Contra el Domingo laicista el "Sine dominico non possumus"

La Nota de prensa final de la CCXII reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (días 17 y 18 de febrero) recogía, entre los puntos acordados en la reunión uno que es muy importante: la protección del domingo como día de descanso semanal.

Y esto, para un cristiano, no es algo de poca importancia.

Muy conocido es lo sucedido en el año 304 porque viene a ser el perfecto ejemplo de lo que, ahora, se defiende y, sobre todo, la razón de tal defensa.

Los cristianos de Abitinia fueron sorprendidos celebrando una Eucaristía. Entonces no estaba muy bien visto hacer tal cosa porque el cristianismo se encontraba inmerso en plena persecución de Diocleciano.

Aquellos otros nosotros podrían haberse venido abajo, ser políticamente correctos o dejarse dominar por el respeto humano.

Pero no lo hicieron.

Entonces pronunciaron la expresión que viene a manifestar el amor del cristiano: “Sine dominico non possumus” o, lo que es lo mismo, no podemos vivir sin el domingo.

Expresión clara y contundente expresión de fe que, lógicamente, les llevó a la muerte y, seguro, al martirio.

Ahora, siglos después de aquello no vaya a creerse que la situación está mucho mejor.

Podemos preguntarnos cómo estará la situación laicista en la vieja Europa cuando se ha tenido que tomar la iniciativa, por parte de algunos europarlamentarios, de proteger “el domingo como día de descanso semanal en la futura legislación nacional y comunitaria relativa al calendario laboral” pues “los domingos, no laborables, constituyen un pilar esencial del modelo social europeo y forman parte del patrimonio cultural comunitario”.

A este respecto, bien ha entendido, desde siempre, Benedicto XVI dónde nacen y cuáles son las raíces que sostienen a Europa.

Por eso no es de extrañar que uno de los puntos acordados en la reunión, de la CEE, citada arriba sea el apoyo a tal propuesta hecha al Parlamente Europeo. Y esto es así porque, anticipándose, mucho, a la misma, el documento Orientaciones morales ante la situación actual de España , en su número 43, ya decía que “En una sociedad ambientalmente paganizada, en la que los católicos viven más o menos dispersos, la asamblea eucarística dominical es, si cabe, más necesaria y ha de ser cuidada con esmero”

Al fin y al cabo, reconocer tal realidad que es una que lo es espiritual, tiene el mismo origen que la bandera europea y no supone, sino, manifestar un poco de agradecimiento a Quien, en el fondo, es el Creador de todo lo que vemos: Dios.

Y eso, se diga lo que se diga, no deja de ser importante pues si Creador descansó al séptimo día ¿Qué razón tenemos nosotros para hacer lo contrario?

Los creyentes, ninguna; los laicistas, más de una.