Aborto o la ley de las fieras
El pasado viernes, 6 de marzo, con orgullo no escondido, la ministra de igualdad, Bibiana Aído, presentó al Consejo de Ministros el informe emanado del comité de “expertos” demandado a los mismos con el objeto de modificar la actual legislación que, sobre el aborto, justifica, en España, la muerte del nasciturus.
Fue Thomas Hobbes el que dijo que “el hombre era un lobo para el hombre”.
Esto, seguramente, no gusta a los ecologistas que tienen del animal, que tanto protegiera Rodríguez de la Fuente, un sentido, seguramente, demasiado romántico y, por eso mismo, algo alejado de la realidad.
Sin embargo, en el tema del aborto no es poco cierto que el aspecto fiero y salvaje que encierra, en su corazón, el ser humano y que, de tanto en tanto, sale a la superficie, se manifiesta con fruición y ansia de control de lo que no se puede ni debe controlar.
Estaba ufana la ministra cuando presentó, el pasado jueves (día 5 de marzo), a los medios de comunicación, lo que puede entender es un avance legislativo en la defensa de la mujer. Cree que es algo posible que un ser humano pueda decidir, de tal forma, sobre la vida de otro ser humano como si fuera algo ajeno a ella misma o, como se dice, como si no fuera, en realidad, persona, ser que vive.
Se va, eso entiende ella en su ceguera, a proteger a todos: a la madre, al nasciturus (del que se dijo que se tendría muy en cuenta aunque eso ya sepamos lo que quiere decir)
De la mujer-madre, que tendrá el derecho (¿?), simple, a desprenderse del ser humano que lleva en las primeras 14 semanas que son, como sabemos, casi 4 meses de vida; desde ahí hasta la semana 22 por riesgos para el feto o la madre, también psíquicos, que son, precisamente, el gran coladero-nido de abortos utilizado hasta ahora (97% de los 111.000 abortos al año, dicen las cifras)
A eso bien se le puede llamar matar con facilidad.
También se argumenta que no sería entendible que una mujer de 16 años pueda, legalmente, decidir sobre cualquier intervención médica y no pueda hacerlo en un tema como el del aborto. Y esto lo dicen porque lo consideran una “enfermedad”, el ambarazo, como otra cualquiera.
Así, podrá decidir, la mujer, a los 16 años, como si tuviera que quitarse un quiste o algo por estilo cuando, en realidad, se decide sobre una vida ajena a la de la mujer que decide.
Y esto es, simplemente, perverso y vergonzoso.
Sin embargo, y a pesar de todo lo dicho, el ser humano, la especie humana, tiene, aunque se esconda, una naturaleza racional (decía Boecio que es una individua substantia rationalis naturae o, lo que es lo mismo, una sustancia individual de naturaleza racional) y tal aspecto, tal posibilidad de razonar, no puede ser preterida cuando conviene para servir al relativismo o al interés egoísta de un político que se considera progresista cuando permite y fomenta la muerte del ser más indefenso de su propia especie.
Queda, por eso, algo de esperanza en el corazón del hombre que puede hacer posible que la relación horizontal que lo mantiene en un vivir común con el otro, con su prójimo, no acabe olvidando la que mantiene, vertical, con Dios.
Sólo así será posible que la voluntad, tan humana, de dejar su impronta allí por donde se pasa, no sea, a la vez, el ejemplo más exacto, de haber manifestado, con sus actos, estar dotado, su corazón, de nigérrima tiniebla que oscurece su alrededor más imediato o su lejana influencia.
Volviendo, para acabar, a la muy conocida frase de Hobbes (“el hombre es un lobo…”) está escrita, o dicha, refiriéndose a un supuesto “estado de naturaleza” o, lo que es lo mismo, a una sociedad, digamos, anterior a la civilización en la que se comprenden los derechos ajenos como posibles, ciertos y respetables.
Y ahí es donde pretenden que retornemos: al estado salvaje donde el más fuerte tiene, siempre, las de ganar, si se enfrenta con un ser indefenso; a la aplicación, simple y llana, de una ley de fieras hecha por fieras.
13 comentarios
¿Pero se puede tener un rostro tan grande como para decir que si una niña con 16 años puede decidir tener relaciones sexuales, también puede decidir abortar? Estos sopánfilos se sacan derechos de donde no los hay y claro, así llegamos a donde llegamos, a consentir aberraciones de este calado.
Y es que estos asesinos y analfabetos morales parten de una premisa falsa: que el cuerpo te pertenece. Si no se dispone de esa "visión" metafísica de la vida, es muy fácil caer en un hedonismo salvaje, convirtiendo, como bien dices, al hombre en un lobo para si mismo. El cuerpo es creación de Dios y, por tanto a Él le pertenece todo lo que en el acontezca, incluida la creación de vida.
Como ha dicho en alguna ocasión César Vidal, tiene más derechos la cria de cualquier animal que la propia vida humana en sus primeras fases.
Qué asco y repugnancia me dan todas esas mujeres(¿?) gritando aquello de nosostras parimos nosotras decidimos. ¿Y si sus padres hubiesen decidido no copular aquella noche? ¿Habrían decidido ellas mismas nacer por generación expontanea? Lo dicho. Una miseria humana.
+ CREDO IN UNUM DEUM
La verdad es que resulta bastante triste que más de una persona no se dé cuenta de la importancia que tiene llevar un ser humano en su seno. Es triste y, además, sintoma inevitable de algún tipo de corrupción del alma.
No creo yo que defender la vida, en el caso del aborto, sea manifestarse a favor de ningún extremismo. En todo caso, el extremismo fundamental es defender la vida.
La verdad es que queda usted retratado en su comentario.
1.- Para usted, lo que determina si uno es persona o un trozo de carne es el sistema nervioso. Entonces, ¿qué ahcemos con los tetrapléjicos? ?nos los cargamos también?
2.- La frase "que no sufra dolor es esencial, cuando se va a eliminar a alguien" delata su nivel moral. Vamos que usted sabe si el feto sufre o no dolor. ¿Ha tenido oportunidad de preguntárselo? ¡Ah, no! ¡Que lo ha eliminado! Me recuerda mucho a lo de la solución final nazi.
Deje de decir sandeces en un tema tan importante, que está causando más muertes que el holocausto judío y aquí nadie se escandaliza.
La maldad, en este especial caso, está, además, incorporada a la supuesta legitimidad democrática lo cual hace la cosa, digamos, más terrible porque da la impresión de que nada se puede hacer en contra de la propuesta de perfeccionar la muerte del nasciturus so pretexto de algún inexistente derecho que, sobre su vida, tiene la madre.
Creo que ha dado Vd. con la "solución final" (¿de qué me suena ese concepto?).
Lo adecuado, siguiendo su razonamiento, es que anestesiamos a cualquiera que nos resulte molesto, y como no sufre......... justificamos cualquier cosa.
Respecto del razonamiento de la Sra. Aido en relación con el aborto y los derechos de la mujer. (Mejor es borrar lo que había escrito.)
Supongo que el próximo paso, por parte del estado es quien puede vivir y quien no. A quien abortamos, a quien aplicamos la eutanasia. Eso sí todo en defensa de la libertad, la democracia y los derechos del hombre. Pues nada.......
Espero que no lo paguemos muy caro
Efectivamente, a esto lo llaman progreso... pero se trata del progreso hacia la muerte definitiva de la especie humana.
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