Meditaciones de Cuaresma - Tiempo de esperanza
Aquellos creyentes católicos que tenemos fe en Dios Todopoderoso (y la tenemos porque ha dado muestras más que suficientes para una tal verdad) sabemos que hay, por decirlo así, dos esperanzas fundamentales en nuestro itinerario espiritual.
Con esto queremos decir que existe la esperanza que se manifiesta en Adviento y la que hace lo propio en Cuaresma.
Ciertamente, cualquiera podría decir que se trata de dos momentos espirituales bien distintos. Y eso es totalmente cierto. Sin embargo, no podemos negar que, siendo el sujeto activo la misma persona (en este caso Dios hecho hombre) ha de ser verdad que la esperanza ha de tener mucha relación o, lo que es lo mismo, que se trata de la misma gozosa y esperada esperanza.
Sí, Jesucristo es el tal sujeto activo del que hablamos antes. Y es que tanto en el tiempo de Adviento como el de Cuaresma es el Hijo de Dios a quien se refiere nuestra fe: en el primer caso, esperamos que nazca la esperanza del mundo; en el segundo caso, la esperanza ya no cifra, claro, en el nacimiento y venida al siglo sino al nacimiento a la vida eterna tras la muerte de Aquel que vino a darlo todo por sus hermanos los hombres.