18.08.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – El momento exacto de la iniquidad

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. 

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –El momento exacto de la iniquidad

El sufrimiento vino del tropezón conjunto de un hombre y una mujer. Ningún dolor hollaba antes el Paraíso. A una fruta se le golpea y en el punto de maceración brota al día siguiente la podredumbre.” (Beato Lolo, de su libro Cartas con la señal de la Cruz)

Dios, por decirlo pronto, lo tenía todo muy bien pensado. Y es que cuando, en su Creación, llegó el momento de darle forma, vida y espíritu al hombre quiso que fuera a su imagen y semejanza. Y podemos decir que la cosa no salió nada mal porque todo lo que sale de las manos y el corazón del Todopoderoso sale, en principio, con todas las de la Ley… la suya.

Hay un dicho que reza que “El hombre propone y Dios dispone”. Pero entonces, en aquellos primeros albores de la humanidad, la libertad que el Creador dio al hombre y a la mujer le jugó una mala pasa al Mismo que todo lo había hecho. Y es que, como sabemos, fueron “engañados” por un animalillo que, en aquel entonces, aún tenía patas o se desplazaba de otra forma pero que, por su forma de tratar a la Verdad, las perdió para arrastrarse (Cf. Gn 3,14)

Pues bien, Dios, que había dispuesto para Adán y Eva una vida verdaderamente buena sin tener que preocuparse por nada de nada salvo por vivir, tuvo que enfrentarse al incumplimiento de aquella orden expresa de no comer de aquél árbol… Y ellos comieron, como sabemos. Y entonces se lio bien liada como, desde entonces, se ha podido comprobar con la entrada en el mundo de la muerte y otras desgracias varias.

Todo estos antecedentes, aunque más que conocidos por cualquiera, los ponemos aquí a colación de lo que Manuel Lozano Garrido nos dice en esta parte de su libro Cartas con la señal de la Cruz.

Podemos empezar diciendo que Lolo tenía muy claro que antes de la entrada del pecado en el mundo no había nada, como antes hemos dicho, que alterara la existencia de nuestros Primeros Padres. Y por eso dice el linarense universal que “ningún dolor hollaba antes el Paraíso”. Y es seguro que nos quiere decir con ello que no había habido ninguno porque no había dejado huella alguna o señal de la existencia del dolor. Y por eso, Adán y Eva vivían, nunca mejor dicho, en el mejor de los mundos hecho, precisamente, para ellos.

Nada, pues, era obstáculo para la vida de los que iban a traicionar a Dios.

Pero hasta lo más bueno puede llegar a estropearse por propia acción o por acción de otro. Y eso, lo primero, es que pasó de aquel fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal (Cf. Gn 2, 17)

Al hombre le golpeó, por seguir las palabras de Lolo aplicadas al caso concreto de que trata, la ambición y el egoísmo, querer lo que no se podía querer y, en fin, ser en exceso libre sin acabar de comprender que la libertad tiene límites que son, además, más que importantes si los pone Quien allí te ha puesto…

Entonces, al ser golpeado por aquella forma de comportarse, el hombre acabó pudriéndose. Así de sencillo. Y la podredumbre debió empezar por su corazón porque se había violado el templo del Espíritu Santo incumpliendo lo que nunca debieron incumplir.

Dice el Beato de Linares (Jaén, España) que fue al “día siguiente” cuando empezó la podredumbre aunque es verdad que para entonces todo estaba más que podrido por el nivel de inconsciencia a que había llegado el hombre al pretender ser como Dios lo cual es, por decirlo pronto, propio de verdaderos necios y de ciegos…

Y desde entonces hay sufrimiento en el mundo. Y es que se lo había buscado, y bien buscado, el hombre y fue el “premio” que obtuvo por haber comido de aquel árbol. Aunque, a fuer de ser egoístas, podemos decir que “no hay mal que por bien no venga”. Y que Lolo nos perdone.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (1)

Los sabios llevan las cuentas del rosario, repasando con el corazón estrellas y átomos.

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

17.08.25

La Palabra del Domingo  - Domingo, 17 de agosto de 2025

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Lc 12, 49-53

Dijo Jesús a sus discípulos: ‘He venido al mundo a prender fuego a la tierra; ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Desde ahora estarán cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra’”

COMENTARIO

Fuego purificador

Ciertamente, no son pocas las veces en las que el Hijo de Dios pareciera que gusta de hacer sufrir a sus hermanos los hombres. Sin embargo, lo que en realidad pasa es que hay muchas cosas que no queremos escuchar porque creemos no nos convienen.

Aquel hombre, que había nacido en Belén porque estaba escrito que allí iba a hacer, tenía una misión que cumplir. Y sabemos, bien que lo sabemos, que la misma ni era fácil ni tampoco iba a ser entendida todos. Ya sabemos cómo acabó la cosa…

De todas formas, aquel hombre, decimos, tenía que hacer algo y lo iba a hacer por mucho que hubiera quien se opusiera a lo que debía hacer.

Hacer, lo que se dice hacer, era bien sencilla aquella misión: advertir.

Advertir, para unos oídos y corazones tan sordos como muchos de los que le escuchaban, debía hacer de una forma no dudosa ni sembradora de dudas. Y lo hace con toda claridad: había venido al mundo a prender fuego.

Catholic.net - ¿Por qué Jesús vino a traer fuego a la tierra?

Fuego, el fuego, además de causar daño si se emplea o se produce en determinadas circunstancias, también es utilizado para purificar. Y la purificación era lo que buscaba aquel Maestro que, como muchos decían, enseñaba con autoridad.

Autoridad, la de Dios. Y tal autoridad debía ser expresada de forma que fuera entendida por todo. Y Jesucristo, al decir lo que dice sobre el fuego (¡Qué arda la tierra!) lo hace para que se sepa que muchas cosas debían cambiar y que muchas actitudes faltas de corazón de carne debían quemarse para ser purificadas.

Purificar, además, la existencia misma de aquellos que, entonces, habitaban dentro del pueblo elegido por Dios. Y es que Jesucristo sabía que sus palabras, Palabra de Dios era, no iban a causar, digamos, tranquilidad en todos los corazones sino, al contrario, más que intranquilidad y lucha.

Lucha por la supervivencia de la fe. Eso era lo que se iba a producir a partir de la predicación del Hijo de Dios. Por eso avisa acerca de la división que se va a producir, incluso, en el seno familiar donde habrá personas que quieran aceptar sus mensajes y habrá personas que estarán totalmente en contra del mismo.

Fuego, sí; división, también. Eso era lo que había traído Dios a la tierra y al devenir del mundo. Y no nos resulta nada extraño aquello porque es lo que ahora mismo le pedimos al Todopoderoso: que traiga fuego al mundo porque el mismo perece alejándose del Señor.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar la Palabra de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no anhelan la purificación de su corazón

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por advertirnos de lo que verdaderamente importa.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy

¡Que el fuego de Cristo purifique nuestros corazones!

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.08.25

Amigo de Lolo – ¡Que nadie soporte mi dolor!

Manuel Lozano Garrido, Lolo: La buena persona que contó la mejor noticia -  Diócesis de Jaén

Es verdad que, para cada cual, el dolor que uno pueda pasar y el sufrimiento a él asociado, es una cosa muy personal. Sin embargo, también es verdad que lo solamos compartir con aquellas personas que están a nuestro alrededor haciéndolas sufrir, de paso, a ellas mismas.

Es cierto que no es muy fácil sustraerse a lo que nos pasa que no sea bueno y que sólo los corazones fuertes y muy fuertes son capaces de hacer eso. Y, sin embargo, también podemos decir que contemplando a tal tipo de corazones y a las personas que los sustentan es posible alcanzar cierto tipo de soporte del dolor y el sufrimiento.

Nosotros, sin embargo, conocemos a alguien que mucho sufrió a partir de determinado momento de su vida (la veintena de años, más o menos) y que no son pocas las páginas salidas de sus manos que certifican eso, precisamente: el dolor y todo lo que eso lleva aparejado.

Hay, sin embargo, una forma de ser que nos debe hacer pensar lo cortos que somos a veces en nuestras propias reacciones: que hay quien, a pesar de sufrir mucho y más que mucho lo quieren, tal sufrimiento, para sí.

Querer el sufrimiento para sí es algo así como decir que no queremos que los demás sufran con nosotros aunque bien sabemos que eso no siempre es posible y, ni siquiera, está al alcance de las más fuertes voluntades.

Tener voluntad de hacer eso, de ser capaz de sostenerse a sí mismo en el dolor y procurar que el resto de personas, nuestros prójimos o, incluso, los más alejados, permanezcan algo así como “desconocedores” de lo que pasamos supone tener una fuerza de voluntad (más espiritual que física) para conseguir tener un dolo, dicho así, “con escafandra”.

Una escafandra, tal como la podemos imaginar o ver, es algo así como un casco que se ponen en la cabeza los buzos o los astronautas con el fin de poder valerse en el medio en el que están, a saber, las profundidades del agua o el espacio exterior.

Sobre esto, sobre la escafandra, hay que tener en cuenta que está construida de forma que no pueda entrar en ella ni el agua ni lo que contenga el espacio exterior a la Tierra. Por tanto, la misma ha de producir, digamos, un vacío hacia el exterior de la persona que lo lleva de tal forma que nada de lo que haya fuera de la misma entre dentro ni nada de lo que haya fuera entre dentro.

Nos podemos hacer una imagen de lo que esto es porque muchas veces hemos podido ver una escafandra.

Hay alguien que ha hecho uso de tal imagen para llevarla a su vida particular que en la que sufría y más sufría físicamente. Y nos estamos refiriendo a Manuel Lozano Garrido, Lolo.

Ciertamente, la voluntad expresa de nuestro amigo (así lo llega a escribir) era que nadie sufriera con él. Sin embargo, es fácil decir que nadie sufría con él aunque, realidad, quería Lolo que nadie sufriera “por” pues es evidente que sus sufrimientos eran bien suyos y nadie que estuviera a su lado o lejos los iba a pasar por él o con él.

La verdad es que expresar una voluntad así, un querer que nadie sufra los sufrimientos de uno supone tener un corazón tierno y de carne pues es lo mismo que querer quedarse para sí mismo el dolor y el sufrimiento. Y eso es lo que Lolo quiera.

Nosotros creemos que lo que el Beato de Linares (Jaén, España) quería era que nadie se preocupara por lo que él llevaba sufriendo desde hace muchos años aunque también sabía que era muy difícil de conseguir. Y si no, podemos imaginar a su hermana Lucy, que lo cuidaba todo el tiempo, hacer algo así como despreocuparse por su hermano… Vamos, que eso es, simplemente, imposible.

Seguramente por eso, Lolo decía le “gustaría” que sufrimiento fuera con “escafandra” en la seguridad bien personal e íntima de que eso no lo iba a conseguir por según eran su vida y los amigos que la contemplaban a diario o, siquiera, tenían conocimiento de la misma.

Ahora bien, tal intención (de sufrir él sólo y ofrecerle a Dios su sufrimiento) expresaba muy bien el talante de Lolo y era causa de la fama de santidad que le precedía allí donde fuera nombrado su caso, persona y circunstancias. Y bien merecida que la tenía nuestro “buzo” particular.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor"  (124)

Las señales que, procedentes de loa astros remotos, capta el radiotelescopio, suenan a grandeza, a alabanza y a gloria.

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

10.08.25

La Palabra del domingo – Domingo, 10 de agosto de 2025

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Lc 12, 32-48

32 ‘No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. 33 Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; 34 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

35 ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, 36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. 37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. 38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! 39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. 40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.’ 41 Dijo Pedro: ‘Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?,’

42 Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? 43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. 44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. 45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, 46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 47 ‘Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; 48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”.

COMENTARIO

Vigilantes debemos estar y ser

No son pocas las ocasiones en las que Jesucristo, hermano nuestro, Hijo de Dios y Dios mismo hecho hombre, dice esto que hoy nos dice. Y es que, como bien sabemos, tanto los que entonces le escuchaban como los que ahora le escuchamos… en fin, somos más que duros de corazón. 

El caso es que todo tiene que ver con nuestro bien espiritual. Es decir, el Hijo de Dios nada malo quiere para nosotros sino, al contrario: lo mejor y lo más bueno que su Padre del Cielo, además, anhela para su descendencia.

Nos lo dice de muchas maneras porque sabe más que bien que necesitamos explicaciones que nos lleguen al corazón y a la mente. Y la de ahora abunda en ejemplos porque es la manera más sencilla de dar a entender… y que entendamos.

Hay algo que debemos tener muy en cuenta: a nosotros sólo nos debe interesar el Cielo. Y, para eso, en primer lugar, debemos tener por lo que son, las cosas del mundo; y, luego, atender, más bien a las que nos llevan al definitivo Reino de Dios. Y otra forma de ver las cosas es una que lo es equivocada y más que errada.

Creencias principales: Ser como Cristo | Venir a Cristo

Debemos, estar, pues, vigilantes.

¿Acaso, a este respecto, Dios va a venir de repente?

Sólo podemos responder a esto que sí: Dios puede venir de repente. Pero no lo hará sin avisar porque ya quedado más que dicho en las Sagradas Escrituras que ha de volver. Avisados, pues, estamos y más que avisados estamos.

Debemos vigilar. En primer lugar, debemos vigilar nuestra vida; luego, nuestra alma y, en fin, todo aquello que, al fin y al cabo, nos lleva (o no) al Cielo. Si lo hacemos y somos perseverantes en tal forma de hacer las cosas estamos más que seguros que nuestros esfuerzos serán tenidos en cuenta por nuestro Creador. Y es que el Señor sólo quiere que nosotros estemos cabe sí. Otra cosa no anhela quien nos ha creado y mantiene.

Hay quien, a este respecto, se confía en demasía. Y queremos decir con esto que, por decirlo así, como no es conocida la hora y la fecha en la que de volver Jesucristo al mundo y eso no se sabe… en fin, que hacen de su capa un sayo y actúan como si, en efecto, nunca hubiera de volver.

Es más que seguro que quien así actúa ha de caer en múltiples tentaciones que le presente Satanás, el Enemigo de Dios y nuestro. Y es que siempre es posible rectificar… Y eso es lo que se cree.

Hay algo que, en lo referido a esto, nos dice Jesucristo, nuestro Maestro, y que no deberíamos olvidar nunca: seremos retribuidos.

En efecto, nosotros seremos retribuidos por Dios según haya sido nuestra actitud y nuestra forma de hacer las cosas. Así, si se nos han dado muchas gracias y dones y no los hemos aprovechado sino, a lo mejor, al contrario… en tal caso, el mal que nos vendrá será grande. Y si se nos dado poco… poco tendremos en contra.

En realidad, no es poco lo que se nos dice. Y lo que se nos dice se nos dice por nuestro interés espiritual porque, al fin y al cabo, la vida que vale la pena tener en cuenta (porque es para siempre) es la que viene después de la muerte. Y no es que la que vivimos en el mundo no tenga importancia sino que no tiene tanta importancia como, muchas veces, nos creemos.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no atienden las necesarias palabras de Su Hijo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que miran para otro lado cuando se les advierte de lo que deben hacer en su bien espiritual.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por darnos a entender que debemos estar vigilantes para no caer en tentación.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

Es seguro que nunca estaremos lo suficientemente vigilantes.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

4.08.25

Amigo de Lolo – La gran escalada de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

La gran escalada de Lolo

Resulta curioso pero resulta difícil imaginar a Manuel Lozano Garrido, a la sazón Beato Lolo, escalando alguna montaña o lugar elevado. En todo caso, lo podemos imaginar, antes de que se le manifestara la enfermedad y, mejor aún, siendo niño, subiendo a algún árbol y, a lo mejor, hasta cayéndose del mismo. Eso casi seguro que sucedió.

Sin embargo, nosotros no hablamos de tal tipo de escalada sino de otra que es, seguramente, mucho más difícil que subir al Everest o a alguno de los muchos ochomiles (si se puede escribir así) que hay en la Tierra o, lo que es lo mismo, alguna de esas montañas gigantescas que dan miedo hasta mirar desde abajo. Sí, nosotros hablamos de lo que supuso, de lo que debió suponer para el Beato de Linares (Jaén, España) su vida, su existencia, su ser mismo.

En los primeros veinte años de su vida, Manuel Lozano Garrido caminó por el mundo como lo podía hacer cualquier otra persona. Sabemos, sin embargo, que lo hizo teniendo muy en cuenta su fe católica y todo lo que eso estaba suponiendo en los años treinta del siglo pasado que, para los que no lo sepan y relacionado con España, fueron muy convulsos política y religiosamente hablando. Y es que se inició una persecución religiosa que casi llegó a ser como la que soportaron los hermanos Mexicanos en los años veinte del mismo siglo, el XX, y que dio lugar al nacimiento del movimiento Cristero al que hay que alabar por encima de todo lo que se pueda alabar por su intención santa y lo que supuso para México.

Pues bien, en aquellos años, Lolo empezó a subir, a escalar, el devenir de su vida. Y decimos escalar porque seguros estamos que lo hacía pensando en el Cielo, allí donde quería estar cuando Dios lo llamase a estar allí.

Aquellos años, sin embargo, pasaron como pasan en la vida de todas las personas: con la ilusión de un porvenir que uno se ha ido labrando con el paso de los años.

Sin embargo, aquella escalada que Lolo empezó cuando tuvo que empezarla paró cuando la enfermedad (principios de los años 40 del siglo pasado) sentó sus reales en su cuerpo y sus huesos empezaron a flaquear por efecto de la misma. Entonces nuestro amigo tuvo que dar el primer paso en otro tipo de “escalada” que ya no tenía que ver con las ilusiones que pudiera haberse hecho al respecto de una vida, digamos, común: profesión, matrimonio, hijos, etc. Su escalada iba a ser de un tipo muy diferente pero, por eso mismo, mucho más importante.

Podemos decir que Lolo empezó a escalar desde entonces y lo estuvo haciendo hasta que un 3 de noviembre de 1971 alcanzó la meta que había estado buscando a lo largo de aquellos años de sufrimiento y dolor. Y la meta no era otra que el Cielo, aquel Everest espiritual que tan lejos puede ver cualquiera cuando, a una edad aún joven, cree que tiene todo por hacer y, ciertamente, es que tiene todo por hacer.

La subida al monte del Cielo que tuvo que hacer Lolo fue muy especial. No tenía los típicos instrumentos que se utilizan para subir montañas ni tenía agarraderos donde sujetarse. En realidad, los tenía pero no tenían nada que ver con piezas de hierro o de otro metal fuerte y potente. No. Los agarraderos que tuvo Lolo tenían que ver con su fe, con Dios, con Jesucristo, con la Virgen María y con la Iglesia católica a la que tanto amaba. Y, en realidad, eran más fuertes y potentes que los que se utilizan para otros menesteres mundanos porque tenían todo que ver con la fuerza del corazón y del alma que puso de manifiesto cuando escalaba hacia el Cielo, con aquella perseverancia que da saberse hijo de Dios y preparado para subir, subir y subir.

La escalada de Lolo no podemos decir que no tuviera obstáculos sino, justamente, al contrario: los tuvo y muchos y los mismos los podemos leer en sus libros que no esconden nada de lo que le pasó ni por lo que estaba pasando. Por eso, podemos decir que Lolo escaló muy bien el camino que le llevaba hacia el Cielo y, seguramente, lo que para el común de las personas hubiera resultado imposible de soportar lo utilizó en beneficio espiritual de sí mismo y en dar un paso más, un metro espiritual más hacia Dios el cual, seguramente, miraba aquella escalada como una que era de verdad y con la que gozaba.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (124)

Las señales que, procedentes de los astros remotos, capta el radiotelescopio, suenan a grandeza, a alabanza y a gloria.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

3.08.25

La Palabra del domingo - Domingo, 3 de agosto de 2025

Resultado de imagen de SAnta BibliaLc 12, 13-21

13 Uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo’. 14 El le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?’ 15 Y les dijo: ‘Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes’. 16 Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; 17 y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’ 18 Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.’ 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’ 21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios’”.

COMENTARIO

Los verdaderos bienes y mejores

No es nada extraño que quien conocía al Hijo de Dios quisiera que, de alguna manera, interviniera en su vida. Y es que, habiendo visto o habiendo conocido lo que era capaz de hacer… en fin, nada impedía que, eso, pusiera cierto orden en la vida de sus discípulos o seguidores.

Jesucristo, sin embargo, sabía más que bien la misión para la que había sido enviado al mundo. A lo mejor había quien creía que estaba aquí para poner cierto orden en la vida de los hombres. Al contrario, por decirlo así, era la verdad: había venido al mundo a prender fuego al mundo para que el fuego de la Verdad de Dios y de la Ley del Padre purificara lo impuro.

Eso, podemos decir, tal forma de ver las cosas, no era demasiado bien entendida por aquellos que al mirar al hijo de José y de María veían, digamos, un instrumento que se podía utilizar, hacer uso de él según fueran las necesidades de cada cual.

Pero no. Jesucristo no andaba por aquellos caminos para repartir herencias de otros sino, en todo caso, para hacer lo propio con la de su Padre del Cielo del cual, nosotros, éramos y somos herederos. Herencia, pues, si les correspondía a los que escuchaban aquellas, para algunos, decepcionantes palabras.

Cristo no era juez ni repartidor. Y es que era más, mucho más: Dios entre los hombres, Creador hecho hombre. Por eso lo que enseñaba tenía una raíz más que profunda y era sembrado para que diera fruto.

Jesús revela la “sabiduría que viene de Dios” | Acerquémonos

Y para que vieran, todos ellos, todos los que le preguntaban sobre herencias y bienes, les hace partícipes de aquella parábola. Aquella parábola, por decirlo así, debería abrirles el corazón y sembrar, en él, una simiente más aprovechable que la de la codicia y los bienes mundanos.

Aquel hombre era, mundanamente, codicioso. Quería más y almacenar sus bienes era, al parecer, el único interés que regía su vida. Pero el Hijo de Dios sabía que eso vale de bien poco. Vamos, que no vale, en el fondo y al respecto de la vida eterna, nada de nada.

Nosotros, además, no dependemos de nosotros mismos para determinar qué ha de ser de nuestra vida que es, no lo olvidemos, de Dios mismo. Y por eso aquel hombre, que tantas ganas tenía de almacenar bienes se quedó sin lo único que le debía haber importado: su alma a la que, según parece, poca atención le prestaba.

Jesucristo lo dice con bastante claridad: lo único que vale para nosotros, para los hijos de Dios, es atesorar para la vida eterna y tener los bienes mundanos por algo de poca importancia, algo que se pierde, algo que corroe la polilla y los ladrones roban.

Debemos enriquecernos con lo que es crucial para nuestra vida… eterna. Lo otro, sí, será importante en el mundo pero poco, muy poco y menos que poco.

PRECES

Pidamos a Dios por aquellos que sólo quieren tener bienes mundanos

Roguemos al Señor

Pidamos a Dios por no quieren cuidar el fondo de su alma.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener muy en cuenta las palabras de Tu Hijo y tenerte muy en cuenta en nuestra vida y decisiones.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

Atesorar para el Cielo; eso es lo que nos conviene.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

28.07.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – La bondad es algo más que una palabra

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –La bondad es algo más que una palabra

¿Qué tememos con que uno muera entre sábanas o lo paseen por las calles si no ha conseguido subir ni un palmo por la senda de la bondad?” (Beato Lolo, de su libro Las golondrinas nunca saben la hora)

Como suele pasar muchas veces con Lolo cuando escribe, contrapone el linarense universal dos ideas que no es que sean contrarias sino que muestras dos aspectos de una misma realidad espiritual. Y hoy, en las palabras que hemos traído aquí es lo que pasa.

No podemos negar que la muerte es una realidad de la que nadie se puede escabullir y, por tanto, todo lo relacionado con ella tiene su aquel espiritual que no nos deja indiferentes. Es más, no debe haber nadie que quede impasible ante ella.

También es cierto que se puede morir de muchas formas o, mejor, que las circunstancias en las que nos ha de llegar la muerte pueden ser más que diversas y se corresponden, claro, con lo que a cada cual nos corresponda cuando eso pase.

Aquí, en esta frase de su libro Las golondrinas nunca saben la hora nos habla Manuel Lozano Garrido, eso, de la muerte y de cómo podemos morir. Y nos pone dos ejemplos que es seguro se dan muchas veces: cuando se muere, digamos, en la tranquilidad de un hogar o, incluso, en un hospital y cuando, luego, se da ese cortejo fúnebre aunque el mismo, hoy día, no sea tan común…

En realidad, a Lolo poco le importan los detalles que se unen a la muerte de una persona. Es decir, que sea cual sea la forma de morir o lo que luego se haga con la persona fallecida tiene poco de importante. Para el Beato de Linares (Jaén, España) hay algo que atañe más a quien, como suele decirse (y es más que cierto según sea la cosa…) ha pasado “a mejor vida”. Y se refiere a cómo ha sido su comportamiento a lo largo de su vida.

Ya sabemos que lo que debería importarnos más de nuestra vida es, precisamente, la “otra”. Es decir que por muy bien, o mal, que aquí vivamos, debemos sembrar para poder recoger luego…

También sabemos que podemos hacer esto o lo otro según hagamos uso de la libertad que, como don divino, nos ha entregado nuestro Creador, a saber, Dios Todopoderoso. Y que depende (casi) exclusivamente de nosotros hacer uso de la misma pues es bien conocido que muchas veces nos torcemos más de la cuenta al hacerlo…

Pues bien, hacer abundante uso de la bondad no es cosa baladí sino, justamente, todo lo contrario.

Bien nos dice Lolo que la bondad tiene, por decirlo así, una senda por la que deben caminar los hijos de Dios y, es más, incluso entendemos que es algo así como una cuesta arriba porque ya sabemos cómo somos las personas a la hora de ser bondadosas… y es que si fuera fácil ser siempre bondadoso bien podríamos decir que tendría poco mérito la cosa.

Debemos, pues, subir muchos palmos por la senda de la bondad. Y es también síntoma de la lucha que supone tal actitud cuando nuestro amigo nos habla, precisamente, de “palmos” que es lo mismo que querer decirnos que es poco a poco como subimos por tal senda pues un palmo no es una medida precisamente grande…

Así, bondad tras bondad haciendo ejercicio de una tal posibilidad de nuestra alma. Entonces, sólo entonces, podremos decir que habremos conseguido una meta, nuestra única y necesaria meta.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (123)

Las estrellas parecen lágrimas y lo son, pero felices y alegres, lágrimas de amor, del Dios que nos crea.”

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

27.07.25

La Palabra del Domingo  - Domingo, 27 de julio de 2025

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Lc 11,1-13

 

1 Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.’

2 Él les dijo: ‘Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, 3 danos cada día nuestro pan cotidiano, 4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.’ 5 Les dijo también: ‘Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, 6 porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, 7 y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, 8 os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.’ 9 Yo os digo: ‘Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. 10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; 12 o, si pide un huevo, le da un escorpión? 13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’

 

COMENTARIO

 

Oportunidad e inoportunidad en la fe

Que los discípulos más allegados de Jesús le pidiesen que les enseñase a orar no era nada extraño. Ellos veían, aquellos doce hombres contemplaban, cómo el Maestro pasaba muchos momentos dedicados a hablar con su Padre Dios. No podían, por eso, más que ansiar conocer, al menos conocer, cómo se podía hacer eso. 

Sin duda que Cristo era ejemplo para ellos. En esto, además, era el mejor ejemplo porque su oración ellos veían que era profunda (¿Qué pensaron cuando, en su momento, en el Gethsemaní lo vieron orando de aquella forma?) y, siquiera pensar que podían hacer lo mismo les debía producir gran gozo. 

Y Jesús no lo duda.Ya podemos imaginar que la oración que les iba a enseñar la tenían más que aprendida. Conocido por sí que era Dios hecho hombre, nada mejor para Él que saber cómo debían dirigirse a su persona para pedir y, también, para dar las merecidas gracias al Creador. 

Aquella oración, el Padre Nuestro, es, desde entonces, la que ha llevado al pueblo elegido por Dios al puerto de la salvación eterna a través de la posterior muerte de Su Hijo. Y es con ella con la que el ser humano creyente cristiano ha sido capaz de entablar gozosos encuentros con el Todopoderoso. 

La oración del Señor: el Padrenuestro – Nuestra Voz

Pero este texto del Evangelio San Lucas contiene mucho más y es muy rico en cuanto a riqueza espiritual. 

Aquel amigo inoportuno nos muestra hasta qué punto es importante pedir con perseverancia. Y es que aquel hombre sabía que su amigo, a fuerza de insistir, iba a proporcionarle aquello de lo que tanto había necesidad. Y eso espera Dios de sus hijos, nosotros los hombres, cuando nos dirigimos a su corazón misericordioso. No quiere, por tanto, que hagamos como si la oración no tuviese importancia para nosotros sino, al contrario, como lo que es: una forma gozosa de acercarnos a su corazón. 

Por eso dice Cristo que pidamos porque Dios nos va a dar. Y que busquemos porque sólo quien busca puede encontrar; también que llamemos a la puerta del corazón del Padre porque siempre está dispuesto a abrir a sus hijos. 

Pero hay más. 

Como ejemplo de cómo es Dios, el padre que da lo que le pide el hijo, es muestra de hasta dónde nuestro Creador puede llegar con nosotros, sus hijos. 

Sin embargo, este texto, aquí mismo, contiene algo que no deberíamos olvidar nunca. Y es que dice Jesús que somos malos. 

Esto dicho, así, podría parecer un poco exagerado por su parte. Sin embargo, Quien tan bien conoce la naturaleza de sus hermanos los hombres, bien sabe que, al contrario de lo que muchos piensan acerca de que “todo el mundo es bueno” la verdad es que, por lo general, buenos del todo, lo que dice buenos del todo… sólo Cristo y, como dice el Maestro, Dios. Y basta. El resto, como poco, pecadores de tomo y lomo. 

 

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren dirigirse a Dios porque no esperan nada del Padre.

Roguemos al Señor

Pidamos a Dios por todos aquellos que no saben cómo dirigirse a Dios.

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a saber hablar contigo en la oración.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

El Padre Nuestro… y no hace falta decir nada más.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

21.07.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Las matemáticas de Dios

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Las matemáticas de Dios

El perdón eleva al cuadrado el valor de la caridad.” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, n.º 607)

No podemos negar que, según solemos ser, el perdón no es algo que nos resulte fácil. Es más, hay veces que decimos eso tan socorrido de “eso es imperdonable”…

Nuestra naturaleza humana suele tender a guardarnos bien dentro las asechanzas de quien nos haya asechado y no practicamos mucho el sano y espiritual deporte de perdonar. Y bien sabemos que eso no es lo quiere Dios ni, claro, tampoco Jesucristo que fue quien nos dio, hasta el mismísimo extremo, unas buenas lecciones de saber perdonar .

Como ya podemos imaginar, nuestro buen amigo Lolo no podía pensar lo mismo que muchos solemos pensar en muchas de las ocasiones en las que deberíamos perdonar pero no lo hacemos. Y eso muestra un espíritu limpio porque demuestra que entendió a la perfección la santísima Voluntad de Dios.

Como bien sabemos, el Apóstol de los gentiles nos dice en un momento determinado de su Epístola a los Corintios (13,13) que “Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y la caridad. Pero la mayor de ellas es la caridad”.

También sabemos por el mismo Apóstol que aún siendo muy importantes la fe y la esperanza, en el Cielo sólo permanecerá la Caridad porque la fe y la esperanza se verán colmadas…

Esto de arriba lo decimos y ponemos aquí para dar la mayor importancia (que es la quiere darle el Beato Lolo) a la caridad pues sólo así se puede llegar a entender el valor que tiene el perdón, perdonar.

Pues bien, podemos decir que las matemáticas de Dios tienen también su importancia porque no es lo mismo que las “cuentas” las hagamos nosotros a que las haga el Creador, el nuestro y el de todo lo existente.

Siempre hemos tenido claro que el Todopoderoso sabe contar muy bien. Así, cuenta tanto nuestro fallos como nuestros aciertos y los apunta donde deban ser apuntados (que es algo que sólo acabaremos de entender con nuestra muerte y el Juicio particular al que seremos sometidos…) para que nuestra alma no pueda argumentar algún olvido inexplicable.

Entonces… cuando nos encontramos ante una situación ante la cual podemos optar por perdonar o no perdonar deberíamos tener siempre en cuenta que Dios tiene muy claro la importancia que tiene la caridad que es el amor dicho de otra forma.

Así, lo dice San Juan cuando en el versículo 8 del capítulo 4 de su Primera Carta dice “El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”; también cuando un poco más adelante (versículo 20 del mismo capítulo) escribe que “Si alguno dice ‘Yo amo a Dios’, pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. Y todo esto sin olvidar lo que es más importante y que conocemos como el Mandamiento del amor que es puesto sobre la mesa cuando Cristo dice (Mt 22, 37-40): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basan toda la Ley y los Profetas.Ahí queda eso para que nadie duda acerca de esto…

Se puede apreciar muy fácilmente que la caridad no es algo que está puesto por Dios como posibilidad de hacer que no tenga importancia sino que, al contrario, la tiene y mucha. Pues bien, según nos dice Manuel Lozano Garrido cuando perdonamos no es sólo que podamos quedarnos muy tranquilos y podemos allanar nuestro camino espiritual por el mundo sino que es tenido en cuenta como una “doble” caridad lo que eleva en mucho el valor de lo que hacemos.

En todo caso con esto se demuestra que aquí también la forma de ver las cosa por parte de Dios es bien distinta a la que tenemos sus hijos porque, en realidad, su corazón es mucho más tierno que el nuestro. Y, en realidad, son unas buenas matemáticas que nos vienen la mar de bien a la hora de nuestras “cuentas”…

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (122)

El Universo es un libro de horas donde las galaxias cantan maitines y laudes cuando el hombre descansa.

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

20.07.25

La Palabra del Domingo  - Domingo, 20 de julio de 2025

 

Resultado de imagen de SAnta Biblia Lc 10, 38-42

 “38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, 40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: ‘Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.’ 41 Le respondió el Señor: ‘Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; 42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.”

  

COMENTARIO

Los amigos de Jesús

En cuanto hombre que era, el Hijo de Dios también tenía amigos. No nos referimos a los apóstoles que, por supuesto, eran amigos suyos sino a los que habían compartido su infancia y su amistad llegaba hasta ahora mismo, cuando había empezado su predicación entre el pueblo elegido por Dios. 

No podemos negar que aquellos amigos eran muy especiales. Y es que Marta, María y Lázaro se cuentan entre los que son importantes en la vida del Maestro. Y así como ahora lo vemos visitarlos, es más que seguro que muchas otras veces, no recogidas en los Evangelios, hizo lo mismo pues gustaba y gozaba con su compañía. Cada uno de ellos era como era. Es decir, tanto Marta, María como Lázaro tenían su forma de ser particular y en este texto del Evangelio de San Lucas, muestran, precisamente, eso.

 

Diversas actitudes ante la fe 

Ciertamente Marta estaba preocupada por atender lo mejor posible a la visita. Es decir, nos la podemos imaginar atareada de un lado para otro aunque, en realidad, no hace falta ni eso porque este texto bíblico ya nos lo dice: andaba atareada

Aquello, lógicamente, no era mala cosa porque quien recibe a alguien en su casa espera atenderlo lo mejor posible y que no pueda pensar que no lo tiene en cuenta como amigo. 

Lectio Divina: 6 de octubre de 2020 - Iglesia en Aragon

Marta, pues, dirige todo aquel movimiento que, esto sí podemos imaginárnoslo porque no se nos dice, que sería grande porque no es posible ni pensable que Jesús acudiera solo a visitar a sus amigos. Por lo menos, como poco, irían con él sus apóstoles que eran doce y no podemos dar por imposible que no fueran otros más.

Pensemos, por ejemplo que fuese Jesús con sus apóstoles. Entonces eran 13 personas que, de golpe y porrazo en una casa pueden causar un estrago grande en cuanto a circunstancias. Y eso era lo que estaba atendiendo Marta de la mejor manera posible que sería, seguramente, bastante buena. Y es que es casi seguro que tuvieran servidumbre y no vivieran ellos solos.

 

Lo que verdaderamente importa

 

Que Marta le plantease a Jesús aquella situación (ella trabajando sin parar, María allí sentada sin hacer más que escuchar al Maestro) no es nada extraño. Sentía, es posible, hasta un poco de rabia por no poder sentarse a escuchar lo que decía su amigo a quien tan bien conocía desde hacía tantos años. 

Pero Cristo, como es de esperar, sale por otro lado que Marta no espera. 

Jesús había venido al mundo a enseñar lo importante y a desdeñar lo que era superfluo. Y eso era lo que procuraba que llegara a los corazones de aquellos que le escuchaban. Y eso era lo que hacía ahora con su amiga Marta que tan preocupada estaba con el hecho de que su hermana María no le echara una mano en la tarea de atender a la visita. 

Aunque Cristo no quisiera que aquello pudiera parecer una reprimenda lo era en toda regla. Marta debía comprender que sólo había una cosa importante: escucharlo a Él y, sobre todo, llevar a la práctica lo que enseñaba. Y no podía negar la hermana de María que esta estaba en mejor posición que la protestona y algo llorica Marta. 

 

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que creen que las cosas del mundo son más importantes que las de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar al Maestro.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a querer escuchar la Palabra en boca de Cristo.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Saber lo que en verdad nos importa es algo ciertamente importante en nuestra vida del alma.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.