiera ser estrella. Escúdanos, por último, contra al áspid  que es la lengua de los maledicentes, el brochazo de cal que da la calumnia, el salpicón de la envidia, los latigazos de la cólera, la carne que se ofrece en las esquinas, el pisotón de los injustos y, sobre todo, aliéntanos para salir del peor y más encubierto de los males, ese tan nocivo, por aparentemente inocuo, que es la indiferencia, la mediocridad, el ir tirando en el alma o la insensibilidad a tu llamamiento.” (Extraída de “Mesa Redonda con Dios”)

 

Lo que no debemos desear

Los creyentes somos conscientes de que hay actitudes que, de cara a nuestro prójimo y a Dios, no podemos manifestar. Sin embargo, también sabemos que, como dijo san Pablo, a veces no hacemos lo que debemos sino lo que no debemos y, es más, no queremos hacer.

Dirigirnos a Dios para pedirle una limpieza de nuestra alma resulta siempre necesario. Es más, nos viene muy bien para podar aquello que nos sobra.

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15.08.15

La Palabra del Domingo - 16 de agosto de 2015

 

 Biblia

 

Jn 6, 51-58

 “’51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre;  y el pan que yo le voy a dar,  es mi carne por la vida del mundo.’ 52 Discutían entre sí los judíos y decían: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’        53 Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,  no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre,          tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. 58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.’”  

  

COMENTARIO

Verdadero pan para la verdadera vida

 

Continuó Jesús con su, digamos, promesa escatológica. Muchas veces vemos que el Mesías insiste en determinadas cosas para, pienso yo, que fuesen comprendidas; muchas veces el Enviado ilumina la vida de sus contemporáneos diciendo lo mismo repetidamente porque sabía y conocía la dificultad que tenían de comprender  su doctrina y el mensaje que traía de parte de Dios.

Esto viene, por eso, a concretar lo dicho sobre el pan vivo en un momento inmediatamente anterior.

Se refiere, Jesús, a su cuerpo, que lo va a entregar para la salvación de todos. Por eso dice el pan que yo le voy a dar; y ese pan, que será transubstanciado a partir, y en, la Eucaristía, es la causa necesaria de nuestra fe.

Sin embargo, muchos de los que escuchaban no entendían y, llevados por el concepto del mundo que tenían, se dejaban llevar por su mundanidad y sentían, seguramente, repugnancia por aquello de comer su carne. Aún, para ellos, no había llegado el momento de la comprensión. Como para muchos, hoy día.

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Y subió al Cielo; es que subió en cuerpo y alma

 

Es de fe y, por tanto, ha de ser  creído y defendido por todo católico, que María, Madre de Dios y Madre nuestra, ascendió al Cielo en cuerpo y alma.

Eso, la tal ascensión es, sin embargo, un gran misterio para nosotros que, no obstante, aceptamos como verdad por todo lo que, relacionado con María, apunta a tal resultado vital.

En realidad, todo lo relacionado con María tiene relación, valga la redundancia, con ella misma. Es decir, que, por ejemplo, el dogma de su Inmaculada Concepción no es algo descubierto por la Iglesia católica como quien descubre algo nuevo sino que era una necesidad intrínseca a la propia naturaleza espiritual de aquella joven que dijo sí al Ángel Gabriel. Lo único que se hizo fue formular el sentido del mismo.

Pues bien, decimos que todo tiene relación entre sí. Y este, el del día que celebramos hoy, es ejemplo de eso.

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14.08.15

Esto lo dice un protestante

 

Antes de empezar tengo que advertir que no pienso ser políticamente correcto ni nada por el estilo; también que me importa un comino (o un grano de mostaza, por lo pequeño que es) la supuesta primavera eclesial en la que, al parecer, ha entrado la Iglesia católica desde que fuese elegido Papa el cardenal Bergoglio, ahora Santo Padre con el nombre de Francisco. A quien Dios se la dé…

Pues ¡hala!, a la cosa.

Suele ser lo mejor, en todos los casos, contemplar las cosas como son. Es decir, por mucho que queramos que sean de una manera… si son de otra, de otra son. Y esto lo decimos al respecto de lo que da en llamar “hermanos separados”, dígase o véase protestantes que es lo que son. Y es que, también, el origen de las realidades es el que es y no deberíamos edulcorar lo que está bastante podrido con intención de tragarlo sin tanta amargura. Si el origen es el que es nada vamos arreglar disimulando o mirando para otro lado. Además, claro, está, que los católicos sabemos quién está equivocado en esto y quien acierta considerándose la única Iglesia verdadera que es, sin duda alguna, la católica. Luego, las otras… son falsas. Y, como se suele decir, punto pelota pues lo blanco no puede ser gris para quedar bien con quien quiere pintar la casa. Si es blanco, es blanco.

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13.08.15

Serie “Lo que Cristo quiere de nosotros" – Cristo no quiere que hagas caso al demonio mudo

 


Somos hijos de Dios y, por tanto, nuestra filiación divina, supone mucho. Por ejemplo, que en la misma tenemos a un hermano muy especial. Tan especial es que sin Él nosotros no podríamos salvarnos. Sencillamente moriríamos para siempre. Por eso entregó su vida y, por eso mismo, debemos, al menos, agradecer tan gran manifestación de amor. Y es que nos amó hasta el extremo de dar su vida por todos nosotros, sus amigos.

El Hijo del hombre, llamado así ya desde el profeta Daniel, nos ama. Y nos ama no sólo por ser hermano nuestro sino porque es Dios mismo. Por eso quiere que demos lo mejor que de nosotros mismos puede salir, de nuestro corazón, porque así daremos cuenta de aquel fruto que Cristo espera de sus hermanos los hombres.

Jesús, sin embargo o, mejor aún, porque nos conoce, tiene mucho que decirnos. Lo dijo en lo que está escrito y lo dice cada día. Y mucho de los que nos quiere decir es más que posible que nos duela. Y, también, que no nos guste. Pero Él, que nunca miente y en Quien no hay pecado alguno, sabe que somos capaces de dar lo mejor que llevamos dentro. Y lo sabe porque al ser hijos de Dios conoce que no se nos pide lo que es imposible para nosotros sino lo que, con los dones y gracias que el Padre nos da, podemos alcanzar a llevar a cabo.

Sin embargo, no podemos negar que muchas veces somos torpes en la acción y lentos en la respuesta a Dios Padre.

A tal respecto, en el evangelio de san Juan hace Jesús a las, digamos, generales de la Ley. Lo dice en 15, 16:

 “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda”.

En primer lugar, no nos debemos creer que nosotros escogemos a Cristo. Quizá pudiera parecer eso porque, al fin y al cabo, somos nosotros los que decimos sí al Maestro. Sin embargo, eso sucede con el concurso de la gracia antecedente a todo lo que hacemos. Por eso es el Hijo de Dios el que nos escoge porque antes ha estado en nuestro corazón donde tenemos el templo del Espíritu Santo.

Pero importa saber para qué: para dar fruto. Y tal dar fruto sólo puede acaecer si damos cumplimiento a lo que Jesucristo espera de nosotros. Y que es mucho porque mucho se nos ha dado.

 

Cristo no quiere que hagas caso al demonio mudo

 

 

-Usted quiere que nos metamos en un lío los católicos.

-Bueno, en un lío nos vamos a meter si nos callamos.

 

“Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.”.

Este texto lo recoge el evangelio de san Mateo (10, 32-33) y muestra con toda claridad lo penoso que puede resultar, para los discípulos de Cristo, hacer caso y seguir las indicaciones del demonio mudo.

Ya sabemos que el tal demonio, discípulo aventajado de Satanás, pretende de nosotros, los hijos de Dios, un silencio grande sobre ciertas cosas. No son, precisamente, las cosas del mundo sobre las que requiere nuestro silencio sino, al contrario, sobre las cosas de Dios. Sobre ésas.

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12.08.15

"Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- ¿Qué nos parece el movimiento de los discípulos de Satanás?


Proceloso viaje de la Esposa de Cristo

La expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

 Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

¿Son, pues, otros tiempos?

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

 ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

Por ejemplo, de la jerarquía eclesiástica se dice:

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

 

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, estos, otros tiempos para la Iglesia católica?

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe - ¿Qué nos parece el movimiento de los discípulos de Satanás?

 

Las cosas, en contra de la Iglesia católica, no son nuevas en cuanto a actuar contra ella. Ya desde su misma fundación fue perseguida por los poderosos porque no gustaba ni lo que hacían los cristianos ni lo que decían los discípulos de Cristo.

Sabemos, además, que en eso no hay novedad alguna porque su fundador, Jesucristo, ya dijo que si a él lo habían perseguido no fuera a creer nadie que a los que le seguían y siguieran no les iba a pasar lo mismo.

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11.08.15

Un amigo de Lolo – Santo

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Santo

“Santificado seas, Señor, en la ciencia con que el hombre penetra en tu misterio y en la perfección con que redondea la Naturaleza.  ‘Santo’ te diga el átomo que mueve una central de energías y la mesa de conferencias que busca una paz. Santificado seas en el bloque de viviendas que se levanta, el parque de recreo que se termina, las industrias que hacen innecesaria la emigración. Bendito seas mil veces cuando se apaga la palabra ‘enemigo’, nadie murmura de otro, hasta los pobres pueden entrar en una confitería, ya las puertas no tienen llave porque nadie roba, no hay cárceles ni talonarios de multas, se echan las gentes el brazo por los hombros o se nivelan en la mirada a la piel, el mantel de la mesa, el pensamiento y la libertad. Santificado, por fin, tu nombre, en el coro con que lo entonan la gratitud filial de todas las criaturas.” (Extraída de “Mesa redonda con  Dios”)

 

Todo ha sido hecho por Dios y todo lo creó Dios cuando quiso y en el tiempo que tuvo por oportuno. Tal verdad sostiene la fe de aquellos que creen y confían en su Creador y Todopoderoso y nada de lo que se les diga, de estar profundamente arraigada en el corazón tal fe, afecta para nada a la misma.

En esta oración de Manuel Lozano Garrido se pide la santificación de Dios. Y se pide porque hay muchas razones para pedirla y no por mero capricho de creyente. Ni siquiera por un exceso de devoción.

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