Alberto Moncada vuelve por donde solía
El pasado domingo, 19 de abril, publicó, en Religión Digital (¿Dónde mejor?) el pizpireto Alberto Moncada un artículo en el que demuestra que nada hay nuevo bajo el sol. Y en el caso de sus ideas, menos todavía.
Empieza diciendo una barbaridad y estableciendo una contraposición entre la Iglesia y la democracia: “A medida que se consolidan la democracia y la ética civil, la religión se convierte progresivamente en un asunto privado”.
Observen, ahora, que poco sutil ataque al catolicismo. Al referirse a las religiones orientales dice que “Son religiones sin coacción, sin ejercicio de poder temporal, sin estructura jerárquica”.
O sea, que, por ejemplo, la occidental cristiana sí lo es: coacciona, ejerce un poder hoy mismo y tiene estructura jerárquica. Parece que más que religiones, las orientales son simples acuerdos de creencia donde nadie establece nada y nada hay que establecer. A eso se le llama libre albedrío religioso.
Continúa falseando la realidad:
“Pero una parte de la estructura del poder eclesiástico, en particular la Conferencia episcopal española, y algunas sectas populistas católicas y protestantes siguen la tradición anterior y pretenden imponer al poder civil su particular ideología, su particular interpretación de una supuesta moral natural”
La manía que tienen los progres eclesiales (aunque ya tengan una edad para no querer serlo) de zaherir a la Conferencia Episcopal Española es algo que, además de enfermizo, mueve a risa.
Ahora resulta que se quiere imponer la ideología aunque, en realidad, no se sabe qué tipo de ideología es la que se trata de imponer y, sobre todo, cómo se trata de imponer. Qué poder se tiene para eso.
Mera simpleza y superficialidad lo dicho por Moncada ahora.
Además, ¿Podría indicarnos, por favor, el Sr. Alberto Moncada, cuáles son las “sectas populistas católicas”? A mí las protestantes (en caso de que hayan ) me importan poco pero que una persona diga que, dentro de la Iglesia católica hay sectas dice mucho (por lo poco) de tal persona que sólo tiene la voluntad de sembrar cizaña.
Pero aún hay más, claro.
Al parecer, a la Iglesia católica sólo interesa lo que sigue:
“Empieza a dar la impresión de que la jerarquía católica reduce la religión a la regulación de la sexualidad, a su obsesión de que todo acto sexual debe estar dirigido a la procreación y se olvidan de predicar la sustancia de la fe y sus otros corolarios no sexuales”.
Es decir, que no hay preocupación por la vida del no nacido, por el aborto, por los derechos de conciencia, por la libertad religiosa, por la defensa del necesitado, por la promoción de valores humanos… O sea, que sólo interesa el sexo cuando, en realidad, cualquiera sabe que la función sexual (como otras del cuerpo humano tienen la que tienen) tiene una finalidad fundamental: la supervivencia de la de la especie humana y que otros usos que se le pueda dar pueden ser esperables pero, no por eso, asumibles sin decir nada sobre los mismos.
Dice Alberto Moncada que la jerarquía de la Iglesia católica teme por su “estatus privilegiado que tiene en España”
¡Acabáramos! Ahora resulta que los mileuristas que constituyen los obispados y demás cargos eclesiásticos son personas que tienen privilegios. Lo que entenderá Moncada por privilegios ha de ser algo a tener en cuenta.
Y todo esto porque “El Estado español mantiene una serie de ventajas económicas, jurídicas y fiscales para las personas y bienes de la Iglesia heredada del franquismo que muchos ciudadanos no desean que persistan”
Olvida, aquí, la Constitución Española (Art. 16.3) pero, sobre todo, olvida, de forma necia, la labor que la Iglesia española hace en multitud de campos de la sociedad de una forma absolutamente gratuita y, más que nada, impagable. Y esto es propio de alguien que entiende la realidad de una forma muy extraña cuando no de forma inversamente proporcional a como es.
Yo creo, en verdad, que Alberto Moncada añora, a lo mejor, una época en la que él mismo defendía lo que ahora tanto denigra, insulta y zahiere.
Y es que, como es sabido, nada hay peor que la fe de un converso… al laicismo.
4 comentarios
Creo la Jerarquía tiene que empezar a tomar cartas en el asunto,p.e. desconociendo públicamente ciertos blogs.
Seguramente sería una buena solución. Sobre todo si eso contribuía a clarificar algunos términos equivocados.
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