¿Que Rouco Varela ha dicho qué?
Durante dos días seguidos el diario laicista “El País” ha dedicado su atención al Cardenal-Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela.
Eso, en general, no suele ser bueno.
Si leemos los artículos de los días 24 y 25 del presente mes de septiembre vemos que, efectivamente, no era nada bueno ni se podía esperar nada bueno.
En ambos artículos se distorsiona lo que dice: el aborto y las posibles manifestaciones en su contra y la memoria histórica. Dos temas predilectos del izquierdismo y de su ánimo mortífero y vengativo, cada cual en su caso particular.
Sobre lo primero, dice el diario laicista “El País” que “Rouco no “descarta” que la Iglesia se manifieste contra la reforma del aborto” porque “El presidente de la Conferencia Episcopal aclara que ‘Si se dan movilizaciones (…) serán los seglares quienes la convoquen’”
Es que deben ignorar, cosa lógica, que la CEE no suele convocar manifestaciones pero que, como es de esperar, se puede, y debe, adherir a aquellas que tengan como objetivo la defensa de unos valores a los que ni Rouco Varela, Presidente de aquella, ni ningún otro católico, pueden renunciar.
Sobre lo segundo, dice el diario laicista “El País” que “La oposición de la Iglesia católica a que familiares de víctimas de aquella tragedia nacional busquen a decenas de miles de cargos públicos de la Segunda República o militantes y simpatizantes de partidos de izquierdas enterrados en fosas comunes o desaparecidos, contrasta con la campaña que desde hace décadas lleva a cabo la jerarquía del catolicismo en favor del recuento, la exhumación e incluso la canonización por el Papa de miles de sus fieles, víctimas también, aunque en otro bando, de un golpe militar y una guerra que la jerarquía de la época apoyó con entusiasmo”.
La verdad es que, sobre esto, es difícil ser más ruin y más tergiversador de la realidad.
Esto se hace para tratar de iguales a los que no eran iguales en situaciones y circunstancias.
Los ”miles de sus fieles, víctimas también” a los que Juan G. Bedoya, vapuleador profesional (y, sin embargo, patético) de la Iglesia católica, se refiere tratando de ponerlos en la misma balanza que las personas que tratan de ser encontradas haciendo uso de la malhadada Ley de Memoria Histórica no eran personas que estuvieran enfrascadas en la Guerra Civil sino personas asesinadas por ser católicas (sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas o laicos que manifestaban tan peligrosa fe)
Por tanto, los “mártires” que beatifica la Iglesia católica, no estaban en el frente sangriento de la guerra sino en la vanguardia del amor y de la entrega a los demás; eran, por así decirlo, la representación del perdón. Por eso son beatificados, Sr. Bedoya.
Aunque comprendo que cuando alguien se manifiesta diciendo tales sandeces es que, francamente, necesita algo más que comprensión: necesita ayuda histórica y, también, pedagógica.
Por eso creo que el empeño de, por una parte, querer matar al no nacido y, por otro, recuperar al muerto más que muerto denota una falta de sincronía cerebral que, seguro, contiene alguna patología esquizofrénica. Aunque, en su caso, no son intereses contrapuestos sino la manifestación más exacta de un sectarismo político digno de otra causa que no sea la de la vida.
¿Qué Rouco Varela ha dicho qué?
Pues al diario laicista “El País” le importa bien poco porque le basta con su bien pensado sectarismo masónico. O sea, la hez del pensamiento.
2 comentarios
No veo nada clara la cosa de llamar "laicista" a lo que es laicista y a mucha honra. Todo el mangoneo laicista y el resto del mangoneo forma parte de la reideologización que el socialismo de ZP ha impuesto como designio de la vida española gracias a la aplicación estricta del periodismo. Y en cuanto a lo de laicista -una marca mal disimulada de un ateísmo ya popularizado y tragadero para las masas- funciona a la manera socialista. No sólo es laicista tal o cual periódico, se trata de que todos seamos laicistas en el sentido de que seguimos el laicismo como una especie de movimiento social o algo. Lo malo es que yo no podría explicar ni qué es laicista ni qué es laicismo ni qué falta nos hacía una cosa o la otra. Es un espejismo paraideológico, se nota su encubrimiento ideológico y su relación con un ateísmo de uso rápido y sin complicaciones pero qué es, ni idea. ¿Qué es un laicista?, hace falta pelar y repelar los argumentos para ver que un "laicista" es un neologismo o actualismo de cosas viejas y muy gastadas de las que nunca nos libraremos. El laicismo un fast food y es un fast feed back, más o menos lo que necesita el lector de periódicos. Seguramente tiene que ver con la idea fija del socialismo de que los seres humanos somos casi estúpidos y necesitamos al socialismo que nos reduque constantemente. En esta hora nuestra el socialismo se ha unido con una especie de periodismo de tickets y esto del laicismo es otro de sus innumerables tickets. Hay que entender el término "ticket" en el sentido de la gente que es ignorante en inglés y trata de pasar por culta e informada en español, hay unos cuantos en la RAE. "Ticket" tiene un valor semántico que se remite, en bruto, al inglés norteamericano semicientífico y, entre nosotros, funciona como algo que hay en español (o en cualquier otra lengua) dentro de la realidad semitraducida en la que se cuece nuestra cultura mundial.
En cuanto a esas cosas que se comentan sobre los "hechos" de la Guerra Civil vistos por un periodista laicista. En primer lugar, el revival guerracivilista forma parte de la reideologización de ZP impuesta a la vida española sobre la base del periodismo. Lo más simple es tomar esas afirmaciones contra los tópicos más corrientes del periodismo. Esas afirmaciones no son la noticia, forman parte del cuerpo de la noticia y, se supone, informan al lector de datos importantes pero complementarios de la noticia. Sin embargo, el concepto de "noticia" en el periodismo es un disparate que se han inventado los periodistas para meter y justificar cualquier cosa. La noticia es un cualquier cosa, un quasimodo. De hecho la noticia es una cosa informativa pero en cuanto a su definición y precisión me río de élla; como concepto de infomación la noticia es un pantano y tal vez haya unas noticias tipo que los periodistas van rellenando con subnoticias a base de formalismo periodístico. Se supone que la noticia es la puerta por la que entra la objetividad y el rigor propio del trabajo del periodista, y aparte de introducir ese encantamiento de información real, la noticia no tiene mayor sentido. Es posible que en el periodismo haya algo de noticia, un tres coma tanto por ciento, y es posible que haya algo de leche en los tetrabrics de esa leche que venden en los supermercados. Lo que hay son proyecciones de noticia regida por la técnicas de periodismo, la noticia es un prefabricado. El periodismo está demasiado hecho para que pueda haber algo externo al periodismo. La noticia es la cuadratura del vicio en el círculo sin salida que el periodismo ha formado sobre nuestras cabezas.
En los datos que se citan como explicación de la noticia, sea la que sea, aparece todo eso que los periodistas denigran: falsa imparcialidad, adjetivación tendenciosa, hechos en presente actual que ocurrieron hacen ochenta años, falta de fuentes, afirmaciones genéricas, tópicos ideológicos embalados. Es cierto que lo denigran pero lo utilizan constantemente sobre la base de que en algún momento ha habido una noticia en alguna parte. Esas cosas que los periodistas censuran como no periodísticas son las que más aparecen en el periodismo que es mucho más que el periodismo oficial actual. Es un hecho de lenguaje de nuestra sociedad, el periodismo tiene una cúspide o punta de iceberg y lo más gordo está debajo sosteniendo la cima que aparece siempre cubierta de unos entes informativos eternos e immaculados. La relación entre la noticia y esos datos de refuerzo laicista que se citan en este blog es de pescadilla piramidal, nunca está claro si es la noticia la que confirma los datos o son los datos los que confirman la noticia para crear una relación temporal a la manera del periodismo. Podemos seguir la inversión de la pescadilla en los foros de Internet, allí la gente se dispara los datos unos a otros, datos descoordinados redactados a la carrera a partir de lecturas atropelladas y con ese material los foreros rehacen la noticia como la entienden y la vuelven a mantear entre éllos como en un mundo inferior del periodismo. Sin embargo el repaso de los foros vienen bien para ver lo que son la lectura y la escritura en Internet, lo que son y lo que duran. Internet es, entre otras cosas, la mayor fantasía de la escritura, y toda la escritura, jamás realizada. Nos podemos reír de l'écriture, un concepto cultural francés para gente muy selecta que pacede de ombliguismo intelectual.
Lo ontología de la noticia que maneja el periodismo es muy simple, la realidad produce noticias por falta de imaginación para producir otras cosas y los periodistas son los vigilantes de la noticia. La idea es que vivimos en un mundo en el que las noticias ocurren por todas partes. Tal como éllos lo presentan es verdad, las noticias disponen de más tiempo real que muchas cosas de las que hablan y no podemos conocer millones de cosas hasta que no les da tiempo a ser noticias. Como señaló en su día cierto escritor austriaco: el periodismo tarda más tiempo, en minutos, en redactar el hundimiento de un barco que lo que tarda un submarino en torpedearlo y matar a cien personas. Ese mismo autor señaló otra relación: el periodismo ha creado frases con mecanismo de repetición a la manera del disparo de las ametralladoras más modernas de entonces. Gracias a los prodigios de la técnica hay una medida y una subordinación temporal a favor del periodismo. Aún así lo ideal sería la simultaneidad y a eso vamos como ideal. El rollo reideológico de ZP y el periodismo a su medida pretende simultanear ochenta años como mímino y como poco porque la idea general es simultanear el socialismo como algo actual, algo que pasa ahora, a costa de lo que, imaginariamente, pudiera pasar delante de nuestras narices. Esa es la idea de ZP y su periodismo pero está dentro de la idea general de cualquier periodismo de la simultaneización total de lo que decimos.
En cuanto al material de los datos laicistas que aporta el periodismo de "El País" hay algo que tiene pinta de actualidad. Es un asunto del que se habla poco pero se sabe mucho. ¿Qué clase de socialismo es el socialismo español?. Mi respuesta es que se trata de un socialismo analfabeto, antes y después de la II República. Las grandes discusiones sobre el socialismo tuvieron lugar en alemán y en ruso, lo de Francia nunca se sabe si es socialismo o estética del socialismo que ha terminado siendo importantísima. ¿En qué medida participaron los pensadores españoles en la formación teórica del socialismo?. La respuesta es que participaron en cero medida como dicen ahora los periodistas aunque seguramente condenarán esta expresión en sus absurdos libros de estilo como si fuesen los amos de la gramática, lo pongo en falso inglés para que lo entiendan: zero measure/extent. En cuanto al socialismo bajo el franquismo consistió en una recitación coránica de los textos marxistas clásicos mezclada con un puré cultural de origen francés mal traducido donde estaban metidos un neomarxismo para universitarios, el freudismo liberador, el estructuralismo filosófico, el culto al cine, llamado "a la imagen", pseudocrítica literaria, historiografía de partido, la interminable letanía del pop music y doscientas cosas más ahí metidas, una cultura para rumiantes. Aunque parezca una cosa muy vulgar es muy importante porque el socialismo es una fuerza de la Modernidad y si te pilla un poco te pilla del todo, te da la clave y el tono de lo que debes decir para ser el que eres en este tiempo concreto.
Una especifidad del socialismo español es matar al cura. Hubo un importante político republicano que soltó una doctrina según la cual la quema de conventos no era un delito perseguible por el Estado y eso nada más empezar la película de la II República. Aquel político conocía bien las intimidades del socialismo español. Algún día habrá que establecer claramente si hubo un designio ideológico socialista según el cual matar al cura implicaba un avance en el desarrollo de la Historia porque esta manía degeneró en una obsesión doctrinal. Matar al cura era un ritual de terminar con el pasado y asegurarse la entrada al futuro sin curas. ¿Cómo se llegaba a la normalidad de matar al cura como si tal cosa?. No se puede decir en serio que, en España, los curas fuesen pistoleros o formasen bandas de pistoleros como hacían los diversos socialismos o los falangistas anteriores al año 1939 (después vino el falangismo culto que ocupó numerosas cátedras universitarias y la dirección del periodismo como premio de consolación tras fracasar en su sueño nazi de unirse al Reich alemán); matar al cura no era una medida militar dentro de una lucha armada. El cura era matable como una cucaracha a partir de un proceso de deshumanización. El socialismo se planteó como una defensa de la verdadera Humanidad frente a las "fuerzas" que pretendían la destrucción de la Humanidad a través de la explotación como si de verdad hubiese tales fuerzas y el socialismo no fuese una de éllas. Es cierto que el propio cura ayuda porque, en cierta medida, está deshumanizado aunque, desde hace siglos, el catolicismo dice que no hay tal problema y que la doble ciudadanía es llevadera a cualquier nivel moral o intelectual. Por ahí los sinvergüenzas del posconcilio terminan por decir que la humanización del cura es total y no hay ni doble ni medio problema: el cura es hombre y puede ser gay, ateo, cambio-climatólogo, abortista, marxista y cualquier cosa humana que se lleve esa temporada en el periodismo. Lo malo es que por muy católico que uno se ponga, la exigencia de "ser humano" en un sentido extremadamente riguroso, como exige la Modernidad, es imposible de cumplir para el cura si se toma en serio a sí mismo. Este sentido de deshumanizar al cura y a la gente religiosa se encuentra constantemente en el periodismo de combate, cuando un periodista usa el periodismo para una causa superior, la gracia es que siempre termina chapoteando en el periodismo. En este asunto hay un par de paradojas y alguna contradicción en la idea de deshumanización que dejo pasar, sólo señalaré algo muy evidente. Esta gaita no se suele aplicar a los musulmanes y a sus tradiciones culturales tan hermosas y piadosas y civilizadas y humanas y respetuosas con "el otro". Lo más pasmoso es que los musulmanes tienen la obligación de luchar a muerte contra el ateísmo si lo encuentran porque el ateísmo niega a Alá -digo yo- pero los imanes de los musulmanes siempre encuentran la manera de contener las obligaciones religiosas que éllos mismos predican y enseñan a sus fieles que es posible trabajar en una empresa dirigida por un empresario ateo y vivir en una sociedad no musulmana. En cambio no aceptan que un musulmán pueda trabajar para un judío que no es ateo. ¿Y si es ateo y judío?, no sé, los musulmanes sabrán. De hecho el adjetivo "laicista" se ha traído a nuestra lengua para que los ateos con intereses políticos y comerciales puedan tener una palabra con la que entenderse con los musulmanes. Si el ateo es laicista ya no es tan grave, incluso es un tipo tolerante aunque hay unos cuantos ateos (alguno ex-católico y ex-falangista) que, en sus libros, afirman que no quieren ser tolerantes. No todos los ateos son iguales y las diferencias entre los ateos es un asunto muy interesante y muy variado, se ha llegado a un punto que a veces no hay diferencia entre un ateo y un no ateo, ciertos curas por ejemplo.
Lo que tiene de actual la matanza de curas ideada por el socialismo español como reflexión teórica más importante es que matar al cura es el antecedente dogmático de la víctima del terrorismo. Una víctima del terrorismo es un ente deshumanizado que sólo tiene una función informativa porque ahora llegamos al futuro por la vía lenta a través del periodismo, nada de revoluciones inmediatas; la víctima cumple con su muerte el testimonio del progreso de una causa socialista superior y una vez que ha sido noticia en el periodismo su papel ha terminado y no hay que hablar más de él. El asesinato de la víctima atrae mecánicamente al periodismo y todos salen ganando. La solución a la muerte debe ser, como dice el socialismo, política, la muerte es un detalle político-informativo. Esto de la política según el socialismo es la cadena que nos ha caído encima y de la que nunca nos libraremos porque el socialismo es una fuerza de la Modernidad para la gestión feliz de grupos humanos y no puede morir y la reharán una y otra vez y nos la tragaremos queramos o no, hemos nacido para soportar al socialismo y otras cosas aparentemente distintas. Lo distintivo es que esas "fuerzas" se reagruparon en el Mayo de París y se repartieron sus funciones y lo que vivimos es su inagotable digestión histórica masticada en noticias particulares. Yo la veo en el periodismo como si la tuviera delante pero los periodistas nunca hablan de lo que hablan, eso queda para los que no somos, ni seremos, periodistas.
Es cierto que Rodríguez Zapatero pretende una reideologización que afecta, también, a lo religioso y que tal intento se manifiesta en cosas como las de El País, en determinadas leyes y en determinados comportamientos del poder.
Por otra parte, me adhiero a lo que dice Ud. de que el socialismo español es un socialismo analfabeto. Pero yo me niego a pensar que existe uno que no lo sea (en sentido general) por desconocimiento del ser humano y de sus intrínsecos derechos.
Ya sabe que se dice que, en España, los españoles vamos con los sacerdotes, bien delante en procesión o bien detrás para, simplemente, ir a por ellos. El socialismo español escogió, creo yo, que desde siempre, la segunda posición: matar al cura (de todas las formas posibles y no sólo físicamente) es un acto predilecto del buen analfabeto socialista.
Sobre lo primero (¿Qué es un laicista?) yo creo que es una persona que practica una suerte de intolerancia contra la religión (católica a ser posible) y que no cabe, en su mente, ningún tipo de acercamiento a la misma que no sea para propinarle un mandoble (de la forma que sea y no sólo físico)
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