La Palabra del Domingo - 5 de abril de 2009 - ¿Eres tú el Rey de los judíos?

biblia

Mc 15: 1-39. Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron.
Jesús, dando un fuerte grito, expiró
.

1 En cuanto amaneció, los sumos sacerdotes se reunieron en Consejo con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín. Y después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.

2 Este lo interrogó: “¿Tú eres el rey de los judíos?". Jesús le respondió: “Tú lo dices".

3 Los sumos sacerdotes multiplicaban las acusaciones contra él.

4 Pilato lo interrogó nuevamente: “¿No respondes nada? ¡Mira de todo lo que te acusan!".

5 Pero Jesús ya no respondió a nada más, y esto dejó muy admirado a Pilato.


6 En cada Fiesta, Pilato ponía en libertad a un preso, a elección del pueblo.

7 Había en la cárcel uno llamado Barrabás, arrestado con otros revoltosos que habían cometido un homicidio durante la sedición.

8 La multitud subió y comenzó a pedir el indulto acostumbrado.

9 Pilato les dijo: “¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?".

10 Él sabía, en efecto, que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia.

11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la multitud a pedir la libertad de Barrabás.

12 Pilato continuó diciendo: “¿Qué quieren que haga, entonces, con el que ustedes llaman rey de los judíos?".

13 Ellos gritaron de nuevo: “¡Crucifícalo!".

14 Pilato les dijo: “¿Qué mal ha hecho?". Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: “¡Crucifícalo!".

15 Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.

16 Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia.

17 Lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron.

18 Y comenzaron a saludarlo: “¡Salud, rey de los judíos!".

19 Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje.

20 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo.


21 Como pasaba por allí Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que regresaba del campo, lo obligaron a llevar la cruz de Jesús.

22 Y condujeron a Jesús a un lugar llamado Gólgota, que significa: “lugar del Cráneo".

23 Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó.

24 Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno.

25 Ya mediaba la mañana cuando lo crucificaron.

26 La inscripción que indicaba la causa de su condena decía: “El rey de los judíos".

27 Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

28 .

29 Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: “¡Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, 30 sálvate a ti mismo y baja de la cruz!".

31 De la misma manera, los sumos sacerdotes y los escribas se burlaban y decían entre sí: “¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo!

32 Es el Mesías, el rey de Israel, ¡que baje ahora de la cruz, para que veamos y creamos!". También lo insultaban los que habían sido crucificados con él.

33 Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; 34 y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: “Eloi, Eloi, lamá sabactani", que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

35 Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: “Está llamando a Elías

“.

COMENTARIO

Tan sólo la Verdad

Evidentemente, el relato que hace el evangelista Marcos es, digamos, el de las últimas horas de la Pasión de Nuestro Señor y comprende todo el proceso de sufrimiento físico y espiritual por el que tuvo que pasar el Hijo de Dios.

Sin embargo, me voy a detener en la conversación que Jesús tiene con Pilato. Para eso traigo, aquí, el texto que sobre el mismo episodio escribió el evangelista Juan porque complementa lo recogido por Marcos y ayuda a comprender, mejor, la totalidad de lo que pudo suponer tal encuentro porque el resto de la Pasión de Nuestro Señor es resultado directo de la tal conversación. De haber respondido como quería oír Pilato, nada de lo que después sucedió hubiera acaecido o lo hubiera hecho de otra forma. Pero, por eso Jesús era Dios hecho hombre.

Jn 18, 33b-37

“¿Eres tú el Rey de los judíos?”

34 Respondió Jesús: “¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?”
35 Pilato respondió: “¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”
36 Respondió Jesús: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.”
37 Entonces Pilato le dijo: “¿Luego tú eres Rey?” Respondió Jesús: “Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz
.”

1.- Aunque este texto corresponda, como es sabido, a lo sucedido en el palacio de Pilato, en un momento muy concreto y conocido de la vida de Jesucristo, sin embargo vale también, como todos los evangelios, para plantear una cuestión de importancia. En este caso este diálogo entre Jesús y el romano fue, preludio del sufrimiento que la flagelación infligió en el cuerpo de Cristo, es buen ejemplo de que los textos sagrados valen siempre y siempre nos ilumina acerca de que no son algo pasado sino de que ahora, ahora mismo y, por tanto, son nuestro faro.

2.- En cuanto al poder, a poderes, Pilato, como no se podía esperar otra cosa, se comporta como hombre, pegado al siglo. Tiene interés en saber si Jesús es Rey. También preguntará, aunque ahora no, qué es la Verdad. Está claro que el sentido utilitario, meramente subjetivista del Gobernador romano, le dificultaba entender que existiera algo que fuera exacto, firme, Verdad.

3.- Parece que Jesús pregunta si lo que le dice Pilato es responsabilidad suya o es de alguien distinto, refiriéndose, claro, a los judíos (a otros judíos, pues Jesús también lo era); lo que le dice de su reinado, quiero decir. Bien sabía Jesús a quien se refería, pero daba la oportunidad a Pilato de pronunciarse. A pesar de esto, aún le da la oportunidad, valga la redundancia, ahora de aquel a Jesús, de decirle que qué había hecho, si había hecho algo para que los suyos le hubiesen entregado. Pretendía, seguramente, exculparlo si le decía lo que él quería oír, aún sin saber qué era lo que podría decirle, pues en cuestiones religiosas judías no era, digamos, muy ducho. Y, seguramente, le importaban muy poco.

4.-Pero Jesús sabe que es Rey de un Reino, de un reino al que muchos esperan llegar desde hace muchos siglos pero que por desgracia y de forma equivocada, al tergiversar la voluntad de Dios, no llegan.

Aquí podemos encontrar algo de suma importancia. Dice Jesús que este mundo no es lugar para su Reino y que este mundo, a contrario, puede entenderse, al decir que los suyos no han salido en la defensa de ese Reino terreno que ha quedado, así, para los judíos (en el sentido de que lo terreno ha quedado para aquellos que no supieron seguir las indicaciones de Dios) Por esto Él ha venido. Él ha venido para transmitir la Verdad, lo que es fundamento de su Reino, lo que se ha de seguir para que el camino sea el correcto.

Por lo tanto, no despegar los pies del suelo que pisamos es negativo para nuestro devenir espiritual; no seguir, de paso, hasta llegar a ocupar alguna de las estancias que Jesús nos está preparando es algo que puede imputarse a nuestra tibieza como cristianos, a la preferencia que manifestamos por las cosas de aquí, sometiendo nuestra vida a una relación horizontal con nuestros semejantes y olvidando, las más de las veces, la que lo es vertical, directa, con Dios.

5.- Por fin, Jesús, nos da la clave para evitar todo lo dicho hasta ahora, todo lo malo, todo lo que no nos conviene para nuestra salvación, donada por Dios. Como tantas veces dice que primero se ha tener fe. Ser de la Verdad, dice. Y en segundo lugar, luego, escuchar su voz. Por no someter a los hombres a su persona como si se tratase de una relación de dominio, primero les pide que sean de la Verdad (y ya sabemos lo que esto quiere decir) y luego espera que escuchen su voz, con la que se confirmará todo lo que creían, eso que Él viene a decir y a traer.

6.- Nosotros también tenemos la oportunidad que Dios da a todos sus hijos de escoger entre el mundo y Él, entre el sometimiento a lo mundano o aspirar a conocer el Reino del Padre. Pero ya sabemos que primero hemos de creer, si es preciso, con ayuda de quien ya crea; o sea, ser de la Verdad.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a entender la Pasión de Tu Hijo como la entrega del Bien para vencer al Mal.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado del Servicio de Biblia de www.catholic.net

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