Embriones, laicismo y dignidad humana
Como el laicismo no deja ningún ámbito de la vida de las personas sin tocar y sin, por eso, estropear lo que toca y convertirlo en sujeto de sus caprichos, hay algo a lo que no podía resistirse porque, en verdad, es el origen de todo lo demás.
Como el laicismo no tiene ningún apego a lo que se pueda denominar vida ajena porque, entre sus postulados, se acomoda el nihilismo, el relativismo y todo lo que pueda ser o sonar a contrario al ser humano, era evidente que no podía evitar (ni quería, tampoco) algo tan fundamental para la humanidad al ser, por decirlo así, el sustrato sobre lo que se construye el resto de la existencia.
Como el laicismo no es, digamos, defensor de lo bueno, ni de lo admirable, ni de lo que vale la pena apoyar, ni de lo que es, ciertamente, fuente de esperanza para la humanidad, ni de lo que puede ser luz para el mundo, ni de lo que a cualquier persona puede ilusionar, ni de lo que se basa en el ser frente al tener, ni de lo que es, en fin, bueno y positivo, era de esperar que, cuando cayera en sus manos la posibilidad de manipular al ser humano desde su más tierno comienzo, iba a poner su ponzoñosa ideología a funcionar y, efectivamente, a matar.
Por eso, en cuanto se ha dado la posibilidad de controlar la vida humana desde que se forma (o sea, desde la fecundación) no han tardado nada, pero nada, en hacerse con tal posibilidad. Es la naturaleza del escorpión.
Hace unos pocos días, el Ministro de Sanidad, Bernat Soria, ha tenido la vaga ilusión de promover a verdad algo que científicamente no es, siquiera, admitido por las personas que son profesionales de la embriología. Ha dicho, exactamente, que “los embriones no tienen alma hasta pasados al menos 14 días“.
Cualquier podría pensar que se trata de una extravagancia y que, en verdad, los días de los que habla los pone porque, por decirlo así, es algo que no tiene importancia.
Y la tiene.
Cuando se acuñó el término al que luego haremos referencia se hizo con una intención, digamos, no muy admisible. Si se decía que entre el momento de la fecundación y el de la formación del embrión transcurrían 14 días se estaba favoreciendo la teoría según la cual durante esos días no se trataba de un ser humano lo que existía y, por lo tanto, cualquier acción (incluso su muerte) no podría entrar dentro del ámbito de nada que fuera perseguible legalmente porque no habría asesinato ni nada por el estilo.
A lo que llaman “conglomerado de células” le dieron por denominar “preembrión” que es la forma de decir que, evidentemente, no era un embrión y, por tanto, no era una persona distinta de la madre que lo llevaba en su seno.
Anne Maclaren, embrióloga, fue, digamos, la “madre” de tal concepto pero ahora, cuando el debate se abre entorno a tal término no está en disposición de aportar sus ideas (quizá algo contrarias a lo que, en su día, dijera) pues murió el 7 de julio del 2007 en un accidente de tráfico.
Pero, ahora, los laicistas, se acogen a tal concepto, para decir cosas tan peregrinas como que el alma no aparece hasta los 14 días desde la fecundación, que es lo que ha dicho Bernat Soria.
Pero, ¿Qué es lo que se ataca con tales ideas?
No vaya a pensarse que se trata de algo baladí y que tiene poca importancia.
Al contrario.
Independientemente del negocio que, explícitamente, se abre, al poder ejercer cualquier tipo de manipulación sobre seres humanos, constituidos como tales desde la fecundación, y no tener ningún tipo de traba legal ni “moral” (por su parte, claro), lo bien cierto es que se incide sobre una realidad que es, digamos, mucho más profunda: la dignidad de la persona.
El número 1700 del Catecismo de la Iglesia Católica indica, exactamente, que “La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y semejanza de Dios”
A más abundancia, la Instrucción Donum Vitae, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dice, en su apartado I, que “Cada persona merece respeto por sí misma: en esto consiste la dignidad y el derecho del ser humano desde su inicio” (diciendo, en el mismo apartado, que “en el cigoto resultante de la fecundación está ya constituida la identidad biológica de un nuevo individuo humano”. Y tal es el inicio de la vida humana)
Por eso, no es de extrañar que, por ejemplo, el Cardenal don Agustín García Gasco, en una Carta Pastoral que corresponde al próximo domingo, 13 de julio, diga que “La dignidad humana es inseparable de su reconocimiento a todos y cada uno de los miembros de la familia humana. Esta advertencia es pertinente hoy en día, cuando vemos iniciativas que reconocen derechos para los animales y sin embargo dejan sin derechos al ser humano en su fase embrionaria y prenatal. Ignorar la dignidad de cada ser humano genera violencia”.
Pero conviene, también, aportar el testimonio de una persona que por sus conocimientos sobre la materia, pueden iluminar nuestra visión sobre la misma.
Don Gonzalo Herranz Rodríguez, Profesor honorario de la Universidad de Navarra (en el campo de la Bioética precisamente), en el artículo titulado “Ética de las intervenciones sobre el embrión preimplantado” dice lo siguiente:
“Esto es lo que ha hecho la noción y el término de preembrión. Quedarse con la apariencia visual del embrión humano joven y renunciar a ver su realidad profunda. Con esa apariencia humilde empezamos cada uno de nosotros nuestra propia existencia. Nuestra biografía tiene ese mínimo y, a la vez, glorioso comienzo. Nadie llega a ser hombre sin empezar por ahí. Si se suprimieran esos 14 días de existencia no humana, nadie llegaría a ser hombre. Entre otras cosas, porque en esos días el embrión humano toma las más decisiones biológicas de mayor porte. Mediante urgentes mensajes bioquímicos cambia la fisiología del organismo materno que queda plenamente sometido a su servicio. Todos hemos sido embriones unicelulares y, por haberlo sido, nos hemos hecho capaces de ser lo que ahora somos. Negar a los embriones el derecho de humanidad es una injusticia cruel, es negarnos a nosotros mismos nuestro origen humano”.
Sin embargo, ante el ataque frontal al derecho a la vida que manifestaciones como las del Ministro de Sanidad sobre el alma de la persona y los 14 días que, al parecer y según dice Bernat Soria, le son necesarios para tenerla, no es suficiente con quedarse atónito sino que hay que dar alguna respuesta que, al menos, favorezca la comprensión de todo este galimatías científico que tiene, sin embargo, graves consecuencias para el ser humano.
Y ahora es don Justo Aznar, miembro de la Pontificia Academia por la Vida, el que, con su “Decálogo de debilidades éticas”, manifiesta, exactamente, el estado actual de la cuestión que aquí tratamos. Es, además, un buen ejemplo para clarificar lo hecho hasta ahora y una forma explícita de mostrar hacia dónde vamos. Estos son los puntos del “Decálogo”:
“1-Se introduce la utilización del término preembrión (que ha sido citado aquí mismo)
2.-Va a favorecer el que se siga incrementando el número de embriones congelados.
3.-Va a propiciar la apertura a cualquier tipo de clonación humana.
4.-Da vía libre al diagnóstico genético preimplantatorio.
5.-Permite fecundar óvulos de animales con gametos masculinos humanos.
6.-Va a favorecer la utilización de embriones humanos sobrantes de las técnicas de fecundación in vitro para experimentaciones biomédicas.
7.-Va a permitir utilizar directamente embriones humanos «frescos» para investigaciones biomédicas, generados específicamente para este fin.
8.-Propicia la desaparición de la necesaria tutela jurídica del embrión.
9.-Se opone a lo dispuesto en nuestro Código Penal y a los acuerdos internacionales suscritos por nuestro país en materia de protección de la vida humana, y por último, y
10.-Va a favorecer los intereses económicos de las clínicas de reproducción asistida, al incluir a algunos de sus responsables en la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida”
A este respecto, el Directorio de Pastoral Familiar (165) dice que “el origen del hombre no se debe sólo a las leyes de la biología, sino directamente a la voluntad creadora de Dios” (recogido, el texto, de la Carta a las Familias Gratissimam sane 9, de Juan Pablo II)
Y tal realidad espiritual no podemos olvidarla ninguna persona que consideramos que tenemos filiación divina.
Vamos, que somos hijos de Dios.
11 comentarios
2- Si es tan amable de facilitar el enlace de la frase literal de Soria, para verla en su contexto (cuesta imaginarse a Soria hablando de "alma"), sería de agradecer.
3- La mujeres no percibimos el menor signo de embarazo antes de los 14 día de la concepción. Las razones son obvias. Luego, en el momento en el que debería producirse la menstruación (y no se produce , es decir, unos 14 días después) hay mujeres más o menos sensibles y se perciben signos de embarazo en mayor o menor grado. Pero antes de los 14 días una sólo puede imaginar ¿habrá habido o no concepción? Y sólo saldrá de dudas dos semanas después como muy pronto.
Tal vez a eso se refieran los que hablan de 14 días o dos semanas. El producto de la concepción en esas dos semanas difícilmente puede ser ni atacado ni defendido. Antes casi de que un a pueda toamr decisiones ese producto anida o no anida (que es el fin natural y espontáneo de un gran porcentaje de fecundaciones: no anidar y perderse). La anidación produce todos los cambios que seguirán luego y que todas acabamos notando más tarde o más temprano.
Ni mucho menos quiero decir con esto que el producto de la concepción en los primeros 14 días no deba ser objeto de protección (las mujeres sabemos muy bien con cuanto cuidado nos movemos en esas dos semansa, aunque no sea un comportamientomuy "racional", si estamos deseandito tener un bebé) sino que creo que saca usted las cosas de quicio. En su “Decálogo de debilidades éticas”, algunos puntos guardan muy poca relación con el punto de partida, p. ej, el punto 5. El 4, puede ser muy útil para enfermedades que pueden ser curadas prenatalmente, cosa que ya se hace en algunas enfermedades con éxito, es decir, no con el fin de abortar sino justamente con el contrario. El rsto del decálogo lo mismo puede afectar a embriones de 14 días o de 6 semanas.
En resumen, que se puede defender lo que defiende usted rebajando el tono de la intención ofensiva para quienes usted llama laicistas y rebajando la radicalidad de afirmaciones que conducen a lo contrario de l que se pretende.
es que así, la lucha contra la lacra del aborto, resulta difícil de extender a otras personas que andan perdidas entre tanta información contradictoria pero nunca se adherirían a quienes defendieran la vida desde la concepción empleando ténicas sinuosas. ¿Por qué no lee "Crítica de la Razón ABortista", de González Faus, en Cristianisme i Justícia? Es una defensa radical y sin la mínima concesión a la "razón" abortista, pero tan serena, apegada a la realidad, sin falacias, sin acusaciones ad hominem, sin vociferios, que hacen mucho más creíble la lucha contra el aborto. Es menos mediática que las fórmulas tremendistas y estridentes, pero sería más fecicaz si todos adoptáramos esa manera de luchar contra el aborto.
Todas las noticias que he podido leer (y fueron bastantes pues estuve buscando bastante rato para encontrar la información adecuada) apuntaban a la siguiente dirección:
http://www.aragonliberal.es/noticias/noticia.asp?notid=11688&menu=6
Estando de acuerdo con la buena fe de la persona que pudiera haber impreso tal noticia con la foto del Ministro no puedo pensar yo que no lo dijera Bernat Soria. Y estoy seguro que lo dijo porque abona la teoría de los 14 días.
Estoy suscrito a Cristianisme i Justicia i con gusto entraré en su página web para ver si puedo leer "Crítica de la Razón Abortista"
Es más, me lo acabo de descargar de la página de CiJ. Ya le diré algo.
Gracias por este aviso.
Siento, por otra parte, que a veces pueda resultar duro en lo que escribo pero aquí no vale ser comedido porque está en juego algo más importante que las ideas de cada uno: la fe.
Es como lo del famoso día del orgullo: sólo salen las carrozas con plumajes y las ordinarieces. Los gays indiferenciables físicamente, los que le venden el periódico a diario sin que se les note nada, los que viven tres pisos más abjo del suyo con una vida discreta, los que dan clase de matemáticas en el cole de dos manzanas más abajo, quizá a su propio hijo, los que le ponen el café del desayuno o el suero en el hospital, no salen en los medios; así todo el mundo piensa que TODOS los homosexuales llevan plumas en una carroza e insultan a Rouco.
Lo mismo con la la lucha antiabortista: mientras la mayoría de la genet la identifique con desfiles mediáticos y argumentos chillones y acusatorios, la lucha contra esta creciente mosntruosidad quedará silenciada y tapada por lo más mediático. Y eso, admítalo, echa para atrás.
En efecto, se trata de la vida de los no nacidos. Y por eso es tan importante distinguir entre lo que es verdad y lo que es, sólo, visión "progre" de las cosas.
Acabo de leer el libro (32 páginas) que Ud. me ha recomendado de González Faus. La verdad es que ha sido muy ilustrativo.
Dice, entre otras muchas cosas, claro, lo siguiente (los entrecomillados pertenecen, literalmente, a lo dicho por González Faus en su libro):
“Pero obliga a la vez a opinar de una manera humana: tratando de informarse, dispuesto a seguir escuchando, y sin más pretensión que convencer y no imponer”
Esto supone, como es lógico, que se abona la vía del diálogo.
Pero, luego, dice cosas verdaderamente extrañas a las que muy bien se les puede atribuir el calificativo de “progres” o, simplemente, en desacuerdo con la doctrina de la Iglesia.
“Y de toda esta argumentación surge otra consecuencia que puede ser importante no omitir: esa negación de los derechos del más débil, es lo que propiamente constituye la mentalidad que suele llamarse "de derechas". La izquierda ha intentado caracterizarse siempre como defensora de los derechos de los más débiles o indefensos (al menos la que se llama "sensibilidad de izquierdas"). Por eso hay que concluir que la reivindicación de un derecho absoluto al aborto es, en realidad, una reivindicación de derechas. La lógica que la sustenta es la lógica pragmatista del que sólo busca quitarse de encima lo que le estorba, sin atender a la ética de los medios. Es la misma lógica del gobernante que tiene un preso político en huelga de hambre, y decide alimentarlo a la fuerza (violando probablemente su libertad), y apelando para ello al valor de la vida, cuando lo que buscaba es evitarse un problema que podría amenazar su permanencia en el poder. Pues ese mismo gobernante apelará después al valor de la libertad (olvidando ahora el valor de la vida), para legislar a favor del aborto: pero como antes no le importaba la vida, tampoco ahora le mueve el amor a la libertad, sino el afán de ganar votos que le mantengan en el poder. Semejante lógica pragmatista es una lógica "de derechas". Y la izquierda que la hace suya ha perdido su identidad. Parece legítimo pues aplicar a nuestro tema lo que escribió en otro contexto Reyes Mate: "puede que con ellos no se ganen las elecciones, pero en los derechos de las víctimas está la razón de ser de la izquierda". Aunque esta afirmación nos devuelva a todos la siguiente pregunta: ¿no es muchas veces la mujer, también ella, convertida en víctima en este tema?”
Este texto es, como se dice, para pensarlo despacio. Ahora resulta que la derecha es partidaria del aborto mientras que la izquierda lo único que quiere es el bien para no nacido. Claro, y por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas.
Pero aún hay más.
“La consideración anterior no agota todas las situaciones límite. Los tres supuestos contemplados en la actual legislación española sobre el aborto (peligro para la vida de la madre, malformación del feto y embarazo por violación) pueden dar lugar efectivamente a situaciones de gran dramatismo, donde la solidaridad, el respeto y el acompañamiento a quien soporta aquella situación, son valores prioritarios frente a toda imposición extrínseca.”
Aquí se puede ver que, efectivamente, se está defendiendo el aborto porque se considera que en tales situaciones sí que está admitido. Sin embargo, no dice eso la Iglesia sino todo lo contrario. Además, sabemos que el supuesto de “peligro para la vida de la madre” es, en realidad, y muchas veces, una excusa a la que se acogen muchas mujeres para abortar.
Se habla, además, de imposición “extrínseca” como si unas personas malas le obligaran a la mujer a no abortar. Sin embargo, nada se dice de las imposiciones “internas” (familiares, sobre todo) que casi obligan a la mujer a, precisamente, abortar.
Ahora bien, ahora no van a tener que preocuparse por nada de esto porque los “grandes defensores” de “los derechos de los más débiles o indefensos” (Faus dixit) que son las personas de izquierda van a hacer, legalmente, todo lo posible para que, precisamente, los indefensos y débiles (los nasciturus) no tengan que preocuparse por nada porque, sencillamente, va a ser legal matarlos sin preocupación alguna. Aunque esto es una extraña forma de proteger al “débil o indefenso” y es porque debe ser una expresión genuina de la izquierda (civil y eclesial)
Y esto ha de ser una gran victoria para la progresía (la civil y la eclesial); un gran avance para la humanidad... muerta.
Y siento que el tema de hoy, el de los embriones, el laicismo y todo lo demás, haya derivado al tema del aborto que no es, sino, expresión de lo mismo: una falta de consideración por el ser humano y la muestra más palmaria de la falta de respeto por el otro.
Mal empezamos con su segunda frase ya pone los prejuicios por delante. Y luego resulta que no ha ido a leer la verdad del folleto sino lo que usted deseaba que dijera y que "sqd" ha encontrado, faltaría más, aunque haya que coger el rábano por las hojas y tergiversar las más hermosas verdades.
Bien, caballero, si lo que no sé es ni por qué me molesté en indicarle que hay algo más que sus prejuicios. No hay peor ciego que el e se pone unas gafas de ciego, usted no se las quitará no para dormir. Tiene un cuaderno de CiJ magnísico, un ejemplo de cómo podría ser eficaz la lucha contra la indignidad y usted prefiere perder la batalla que ganarla codo con codo con los indeseable "progres". Así va la lucha contra el aborto, así va. Silencien y ridiculicen a los únicos que pueden llegar al corazón más duro de este mundo podrido y griten que están solos en la lucha. Qué pena de tiempo perdido el suyo. Y qué malo hay que ser para leer lo que ha leído y contarlo como lo ha contado.
Es una consecuencia directa del laicismo existente, que ha arrasado la tradición ética cristiana.
Siento que no le haya gustado mi lectura del libro de González Faus.
Por cierto, no he tardado tanto como a Ud. le parece porque, a decir verdad, aunque el libro me lo bajé a las 14:00 h. como le dije, no he empezado a leerlo hasta casi las 16:00 h. porque estaba comiendo.
Sin embargo, la verdad es que me he limitado a resaltar lo que, en principio, parece extraño en un texto que se dice defensor de la vida (por presentarse contrario a aborto) No he inventado nada sino que he copiado, literalmente algunos de los párrafos que me han parecido más signficativos.
Cuando una persona se alinea con ideas que no son, precisamente, muy eclesiales, no se puede pedir, luego, que el resultado sea el apetecido.
El aborto es, en sí mismo, un crimen horrible. Sin embargo, cuando se dice lo que se dice de la derecha y de la izquierda es que uno se alinea con la izquierda, claro. De tal forma no es admisible lo que venga después porque ya quedó dicho que "quien no es honrado en lo pequeño no puede serlo en lo grande"
No creo, por otra parte, que yo sea especialmente mal (francamente se lo pido) y por eso le digo que he visto cosas buenas en el texto de González Faus (no voy a negar eso porque sería manifestarme como un necio) Lo que pasa es que, para oponerse, en cierta manera, a lo que se denomina "Iglesia oficial" o "jerarquía eclesiástica" (cosa que se hace, constantemente, desde Cristianisme i Justicia -entiendo perfectamente lo que quieren decir tales términos y sus escritos en catalán porque el valenciano es lengua muy enparentada con el catalán- y que en los escritos, que recibo puntualmente, se puede apreciar a la perfección) no es necesario dar la razón, en cierta manera, a la izquierda.
De todas formas, le agradezco, nuevamente, su aviso sobre el libro de González Faus.
Además, yo no tengo que ganar ninguna batalla porque la Verdad siempre ha de prevalecer y yo, ante eso, tengo poco que hacer.
Gracias, le doy, con franqueza, por haberse molestado en seguir esta conversación digital. Seguro que ha sacado, como yo, algo más en claro.
Montaraz
Pues eso. Ud. sí lo ha entendido perfectamente. Es lo mismo, y la causa de ambos temas, exactamente la misma.
Y frente a la cultura de la muerte tenemos que poner, frente a frente, la cultura de la vida. Nos va la misma en ello.
Usted no fue a leer nada con buena voluntad. Usted, y lo admite, menos mal, cogió el fosforito amarillo para ir subrayando cualquier cosa que a un lector honesto y bienintencionado, deseoso de ver nuevas ideas CONTRA el aborto, no le parecerían nada malo. Ignora -y lo hace con toida intención- a quién va dirigido el folleto: no a los convencidos, sino a la izquiera , de ahí el tipo de argumento. ¿Usted a quién queire convencer? A¿A los que ya salen en sus manis clamando contra el aborto aunque acaben de pagarle uno a su hija adolescenet? No, a esos no hay nada que decirles. G.Faus habla a quienes defienden el aborto.
Tú no lees lo que pone en un texto, tú sólo lees lo que querrías que pusiera. Vosotros sólo veis el mal, y si no, os lo inventáis. Sólo queréis tener enmigos, os los buscáis debajo de las piedras, los inventáis, y os sentís satisfechos. Una táctica habitual: convencer a los ya convencidos con la denigración del adversario. Así va el tema del aborto, así va.
Lo siento, pero lo escrito, escrito está. Lo dijo alquien que, ostentado el poder, no quería perderlo. Mucho peor es que lo diga quien no teniéndolo se aferra a su error para alcanzarlo.
Nosotros podemos tener embriones muy parecidos en los primeros estados con:
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