Enric Sopena: mentiras plurales sobre la Iglesia católica
El director de El Plural, el nunca bienpensante Enric Sopena, quiso hacer su particular homenaje a la República y el pasado 14 de abril y publicó un dizque artículo en su página web.
Como era de esperar aprovechó que el Pisuerga político pasaba por la fecha, para meterse con la Iglesia católica, utilizando al cardenal Tarancón, para zaherir, por ejemplo, a Rouco Varela.
Esto no es, por otra parte, nada de extrañar.
Excursus
Dice Sopena “que la derecha española –salvo algunas honorables excepciones-, apoyada por genocidas como Hitler y Mussolini, liquidó por las armas un régimen que llegó por los votos”.
Bien sabido es que eso es mentira. Y así lo demuestra César Vidal en el siguiente artículo , primero de una serie de dos publicados en Libertad Digital.
Y tal no es un buen comienzo para argumentar lo que sigue.
Fin del Excursus
Pues bien, el citado Sopena sostiene 3 mentiras graves y, claro, falsas:
1.-“Desde 1994, el gobierno eclesiástico está en manos del todopoderoso Antonio María Rouco Varela. Éste es el cardenal de los conservadores y el látigo de los progresistas”.
Cree el ladrón que todos de su condición y, poniendo al revés las cosas (pues es Sopena el látigo de los llamados “conservadores”) trata de hacer ver lo que, en realidad, es mentira. El Cardenal Rouco Varela, ahora mismo Presidente de la Conferencia Episcopal Española, es cardenal de todos los hijos de Dios creyentes de España. Lo que pasa es que Sopena quiere atribuir su propio sectarismo a los demás lo cual, por otra parte, es muy propio de la carcunda de la izquierda.
2.-“Es un alto clérigo, situado muy cerca del espíritu de las cruzadas y muy lejos del espíritu de la convivencia pacífica y democrática”.
Lo del espíritu de las cruzadas es una ocurrencia que, francamente, pone en muy mal lugar a Sopena porque, en realidad, el espíritu que tanto denigra (por contraponerlo a la convivencia pacífica y democrática) lo fue de defensa de la fe en los Santos Lugares y tal defensa es obligación grave de todo cristiano y, aquí, católico.
Aunque es cierto que la flojera espiritual de Sopena le lleve a decir tales cosas porque espiritualmente no da mucho de sí.
3.-“Lidera el batallón eclesiástico que ataca constantemente al Gobierno Zapatero y se entiende con el PP, que es su principal aliado en todas las campañas e iniciativas dirigidas contra la izquierda, en general o en particular”.
En el lenguaje guerracivilista que caracteriza a Sopena no le permite ver el bosque o, mejor, es el bobo que cuando alguien señala la luna con el dedo se queda mirando el dedo.
Debería saber que aquello que defiende el cardenal Rouco Varela en nombre, por así decirlo, de la Iglesia católica que peregrina en España, no es, sino, lo que debe defender (la vida, por ejemplo o el resto de valores cristianos) y lo que tiene obligación de defender frente a los ataques laicistas que, en nuestra patria se perpetran. Que sea el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero el causante de los malestares que afectan a la Iglesia católica española no es culpa de Rouco Varela sino de quien los causa.
Y, para campañas, las orientadas desde el laicismo oficial u oficioso como el de Sopena, siempre deleznables y nefastas.
Pero, además, ni Tarancón estaba contra la jerarquía de la Iglesia ni lo estaría ahora mismo. El problema es que a muchas personas, como Enric Sopena, les gustaría que la Iglesia fuera otra, que fuera, digamos, más light, más muelle, que aceptara las cosas del mundo, del siglo (como solía decirse tiempo atrás) sin perturbar, por ello, la Tradición que la sustenta. Y eso ni lo hizo Tarancón ni tampoco lo haría ahora.
Mal que le pese a muchos (como, por ejemplo, a Enric Sopena) el cardenal, ni fue abanderado de nada que, ahora mismo, no se defienda desde la Conferencia Episcopal Española ni tampoco lo haría ahora. El caso es que por mucho que se quiera que las cosas sean de otra forma son como son y por mucho que se quiera tergiversar la figura de Tarancón nada de eso va a ser como se quiera.
En el texto “Las convicciones religiosas-Carta a un cristiano” escribió el cardenal Tarancón lo siguiente: “No se ha de renunciar a la razón ni hay que cegar la inteligencia para creer”
Pues hay personas que, como Enric Sopena renuncian a la razón y a la inteligencia para plantear ideas. Por eso no tiene fe ni cree, tampoco, en Dios.
Y es que oponer “Iglesia de Jesús” a “Iglesia ultramontana” es, por así decirlo, muy propio de simples y de falsos.
Por otra parte, recuerdo que, antiguamente, había una enciclopedia editada por SOPENA (4 tomos de color verde que tengo) que tenía un lema bastante ocurrente: “Vale la pena tener un SOPENA”
Pues, francamente, este Sopena no vale la pena. Nada de nada.
27 comentarios
Si el artículo del señor Sopena no vale nada no se sigue de ello que su autor no valga nada. Se ve que usted como tiene fe y cree en Dios, se concde dispensa de motivar sus juicios con razones. Y además, si´las opiniones del sopenado no valen nada, ¿por qué le dedica usted su atención y su tiempo?
No olvidemos, de todas formas que, quien calla otorga. Y otorgar eso no es posible ni admisible.
Desmontar las ideas de otros, bien; pero para ello no ahce falta destrozar moralmente a su autor. Es lo que hace: talar el árbol para que no dé ramas.
Muy poco cristiano.
En determinadas ocasiones es bien sabido que determinados árboles no van a dar ninguna buena rama.
Sólo faltaría que, además de tener que soportar los continuos ataques a nuestra fe nos tuviéramos que quedar callados. Sería, además, algo que no se podría perdonar fácilmente.
[2]Reposará sobre él el espíritu de Yahveh:
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor de Yahveh.
[3]Y le inspirará en el temor de Yahveh.
No juzgará por las apariencias,
ni sentenciará de oídas.
[4]Juzgará con justicia a los débiles,
y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra.
Herirá al hombre cruel con la vara de su boca,
con el soplo de sus labios matará al malvado.
[5]Justicia será el ceñidor de su cintura,
verdad el cinturón de sus flancos.
[6]Serán vecinos el lobo y el cordero,
y el leopardo se echará con el cabrito,
el novillo y el cachorro pacerán juntos,
y un niño pequeño los conducirá.
Ya me gustaría, a mí, que los dones del Espíritu Santo fueran comprendidos y aceptados por algunas personas.
Reconozco, no obstante, que va a resultar difícil que ciertos lobos puedan ser vecinos de los corderos sin que los primeros ataquen a los segundos. Al fin y al cabo está en su naturaleza.
El Evangelio de hoy le puede dar luz, Nicodemo somos todos. Nos quedamos perplejos ante lo que nos dice Jesús, pero Él lo hace posible:
Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»
[5]Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu
no puede entrar en el Reino de Dios.
Sabemos que resulta totalmente imprescindible, para ser verdadero discípulo de Cristo, cambiar el corazón: de uno de piedra a uno de carne.
Por eso reconozco que, en determinadas ocasiones, no sé tener el corazón de carne y se queda en el primitivo estado duro.
No crea, por eso, que no procuro obviar lo pedregoso que, muchas veces, hay en la vida contra la Iglesia pero, también reconozco que me resulta muy difícil.
Agradezco, de todas formas, las manifestaciones (y no es la primera vez que se me hacen) tendentes a que tenga un comportamiento más cristiano pero no siempre puedo poner la otra mejilla porque ya me ha han abofeteado (a mí por ser miembro de la Iglesia católica) muchas, demasiadas, veces.
Si las fuerzas, la fe de un hermano flaquean, oremos a Dios Padre.
Dios le bendiga
Parece que no ha tenido las cosas muy claras a lo largo de su vida.
Por otra parte, el caso es que sí valemos los católicos. Y eso es lo que le preocupa.
Disculpe pero usted no es un seguidor de Jesus de Nazaret sino un pendenciero
polemista que lo único que pretende es achantar al adversario para sentirse superior. Unos buscan la verdad a tientas, pero otros creen que la tienen toda sin tientas.
Muy al contrario. Reconozco, siempre, que las personas que critico tienen, seguro, más conocimientos que yo en muchas cosas. Sería un necio de no reconocer tal realidad.
Sin embargo no creo yo que, por eso, tenga que dejar de criticar lo criticable siempre que lo criticable zahiera, de una forma o de otra a la Iglesia católica, a sus pastores o a sus creyentes.
De eso puede estar más que seguro.
No me cuente esa vaina de que reconoce al valía intelectul de las personas a las que le niega toda capacidad de análisis. ¡Pero si usted se atreve hasta con eminencias como Hans Küng!
Vale, buen hombre. Todos los que dicen algo que no concuerda con su visión de la realidad, aparte de idiotas de mandil, son malvados que solo buscan destruir a la Iglesia a la que pertenecen pòr voluntad propia y no quieren abandonar.
A ver si un día encuentra a alguien que no sea de su cuerda ideológica y le parezca una persona decente.
No se trata, por supuesto, de que haya personas que estén de acuerdo conmigo (o, al revés) sino que se manifiesten contra la Iglesia católica, sus pastores o sus fieles.
Lo que de mi parte pongo no es nada más que eso.
¿No le parece que exagera pretendiendo que nadie critique nunca a la Iglesia, a
sus dirigentes o a sus fieles? Si desde dentro de la Iglesia se critica a otras instituciones de la sociedad civil sin freno ni templanza alguna, ¿concede usted a los criticados el derecho aponerlos a ustedes a caldo?
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