Alejandro Fernández Barrajón y su extraño sentido de la realidad
Uno, en su inocencia, cree que, en materia de opinión, lo tiene todo oído porque es mucho lo que se dice. Sin embargo, ni todo está dicho en materia religiosa y mucho parece que queda por decir.
Bien sabemos que las opiniones que, muchas veces, vierten algunos sectores religiosos españoles (jesuitas, por ejemplo, pero no sólo ellos) son, digamos, muy sui generis y otras tantas veces (demasiadas) se apartan, bastante, no sólo de la doctrina de la Iglesia católica sino, como es el caso de hoy, de la misma realidad de las cosas.
El digital “La Voz”, de Cádiz, ha publicado una entrevista con Alejandro Fernández Barrajón, a la sazón Presidente de la Confederación Española de Religiosos (CONFER)
Suele resultar conveniente que, por ejemplo, si una persona pertenece a una religión (por ejemplo, ahora, la católica) tenga como propio lo que a tal creencia suceda y quiera, es lógico esto, que le vaya lo mejor posible.
Pues en el caso de Fernández Barrajón no se cumple esto porque da la impresión de que, más bien, se alinea con el Mal.
A la pregunta “¿Considera que leyes como la que respalda la asignatura de Educación por la Ciudadanía o la eliminación de límites de edad y receta para comprar la píldora postcoital suponen una agresión para los católicos?” contesta que:
“Yo no percibo esas decisiones como una agresión. Un gobierno tiene la obligación de legislar y trata de hacerlo para todos, estén de acuerdo o no”.
Resulta, como poco, curioso, que alguien que pertenezca a la Iglesia católica pueda pensar, siquiera pensarlo, que tanto Educación para la Ciudadanía como el caso de la píldora del día después no resulten una agresión.
Si no es agredir establecer una asignatura obligatoria (EpC) que adoctrine a los alumnos con un laicismo rampante y que perturbe la doctrina cristiana de una forma tan clara (por ejemplo, con la ideología de género, la sexualidad, etc.) pues ya me dirá el Sr. Barrajón qué es agredir.
Si no es agredir que se vaya a hacer posible que mujeres menores de edad (e, incluso, mayores) puedan hacerse con un medicamento abortivo sin ningún tipo de traba ni cortapisa y que, con tal acción, se mate, impunemente, a un ser humano, violando de forma aberrante el derecho a la vida, pues ya me dirá el Sr. Barrajón qué es agredir.
Además, es cierto que un gobierno ha de legislar para todos. Pero el caso es aquí no se legisla para todos sino, sólo, para algunos: laicistas o, por ejemplo, partidarios del aborto. Pero no para todos.
Y eso no lo puede decir, porque no es cierto, un religioso. Menos si es Presidente de tan importante parte de la Iglesia católica.
A la pregunta “¿Cree que hay un acoso a la educación concertada religiosa desde algunas instituciones públicas?” contesta que:
“Creo que la educación religiosa en nuestro país goza de gran libertad. Creo, sinceramente, que nunca ha tenido tanta”.
No sé yo qué entenderá el Sr. Barrajón por libertad. Parece que no puede ser el hecho de tener los conciertos económicos “cogidos” por Educación para la Ciudadanía y que se tenga que seguir la segunda para tener los primeros. Eso no parece libertad sino simple seguidismo obligado y, por lo tanto, un ejemplo de puro acoso a la educación concertada religiosa.
Sin embargo, debe estar muy de acuerdo con la actuación, en este terreno, de FERE
que ha sido, y es, el ejemplo más claro de hasta dónde puede llegar el Mal torciendo el brazo de lo que debería ser el Bien.
Aunque es muy posible que Alejandro Fernández Barrajón crea otra cosa porque, de verdad, su relación con la realidad no es, digamos, excesiva.
Vamos, que está ciego voluntario o se hace pasar por tal por algún extraño interés o creencia de estar en lo cierto.
Y eso, en un religioso tan religioso como el Presidente de CONFER no está muy bien; ni siquiera bien.
Eleuterio Fernández Guzmán
7 comentarios
La verdad es que me pregunto, y muchas veces lo he hecho, qué es lo que pasa con muchos religiosos en España (y creo que no sólo en España) Da la impresión de que tienen un sentido de la fe católica muy distinto al que tenemos la gran mayoría de los católicos.
Seguramente por eso adoptan las posturas que adoptan que son, otras tantas veces, muy contrarias a la doctrina de la Iglesia católica a la que, en las mismas veces, demuestran pertenecer de una forma, digamos, tangencial.
¿Tan bajo se puede caer como para, por mantener los conciertos, servir de cara amable a las políticas deleznables de este gobierno? La tibieza en lo que a la fe se refiere tiene unas serias consecuencias, que creo estos señores religiosos no son conscientes de las mismas. Mientras tanto, hay que evitar como sea que Barrajón et alli. continúen faltando al Magisterio y la Doctrina.
(http://predicatoriveritatis.blogspot.com)
En lo peor que un cristiano, que un católico, puede caer en la tibiera. Eso produce cosas como las aquí comentadas: dejarse vencer por el mundo a cambio del mundo... o sea, la vaciedad espiritual más grande.
Conicido en que aprobar ciertas leyes es privilegiar el interés de algunos, sean cristianos, moros o agnósticos, laicistas o liberales; el estado no tiene porqué dar mayor importancia a unas y perjudicar otras. ahí entra el dialogo y la discusión, pero eso no es lo importante.
Lo clave está en que, en vez de condenar, pensemos en qué nos toca mejorar a nosotros, si acaso estamos evangelizando dentro de la Iglesia, a cada uno de sus miembros, ya que es un hecho que en mucha partes los que se dicen cristianos no solo son partidarios del aborto y otras conductas, sino que de hecho las realizan, y aque no hay una conciencia colectiva de pertenencia y lealtad a sus principios.
Que haya o no permiso para tomar una pildoro posiblemente abortiva (y mal llamada post-coital, que eufemismo) y que cualquier mujer pueda tomarla, eso da lo mismo, no seamos estúpidos, el que mata lo puede hacer igual; lo importante es crear un convencimiento que eso está mal, no imponiéndolo, sino viviéndolo en nuestras iglesias. Eso es lo radical. ¿Pero cómo podremos comunicar lo que no tenemos? ¿cuantos cristianos viven fielmente su vida católica? y eso, piénsenlo ustedes, desde el principio del amor al prójimo, y luego, de modo derivado, en la necesaria "corrección" que debe ser justa, y en ningun caso, una condena.
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EFG
Es cierto lo que usted dice. Lo que pasa es que no sé a qué tipo de cristianismo se refiere. No al católico.
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