¿Acallará la carta de Benedicto XVI a la Fraternidad las voces malsonantes?
Antes que nada, hay que decir que las personas contrarias a la Iglesia católica está esperando, siempre, el más mínimo fallo para echar un baldón pesado de crítica sobre lo que se haga en el seno de la Esposa de Cristo y esta vez se lo habían puesto, como se dice, a huevo.
El pasado 2 de marzo, a raíz de una carta enviada por el Obispo Williamson el que esto escribe entendía que era posible que tal persona se hubiera dado cuenta de los errores cometidos.
Por tanto, cabía entender que quería rectificar, en algo, lo dicho y que la comunión perdida hace bastantes años estaba en camino de recuperarse.
Sin embargo, a pesar del esfuerzo realizado por Benedicto XVI de tratar de que los excomulgados volvieran a la lógica comunión con la Iglesia católica, se le continuaba echando en cara, precisamente, el levantamiento de la excomunión a los 4 obispos lefebvristas por, precisamente, las declaraciones sobre la Shoa del supracitado Williamson.
Pero como el Santo Padre es persona juiciosa y de fe tenía que responder, de alguna forma, a tanta insidia, torticera interpretación y visión escasa.
Y lo ha hecho.
En una carta a los “Obispos de la Iglesia católica”, dada a conocer ayer mismo, 12 de marzo, ha dado las razones que cree convincentes para que nadie se lleve a engaño ni por lo hecho ni por cómo lo ha hecho.
En primer lugar, reconocer los errores es propio de personas que llevan las causas de los problemas hasta sus últimas consecuencias. Por eso ha reconocido no haber prestado demasiada atención a internet y ha prometido, por así decirlo, hacer lo contrario en otra ocasión.
Y en tal aspecto es muy loable que sea él que se culpe de tal cosa cuando es evidente que no le corresponde a su persona hacer tal cosa.
A eso sólo se le puede llamar bondad y misericordia.
Pero también se entrevé una queja, no sin cierta tristeza dicha:”Me ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad dispuesta al ataque”
Y esto debería hacer pensar a más de uno.
También debería hacer meditar a más de un católico que la razón fundamental de levantar la excomunión sea la misma que la originó:
tratar de que los alejados vuelvan al redil de donde salieron con sus actos.
Y, para eso, como condición, era necesario que “los interesados reconocieran en línea de principio al Papa y su potestad de Pastor, a pesar de las reservas sobre la obediencia a su autoridad doctrinal y a la del Concilio”.
Por eso, el 15 de diciembre de 2008, el Superior General de la FSSPX, SE Monseñor Bernard Fellay, remitió una carta a Roma en la que decía, entre otras cosas, que “estamos siempre firmemente determinados en la voluntad de permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia Católica romana. Nosotros aceptamos sus enseñanzas con ánimo filial. Nosotros creemos firmemente en el Primado de Pedro y en sus prerrogativas, y por esto nos hace sufrir tanto la situación actual”.
Pero esto no era el resultado de un pronto que tuviera Monseñor Fellay sino que el Padre Alain Lorans, como Responsable del servicio de prensa de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, emitía un comunicado en el mes de julio de 2008. En tal comunicado se indicaba, entre otras cosas, que, para retomar el diálogo entre la FSSPX y Roma era necesario “el previo levantamiento de la excomunión de 1988” porque “favorecería la serenidad de tal diálogo”.
Y, sin embargo, para que nadie se lleve a engaño y tampoco nadie siga aprovechando el “caso Williamson” como excusa para poner piedras en la bicicleta vaticana para ver si cae, con estrépito, el Santo Padre, ha dejado claro lo siguiente: “hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia”.
¿Acallará, esto, las voces malsonantes?
Pero aún hay más.
Para que no haya ninguna duda sobre el hecho mismo de que la Fraternidad San Pío XI retorne, de forma total, al seno de la Iglesia católica, ha manifestado su intención de asociar la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei” con la Congregación para la Doctrina de la Fe”. Y no es esta una decisión baladí porque supone, de principio y de final que cuando se produzca la integración total el proceso habrá sido guiado por el organismo que, en el Vaticano, conoce mejor los asuntos relacionados con las posibles desviaciones que, en materia de fe, puedan producirse.
Pero, sobre todo, lo que debería dejar sin argumentos las voces malsonantes contrarias a todo este iter procesal son las palabras con las que justifica todo lo hecho por él: “Conducir a los hombres hacia Dios, hacia el Dios que habla en la Biblia: Ésta es la prioridad suprema y fundamental de la Iglesia y del Sucesor de Pedro en este tiempo”
Tal es la principal misión que debe llevar a cabo. Pretender otra cosa es, simplemente, tratar de distraer al que tiene las llaves que Jesús entregó a apóstol que lo negó.
Por eso, no es de extrañar lo que ha pasado. Y es lo siguiente:
A la carta de Benedicto XVI no ha tardado nada en responder la Fraternidad como, seguramente, corresponde responder: con esperanza de comunión.
Por todo lo dicho aquí no me queda más remedio que plantear la pregunta clave: ¿Acallará la carta de Benedicto XVI las voces malsonantes?
Seguramente no. Por eso son malsonantes.
14 comentarios
No es,precisamente caridad, porque, además, lo que se esconde detrás de la actitud de no aceptar la vuela a la comunión de los seguidores de los obispos excomulgados es algo más que una simple negativa: va en contra de la comunión misma.
A lo mejor no me he sabido explicar.
Las voces malsonantes no están dentro de los lefbvrianos sino, precisamente, fuera de tal seguimiento. Es más, que lo que quiero decir es las voces que, dentro de la Iglesia católica, no están a favor del levantamiento de la excomunión.
Eso es lo que quería decir.
Ha quedado demostrado la apuesta decidida de este Papa por dos aspectos que los llamados heterodoxos parecen olvidar. El primero de ellos es el ecumenismo, la busqueda de la unidad en Cristo de los hermanos en la fe. No confundir con el relativismo religioso en que derivó sin pretenderlo la llamada a la libertad religiosa del CVII. El segundo se refiere a la liturgia. Pasos dados como el Motu Proprio no hacen sino reforzar algo que, gracias a interpretaciones dolosas del CVII, había degenerado en aberraciones y abusos poco menos que heréticos.
Queda claro pues la firme determinación del Papa en la busqueda de la unidad y la continuidad Magisterial de la Iglesia. Sólo espero que el Santo Padre sepa ver quienes de verdad sirven a la Iglesia y al sucesor de Pedro, y quienes, por el contrario, se dedican sistemáticamente a perpetrar ataques morales contra la Palabra, el Magisterio y la Tradición.
+ CREDO IN UNUM DEUM
No me cabe la menor duda de que el Santo Padre reconoce a las personas que, de verdad, quieren la unidad entre los hijos de Dios.
Es que, en realidad, la comunión que tales personas no es, en realidad, la comunión verdadera sino la que excluye a aquellos que no piensan como ellos.
Y tal comunión no es, precisamente, la que quiere Benedicto XVI.
¿Para cuándo la reconciliación con los divorciados vueltos a casar, las comunidades de homosexuels, los curas casados con hijos, los colectivos católicos feministas, los teólogos silenciados, los docentes expulsados de sus cátedras, y los laicos que se fueron de la iglesia?
Saludos.
Ya que tanto mal y división se ha debido a Cristo y sus discípulos en la historia.
Pero semejantes cock - tails son posibles en la "New Age", no en el Evangelio, que pide definición: "Quien no está conmigo está contra mí"(Mt 12, 30).
¿Por qué hablar con tanto aplomo de lo que no se conoce?
¿Opinaríamos con semejante desparpajo sobre medicina o química?
Veo que Ud. entiende poco de comunión en el seno de la Iglesia católica.
Es evidente que las personas que Ud. están, o se sienten, fuera de la Iglesia católica, por propia voluntad. Otra cosa es pensar algo distinto de la verdad.
Ya sé que esto que acabo de decir puede parecer provocador pero creo, francamente, que no lo es.
Efectivamente, quien no está con Cristo está contra Él. Y, por eso, precisamente, por eso, se ha procurar la comunión.
De todas formas, hay que tener en cuenta que no es la Iglesia católica, en su conjunto la que se ha de reconciliar con la Fraternidad sino, como muy bien ha dicho el Papa, es la Fraternidad la que ha de dar los pasos convenientes ya que fue la tal Fraternidad la que, con sus actos, se alejó de la comunión.
No te preocupes. Esos pronto abandonarán a Monseñor Fellay, y el camino de la Comunión. El problema es el daño que harán a la Iglesia y a las Tradiciones Romanas cuando lo hagan.
A algunos la "Comunidad de San Juan", presente en Argentina provocará emociones fuertes, por ejemplo...
Cada cual hace, creo yo, lo que tiene por oportuno hacer.
De todas formas, las personas que, dentro de la Fraternidad, abandonen a Monseñor Fellay, tendrán que dar cuentas, algún día, ante Dios.
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