¿Píldora del día después o recomendación del asesinato?
Aunque parezca mentira, en el tema del aborto las cosas pueden ir a peor. De hecho, van a ir a peor.
Informaba InfoCatolica que la ministra de dizque Sanidad y Política Social ha puesto un huevo. Un gran huevo podrido.
Como suelen decir algunas personas pertenecientes al folclorismo patrio, la ministra de Sanidad y Política Social “ha dao t’o lo que lleva entro” o, lo que es lo mismo, que ha manifestado hasta dónde iba a llegar su gestión.
Tampoco ha sido mucho. No se ha salido, en su progresismo de salón, del guión abortista.
Mejor dicho, ha firmado y rubricado la aberración más aberrante de todas: tratar de evitar la vida; el aborto antes del aborto. Vamos, un lujo de persona y de ministra.
No se trata, esto, de una exageración ni de la manifestación de ninguna animadversión hacia nadie.
La píldora del día después es abortiva porque, según dicen quienes de esto saben, lo que provoca no es que no haya fecundación sino que, después de la fecundación, no haya anidación lo que, hablando en plata, supone que el ser humano que se había formado con aquella no llegará, nunca, a ver la luz del día.
A esto, Trinidad Jiménez opone que, en realidad, no es un método abortivo porque deja de tener efecto en cuanto el cigoto se ha implantado en el útero. Y es que seguro que desconoce lo dicho arriba: la fecundación origina un nuevo ser humano y todo lo que se le haga posteriormente supone, simplemente, matarlo y, como se trata de una actuación alevosa, asesinarlo.
Pero como le debe parece poco la dispensación de la píldora a mujeres adultas, añade lo bárbaro a lo aberrante: las menores de edad podrán adquirirla sin ningún tipo de traba burocrática o, lo que es lo mismo, que acudirán a la farmacia sin tener que aportar la correspondiente receta médica.
¿Sería necesaria la tal receta?
A juzgar por lo dicho por la ministra de Sanidad no hace falta porque, entiende la doctora Jiménez (que no lo es) que, al no haber contraindicaciones clínicas sobre los efectos secundarios del fármaco… pues que tal intervención médica no hace falta. Tampoco, claro, cabe objeción de conciencia sobre la dispensación.
Y eso es una gran irresponsabilidad según dice quien lo sabe.
Por ejemplo, personas más cuerdas que la Ministra, es decir, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. y, en concreto, don Pedro Capilla, su Presidente, han defendido la objeción de conciencia en la dispensación de tal mortal fármaco que es, justo, lo contrario que dice Trinidad Jiménez.
Y es que no todo el mundo puede pensar igual que la ministra de la cosa sanitaria, doña Trinidad Píldorez.
Aunque… bien mirado, no es del todo ilógico que la Ministra de Sanidad y Política Social haya tomado tan progre decisión. No lo ha hecho por la parte de su ministerio correspondiente a Sanidad porque, en realidad, se mata a seres humanos con la tal píldora. Lo ha hecho por la parte que corresponde a Política Social.
Y es que, en verdad, tal medida es una que lo es de política social: desmembramiento de la familia, incentivación de la promiscuidad…ingeniería social a 20 euros.
8 comentarios
La ingesta de dicha pastilla SI produce efectos secundarios, tales como desarreglos en futuras menstruaciones, vómitos, dolores abdominales, y, lo que es más peligroso, efectos adversos en futuros embarazos. Además, este fármaco se desaconseja en las mujeres que no pueden tomar anticonceptivos orales, que es el caso de las mujeres con casos graves de hipertensión, problemas vasculares y otras enfermedades que son incompatibles con estos productos. además, como cualquier otro tratamiento hormonal, ya han advertido los Colegios de Farmaceúticos, que es necesaria la prescripción médica.
Cultura del puterío en su máximo expresión. Promiscuidad barata que puede acarrear problemas muy graves, como por ejemplo, que sea visto por los jóvenes como un método para evitar enfermedades de transmisión sexual cuando no lo es. A veces, y que me perdone el Señor, me pregunto porqué no existiría la PDD cuando los padres de ciertas ministras/ministros se decidieron a consumar su amor.
Acuérdate del chiste: 100 años...y ni un día más.
Por otra parte, resulta, de todo punto, preocupante, que se empeñen, por activa y por pasiva en decir que, en realidad, se trata de algo inocuo y que, por lo tanto, nada malo va a producir a la mujer que tome la tal píldora.
Y eso es raro porque los medicamentos que son, digamos, hormonales, necesitan receta médica. Si la píldora del día después también es hormonal... ¿Qué razón hay para que no se demande la correspondiente receta?
Seguramente se trata de razones puramente políticas y egoístas.
Contestando a la pregunta que da título a su artículo, a mí me parece más una orden que una recomendación, pues como bien informa, con estas medidas claramente ideológicas siempre se presenta la clara negación del derecho a objetar, en pos de un control omnímodo que atenta contra la moral personal del individuo. Este gobierno no parece tener freno en buscar su “sociedad perfecta” para implantar su régimen permanente. Lamentablemente no existe oposición real, sino solo comparsas, herederos del poder. Saludos y Bendiciones.
En realidad se trata de un ejemplo claro de ingeniería social porque lo que se pretende es que se rompa cualquier traba para mantener relaciones sexuales: no importa la edad porque siempre habrá solución para lo "no deseado".
Importa poco, nada, que eso suponga la muerte, el asesinato, de seres humanos que tenían que haber visto la luz del día.
Aquí sólo parece importar el placer mundano.
no creo que pudan conseguir que se dispense a menores así sin receta, ya no se trata solo de criterios morales es que están atentando contra la salud. Es una bomba y ya han saltado los profesionales:farmaceútico, médicos ,advirtiendo del peligro. Les ha pillado el debate con poco pan y dan este circo. Ya podian fomentar la formación a los jóvenes, educarlos en la responsabilidad y en aceptar las consecuencias de los actos de cada uno. Parece que cada vez van a influir menos los padres .
Yo creo que responsables lo son todos: las personas que aprobaron la medida y, luego, las personas que están haciendo lo que están haciendo.
Eso debe quedar claro.
En realidad, el asunto de la pildora no es más que un punto más de la política de destrucción de la familia fomentada por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Una más de las muchas que han implantado y las que, seguro, acabarán implantando.
Y, por cierto, que los padres tengan poco que decir en ciertas cosas (como pasa en el aborto y la reforma que, al parecer, será aprobada pasado mañana viernes) es objetivo fundamental de una política laicista.
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