Tamayo, Masiá y compañía: teólogos y bases con raíces podridas
Hay personas que manifiestan una perseverancia en el mal algo excesiva y se recrean, incluso, en dar a conocer unas ideas algo trasnochadas y pasadas de moda religiosa.
Al parecer han sido capaces de ponerse de acuerdo 300 personas (teólogos y responsables de comunidades de base) para firmar un documento que, abundando en lo de siempre, trata de zaherir a la Iglesia católica a la que dicen pertenecer siendo, en realidad, la verdad, que su permanencia en ella es fruto de la pura inercia eclesial.
Ayer miércoles, 8 de abril, recogía Religión Digital (¡Por supuesto!) una noticia en la que se daba cumplida información de la conformación de un documento titulado “Ante la crisis eclesial”.
La tal crisis la deben haber deducido de su escaso apego a la Iglesia católica a la que dicen pertenecer siendo, en realidad, la verdad, que su permanencia en ella es consecuencia de la falta de actuación de sus superiores espirituales que no cumplen, siempre (¿Alguna vez?) con su obligación de corrección algo más que fraterna.
Pues bien, dicen unas cosas…
Por ejemplo, que constatan la “pérdida de credibilidad de la institución eclesial” cuando, en realidad, lo que pasa es que, de forma perversa y continuada, personas como las firmantes del documento citado arriba, van sembrando la especie de que la Iglesia católica no tiene la credibilidad que se supone tiene que tener.
Ya sabemos que la credibilidad, para ellos, es estar a favor del aborto, de las manipulaciones genéticas y de toda barbaridad que pueda parecer progre.
Sin embargo, bien sabemos que ser creíble no depende de que personas bastante alejadas de lo que se debe creer entiendan que es la credibilidad. Eso es seguidismo del absurdo y de la pretensión vana.
Por ejemplo, cuando escriben sobre la ruptura de Lutero creen, además de que no fue legítima, que no “pueden tensarse las cuerdas demasiado”
Ahora podemos preguntar lo siguiente: ¿Quién tensa las cuerdas? En realidad, bien sabemos que los tensadores profesionales de cuerdas espirituales son aquellos que quieren que se rompa la cuerda y se dé bruces en el suelo la Iglesia católica o, como gustan llamar, la “jerarquía eclesiástica”, verdadera bestia negra para tales teólogos progres y comunitarios de base.
Por ejemplo, por dos veces dicen que no se van a ir de la Iglesia católica:
1.-“No vamos a romper con la Iglesia, ni aunque hayamos de soportar las iras de parte de su jerarquía”.
2.-“Tampoco vamos a romper, porque la Iglesia a la que amamos es mucho más que la curia romana”.
Pues, francamente, para la labor que hacen de cizaña lo mejor sería que rompieran y formaran una iglesia al estilo de la protestante porque protestar es lo único que hacen.
Sin embargo, han de saber que, en realidad, no hay quien les siga y que, por más que firmen documentos al dictado de la progresía eclesial, sí que se puede decir de ello eso con lo que se acusa, en las manifestaciones de la derecha, a ciertos medios de comunicación y contadores “oficiales” de cifras: “luego diréis que somos cinco o seis”. Y lo son, o pocos más.
Además, se creen enviados de Dios cuando dicen que “La Escritura, hablando de los grandes profetas, enseña que su destino no es el protagonismo sino la incomprensión”, pues confunden la falta de comprensión de los profetas bíblicos con lo ridículo de las pretensiones de los teólogos progres.
Y, por cierto, no es que no quieran protagonismo, pues siempre lo buscan con documentos como éste. La verdad es que la insignificancia de sus propuestas les quita la poca presencia que la caridad cristiana permite que aparezca.
Y todo eso… ¿Es tan raro?
Pues no, por lo que sigue.
Sabiendo que, entre los firmantes de tal documento se encuentran, nada más y nada menos que Juan José Tamayo (¡Sí, Tamayo!, el Director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid) y Juan Masiá Clavel (¡Sí, Masiá!, el jesuita y perito en manipulaciones genéticas y espirituales), es fácil explicarse que se pueda decir lo que se dice sin siquiera ruborizarse.
Para que eso sea posible hace falta algo de decoro espiritual. Y, claro, no es el caso.
13 comentarios
Esto es demasiado
¿Quién goza de la complacencia, la comprensión y la simpatía de este mundo post cristiano? ¿Quién tiene el protagonismo? ¿Quién tiene el espacio en El País y los minutos en televisión a pesar de no representar más que a si mismos y poco más? Los Küng, Boff, Tamayo y Cía.
Pésimo ejemplo el de los grandes profetas, señores subersivos de la autodemolición eclesial.
Efectivamente, las personas nombradas por Ud. (y otras) son las que quieren tener el protagonismo. Por eso dicen lo que dicen y escriben lo que escribe.
Y a nosotros no nos queda otro remedio de poner, en cuanto podamos, coto a tales desmanes.
Le estoy dando estos días un repaso a la "Subida del Monte Carmelo" de S. Juan de la Cruz y, me asombro y me maravillo, a no más poder y etc, etc. Enfín. Ellos sabrán lo que hacen.
Seguro que saben lo que hacen... pero de forma y manera equivocada.
Suena mejor: buenismo bobo, rollito facilón, incompetencia solemne, ect, etc ¿ No te parece más sonoro y entrañable?
Gracias, en qué estaría pensando yo para equivocarme en un nombre que tanto utilizo.
Me gustaría, a mí (y seguro que a muchas personas) que quien corresponda hiciera lo que tiene que hacer.
Ciertamente lo que Ud. dice es bastante preocupante y muestra cómo son ciertas personas.
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