Juanjo Abad (autor del libro de EpC de Mcgraw Hill): razones de una sinrazón
Navegando por internet para buscar información sobre Juan José Abad, el autor del libro sobre Educación para la Ciudadanía de la editorial Mcgraw Hill, me llegó a los ojos una entrevista publicada en el diario “Público” que explica, a la perfección y sin sacarlo de contexto, lo que una persona es o, al menos, dice ser.
Son, simplemente, razones de una sinrazón.
1.-A la pregunta “¿Por qué deben enseñarse estas cosas en clase?”, contesta:
“Es importante y punto. Hace muchos años, Gregorio Peces Barba dijo que era necesario convencerse de que la Ética importaba más que las Matemáticas. Con esta asignatura ocurre lo mismo. Es importante ser un buen ciudadano”.
Cuando se pone de ejemplo a Peces Barba y, antes se ha dicho que la razón fundamental para que enseñan tales cosa es que es “importante y punto” se muestra una faz bastante totalitaria.
Si, además, se sostiene que EpC importa más que las Matemáticas es que, sin duda, va a ser engañado en sus contratos pero, seguro, le pondrá una buena cara al timo contractual, por ser buen ciudadano.
2.-A la pregunta “¿Por qué se han opuesto los padres católicos?”, contesta:
“Sus quejas no pueden ser más extravagantes. No hay que dramatizar con la materia. La Iglesia ha sido y es la gran adoctrinadora”.
Todo lo contrario. Aquí ninguna queja de los padres vaga fuera de lo que corresponde estar porque se trata de una queja, precisamente, relativa a la moral que se intenta imponer. Por lo tanto, de extravagante, nada de nada sino totalmente adecuada la queja y, por tanto, la objeción de conciencia.
¡Atentos, ahora, a la definición tácita de una ideología!:
“La Iglesia ha sido y es la gran adoctrinadora”
Esto evita, por así decirlo, hacer algún comentario más sobre esta gran falsedad pseudo intelectual y encierra, a la perfección, en el redil socialista y progre, el contenido de EpC.
Decir, ahora, algo más sobre tal frase, sobra, porque queda bastante claro el jaez de las respuestas a las preguntas, el medio donde se publican, la persona que responde, el cariz de EpC, etc., etc., etc.
3.-Además, entiende que “Algunas personas han sido educadas para andar con la cabeza hacia atrás. Intentan que todo el mundo nos traguemos sus dogmas y misterios. Y otros, molestos con su paso a la oposición, emplean todos sus recursos para pintar el cielo de gris y hacer creer que con Zapatero y sus muchachos llegó la noche tenebrosa”.
En primer lugar, nadie obliga, por parte de la Iglesia ni de sus fieles, a creer en Dios ni en otra cosa. Sin embargo, sí que se obliga a creer en las ideas trasnochadas de una ideología caduca como la nacida de la Revolución Francesa y de sus seguidores sociatas.
En segundo lugar, con esta respuesta actúa, simplemente, como un simple “agradaor” porque pretende hacer, un poquito, la pelotilla al diario, digamos, de los amigos de Rodríguez Zapatero. Los llama “Zapatero y sus muchachos”. Sus muchachos los llama.
A los que han pergeñado la persecución de la asignatura de Religión Católica los llama “sus muchachos”.
A los que han hecho del matrimonio un redil donde cabe toda, imposible por otra parte, posibilidad, los llama “sus muchachos”.
A los que han favorecido la ruptura matrimonial estableciendo el divorcio exprés, los llama “sus muchachos”.
A los que intentan, como sea, imponer EpC, olvidando derechos humanos fundamentales como la libertad de conciencia, los llama “sus muchachos”.
¡Pues vaya caterva de muchachos!
Pero lo mejor viene ahora. Agárrense bien a la silla en la que estén sentados: “El Gobierno actual, aunque quisiera, no puede adoctrinar, como pasa en cualquier democracia”.
O sea, que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero no quiere adoctrinar (por eso dice “aunque quisiera” porque se supone que no quiere) y, además, no puede. Pues entonces, ¿Qué impedimento hay para que EpC sea optativa?
Ninguno. Lo único que pasa es que sí se quiere adoctrinar, se hace y por eso es obligatoria tan malhadada asignatura.
Por otra parte, dice la noticia de “Público” que el autor del manual de EpC “escribirá un libro sobre las ‘guarradas’ que se han dicho sobre la asignatura” (es de suponer que es palabra suya porque está entrecomillada, lo cual responde a una expresión exacta de quien la dice) Esto, en resumidas cuentas, lo que quiere decir es que nos llama “guarros” a todos los que hemos escrito mal sobre Educación para la Ciudadanía porque sólo los guarros pueden hacer guarradas. Aunque esto lo dijo bajo la presunción de que sea palabra suya, claro.
De hecho, ahora recuerdo que en un comentario suyo a mi artículo decía que me pondría “(con nombre y apellidos) junto con su artículo, como ejemplo de fanático religioso, mendaz y torticero que con tal de llevar a cabo apostolado católico es capaz de mentir y denigrar al prójimo”
¿Pues sabe lo que le digo?: de los guarros (llamados, también, cerdos o gorrinos) todo se puede aprovechar, pero de los buitres, que se aprovechan de la carroña oficial para llevarse algo de comer a sus estómagos, por eso, agradecidos, poco se puede aprovechar a no ser que sea obligatorio hacerlo.
Y siento no haber sido astuto como una serpiente.
De todas formas, y con esto termino con este particular tema (espero que para siempre), tampoco puede hacer, aunque quiera (y quiere), Juanjo Abad, daño a la fe católica porque es más fuerte que los siniestros intentos mundanos de llevar a nuestros hijos por caminos equivocados.
Con tan fuerte espíritu de fe que nos dona Dios ni puede él ni ninguno como él.
16 comentarios
Resulta tan chocante, gracioso (pero poco) y ridículo que se diga, aquí, en la España de Rodríguez Zapatero, que no se puede adoctrinar por estar en democracia, que lo mejor es tomarlo con un mal chiste o, simplemente, como la constatación exacta de que, efectivamente, EpC es absolutamente aberrante.
Estos indigentes morales se suelen retratar ellos solitos al abrigo de la prensa o televisión zapateril.
Y encima no tienen ningún reparo en "explicar" lo que verdaderamente supone EpC, un adoctrinamiento totalitario y vergonzante.
De verdad, como admirador suyo, le aconsejo que olvide a este analfabeto servidor del régimen, eso si, sin dejar de denunciar cuando y donde proceda los contenidos aberrantes de EpC.
Por cierto, en mi ciudad se conoce como guarros a los extremistas de izmierda (quiero decir izquierda). Igual el guarro es el y las guarradas son toda la bazofia que aparece en su ¿libro?
+ CREDO IN UNUM DEUM
Por mi parte queda olvidado hasta que, por desgracia, a uno de mis
hijos les corresponda "estudiar" tal libro de texto.
Entonces, la sentencia del Tribunal Supremo, en su parte de aviso
al adoctrinamiento, se verá aplicada.
Como es deplorable que Juanjo Abad se declare abietamente anticatolico. Si lo es, no me parece la persona adecuada para escribir un libro de estas caracteristicas, ya que lo que está dejandose ver entonces, es que la asignatura tiene, efectivamente, una dosis fuerte de anticatolicismo. Una persona que tiene esos enormes prejuicios sobre la IC, debiera escribir otro tipo de libros, no manuales formativos para futuros ciudadanos. No deberia ser escrito por ninguna persona "antinada", sino neutral, en todo caso.
Pero este articulo que publica el blogger no hace en el fondo sino darle la razon al escritor del manual. No es mas que un monton de argumentos deshilachados y superficiales. Ademas es atacante, no defensivo. Le acusa de ser un buitre, lo cual es una acusacion fuerte. El se siente acusado de ser un guarro, pero eso no justifica que a su vez ataque a Juanjo llamandole buitre. Complica las cosas. Y no da ejemplo de buen catolico. Lo que se espera de un seguidor de Cristo es mansedumbre, no revolverse contra su enemigo.
En cualquier caso, mi posicion ha pasado de ser pro a ser cuatelosa. No entiendo que se haga de una asignatura como la EpC, un vehiculo de adoctrinamiento para la juventud. Aunque debo decir que Juanjo Abad tiene razon cuando dice que la Iglesia ha sido y es adoctrinadora. Es lo que yo vivi en el colegio donde me eduque y no tengo la menor duda de ello.
En primer lugar me alegro de que haya cambiado algo de opinión al respecto de EpC.
En segundo lugar, siento, de verdad, tener que utilizar el lenguaje que, a veces utilizo. Sin embargo, el comportamiento del laicismo es tan extremo que no decir nada no me parece admisible.
En tercer lugar, yo me eduqué, en mis primeros años de estudios, con los Jesuítas y no sentí ningún tipo de adoctrinamiento ni nada por el estilo aunque es verdad que cada cual habrá tenido su experiencia en este tema.
De todas formas, espero que este artículo sea el último que dedique a Juanjo Abad porque, de esto estoy seguro, él hace lo que cree que debe hacer.
Quisiera decirle, por otra parte, que no crea que no estoy pensando en cambiar de forma de escribir y, francamente, espero ser capaz de conseguirlo.
Yo creo que con hacer los cambios oportunos y eliminar todo lo que pueda resultar adoctrinador sería suficiente.
Ahora bien, también creo que no harán nada de eso porque la intención es, simplemente, de ingeniería social.
Pues muchas gracias y le agradecería, de verdad, que me indicara los matices de estilo para corregirlos.
Es un favor que le pido.
El siniestro Peces fue el que dijo aquello de "aquí estamos los buenos, y no los malos", en el homenaje a Santiago Carrillo, Marqués de Paracuellos.
Como fiel discípulo, Juanjo sólo intenta convertir a nuestros hijos en niños "buenos".
Pues lo siento pero, a veces, me resulta muy difícil contenerme.
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