Alberto Moncada y la Iglesia católica española

Como dije ayer, hoy iba a dedicar el artículo a otro publicado por Alberto Moncada en el que atribuye una calificación de franquista a la Iglesia católica y en la que hace de su capa de descrédito hacia la misma un sayo bastante sucio con el que, muy bien, podría taparse las vergüenzas religiosas que aparenta tener.

Y esto lo hago a pesar de que, evidentemente, pueda cansar, ya, que la misma persona sea traída aquí de nuevo. Sin embargo, creo que no podemos dejar pasar como si nada lo dicho por Moncada porque es, digamos, bastante grave pero, a la vez, aleccionador sobre su persona y, también, sobre otras muchas que piensan como él.

La revista internáutica “Fusión” publicó, el pasado día 4 de agosto, un artículo de Alberto Moncada titulado, nada más y nada menos, que “Restos del franquismo eclesiástico”.

Pero como hay que dar a cada cual lo que le corresponde, lo que es suyo (que es una vieja definición del término “derecho"), tengo que decir que el texto ya lo publicó www.redescristianas.net el pasado 8 de julio y eso, como mérito (o, más bien todo lo contrario) no puede olvidarse.

Siento, pues, tener que invertir el aforismo jurídico “Prius in tempore, potior in iure” (es decir, el primero en el tiempo es el primero en el derecho) porque creo que es más importante que se recuerde lo último antes que lo primero. Más que nada, para que la tontería sea evidente y más reciente.

Sería, por decirlo de otra forma, a como en economía se trata las existencias que entran en una empresa y se les llama LIFO (Last In First Out), es decir que lo último que entra en la empresa (digamos, existencias) aquí la fecha del artículo, es lo primero que sale, es decir, lo que se recuerda primero por ser más reciente.

Y ahora, después de esta pequeña evasión económica, vayamos al asunto.

Dice Alberto Moncada lo siguiente:

1.-“Los obispos españoles, que formaban por derecho propio parte de las Cortes franquistas, reaccionan frente a la progresiva disminución de la práctica del catolicismo y a su propia irrelevancia social, con un empeño persistente en participar en política sin legitimación democrática y aunque nadie discute que puedan aconsejar a sus fieles a ese o a cualquier respecto, lo que es incompatible con el orden constitucional es que se arroguen la misma potestad de vigilancia moral que el franquismo les concedía”.

Parece que Alberto Moncada no se da cuenta que cuando la Iglesia católica (y no los “obispos” como él llama despectivamente) interviene en la vida social o política es porque tiene la obligación de defender una doctrina, la de Cristo, y una Ley, la de Dios.

Ya sabemos, por otra parte, que lo que quiere Moncada y la izquierda (política y eclesial) es que la Iglesia católica se quede en las Sacristías para que no se note que la Palabra de Dios vale para nuestros días y que es aplicable a las situaciones por las que pasa el mundo de hoy, el del siglo XXI. Eso molesta pero resulta que es verdad.

Además, la Iglesia católica no se arroga ninguna potestad (ni la misma que, al parecer, tenía en el franquismo –olvida, por otra parte, que la Iglesia católica no actuó siempre igual durante aquel régimen- ni ninguna otra) El caso es que no tiene más remedio que predicar. Predicar supone, por si no lo sabe o lo ha olvidado, decir lo que corresponde decir en cada momento y si lo que le corresponde decir no gusta a determinadas personas o instituciones, creo yo que tales personas o instituciones deben mantener el mínimo respeto que quiere que se tenga a ellas mismas.

Sin embargo esto no es así. Y no lo es porque no resulta muy conveniente que la Iglesia católica y sus fieles digan que esto o lo otro está mal hecho por muchos votos que legitimen hacer tales cosas; no resulta muy conveniente que la Iglesia católica y sus fieles salgan a la calle para defender a la familia, la educación o sea lo que sea que haya que defender de los muchos temas atacados por parte de la izquierda (política y eclesial); no resulta conveniente…

En fin, que ya sabemos lo que no conviene ni a Alberto Moncada ni a muchos que, como él, despotrican de la Iglesia católica como un mal hijo puede hacer con la madre que le ha dado la vida. Y aunque es cierto que, aquí, se habla de la vida espiritual, no es menos cierto que es la parte de la vida (la espiritual, quiero decir) que ha de trascender y, por tanto, pervertirla ha de suponer una perversión eterna.

2.- La moral ciudadana se convierte en ley ordinaria por consenso cívico sin legitimaciones externas”.

¿Se olvida, Alberto Moncada, del Derecho Natural y de la Ley de
Dios
?

Traigo, aquí, el texto que en su día escribí para el artículo sobre Peces Barba (porque sigo pensando lo mismo)

Es evidente que existe una Ley Natural que es superior, y está por encima de la normativa humana.

Así, los Derechos Fundamentales están estrechamente relacionados con el que lo es Natural.

Sin embargo, no es menos cierto que al Derecho Natural (DN) se le puede achacar el estar atacado de una falta de suficiencia como norma aplicable. O lo que es lo mismo, que el DN no es apto para regular las relaciones sociales, lo que, desde el positivismo, determinaría su innecesariedad.

Cierto es que de la aparente abstracción de los derechos naturales, la falta de sanción adecuada de la ley natural, las exigencias de la seguridad jurídica (que ha de ir más allá de las meras declaraciones filosóficas que se puedan derivar del DN) podría deducirse una falta de adecuación con la realidad. Sin embargo, como ya dijera Sto. Tomás de Aquino “Toda ley tiene razón de ley en tanto en cuanto se deriva de la ley natural. Si en algo se separa de la ley natural no será ley, sino corrupción de ley“.

Por eso, la positivación del DN y su reflejo, a modo de sombra platónica, del que lo es verdaderamente esencial. Sin embargo, de esta necesaria fijación por escrito de los principios del DN en normas aplicables no se ha de derivar, necesariamente, una preterición de lo que significan aquellos ni, tampoco, un elemento sustentador y justificador de la supremacía de lo positivo (por contemplado en leyes escritas) sobre lo que le da origen y que no es otra cosa que la Ley Natural, pues el mismo Sto. Tomás dice que la ley propuesta por los hombres ha de respetar los derechos inalienables de cada persona.

Estoy de acuerdo con Oscar Fdez. Espinosa de los Monteros cuando dice, con relación al sentido de aquella que es “el conjunto de leyes racionales que expresan el orden de las inclinaciones naturales a los fines propios del ser humano, aquel orden que es propio del hombre como persona“. Nada más lógico que estas normas que emanan de la razón humana (entendidas, como ya hiciera Sto. Tomás de Aquino, como participantes de la ley divina en la criatura racional) tengan su imagen en el orden establecido por el hombre en el devenir social

Creo, pues, que queda clara la diferencia que existe entre una moral por “consenso” y una moral “superior” al ser humano que es la única que puede dar unidad al género humano, no ser partidista ni subjetiva.

3.-“En todo caso, el asunto más peliagudo, y que muestra la extrema pereza del Gobierno socialista al respecto, es que el clero siga siendo costeado por los contribuyentes y también muchas de las actividades eclesiásticas so pretexto de su cometido benéfico. Las ONGs laicas realizan esas mismas acciones y, sobre todo, el Estado bienestar está sustituyendo al voluntarismo de las obras de misericordia

En primer lugar, se ve que olvida, Alberto Moncada, que, según el bastante reciente acuerdo en esta materia, somos los contribuyentes los que aportamos el 0’7% de nuestra declaración de IRPF a la Iglesia católica, al igual que el que no quiera hacerlo lo puede hacer a favor de otros fines sociales. Y eso es una decisión de cada cual en la que no puede entrar ningún iluminado como el que firma el artículo criticado aquí.

Además, se ha eliminado el complemento que, desde el presupuesto del Estado, se destinaba a “completar” lo que desde esta asignación voluntaria de la renta proporcionaba a la escasa economía de la Iglesia.

Entonces, ¿Cuál es la razón por la cual se atreve, siquiera, a criticar lo que cada uno podemos hacer con tal parte de nuestros impuestos?

Y a que tal cosa se produzca, Moncada lo llama “extrema pereza del Gobierno socialista cuando, en realidad, la pereza mayor es la de no haber llamado insensato y chiquilicuatre a Alberto, de apellido Moncada, hace mucho tiempo.

Por otra parte, debe ser que esos 60.798 voluntarios que, gratis et amore, trabajan para Caritas, además de esos 160. 000 socios y donantes que aportan, en la medida de sus posibilidades, su dinero, nada tienen que ver con la sociedad en la que viven; ni, tampoco, esos centros donde se trata a enfermos del SIDA, que bien podríamos denominarlos, por su exclusión, los leprosos de este tiempo; ni, tampoco, la labor que se hace desde la escuela católica e, incluso desde los centros concertados de inspiración tal (siempre más económicos que los propios públicos); ni, tampoco, la labor de los miles de misioneros (cerca de 18.000, decía el que fuera Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez), que exportan amor y trabajo allá donde van, producto propio de la Iglesia católica y de su concepción del mundo y de la caridad; ni, tampoco, ni tampoco, ni tampoco…

Y a esto lo llama Moncada “voluntarismo de las obras de misericordia”.

Pues ya me gustaría a mí que el Estado español (éste y otro) tuviera, siquiera, la mitad de voluntad en solucionar los problemas que la Iglesia católica soluciona con su actividad para, además, ser zaherida por personas que, como Alberto Moncada, se dedican a poner sobre el papel (aunque sea en la red de redes) a caer de un burro a aquellas personas que dan lo mejor de sus vidas por los demás cuando él lo único que hace es elaborar un esquema de una Iglesia de salón donde toda barbaridad tenga asiento. A mí, pues, ya me gustaría que así fuera.

4.”Es sabido que la prohibición de casarse de los clérigos se debe, sobre todo, a que sus hijos heredarían el patrimonio de sus padres y la Iglesia prefiere que sus clérigos disfruten de una vida sexual libertina a que se casen y generen derechos para su descendencia”

Eso dicho aquí es demasiado grave: lo de la economía es, simplemente, ridículo y lo de la vida sexual es, como poco, miserable y ruin. Además, debería ser requerido judicialmente para que demostrara lo que dice porque está atribuyendo, en general, a los clérigos, que tienen una vida sexual “libertina” (pues no especifica a quién se refiere) y no parece que tal cosa sea algo baladí ni a lo que no se le pueda dar importancia.

Yo no sé si es que Alberto Moncada no piensa lo que dice o, simplemente, es que dice lo que piensa sin darse cuenta de lo zoquete que se puede llegar a ser.

Es sabido”. Este individuo dice que se sabe; o sea, que es conocido o también, que está en el común de las personas conocer tal cosa, que en realidad el celibato de los clérigos no se debe a que sea doctrina cristiana sino que, ateniéndose a unas meras consideraciones humanas, lo que se trata es que la Iglesia, alejada de lo que hizo Cristo y de lo que, a lo largo de la historia de la Esposa de Cristo se ha hecho, no quiere que los hijos de los clérigos le quiten sus bienes en cuanto llegue el momento de heredar.

Y esto, la verdad, dicho así, es más propio de un necio, de un ignorante o de una persona que no tiene dos dedos de frente y a la que, además, la neurona le patina bastante.

Lo voy a volver a repetir:

”Es sabido que la prohibición de casarse de los clérigos se debe, sobre todo, a que sus hijos heredarían el patrimonio de sus padres y la Iglesia prefiere que sus clérigos disfruten de una vida sexual libertina a que se casen y generen derechos para su descendencia”

Otra vez más:

”Es sabido que la prohibición de casarse de los clérigos se debe, sobre todo, a que sus hijos heredarían el patrimonio de sus padres y la Iglesia prefiere que sus clérigos disfruten de una vida sexual libertina a que se casen y generen derechos para su descendencia”

Y una tercera:

”Es sabido que la prohibición de casarse de los clérigos se debe, sobre todo, a que sus hijos heredarían el patrimonio de sus padres y la Iglesia prefiere que sus clérigos disfruten de una vida sexual libertina a que se casen y generen derechos para su descendencia”

Pues por tres veces, más la anterior (o sea cuatro veces) le digo lo que yo creo que Alberto Moncada es: un impresentable.

Sin embargo, siendo un impresentable, un demagogo y un progre con título, no es menos cierto que valía la pena traerlo aquí para que, al menos, se sepa de qué pies cojea: del físico y del espiritual.

De ambos.

La imagen de Alberto Moncada ha sido tomada de www.revistafusion.com.

3 comentarios

  
Agustín
¿En la revista Fusión, dices? Quien se aburra, que pase un poco por sus editoriales. No tienen desperdicio. Uno reciente dice cosas como:
"El ser humano aún no ha comprendido que el Amor es una Ley Superior, y que como tal es inviolable, y que quien no la cumple está marcando a fuego su propio destino. Es una ley desde que el Hijo del Padre, Jesucristo, dio su vida en sacrificio para que dicha Energía Superior quedara depositada en este planeta y su enseñanza quedara abierta para los hombres. (...) Todos estamos unidos por una Red energética que constituye la base de Unidad sobre la que se levanta el proyecto del Padre para sus Hijos. Sin la existencia de esa Red no sería posible la vida en el planeta, porque esa Red aporta la cohesión, la perfecta relación entre todos los seres vivos, el alimento básico que partiendo de la Mente del Creador aporta a todas las Vidas la energía necesaria para su existencia y desarrollo evolutivo. Todos somos UNO..."
Vamos, que huele a New Age que tira para atrás. Si alguien sabe algo de esta revista, que lo diga.
27/08/08 12:57 AM
  
Agustín
Eureka!
Perdón por duplicar comentario. Y por salirme del tema del artículo del blog, Eleuterio. Pero encontré algo de interés sobre la revista, ya decía yo que me olía raro y me sonaba algo...
El experto Carlos Longarela, en un libro editado en internet sobre la materia, dice así como de pasada:
"Hermandad Rama es un grupúsculo de Oviedo escindido de Misión Rama y liderado por Miguel Copa. Fuentes policiales han confirmado que podrían estar operando también en Vigo (...) En la actualidad publican desde Oviedo la revista 'Fusión' y mantienen una ONG llamada "Jóvenes por la libertad", que no ha sido posible localizar en ningún registro de organizaciones no gubernamentales".
http://www.prolades.com/cra/adobe/sectas-sr.pdf
Vamos, que el amigo Moncada habla de que otros son sectas, y mira dónde acaba escribiendo. Así se explica también otros artículos de corte anticatólico en la misma revista Fusión.
27/08/08 1:05 AM
  
Eleuterio
Agustín

Millones de gracias por la información porque creo que, al igual que pretendo hacer yo, es muy conveniente que desenmascarar a las personas, instituciones o, en este caso, páginas web que tengan un tufillo anticatólico porque es la única forma de que se sepa con quién nos las jugamos pero, sobre todo, con quien se la juega nuestra fe.
27/08/08 8:45 AM

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