Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro"- Regalos de Dios – Recuento de beneficios – 4- Providencia de Dios
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.
Durante unas semanas, si Dios quiere, vamos a dedicar el comentario de los textos de Lolo a un apartado particular del libro citado arriba de título “Recuento de beneficios” donde hace indicación de los beneficios de la relación del Beato con el Todopoderoso.
Recuento de beneficios – 4- Providencia de Dios
“La suerte y yo bien podemos ya sentarnos sobre la arena para ir desmenuzando los regalos que Dios desperdigó a lo largo de mis días:
”El del terco Estar Providente , con sus bloques de granito apuntalando una vida en derrumbamiento , sus manos de olivo sobre la fiebre y el escándalo de la herida, su clamor sin palabras, su verdad callada que retumba en el corazón como un peñascal por las vertientes.“ (“El sillón de ruedas”, p. 35).
Aquí, a la perseverancia de Dios hacia su descendencia, la llama el Beato Manuel Lozano Garrido terquedad. Y no es que se trata de hacer de menos o de, digamos, poner mal al Todopoderoso sino que muestra que Dios, con nosotros sus hijos, no tiene límite en cuanto a lo que hace en nuestro beneficio.
El caso que se la santa Providencia de Dios no es un bien escaso sino, al contrario, más que abundante. Y es que el Creador, que quiere lo mejor para sus hijos, no puede quedarse a mitad de camino en cuanto al auxilio y a la ayuda. No. Llega hasta las últimas consecuencias y, lo que es mejor, tiene una paciencia más que abundante con nosotros.