San Josemaría: ser santos, hoy día, desde un santo de hoy
Si hay un santo, digamos, de lo ordinario, no es otro que San Josemaría, fundador del Opus Dei. Muy bien nos puede servir de ejemplo para contemplar la santidad hoy día, en el presente en el que estamos, en (como dirían antaño) el siglo y tratar de saber si es que es posible llegar a santificar nuestras vidas y ser, en efecto, y para beneficio de la humanidad, santos en ejercicio presente.
Dice San Josemaría (en Surco, 314) lo siguiente que puede mover a una pequeña reflexión sobre el tema que aquí tratamos y que no es otro que la, digamos, santidad alcanzable por cada uno de nosotros: “¿Quién ha dicho que, para llegar a la santidad, sea necesario refugiarse en una celda o en la soledad de una montaña?”, se preguntaba, asombrado, un buen padre de familia, que añadía: “entonces serían santas, no las personas, sino la celda o la montaña. Parece que se han olvidado de que el Señor nos ha dicho expresamente a todos y cada uno: sed santos, como mi Padre celestial es santo”.
—Solamente le comenté: “además de querer el Señor que seamos santos, a cada uno le concede las gracias oportunas”.
A raíz de la noticia según la cual se va a proceder, en breve, a elevar a los altares a seis beatos (entre ellos los padres de Sta. Teresita de Lisieux), en unas ceremonias que se llevarán a cabo (de ahí lo de la brevedad apuntado antes) entre los meses de septiembre y octubre próximos, me ha movido a escribir sobre si es posible, hoy día, ser santo y, sobre todo, sobre la voluntad de santificar nuestra vida que, en realidad, tenemos.
Hoy, pues, no hay polémicas, sino pura manifestación del Espíritu Santo en nuestra vida. Es más, ¿Es eso posible?
Comienzo haciendo uso, otra vez, de un texto de San Josemaría que, sobre el caso especial de los santos, desmitifica mucho lo que se puede pensar de ellos. Dice que “No miramos al mundo con gesto triste. Involuntariamente quizá, han hecho un flaco servicio a la catequesis esos biógrafos de santos que querían, a toda costa, encontrar cosas extraordinarias en los siervos de Dios, aun desde sus primeros vagidos. Y cuentan, de algunos de ellos, que en su infancia no lloraban, por mortificación no mamaban los viernes… Tú y yo nacimos llorando como Dios manda; y asíamos el pecho de nuestra madre sin preocuparnos de Cuaresmas y de Témporas…” (Es Cristo que pasa 9)
Por eso, no se requiere, como puede pensarse, una actitud que esté más allá del mundo el que estamos sino, al contrario, una que lo sea favorable a la santificación del mismo pero teniendo en cuenta, muy en cuenta, a Dios y a su voluntad.
Por eso escribiría en “Es Cristo que pasa” (96) que “La santidad: ¡cuántas veces pronunciamos esa palabra como si fuera un sonido vacío! Para muchos es incluso un ideal inasequible, un tópico de la ascética, pero no un fin concreto, una realidad viva. No pensaban de este modo los primeros cristianos, que usaban el nombre de santos para llamarse entre sí, con toda naturalidad y con gran frecuencia: os saludan todos los santos, salud a todo santo en Cristo Jesús”.
Y, más allá de lo que pudiera pensarse que es la santificación (los grandes hechos, las grandes hazañas llevadas a cabo en el mundo) muy otra cosa es lo que hemos de llevar a cabo: un comportamiento adecuado a nuestra fe cristiana - católica -, un proceder que se corresponda con nuestras creencias, un amor a la Iglesia como Casa de Dios y como hogar donde nuestro corazón habite.
Pero, además, no podemos olvidar que “Hay muchas almas alrededor de nosotros, y no tenemos derecho a ser obstáculo para su bien eterno. Estamos obligados a ser plenamente cristianos, a ser santos, a no defraudar a Dios, ni a todas esas gentes que esperan del cristiano el ejemplo, la doctrina” (Es Cristo que pasa 124)
Por tanto, hacer lo que de nuestra parte corresponda y, sobre todo, dejar hacer al hermano en la fe, para que, con su proceder dignifique su vida de cristiano y sepa encaminar sus pasos hacia el definitivo Reino de Dios, al cual todos tenemos derecho por filiación divina.
Porque debemos saber que “Un hijo de Dios trata al Señor como Padre. Su trato no es un obsequio servil, ni una reverencia formal, de mera cortesía, sino que está lleno de sinceridad y de confianza. Dios no se escandaliza de los hombres. Dios no se cansa de nuestras infidelidades. Nuestro Padre del Cielo perdona cualquier ofensa, cuando el hijo vuelve de nuevo a El, cuando se arrepiente y pide perdón. Nuestro Señor es tan Padre, que previene nuestros deseos de ser perdonados, y se adelanta, abriéndonos los brazos con su gracia” (Es Cristo que pasa 64).
Además, no podemos olvidar lo dicho por San Pablo en su Primera Epístola a Timoteo (2:3-4) y que no es otra cosa que “Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad”
Y vuelvo a preguntar: ¿Es, esto, posible?
En “Conversaciones” (68) dice, de nuevo, San Josemaría que “Mi única receta es ésta: ser santos, querer ser santos, con santidad personal”. O lo que es lo mismo, voluntad de serlo.
Es decir, que depende de cada uno de nosotros, de nuestra actitud ante las circunstancias de la vida por las que pasamos, que se pueda decir de nosotros, como se decía de los primeros cristianos, “mirad cómo se aman”.
Y, para eso, “Nos quedamos removidos, con una fuerte sacudida en el corazón, al escuchar atentamente aquel grito de San Pablo: ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación. Hoy, una vez más me lo propongo a mí, y os recuerdo también a vosotros y a la humanidad entera: ésta es la Voluntad de Dios, que seamos santos” (Amigos de Dios 94)
Seguramente, habrá otros santos que puedan inspirar, más, a otras personas, seguramente también San Josemaría no será muy del “gusto” de otras personas. Pero a mí, como persona que vive en el comienzo, digamos, del siglo XXI, un santo tan “ordinario” como San Josemaría inspira, en mi corazón, la seguridad de que podemos ser santos y que dejar tal actitud para determinadas personas es, sólo, ejemplo de poco arrojo y poca puesta en práctica de la fe cristiana.
Pues yo dejo, a cualquiera, tan importante tarea a llevar a cabo en sus manos.
21 comentarios
En serio, si quieres conocer la humildad de la santidad de lo pequeño y diario, busca al beato Francisco Gárate en google, buigle...
Lo voy a hacer ahora mismo pero no creo que una cosa quite la otra.
Yo no soy miembro del Opus Dei pero creo que, a veces, es importante dar a conocer aspectos de una persona que nos pueden ayudar a todos, independientemente de lo que pueda pensarse sobre la línea religiosa de tal persona.
Pero gracias por tu aviso pues, como es lógico, yo no conozco a todas las personas ni la santidad, por supuesto, que puedan atesorar.
RNA no tengo dudas de que eres una elegida para la santidad de algunos entre ellos un humilde servidor.
Que Dios te bendiga.
en vacaciones te superas, qué aburrrida anda esta pobre mujer. Qué persecución, tía, qué triste lo tuyo.
Veo que sigues obsesionada. No soy MNB, ni tengo nada que ver con él.
Y no tengo ningún interés en perseguirte Yolanda. Tal vez, como mucho me gustaría que algún día reconocieses ese mismo defecto en tí.
Todavía quedan tus perlas en mis blogs llamandome de todo menos bonita. Es tu estilo personal, tu sello de identidad.
Pero como dice MNB que Dios te bendiga.
(cómo si no estuvieran también por ahí dispersas todas tus calumnias, y a las otras chifladas perseguidoras coleguis de la Bellver, que-me-de-jen-en-paz)
Yo sé que, seguramente, tenéis muchas cosas que deciros que no son, siempre, agradables ni de decir ni de oír (por la otra parte) pero, a mí me gustaría que volviéramos, si es posible, al tema
de hoy respondiendo a las preguntas:
¿Es posible ser santos hoy día?
¿A quiénes tenemos que tener como ejemplo para conseguir tal
realidad espiritual pero, a la vez, puramente práctica?
Que cada cual aporte lo que crea conveniente porque estoy seguro
que cada una de las personas que he citado arriba saben qué
decir sobre esto.
Creo, así, que podremos obtener alguna conclusión que nos pueda
servir a todos.
Por cierto, RNA, he leído lo que he podido encontrar del beato
Gárate y me ha impresionado su entrega y el ambiente de silencio
espiritual con la que lo hacía. Espero que, pronto, acabe el
proceso de canonización y lo podamos invocar como santo porque de
esta forma ya podemos hacerlo:
"Amorosísimo Dios, que nos mostrasteis con las admirables virtudes del beato H. Francisco Gárate, cuán dichosa es a
vuestros ojos la vida escondida en humildad, obediencia y trabajo:
dignaos glorificar a vuestro siervo ante la Iglesia, concediéndonos
la gracia que pedimos por su intercesión, si ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de nuestras almas. Así Sea.
(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)
Pues eso, que así sea y que Amén.
Pues para mí es un gozo poder hacer tal cosa porque creo que es una labor importante que no podemos olvidar: dar a conocer a aquellas personas que nos han precedido y que tanto nos pueden enseñar.
Tengo varios familiares en esta institución y son un ejemplo de un montón de cosas que, sinceramente, no creo que hicieran con tanta abnegación si no fueran de la Obra.
Pero, como decía san Jose María: cada caminante, siga su camino.
Pax
Yo creo que, a pesar de que no se pueda estar de acuerdo siempre con lo que se pueda hacer en el Opus Dei (quien no lo esté, claro) la verdad es que, para la vida común, la vida ordinaria, tener una fuerza espiritual como la que emana de lo dicho por San Josemaría en este aspecto (y en otros) es algo que no podemos dejar perder y, sobre todo, que no podemos dejar de anunciar.
todo lo bueno y lo positivo, y más si es de Dios hay que anunciarlo, claro que sí. Cada uno tomará de ello lo que le aprovechepara acercarse a Él y ayudar a los demás.COn la ayuda del Opus Dei, del hermáno Gárate o de un santo medieval cuya vida y doctrina nos han tocado el corazón.
Véase, por ejemplo, San Francisco, Sto. Tomás de Aquino (y muchos otros posteriores y actuales)
Qué razón tienes porque, al fin y al cabo, no podemos descartar lo bueno dicho y hecho por nadie dentro de la Iglesia católica e, incluso dentro de otras realidades cristianas (quiero decir protestantes) en lo bueno que puedan tener.
Creo que, a este respecto, fue San Pablo quien dijo algo así coo "escúchalo todo y quédate con lo bueno"
Pues eso: con lo bueno hemos de quedarnos.
Te doy la razon el Hno Garate deberia estar canonizado. El si que estuvo entregado en lo pequeño y lo humilde, quiza por eso su proceso va tan lento.
Yo como AA jesuita me alegraría mucho que mi amada Compañía diera un santo a la Iglesia.
Yo de San Josemaria nunca entendere porque se rehabilitó un Marquesado, lo siento pero es que me cuesta entender como un cura pudiera cometer algo así. Cuando vemos el ejemplo de San Francisco de Borja....pero vamos yo entiendo que a la aristocratas les atraiga tales acciones.
Yo me quedo con el santo portero, aunque igual no sea muy chic.
Yo ya le he encomedado al hermano Gárate una imposible.
Pero hay santos de la compañía a raudales. Y recientemente tenemos un San José María: José María Rubio, una antigua devoción de mis mayores. "Vivis como láparas encendidas" decía el Padre Rubio, san José María Rubio, tan distinto y humilde. "Haced lo que Dios quiere. Quered lo que Dios hace", decía también. Qué difícil es querer lo que Dios hace, ¿verdad?
Hazme un favor, Josafat. Pide al beato hermano Gárate que interceda por una intención mía muy, muy, muy difícil. Y que Dios disponga.
pero con el padre Rubio no queiro cometerlas:
"Vivid como lámparas encendidas"
ahora sí está bien
recuerda, Josafat, lo de mi intención y el hermano Gárate
Que casualidad, pero por otro lado no me extraña, somos unos cuantos los AA repartidos por el mundo.
Por supuesto que pedire una intercesion al Hno Garate.
Siguiendo mi comentario acerca de San Francisco de Borja, no puedo dejar de recordar una cita de Carlos V, que en su retiro de Yuste, le dijo a su hijo de Felipe II: "Mi retiro no es nada comparado al de Borja".
Si un Grande de España fue capaz de renunciar a lo que renuncio, cualquiera podemos renunciar a las multiples chorradas de la sociedad consumista.
En cuanto a San Jose Maria Rubio, que decir.....otro gran santo, cuyo ejemplo me reconcilia con los jesuitas. Durante cierto tiempo critique bastante la postura adoptada por Arrupe y precisamente santos como el "Aposto de Aranjuez" me hicieron ver que la preocupacion social siempre fue un sello iganaciano al que no se puede renunciar por mucha élite que se eduque.
Yo personalmente admiro bastantes facetas de San Josemaria, pero lo del Marquesado pues no. Asimismo me parece que la defensa de tal accion generalmente se cae por sus incoherencias.
¿No seria más fácil reconocer qué tuvo un exceso de soberbia? Ha habido santos que han hecho cosas peores. Pero bueno alla ellos.
PD: no me olvido de tu peticion, que Dios te asista, previa interecesion del Hno Garate.
Josafat
Teniendo en cuenta que la coherencia es uno de los puntos sobre los que más me fijo os tengo que decir una cosa.
Como mi ignorancia sobre tantas cosas relacionadas con la Iglesia católica, sus santos, beatos o simples fieles es tan grande, desconocía lo del Marquesado de Peralta.
He acudido a un artículo del libro Los años mentidos, de Ricardo de la Cierva, persona por la que, como historiador, tengo un gran respeto y una gran admiración.
De lo leído ahi y, teniendo en cuenta que Ricardo de la Cierva no es una persona que hable por hablar y que diga lo que quiera decir sin tener en cuenta la verdad de los hechos y los datos, tengo que decir que el tema del Marquesado puede haber sido, muy bien, algo excesivo. Lo que quiero decir es que es posible que haya pecado de soberbio San Josemaría en su día, aunque también es posible que de lo que parece una falsificación documental (o de fecha) él mismo no supiera nada. Pero eso no le quita ni un ápice a la espiritualidad del Opus Dei ni al propio santo fundador de la Obra.
Seguramente, también él sabría, San Josemaría, que podía pecar, como todos los seres humanos, en algunas de la formas posibles.
Y esto lo digo para que, sobre todo, RNA, no piense que aunque yo defienda, o pueda defender a San Josemaría no voy a reconocer lo que está mal o pueda estar mal.
Además. RNA sabe de todo y ha tenido experiencia con todo tipo de personas, movimientos eclesiales, y siempre es todo negativo, que raro ¿no?
Elias a mi tampoco me gustan las peleas y menos en un sitio en que se habla de religión, se puede exponer el punto de vista sin faltar a nadie
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