'El País' y el Cardenal Newman: rumorología gay

La verdad es que uno se pregunta la razón por la cual el diario laicista “El País” tiene por costumbre (mala o desaguisada) publicar determinados artículos en domingo, día del Señor.

Además, en el caso del publicado el 21 de septiembre pasado está, digamos, algo pasado de vueltas (tanto el tema como el autor del mismo) porque eso del Cardenal Newman hace ya unas semanas que pasó a la historia como uno, más, de los intentos del lobby gay de hacer pasar por homosexual al converso inglés al catolicismo.

Pero vuelven a las andadas.

Así, en el citado artículo de “El País” se volvía, como se dice, por donde solían (o suelen) ir aquellos que, con ganas, zahieren a la Iglesia católica en cuanto pueden ver ocasión para ello.

A esto colaboran, con gusto (no sé yo con qué clase de gusto) personas como la que firma el artículo, Juan G Bedoya, especialista en meter la sílaba y el acento en temas de religión con demasiada asiduidad y con resultados, digamos, mejorables. O sea, repartiendo basura con su particular ventilador ateo.

Como no podía ser de otra manera, altavoz de tal noticia fue, como no podía ser de otra forma, Redes Cristianas muy dada, como sabemos, a ampliar todo lo que pueda resultar escándalo en el seno de la Iglesia católica.

El título es, ya, bastante ofensivo, porque utiliza las palabras con doble sentido que es la mejor manera de que no tengan el que les corresponde.

En tal artículo se dicen cosas como las que siguen que, además, al dar noticia de otras que son sospechosamente malintencionadas, lo único que se hace es compartir tales ideas o, al menos, hacer como si se compartiesen:

1.-“El cardenal le sobrevivió otros 15 y pidió ser enterrado en la misma tumba que Ambrose, al que ‘había amado con un amor tan fuerte como el de un hombre por una mujer’. Son sus propias palabras.

Peter Thatchell, activista de los derechos de los homosexuales británicos, interpreta ese pasaje como una ‘salida del armario’“

La persona a la que sobrevivió Newman fue Ambrose St. John, sacerdote (converso, también, como el asistido) y asistente del Cardenal, persona con la que vivió durante muchos años y que, al parecer y según las lenguas gays de Inglaterra, era algo más que un amigo para el converso, seguramente, más famoso de aquella tierra.

Utilizan, para ello, una frase dicha por el Cardenal y que, según cree la rumorología gay (apoyada por El País) venía a querer decir que uno y otro no sólo habían habitado sobre el mismo techo sino que habrían compartido algo más que el edificio donde vivían.

Por si eso no fuera, ya, suficiente, esto es un “salir del armario” cualquiera o, lo que es lo mismo, una manifestación de homosexualidad en toda regla.

Sin embargo, quizá acudir a una fuente de conocimiento mejor y más cercana al Cardenal, nos vendrá mejor.

Ian Ker, principal biógrafo del Cardenal Newman, ante la polémica surgida a raíz de la exhumación de su cadáver, ha dicho que tras haber pasado una grave enfermedad en Sicilia, “Newman escribió: “Mientras escribo me asalta un pensamiento: ¿para qué escribo todo esto? (…) Sería el tipo de atención que puede dar una mujer y nadie más, y esta atención, así sea, nunca me será dada. (…) Dejo libremente la posesión de este afecto que, lo siento, no me ha sido y no me puede ser dado“.

“En estas frases conmovedoras, escritas cuando todavía era ministro de la Iglesia de Inglaterra y plenamente libre de casarse, vemos el total empeño de Newman en la vida de virginidad a la que se sentía llamado de forma inequívoca, pero podemos advertir el profundo sufrimiento que sentía al renunciar al amor de una mujer en el matrimonio“.

Y esto debería ser suficiente como para deshacer todos estos entuertos gays-paiseros.

2.- “Esta profanación viola la voluntad expresa del cardenal de ser enterrado al lado de su amante. La Iglesia católica, que odia a los homosexuales, quiere ocultar el hecho de que su futuro santo fuera homosexual. No sé si tuvieron relaciones sexuales, pero vivieron juntos y se amaron“. Esto lo dice el citado Peter Thatchell.

Además de manifestar un desconocimiento existente entre profanación y exhumación, parece estar de acuerdo el autor del artículo con que la Iglesia católica “odia a los homosexuales” cuando nada es más incierto.

A pesar de reconocer que tal conducta supone un mal, digamos, moral, en la Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, de 1 de octubre de 1986, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dejó dicho que “Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los Pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen“.

Pero, claro, eso no puede tenerse en cuenta por parte de los propagadores de rumores gays de El País porque no coincide con sus viles intereses.

3.-“El afeminamiento de Newman y sus amistades íntimas fueron comidilla de maledicentes en su época. Tampoco es la primera vez que se escribe sobre el asunto”

Es cierto que maledicentes ha habido siempre, en aquella época y en la época actual. Lo penoso del asunto es que no se hayan dado cuenta ni El País ni J. G. Bedoya de que se estaban retratando a sí mismos con una expresión como la dicha de algunas personas contemporáneas del Cardenal Newman.

Por eso ni es la primera ni tampoco será la última vez que se escriba sobre tal tema porque ya se encargan los maledicentes de propagar cualquiera cosa que pueda hacer algún tipo de daño a la Iglesia católica.

Sobre esto, mi seguridad es total y absoluta.

Y sobre el “afeminamiento de Newman” poco se puede decir si es que no se tiene una mente algo distorsionada por la moda actual (de atribuir homosexualidad a quien tenga tal tendencia y a quien no) A mí sólo se me ocurre decir que las personas que bien pueden considerarse pervertidas (porque sus pensamientos sólo tienen tal dirección) y en el amor sólo pueden ver sexo, son, en general, patéticas.

Es que no dan más de sí. Así son de limitados.